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  Félix Peña

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  The Jean Monnet Chair, University of Miami | Septiembre 2013
La diplomacia económica multi-espacial e interregional: el caso de las relaciones entre América Latina y la Unión Europea.

 

Artículo publicado en el libro "Después de Santiago: Integración Regional y Relaciones Unión Europea-América Latina".

Joaquín Roy (Compilador)

The Jean Monnet Chair, University of Miami
Miami-Florida European Union Center.


Esta compilación está dedicada a meditar sobre el contexto, las decisiones y consecuencias de la Cumbre entre la Unión Europea y la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (CELAC), celebrada en Santiago de Chile a finales en enero de 2013. Este acontecimiento se relaciona con otras circunstancias que ejercen una incidencia directa en el éxito de la operación o simplemente atañen a las relaciones entre regiones y bloques de Estados. Se debe prestar atención al propio estado global de la integración regional y de la cooperación inter-estatal, en un complejo escenario bicontinental más amplio. Con estas premisas, la primera parte de la colección se pregunta si el vínculo entre la UE y Latinoamérica es una “relación muy especial” y se especula acerca de la factibilidad del modelo europeo de integración y su aplicación en América Latina. La segunda parte está dedicada al análisis individual de casos de acuerdos especiales de la relación EU-LA (México, Chile, Perú, Colombia, Centroamérica). La tercera parte analiza las diversas aristas de los diferentes procesos de integración en el subcontinente sudamericano (Comunidad Andina, MERCOSUR) y cooperación (UNASUR). La última parte se concentra en los aspectos económicos y comerciales de los proyectos y realidades de integración latinoamericana y su relación con Europa.


 

Resumen

El objetivo es colocar el análisis de las relaciones entre euro-latinoamericanas en el contexto de multiplicidad de opciones que los países tienen para el desarrollo de una diplomacia económica eficaz en función de sus respectivos intereses nacionales, considerando el nuevo mapa de la competencia económica global y la creciente conexión entre los distintos espacios geográficos regionales. En tal contexto se analizan las perspectivas de las relaciones interregionales entre AL y la UE y, en particular, de la negociación bi-regional entre el Mercosur y la UE, a la luz de los resultados de la Cumbre CELAC-UE de Santiago Chile.

Abstract

Each nation and region has multiple options on their relations with other nations and regions. It is one consequence of the new map of global economic competition. Within this multi-polar scenario which could be the advantages of the future development of the LAEU relations? Which could be the modalities of further cooperation among countries of the two regions? Three fields of cooperation will be explored: the strengthening of multilateral trade system as a key element for global governance; the cooperation in the academic field, and the development of value chains able to compete in global markets.




La relación bi-regional y los nuevos escenarios mundiales

En el mundo actual todos los países –y también las regiones organizadas- pueden tener múltiples opciones para el desarrollo de sus relaciones económicas con otras naciones y regiones. La tendencia creciente es, por lo demás, a mantener abiertas y a aprovechar todas las opciones posibles. Es uno de los más importantes signos de los tiempos.

Tal multiplicidad de opciones resulta del nuevo mapa de la competencia económica global y de sus consiguientes desdoblamientos en el plano geopolítico. El mapa que predominó hasta hace no mucho, se esta rediseñando como consecuencia de los pronunciados desplazamientos del poder económico que se han estado produciendo en los últimos años, así como del incremento significativo del número de protagonistas relevantes [1].

La re-emergencia de China y de la India como potencias económicas de incidencia global, es sólo una de las manifestaciones más destacadas de este proceso de realineamiento de la capacidad de los países de influenciar en el comportamiento de la economía mundial y, también, en la definición de sus instituciones y reglas de juego.

La creciente conexión e interacción entre los distintos espacios geográficos regionales es otro rasgo dominante del actual escenario económico global. Alianzas interregionales múltiples, simultáneas y entrecruzadas, tienden a ser lo normal en estos tiempos. Los espacios Transpacífico2 y Transatlántico son algunos de los ejemplos más notorios. Pero también lo son -entre otros que pueblan la agenda de noticias y hechos relevantes en las relaciones económicas internacionales contemporáneas- los espacios interregionales de Eurasia, del Mediterráneo, el Árabe-Latinoamericano, el de la nueva Ruta de la Seda (Asia, países árabes y Norte de África)3, así como el más amplio y también por momentos más difuso en su diseño y en sus concreciones, denominado Sur-Sur. Es precisamente en un escenario global con múltiples espacios regionales que se conectan simultáneamente entre sí, que cabe colocar una reflexión sobre el futuro de las relaciones entre los países de los espacios geográficos latinoamericano y europeo, tras la reciente Cumbre CELAC-UE realizada los días 26 y 27 de enero del 2013 en Santiago de Chile.

En particular, cabe situar en tal escenario y en sus posibles desdoblamientos futuros, la reflexión sobre algunas modalidades de conexión y de cooperación que puedan ser más eficaces en función de los objetivos procurados tomando en cuenta otras experiencias de conexión y cooperación interregional y, en especial, la propia acumulada en las últimas dos décadas desde que empezaran a realizarse las Cumbres birregionales euro-latinoamericanas.

Nuestro objetivo es efectuar algunos aportes para una reflexión que demandará, en ambos espacios regionales, mucha atención en los próximos años, en particular si se procura tener éxito, al menos relativo, en el desarrollo de las hojas de ruta que se trazan y, por sobre todo, si se valora evitar frustraciones.

Es una reflexión, por lo demás, que necesariamente debería envolver a los diversos protagonistas de una relación bi-regional que tiene y seguirá teniendo un alcance multi-dimensional, en la que lo político, lo económico y social, y lo cultural estarán en continua y dinámica interacción sistémica. Y que necesariamente será apreciada en función del cuadro más amplio de relaciones interregionales y globales de cada una de las dos regiones.

Diplomacia económica interregional y competencia global multi-espacial

En forma creciente la competencia económica global tiende a desarrollarse simultáneamente en múltiples escenarios con distintas intensidades de conexión entre sí. Tales escenarios pueden ser países individuales, especialmente cuando estos son de gran dimensión económica. Pero son cada vez más espacios regionales e incluso interregionales, con alguna modalidad de organización y de estructuras institucionales propia.

Para un país –cualquiera que sea su dimensión o grado de desarrollo económico- el ejercicio de una diplomacia económica multi-espacial, implica saber identificar vasos comunicantes que existen o pueden estar desarrollándose, incluso simultáneamente y en forma imperceptible, entre diversos países y regiones, muchas veces en forma superpuesta.

Tales vasos comunicantes pueden resultar de las actividades de producción y comercio que realicen las distintas modalidades de cadenas transnacionales de valor o redes globales y regionales de producción. O de las muy diversas variantes de conexión y de trabajo conjunto entre instituciones académicas, así como también de desarrollo científico y tecnológico. Y también son la resultante de los nuevos ejes o corredores de transporte, de comercio e inversiones, que incluso recrean los de un pasado muy lejano.

Saber detectar a tiempo lo que tales conectividades pueden significar para la inserción económica internacional de cualquier país o región organizada, es una de las cualidades centrales de la agenda de una necesaria diplomacia económica eficaz y moderna.

La calidad de la diplomacia económica es entonces un factor importante para la eficacia de una estrategia de inserción activa y diversificada de un país en la competencia económica internacional, tanto en el plano global como en el de las diferentes regiones, comenzando por la propia del respectivo país. Todo indica que su importancia práctica será creciente y tanto más valiosa cuánto más demuestre capacidad para detectar hechos cargados de futuro, que anticipen los continuos e inevitables desplazamientos de ventajas competitivas entre países y espacios geográficos regionales. Tales desplazamientos pueden ser producto de cambios tecnológicos, pero también, entre otros factores, de innovaciones en las estrategias empresarias, en las preferencias de los consumidores urbanos y con ingresos económicos de clase media, y en las propias reglas de juego que resulten de la proliferación creciente de “clubes privados” del comercio internacional, que son un producto de los acuerdos preferenciales y, por ende discriminatorios, que se negocian actualmente en un cuadro de debilitamiento de las disciplinas multilaterales de la OMC.

Entre otros desdoblamientos posibles, una diplomacia económica de calidad implica hacer conocer en otros mercados lo que un país considera que puede ofrecer de valioso en términos de bienes, servicios, tecnologías, capitales, ideas, como también de oportunidades de trabajo, de formación, de cooperación y de negocios. Y, a su vez, permite transmitir lo que requiere obtener de aquellos países y regiones con los cuales aspira a mantener estrechas relaciones comerciales. Ella implica conocer, entender y apreciar, las múltiples diversidades, especialmente culturales, que existen entre los pueblos y naciones, a fin de potenciarlas en función de relacionamientos más intensos. E implica generar condiciones que permitan construir un marco óptimo que favorezca las interacciones económicas con cada uno de los demás países y regiones. Se puede aspirar a lograr todo ello, sólo a través de una presencia activa, constante y no esporádica, así como de negociaciones –por lo general gubernamentales-, de acciones de creación de imagen, del tejido de todo tipo de coaliciones y alianzas y, en especial, del desarrollo de múltiples modalidades de redes sociales, incluso las académicas.

Es posible observar cómo nuevas realidades internacionales impactan en la forma en que los países encaran su diplomacia económica. En muchos casos tales impactos implican cambios radicales con respecto a lo que ha predominado en materia de diplomacia económica hasta poco tiempo atrás. En efecto, los gobiernos y en especial sus servicios diplomáticos, están dejando de ser los únicos o tan siquiera los principales protagonistas de una actividad que se está tornando multifacética, compleja y muy dinámica. En forma creciente se puede observar que son múltiples los otros protagonistas que pueden contribuir a desarrollar una diplomacia económica eficaz. Además de los ámbitos técnicos gubernamentales, pueden serlo también, con su presencia y actividades, entre otros, empresarios, deportistas, artistas, músicos, intelectuales, científicos y académicos, viajeros, mochileros, turistas, periodistas, dirigentes políticos y sindicales, estudiantes y trabajadores, e integrantes de las múltiples diásporas. Muchas veces, sin tener conciencia de ello, son una especie de agentes económicos y comerciales de un país. Pueden ser portadores de una imagen país y lectores de otras realidades. Son transmisores de visiones, percepciones e información que pueden ser fundamentales para una inteligencia competitiva eficaz. Son, además, actores relevantes en los tejidos de conectividades de todo tipo que hoy contribuyen a facilitar las interacciones económicas entre los países y las respectivas regiones.

Y su potencial puede ser mayor en la medida que un país –o una región organizada-posea suficientes puntos focales aptos para captar y procesar información que permita desarrollar un fuerte capital de inteligencia competitiva, que como se señaló antes, es hoy un factor central de la capacidad de un país para negociar y competir en el mundo. Tal capital muchas veces resulta de una adecuada y densa interacción entre los sectores, gubernamental, empresario y académico.

Los corredores de comercio e inversiones han existido por muchos siglos. Fueron en el pasado las rutas de la seda o de las especias [4]. A través de ellos se movían, en una continua ida y vuelta, mercaderías valiosas para quienes las comerciaban. Pero también personas, ideas, conocimiento técnico, costumbres, creencias. No eran corredores estáticos. Eran de geometría variable y cambiaban con el paso del tiempo. Los corredores del comercio tenían un profundo impacto geopolítico. Eran vectores de poder. En los nuevos corredores de comercio e inversiones del siglo XXI, van bienes, servicios, tecnologías, recursos financieros y personas. También pueden ir drogas y armas. Van en contenedores como resultante del transporte intermodal en continua evolución tecnológica [5]. O van por canales digitales, por Internet. Y también van, entre otros, trabajadores, hombres de negocios, agentes tecnológicos, turistas, en aviones cada vez más grandes y económicos en su rendimiento.

En la perspectiva de todo país, la diplomacia económica multi-espacial e interregional del futuro tendrá que tomar en cuenta los vasos comunicantes que se están empezando a intensificar dentro de las distintas regiones y entre ellas. A veces resultan de acuerdos internacionales que no responden a modelos preestablecidos aunque sí tomen en cuenta lo que enseñan otras experiencias. Ello implica seguir de cerca las agendas de las relaciones económicas, y las negociaciones comerciales e integración económica de los distintos espacios. Y saber detectar lo novedoso. [6]

La ventaja de los paises latinoamericanos y, especial, los del espacio regional sudamericano, es que no se observan en la actualidad razones de peso que impidan una diplomacia economica abierta a todas las direcciones ("tous les azimuts"). Su ubicacion geografica, dotacion de recursos, mestizaje cultural, lejania de las lineas de principal tension internacional, permite precisamente aspirar a desarrollar una insercion economica y comercial externa de alcance multiespacial e interregional [7].

Las relaciones de cooperacion economica entre diferentes regiones estan adquiriendo una creciente densidad. Si bien reflejan un fenomeno de larga historia, en los ultimos tiempos se observa una clara tendencia a la conclusion de distintas modalidades de acuerdos de cooperacion economica e, incluso, de comercio preferencial. A veces son la resultante de la interaccion de regiones (o subregiones) organizadas cuyos paises se expresan a traves de distintas modalidades de marcos institucionales comunes, como son los casos de la UE, y en America Latina, los del Mercosur, la SICA o la CARICOM, y ahora la CELAC. Pero tambien son la resultante de la interaccion bilateral entre paises pertenecientes a diferentes regiones (por ejemplo, cada pais miembro de la UE con cada uno de los paises de America Latina) o, como en el caso de la UE entre una region organizada y paises individuales (por ejemplo, UE-India, o UE-Chile).

Distintos factores permiten explicar la creciente densidad que se observa en la dimension interregional de las relaciones economicas internacionales. Algunos de los mas importantes son:

  • La mayor conectividad entre los distintos mercados nacionales, cualquiera que sea la region a la que pertenezcan, como resultante de innovaciones tecnologicas que han acortado todo tipo de distancias (fisicas, economicas, culturales).

  • La proliferacion de cadenas globales de valor con su incidencia en las estrategias transnacionales de las empresas, en las politicas comerciales externas de los paises y en la forma de medir el comercio internacional.

  • La perdida de dinamismo del ambito multilateral institucionalizado en la OMC para continuar expandiendo el acervo de compromisos de liberacion comercial y de reglas de juego que faciliten los flujos de comercio y de inversiones transnacionales.



Posibles contenidos, modalidades y alcances futuros de la relacion entre America Latina y la UE y de la asociacion birregional Mercosur-UE?

El caso Mercosur-UE:

Un comentario especial requiere el futuro de las negociaciones para una asociacion bi-regional entre el Mercosur y la UE. Siempre han sido consideradas como uno de los vectores principales de la relacion interregional. Si bien no se ha podido avanzar con la velocidad imaginada en la Cumbre de Madrid del 2010, tampoco ha aparecido en el horizonte una alternativa realista a esa negociacion biregional [8].

Existen elementos comunes entre las experiencias de Mercosur y la UE. Ellos permiten plantear algunas reflexiones motivadas por las crisis que actualmente encaran sus procesos de integracion. Son reflexiones que se tornan mas necesarias a la luz de los resultados del reciente encuentro bi-regional de Santiago [9]. Ellos han tornado mas apremiante la necesidad de un entendimiento mayor sobre las especifidades de ambas realidades regionales. Conviene entonces decir algo al respecto.

En efecto, en ambos casos las respectivas crisis trascienden lo que es frecuente observar en cualquier emprendimiento conjunto entre naciones soberanas que comparten un espacio geografico regional. Esto es, el surgimiento de diferencias metodologicas, a veces incluso pronunciadas, sobre como llevar adelante un proceso de integracion, y sobre sus modalidades, instrumentos y velocidades. La pregunta de como trabajar juntos es lo que caracteriza a una crisis metodologica. Por el contrario, lo que se observa actualmente en ambos casos, son elementos propios de una crisis existencial, en la que lo que se discute -dentro y entre los países miembros- es la conveniencia misma de seguir adelante en la idea de trabajar juntos. La pregunta central pasar a ser entonces ¿porqué trabajar juntos?

A pesar de las conocidas diferencias -por ejemplo, de historia y geografía, de culturas y grados de desarrollo, de poder económico y político- cabe preguntarse entonces: ¿qué tienen de común las experiencias que se están desarrollando en la UE y en el Mercosur?

Por lo menos tres elementos comunes pueden encontrarse en las dos experiencias mencionadas:

  • Un espacio geográfico regional compartido por un grupo de naciones soberanas. Como todo espacio geográfico regional, uno y otro tienen límites por momentos difusos. Son espacios de geometría variable en los que el mapa cambia según sea la perspectiva del país desde el cual se observa la respectiva región.

  • El carácter voluntario de una asociación entre naciones que son soberanas y no pretenden dejar de serlo, y que procuran lograr objetivos comunes que tienen un alcance multidimensional -políticos, económicos, sociales, culturales-. Nadie obligó a nadie a participar en el proceso de integración europea. Y, por lo demás nadie puede obligar a una nación soberana a permanecer en la asociación voluntaria si es que entiende que no le conviene. El actual debate en Gran Bretaña sobre su pertenencia a la UE es un ejemplo al respecto.

  • Los efectos potenciales de la ausencia de una garantía de irreversibilidad de la asociación pactada, a pesar de tener en lo formal un carácter permanente. El éxito no está asegurado. Los objetivos perseguidos pueden no cumplirse. Y cualquier país puede retirarse si así lo desea y le conviene. El pacto de asociación puede o colapsar formalmente, o diluirse a través del tiempo cayendo en el terreno de lo irrelevante.

¿Qué enseñan estas dos experiencias en cuanto a los factores que podrían eventualmente contribuir a preservar la vigencia a través del tiempo de la voluntad de trabajo conjunto entre naciones soberanas? En otros términos ¿de qué podría depender la sostenibilidad en el largo plazo de la idea estratégica de trabajar juntas naciones que comparten un espacio geográfico regional? Responder tales preguntas parece esencial para asegurar la concreción de la procurada asociación bi-regional.

Los siguientes parecen ser algunos de los factores relevantes para la factibilidad de que una asociación voluntaria con objetivos múltiples entre naciones soberanas pueda mantener en el tiempo:

  • La continua adaptacion a la dinamica de cambios contextuales. En los ultimos anos se ha acrecentado la velocidad de los cambios a escala global y regional, como en el propio plano interno de cada sociedad. Ello genera una fuerte presion para la adaptacion constante de estrategias y de metodos de trabajo conjunto entre naciones que comparten un espacio regional.

  • La flexibilidad en los metodos de trabajo que se empleen. Como se concilia un grado razonable de flexibilidad en los objetivos planteados por las naciones que se asocian y en los metodos de trabajo empleados, con un grado de previsibilidad que facilite la adopcion de decisiones estables por parte de todos los protagonistas -por ejemplo, por quienes tienen que encarar inversiones productivas en funcion de un mercado ampliado-, es otro de los factores que puede contribuir a la sustentabilidad de una asociacion permanente entre naciones soberanas dentro de un espacio regional.

  • La fortaleza de algunos factores de sustentabilidad de la voluntad asociativa. Tres factores sobresalen. Uno es el de la preservacion de un equilibrio de intereses nacionales, que permita generar un cuadro dinamico de ganancias mutuas. El otro es el de la calidad institucional y, en particular, la existencia de reglas de juego que sean, a la vez, efectivas, eficaces y legitimas. Y el tercero es el del desarrollo de redes densas de intereses sociales -especialmente entre los sectores productivos- que generen un cuadro de "solidaridades de hecho" que sean cada vez mas dificiles de desatar.

¿Que criterios tomar en cuenta a fin de apreciar el potencial de irreversibilidad de una asociacion voluntaria entre naciones soberanas que comparten un espacio regional?

  • La precision de los diagnosticos sobre las opciones de insercion internacional de cada uno de los paises asociados. La calidad de la inteligencia competitiva en el plano nacional que permita tener una apreciacion correcta y actualizada de las opciones que un pais tiene en el plano internacional, es fundamental para evitar espejismos con respecto a un eventual "plan B", percibido como alternativa al vinculo asociativo que lo une a otros paises con los que comparte un espacio regional.

  • La calidad de los mecanismos de concertacion de intereses nacionales. Tanto en el momento fundacional como a la hora de redefiniciones de hojas de ruta y de metodos de trabajo en un proceso de integracion, parece fundamental que cada pais refleje en sus estrategias los intereses profundos mas diversos de todo su espectro social y productivo. La puesta en comun de intereses en el plano regional supone, para ser sustentable, que tambien se haya acertado en la puesta en comun de los intereses internos de una sociedad.

  • La densidad de los intereses ofensivos de cada uno de los asociados y, en especial, la identificacion de los ciudadanos con el proyecto comun. Cuanto mas numerosos sean los protagonistas con intereses ofensivos en cada nacion participante de un proceso de integracion, mas factible sera que predominen las fuerzas orientadas a preservar la idea de trabajo conjunto con las naciones con las que se comparte un espacio regional. Y la base de legitimidad social sera mas amplia, cuanto mayor sea el numero de ciudadanos que se identifican con el espacio regional, por considerarlo como una de las fuentes en las que se pueden nutrir en sus objetivos de bienestar, calidad de vida, libertad y democracia, como en su vision de un futuro mejor.

¿Qué conclusiones provisorias pueden extraerse de lo observado en las recientes experiencias de la UE y del Mercosur con respecto a la sustentabilidad de los respectivos procesos de integracion?

Tres parecen ser conclusiones tentativas de una reflexion basada en la comparacion de las crisis por las que se esta atravesando en ambos casos:

La primera es que en la construccion de una asociacion permanente entre naciones soberanas que comparten un espacio regional, no existe un modelo unico sobre como desarrollar el proyecto comun.

La segunda es que objetivos y metodos de trabajo conjunto deben ser continuamente adaptados a los cambios contextuales.

Y la tercera es que una variable clave para explicar y predecir la sustentabilidad de un proceso de integracion entre naciones que comparten un mismo espacio geografico regional, es la calidad de las estrategias de insercion externa de cada pais participante.

En la adaptacion del Mercosur a las nuevas realidades globales y regionales -ejercicio similar al que por su lado estan desarrollando hoy los paises miembros de la UE y al que tendran que hacer los paises que integran la OMC, quizas impulsados por los del G20- se cuenta hoy con algunas ventajas. Una de ellas es la experiencia de mas de veinte anos de construccion institucional y de trabajo conjunto. La otra es que muchos paradigmas, modelos y formulas para integrar paises en un espacio comun, a veces concebidos casi como dogmas religiosos, hoy se estan tornando obsoletos por la velocidad y profundidad de los cambios que se estan operando en el sistema internacional y en la competencia economica global.

Ello facilita encarar la adaptacion del Mercosur aprovechando al maximo el principio de "libertad de organizacion" en la definicion de los objetivos y mecanismos que se empleen en el trabajo conjunto de las naciones que comparten un determinado espacio fisico y objetivos estrategicos. Las limitaciones a tal principio, derivan de la interpretacion prevaleciente sobre los propios intereses nacionales y de los respectivos ordenamientos juridicos de cada pais; de los otros compromisos internacionales asumidos -por ejemplo, en el ambito de la OMC-, y de los objetivos comunes y los tiempos que se asignen para el desarrollo de la idea estrategica del trabajo conjunto.

El caso America Latina-UE:

En una era de competencia economica multi-espacial e interregional, es dificil que cualquier pais, independiente de su dimension relativa, se resigne a quedarse confinado en su region mas inmediata. Incluso es muy probable que, tal como lo ha recomendado con frecuencia la CEPAL en el caso de America Latina, aspiren a encontrar en la propia region el habitat necesario para potenciar su capacidad de proyectarse al mundo con bienes y servicios lo mas diferenciados posibles. Y que tambien aspiren a atraer inversiones productivas en funcion de cadenas globales de valor y, en lo posible, a asegurarse un papel de hub en las estrategias de tales redes productivas.

Cabe entonces colocar en tal perspectiva el desarrollo futuro de la relacion economica entre Latinoamerica y la UE. Es una relacion que tendria que poner enfasis, ademas del incremento del intercambio comercial, de la cooperacion economica y tecnologica y de la integracion de cadenas productivas, en el aprovechamiento reciproco de las diversas conexiones multi-espaciales e interregionales, que cada region tiene.

En tal perspectiva y sin perjuicio de otros, por lo menos cinco planos de accion que reflejen intereses comunes deberian nutrir la agenda interregional euro- latinoamericana de los proximos anos a la luz de los resultados de la reciente Cumbre de Santiago:

  • Creacion de condiciones para una razonable gobernanza global y para fortalecer el marco de reglas y disciplinas multilaterales para el comercio mundial. Ello implicaria que los paises de las dos regiones compartan sus esfuerzos para tornar mas eficaz el G20 y para concluir la Ronda Uruguay como una forma de acrecentar la legitimidad y afianzar el protagonismo de la OMC.

  • Avances sustanciales en la calidad de las distintas modalidades de conectividad fisica entre ambas regiones y en el desarrollo de cadenas productivas interregionales orientadas a mejor competir tambien en otras regiones.

  • La creacion de marcos legales que contribuyan a facilitar los flujos interregionales de inversion directa y de asegurar a su vez, el cumplimiento por parte de los inversores y de sus empresas de pautas acordadas de responsabilidad social. La cuestion de la responsabilidad social de las empresas que invierten en el espacio interregional estuvo muy presente en la Cumbre de Santiago y en su Declaracion final.

  • Un mayor grado de conocimiento y de comprension sobre las respectivas realidades politicas, economicas y culturales, a traves de un fuerte impulso a los intercambios academicos que, en particular, faciliten la presencia de un mayor numero de profesores y estudiantes europeos que pasen periodos de al menos un semestre en instituciones academicas latinoamericanas [10]

  • El desarrollo de mecanismos que faciliten la participacion de distintos tipos de protagonistas sociales en la construccion de un espacio interregional con ganancias mutuas para ambas regiones [11]


Notas:

[1] Peter Dicken. Global Shift. Mapping the Changing Contours of the World
Economy (New York-London: Six Edition, The Guilford Press, 2011). Michael Pettis. The Great Rebalancing (Princeton and Oxford: Princeton University Press, 2013).

[2] Ian Fergusson (coordinator), William H., Cooper, Remy Jurenas and Brock R.Williams. The Trans-Pacific Partnership Negotiations and Issues for Congress (Washington: Congressional Research Service,7-5700, R42694, January 24, 2013.

[3] Simpfendorfer Ben,. The New Silk Road. How a Rising Arab World is Turning Away from the West and Rediscovering China (London: Palgrave Macmillan, 2011). Geoffrey Kemp. “The East Moves West. India, China, and Asia’s Growing Presence in the Middle East” (Washington D.C.: Brookings Institution Press, 2010.

[4] Liu Xinru, Norene and Lynda Shaffer. Connections Across Eurasia. Transportation, Communication, and Cultural Exchange on the Silk Roads (New York: McGraw Hill, 2007).

[5] Marc Levinson. The Box. How the Shipping Container Made the World Smaller and the World Economy Bigger (Princeton and Oxford: Princeton University Press, 2006).

[6] Por ejemplo en la actualidad, un caso regional a seguir de cerca en el Asia es el de las negociaciones impulsadas por países de la ASEAN (el Regional Comprehensive Economic Partnership –RCEP) Y a nivel interregional también hay y habrá en el futuro mucha dinámica. Dos procesos negociadores convienen seguir de cerca por su potencial gravitación económica y política. Uno es en el espacio del Pacífico (el Trans-Pacific-Partnership – TPP). El otro es en el espacio del Atlántico Norte (la idea impulsada en ambos lados del Atlántico de abrir negociaciones para un eventual acuerdo económico y comercial de amplio alcance entre los EEUU y la UE). Son todas ellas negociaciones que podrían tener, si es que se concluyeran, un fuerte impacto en el mapa de la competencia económica internacional, incluso con claras connotaciones geopolíticas por el efecto dominó que pueden producir motivando otras negociaciones y, en particular, por sus eventuales efectos de erosión del sistema comercial multilateral de la OMC.

[7] Un caso reciente e interesante a mencionar por su potencial es el de las relaciones árabe-latinoamericana. Además de las reuniones oficiales ya realizadas, cabe mencionar al respecto que en diciembre del 2012 se realizó en Abu Dhabi el Foro Arabe-Latinoamericano. Ver al respecto la nota 4. Su tema fue precisamente el de las perspectivas de una asociación más estrecha entre ambas regiones. Un dato no menor en el desarrollo futuro de esta relación interregional, lo constituye el hecho que los países del Golfo Pérsico, en particular Qatar y los Emiratos Árabes Unidos, se están transformando rápidamente en un eje de vinculación de grandes economías y regiones del Sur. Se refleja en la creciente vinculación entre países árabes con China, India y otros países asiáticos, así como también con países africanos y ahora con los latinoamericanos. Ver al respecto los libros citados en la nota 3.

[8] No parece ser una opción realista la de fragmentar la relación estratégica de la UE con cada uno de los países miembros del Mercosur, por ejemplo, en el sentido sugerido en varias ocasiones.

[9] La reunión parece haber abierto una etapa de reflexión sobre el futuro de las negociaciones, si se toman en cuenta lo acordado según el comunicado conjunto y las declaraciones formuladas por algunos de los principales protagonistas y, en particular, las Presidentas de la Argentina y del Brasil.

[10] La iniciativa de la Cumbre Académica de Santiago de Chile y sus conclusiones contiene muchas sugerencias sobre el desarrollo de la conexión académica y su valor en las relaciones entre América Latina y la Unión Europea, que se nutre además de las experiencias de intercambios académicos en otros espacios interregionales.

[11] En el ámbito interregional euro-latinoamericano cabría estimular los intercambios entre el mundo empresario, el gubernamental y el académico, a través de frecuentes reuniones multi stake-holders del tipo de las promovidas, por ejemplo, por el Evian Group (IMD-Lausanne).


Félix Peña Director of the Institute of International Trade at the ICBC Foundation. Director of the Masters Degree in International Trade Relations at Tres de Febrero National University (UNTREF). Member of the Executive Committee of the Argentine Council for International Relations (CARI). Member of the Evian Group Brains Trust. More information.

http://www.felixpena.com.ar | info@felixpena.com.ar


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