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  Félix Peña

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  Diario El Cronista | 12 de junio de 2007

El futuro incierto de una negociación bi-regional


 

Si bien la negociación Mercosur-Unión Europea sería retomada este próximo semestre, subsisten dudas respecto de que aún si así fuere, pudiera conducir a una rápida conclusión de un acuerdo.

Es factible concluir en los próximos meses la demorada negociación bi-regional entre el Mercosur y la Unión Europea? Si bien se ha instalado la idea que tras largos meses de parálisis, ella sería retomada este próximo semestre, subsisten dudas respecto de que aún si así fuere, pudiera conducir a una relativamente rápida conclusión de un acuerdo.

Una primera duda se refiere al vínculo entre tal negociación y la conclusión de la Rueda Doha. El Grupo de los 4, del que participan la UE y el Brasil -se supone que como vocero del Grupo de los 20 y ¿también del Mercosur?-, ha insistido en que las negociaciones globales concluirán este año. El clima al respecto sigue siendo de prudente escepticismo. La Cumbre de los 8 en Alemania no ha contribuido a cambiarlo.

Otras dudas se relacionan con la imagen que el Mercosur tiene hoy en Europa. Por un lado, se observan interrogantes sobre que pueda llegar a ser una efectiva unión aduanera, esto es un espacio de mercados integrados que sea una contrapartida al mercado único al que podrían acceder los bienes provenientes del Mercosur.
Por otro lado, en los últimos tiempos la cuestión del verdadero alcance de la participación de Venezuela en el Mercosur ha instalado en Europa interrogantes de índole política, así como otros vinculados a su efectiva incorporación a la unión aduanera. El hecho que el Protocolo de Adhesión no haya sido ratificado aún por Brasil y Paraguay, intensifica los interrogantes.

A su vez, el que Bruselas proponga una asociación estratégica de la UE con Brasil, con mucho significado político -que se evidenciará en julio próximo en una Cumbre en Lisboa- y con un amplio contenido económico -del cuál sólo se excluye la posibilidad del otorgamiento de tratamientos comerciales preferenciales-, contribuye a generar legítimas dudas sobre la real estrategia europea con respecto al Mercosur.

Oficialmente se ha señalado que considerar a Brasil como un líder natural en América del Sur, no significa subestimar la importancia de un acuerdo con el Mercosur. Por el contrario, se señala que es un hecho político que debe conducir a una aceleración de ese acuerdo bi-regional.

Es posible que así sea. Sin embargo, también lo es el que la Rueda Doha no concluya este año -y habría que esperar entonces varios años para lograr un desenlace positivo de las actuales negociaciones globales- y que tampoco puedan aclararse los interrogantes que los europeos se formulan respecto al futuro del propio Mercosur.

Parece obvio que un escenario de pronta conclusión, a la vez, de la Rueda Doha y de la negociación bi-regional, podría resultar atractivo. Todos los esfuerzos deberían concentrarse en lograrlo. Sin embargo también parece prudente que nuestro país se prepare para otros escenarios. Apostar sólo al escenario positivo sería riesgoso. Una alternativa podría ser imaginar un enfoque en el que se combine un acuerdo de asociación estratégica bi-regional -en la línea de la anunciada con el Brasil- con una red de acuerdos de libre comercio que pudieran ser negociados bilateralmente con la UE por aquellos países del Mercosur interesados. Tales acuerdos podrían tener vasos comunicantes y prever un mecanismo de convergencia en el tiempo. En cierta forma es lo que el Mercosur ha hecho con la Comunidad Andina y con México.

La opción planteada no sería, por cierto, la óptima. Pero tampoco sería muy conveniente tener que constatar que tras años de negociación, la relación del Mercosur con la UE ha quedado estancada o sólo limitada, en los hechos, a un acuerdo de asociación estratégica con el Brasil. En tal caso, podría ser menos creíble la capacidad de liderazgo sudamericano atribuida por Bruselas al Brasil. Y también se tornaría evidente que en la América del Sur actual, un solo país no puede asegurar un liderazgo efectivo -aspirar a ser ‘país ancla’- si es que no logra construir alianzas estratégicas estables con otros países de la región.


Félix Peña es Director del Instituto de Comercio Internacional de la Fundación ICBC; Director de la Maestría en Relaciones Comerciales Internacionales de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF); Miembro del Comité Ejecutivo del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI). Miembro del Brains Trust del Evian Group. Ampliar trayectoria.

http://www.felixpena.com.ar | info@felixpena.com.ar


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