Dos recientes iniciativas relacionadas con ámbitos relevantes
de la inserción comercial externa de nuestro país merecen
atención. Contienen propuestas concretas orientadas a impulsar
acciones referidas a la cooperación, en un caso, en el espacio
latinoamericano y, en el otro, en el euro-latinoamericano.
La primera es de la CEPAL. Está contenida en su Panorama
de la Inserción Internacional de América latina y el Caribe.
Crisis y espacios de cooperación regional, publicado a fin
de agosto. Plantea que el impulso a una cooperación regional renovada
implica construir sobre lo ya adquirido, aprovechando todo lo disponible
en materia de acuerdos y mecanismos regionales. Más que objetivos
ambiciosos difíciles de alcanzar en las actuales circunstancias,
la realidad impone la necesidad de reconocer diversidades y diferencias,
incluso las disonancias conceptuales, utilizando a tal fin una amplia
variedad de aproximaciones de geometría variable y de múltiples
velocidades; de capitalizar experiencias y activos provenientes de cincuenta
años de experiencias de integración regional, y de poner
el acento en algunos pocos ejes prioritarios.
Una idea central del informe es que la nueva realidad internacional exige
mayor cooperación entre los países de la región,
tanto por la necesidad de limitar los efectos de la crisis, como por la
urgencia de mejorar su inserción en la economía mundial.
En tal sentido plantea, con acierto, que las consecuencias de perder
la carrera de la competitividad global serían mucho más
graves que los efectos de la crisis actual, puesto que por duros que sean,
estos últimos serán transitorios. Por el contrario, los
rezagos en competitividad, innovación y productividad constituyen
un obstáculo permanente para avanzar en la estrategia de crecimiento
con equidad.
En sus recomendaciones postula que el contexto global requiere que la
integración puede y debe renovarse mediante compromisos realistas,
y que en la actualidad la cooperación regional puede ser más
importante que avanzar en la liberalización comercial. En parte
esto último se debe al hecho que los costos de la conectividad
física tienden hoy a superar -a veces en forma significativa- a
los originados en los aranceles aduaneros que inciden en el comercio internacional.
Las propuestas concretas se refieren a: conservar y estimular la inversión
en infraestructura; un programa para fomentar el comercio intra-regional;
aumentar la cooperación regional en innovación y competitividad;
reforzar el tratamiento de las asimetrías; fortalecer el ámbito
social de la integración; aprovechar el vínculo con la región
de Asia y el Pacífico para profundizar la integración regional,
y abordar conjuntamente los desafíos del medio ambiente y el cambio
climático.
La segunda iniciativa es de la Comisión Europea y fue presentada
este 30 de septiembre. Se titula La Unión Europea y América
latina: Una asociación de actores globales.
En vísperas de la próxima Cumbre bi-regional de Madrid,
avanzan propuestas concretas para una estrategia europea orientada a renovar
y fortalecer las relaciones entre ambas regiones, acentuando la conectividad
trans-atlántica. Incluye como uno de sus elementos centrales la
creación de un Mecanismo de Inversión en América
latina, concebido como un nuevo instrumento financiero, que movilizará
recursos de las instituciones financieras para financiar proyectos de
inversión en infraestructura energética, incluida la eficiencia
energética y los sistemas de energías renovables, el transporte,
el medio ambiente y la cohesión social.
Son propuestas que requieren ahora de análisis y de reacciones,
especialmente de los sectores empresarios de nuestro país y de
la región. Ellas también deberían estar orientadas
a efectuar contribuciones, en una perspectiva latinoamericana, que permitan
renovar tanto la cooperación regional como la bi-regional con la
Unión Europea.
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