Entre otras significativas, durante el primer semestre del año
tres cuestiones dominarán su agenda.
La primera se refiere al tratamiento de las asimetrías que afectan,
con distintos alcances, al Paraguay y al Uruguay. Se ha constituido un
grupo ad-hoc, a nivel de Vice-Ministros, que tuvo su primera reunión
en Asunción los días 7 y 8 de febrero. Le corresponde preparar
la reunión extraordinaria del Consejo de Ministros del Mercosur,
que se realizará en el mes de abril a fin de tomar decisiones sobre
cómo abordar la cuestión. El grupo ad-hoc trabaja dentro
de los parámetros fijados en las Decisiones CMC 34/06 y 06/07.
Paraguay y Uruguay han avanzado sus propuestas.
En la perspectiva del Uruguay, la cuestión de las asimetrías
está vinculada con la posibilidad de desarrollar negociaciones
bilaterales con otros países, en particular, con los Estados Unidos,
en las que se incluyan preferencias arancelarias. Es una cuestión
de alta sensibilidad que, probablemente, cobrará vigencia con la
visita del Presidente Bush a Montevideo. El 25 de enero Uruguay firmó
un acuerdo marco sobre comercio e inversiones (conocido con la sigla TIFA),
que si bien no contiene compromisos de aperturas preferenciales de los
respectivos mercados, prevé la posibilidad que se negocie luego
un Tratado de Libre Comercio (TLC).
La segunda cuestión se refiere a la incorporación plena
de Venezuela al Mercosur aún falta la aprobación
del Protocolo de Adhesión por los Congresos del Brasil y de Paraguay
; a la incorporación de la normativa del Mercosur al ordenamiento
jurídico interno venezolano, y a la adaptación de los instrumentos
de su política comercial externa al programa de liberación
arancelaria y al arancel externo común. Los plazos establecidos
para definir los cronogramas de adaptación al arancel externo común
y al programa de liberación comercial, no han sido cumplidos por
Venezuela. Tales cronogramas deben señalar productos y plazos en
que se efectuará la adaptación a esos dos instrumentos claves
del Mercosur (según el Protocolo de Adhesión de Venezuela
al Mercosur, los plazos máximos de adaptación serán
siete años para el AEC y cuatro para la libre circulación
de bienes).
Finalmente la tercera cuestión esta relacionada con la Rueda Doha
en la Organización Mundial del Comercio. Tras meses de paralización,
luego de un encuentro ministerial informal a fines de enero en Davoz,
se están retomando las negociaciones. Parece haber voluntad política
de concluir este año. Pero la cuestión es saber si ella
será suficiente como para lograr acuerdos equilibrados en los temas
más sensibles vinculados a los subsidios agrícolas y a los
accesos a los mercados de productos agrícolas y no agrícolas.
En relación a los países del Mercosur, teniendo en cuenta
la existencia del Arancel Externo Común, los cuatro socios deberán
adoptar por consenso el nivel de reducciones arancelarias que podrían
comprometer en la Rueda Doha. Lo que ha trascendido en la prensa indicaría
que los aranceles de productos industriales deberían reducirse,
de una media del 29.8% - consolidado a algo entre 11 y 12.8%. Incluso
en la prensa brasileña se ha señalado que el gobierno del
Brasil estaría previendo, en consulta con las instituciones empresarias,
financiamiento de reconversión para aquellos sectores que pudieran
ser más vulnerables, mencionándose entre otros los de las
industrias electrónica; automotriz, metalúrgica, textiles
y vestimentas.
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