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  Félix Peña

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  Revista del Memorial de América Latina | Enero-Marzo de 2010

ALALC conquistas y frustraciones: lecciones de medio siglo de integración regional


 

Como idea estratégica los precedentes de la integración regional se remontan al siglo XIX. Pero la etapa de concreciones, comienza con la negociación del Tratado de Montevideo que se firma, hace cincuenta años, en febrero de 1960, por el que se crea la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (Alalc). La incorporación de México, no prevista en los planteamientos originales que tenían un alcance sudamericano, extendió esta iniciativa de integración comercial al espacio latinoamericano. Simultáneamente los países centroamericanos retornaban su propio proceso de integración sub-regional, también con profundas raíces históricas.

Luego, la transformación de la Alalc en la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi), mediante el Tratado firmado también en Montevideo en 1980, implicó un cambio metodológico sustancial e inició una nueva etapa en el proceso de integración regional. Resultó de la constatación que una zona de libre comercio entre un grupo numeroso de países -en aquel entonces menos conectados y más distantes que ahora-, con fuertes asimetrías de dimensiones y grados de desarrollo, era inviable.

Tal transformación implicó aceptar que las diferencias existentes, requerían aproximaciones parciales, con múltiples velocidades y geometrías variables. Significó entonces el reconocimiento de la realidad de distintas sub-regiones y sectores, con densidades de interdependencia e intereses que no necesariamente se extendían al resto de los paises. Se invirtió así el enfoque original de la Alalc, según el cual los instrumentos regionales eran la regla, y los sub-regionales y sectoriales la excepción. Por el contrario, se hizo de lo parcial - grupo de países o sectores determinados - la regla principal, siendo lo regional el marco y, a la vez, un objetivo final no demasiado definido ni en su contenido, ni en sus plazos. Por la Cláusula de Habilitación, un resultado de la Rueda Tokio, tal enfoque se tornó conciliable con las reglas del Gatt.

Se abrió así el camino a profundas transformaciones en la estrategia de integración regional. Ellas maduraron en los años siguientes. En esta nueva etapa que se extiende hasta el presente, entre otros hechos relevantes, se re convierte el original Grupo Andino en la Comunidad Andina de Naciones (CAN); se inicia el proceso bilateral de integración entre la Argentina y el Brasil, con fuerte énfasis en determinados sectores; como por ejemplo, el automotriz; se crea luego el Mercosur; se incorpora México al área de libre comercio de .iunérica del Norte, y comienza el proceso de concreción de acuerdos comerciales preferenciales bilaterales con países del resto del mundo, comenzando con los EEUU y con la Unión Europea.

En el inicio y en la evolución de esas dos primeras etapas de la integración regional latinoamericana, tuvieron un impacto significativo los cambios que simultáneamente se operaban en el contexto global. A ellos se suman las profundas transformaciones económicas y políticas que se han producido -también con un alcance diferenciado- en la región y en cada uno de sus países. América del Sur, en particular, presenta ahora un cuadro de mayor densidad en las conexiones entre sus sistemas productivos y, en particular, en el campo de la energía. Y muchos de sus países han experimentado muy notorias evoluciones en sus desarrollos, tanto en el plano económico como en el político.

¿Se está iniciando ahora una nueva etapa de la integración regional en América Latina? Hay elementos para una respuesta afirmativa. Ella estaría siendo impulsada por varios factores. Un primer factor es el surgimiento de una pluralidad de opciones en la inserción de cada país latinoamericano en los mercados del mundo, resultante del número creciente de protagonistas relevantes en todas las regiones y del acortamiento de todo tipo de distancias. El segundo, es que se entiende que tales opciones pueden ser aprovechadas simultáneamente. Y el tercero, es que es factible desarrollar en la mayoríade las opciones abiertas, estrategias de ganancias mutuas, en términos de comercio de bienes y de servicios, de inversiones productivas y de incorporación de progreso técnico.

Pero otro factor que impulsa hacia nuevas modalidades de integración en el espacio regional latinoamericano, así como en sus múltiples espacios sub-regionales, es la creciente insatisfacción que se observa en varios de los países con los resultados obtenidos con los procesos actualmente en desarrollo.

Tal insatisfacción puede dar lugar al menos a dos escenarios. El primero es el de una cierta inercia integracionista. Implica continuar haciendo lo mismo que hasta ahora, es decir, no innovar demasiado. El riesgo es que el respectivo proceso de integración se torne irrelevante para determinados países. En tal caso, podría terminar predominando sólo una apariencia de algo de creciente obsolescencia y con reducida incidencia relativa en las realidades del comercio y las inversiones. El segundo escenario es el de una especie de síndrome fundacional. Esto es, echar por la borda lo hasta ahora acumulado, tanto en términos de estrategia regional compartida como de relaciones económicas preferenciales y, una vez más, intentar comenzar de nuevo.

Hay sin embargo un tercer escenario imaginable. Probablemente sea el más conveniente y es factible. Es el capitalizar experiencias y resultados acumulados, adaptando estrategias, objetivos y metodologías de integración a las nuevas realidades de cada país, de la región y sus sub-regiones, y del mundo.

¿Qué enseñan las experiencias acumuladas en estos cincuenta años? Pueden destacarse algunas lecciones más significativas. La primera se refiere a la importancia de conciliar conducción política con solvencia técnica. Ello implica una participación directa del más alto nivel político en el trazado y seguimiento de la respectiva estrategia y, a la vez, una adecuada formulación técnica en cuanto a objetivos, instrumentos y métodos de los acuerdos de integración. Es además, una garantía contra la generación de una especie de romanticismo integracionista, según la cual hipotéticas racionalidades supranacionales constituyen la fuerza motora de un determinado proceso regional.

Difícil es aún visualizar si el escenario de adaptación se producirá o no. Pero el derrotero de estos cincuenta años, con sus logros y frustraciones, permite anticipar que la integración regional continuará siendo valorada por los respectivos países y sus opiniones públicas. Al menos, parece haber cierto consenso en que los costos de la no integración pueden ser elevados. Ello inclina el pronóstico a predecir un desarrollo sinuoso, con avances y retrocesos, heterodoxo trabajo. La segunda se refiere a la necesidad de adaptar en forma constante objetivos e instrumentos a las cambiantes realidades, preservando a la vez un cierto grado de previsibilidad en torno a reglas de juego y disciplinas colectivas que se puedan cumplir. Y la tercera lección, se refiere a la importancia de que cada país tenga una estrategia nacional propia con respecto al respectivo proceso de integración.

El que el camino a lo regional comienza en una correcta definición del respectivo interés nacional, es una constatación que deriva de la experiencia concreta de estos años. Los países con una idea más clara de sus intereses, son los que quizás mejor han aprovechado pero persistente, hacia un mayor grado de integración en todos los planos -no sólo el económico- entre los países de la región y en sus distintas sub-regiones. Es posible imaginar al respecto, una mayor aproximación a lo que ha sido en los últimos años el modelo asiático y, eventualmente, al que también podría llegar a ser en el futuro el modelo europeo.


Félix Peña es Director del Instituto de Comercio Internacional de la Fundación ICBC; Director de la Maestría en Relaciones Comerciales Internacionales de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF); Miembro del Comité Ejecutivo del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI). Miembro del Brains Trust del Evian Group. Ampliar trayectoria.

http://www.felixpena.com.ar | info@felixpena.com.ar


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