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  Félix Peña

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 Diario El Cronista | 23 de junio de 1994

Oportunidad para el Mercosur. Hay que usar la cumbre de Miami para fortalecer el equema 4 + 1


La cumbre presidencial de diciembre será la oportunidad apropiada para avanzar en algunas cuestiones específicas de aplicación en los acuerdos de integración.


La Cumbre Presidencial a realizarse el próximo mes de diciembre, en Miami, puede constituir una oportunidad para avanzar en el desarrollo de la idea de apertura de los mercados de la región al comercio y a las inversiones. El vínculo entre inversión-empleo-comercio y democracia-equidad social-calidad de las reglas de juego, debería ser uno de los ejes temáticos prioritarios.

Para ello tiene que ser bien preparada. La Argentina debe desempeñar un papel activo y creativo en asegurar su éxito. La visita con presidente Menem el Canadá y su encuentro con el presidente Clinton, así como la próxima visita a Buenos Aires de Ron Brown, el secretario de Comercio de los Estados Unidos, son ocasiones propicias para plantear algunas ideas prácticas. La Cumbre del Mercosur, en julio, debe ser el ámbito natural para la necesaria coordinación de las posiciones de los cuatro socios.

Algunos analistas americanos entienden percibir un desinterés en Sudamérica por la Cumbre de Miami, incluso en nuestro país. Creo que ello no es así. Lo que ocurre es que sí hay un fuerte escepticismo sobre los resultados prácticos de este tipo de reuniones. Por un lado, existe la impresión de que cada vez que se realiza una Cumbre hemisférica, los Estados Unidos sólo persiguen objetivos de alcance doméstico y limitado. La historia de la reunión de presidentes en Punta del Este en 1967 contribuyó a tal percepción. Por otro lado, muchos piensan, quizás con buenos argumentos, que Washington no tiene un real interés en escuchar ideas con respecto a cómo desarrollar el libre comercio hemisférico. La impresión es que desde que en 1990 el presidente Bush lanzara la Iniciativa para las Américas, poco o nada de lo mucho que se ha debatido sobre el tema en el campo de la diplomacia académica o de la gubernamental, tuvo algún impacto en Washington. Incluso en octubre de 1991 hubo una Conferencia sobre Comercio, convocada por iniciativa de Carla Hill en la OEA, sin que nada de lo allí planteado por los gobiernos latinoamericanos pareciera haber incidido en la forma en que los Estados Unidos imaginan el desarrollo de la idea de libre comercio en las Américas.

Correspondería a Washington demostrar que esta vez sí tiene un auténtico interés en incorporar ideas de sus socios latinoamericanos en el desarrollo de una iniciativa, que cuando la planteara originalmente el presidente Bush, fue en términos generales bien recibida. Pero también creo que, a pesar del lógico escepticismo, nuestro país y nuestros socios sudamericanos no deberían perder una sola oportunidad para lograr el objetivo de avanzar hacia una mayor fluidez en el comercio y en las inversiones en las Américas, en particular, en nuestra relación con los Estados Unidos.

Las siguientes podrían ser cinco líneas de acción, íntimamente asociadas entre sí, que en mi opinión convendría acordar a nivel político en la Cumbre de Miami, a fin de que sean luego desarrolladas a nivel técnico y en negociaciones entre los países interesados: la primera sería acordar pautas objetivas y procedimientos comunes para lograr en un plazo, por ejemplo de diez años, a través de negociaciones entre países y grupos de países interesados, la ampliación de los actuales acuerdos de integración y libre comercio, incluyendo el NAFTA. La idea del ALCSA, como metodología para extender a toda Sudamérica el ámbito de comercio libre que se está estableciendo en el Mercosur, podría servir de modelo; la segunda sería elaborar pautas comunes, a aplicarse gradualmente en todos los acuerdos de integración y libre comercio, especialmente en materia de reglas de origen, cláusulas de salvaguardia y otras válvulas de escape, subsidios las exportaciones, regulación de la competencia económica, normas técnicas y mecanismos de solución de controversias; la tercera sería procurar la consolidación, a niveles bajos, de los actuales aranceles y ciertas pautas comunes en materia de disciplina macroeconómica; la cuarta sería definir el criterio de que las negociaciones para las ampliaciones de los acuerdos de integración y libre comercio se efectúen prioritariamente entre grupos de países, a fin de fortalecer la actual tendencia a una integración económica más intensa entre países vecinos geográficamente. Esta es la actual posición de la Unión Europea con respecto al Mercosur. Si también fuera la del NAFTA, se estaría introduciendo un poderoso estímulo a la consolidación del Mercosur. Ron Brown ha manifestado días pasados, su preocupación de que el Brasil mantenga su actual apertura comercial. Sin dudas que Mercosur es la forma más inteligente de asegurar que así sea, particularmente si también se incorpora Chile, y la quinta sería encarar una amplia acción en el campo del financiamiento de la preinversión y de la inversión, para facilitar la transformación productiva, en el marco del libre comercio hemisférico, de las pequeñas y medianas empresas de nuestros países. En este campo debería plantearse la necesidad de una imaginativa conjunción de esfuerzos entre el sector privado y las instituciones financieras internacionales, especialmente el BID y su Fondo Multilateral de Inversiones.

La Cumbre de Miami debe aspirar, para ser eficaz, a efectuar definiciones de política, que luego penetren en la realidad a través de acuerdos entre grupos de países. En tal sentido, el 4 + 1 entre el Mercosur y los Estados Unidos debería ser fortalecido como el ámbito apropiado para avanzar en los trabajos preparatorios de una posterior negociación formal, sobre algunas de estas cuestiones específicas, incluso con el propio NAFTA. Para ello, me parece fundamental reuniones más frecuentes, e involucrar en ellas al sector privado, tal como fuera previsto en el texto del Acuerdo firmado en 1991.


Félix Peña es Director del Instituto de Comercio Internacional de la Fundación ICBC; Director de la Maestría en Relaciones Comerciales Internacionales de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF); Miembro del Comité Ejecutivo del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI). Miembro del Brains Trust del Evian Group. Ampliar trayectoria.

http://www.felixpena.com.ar | info@felixpena.com.ar


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