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  Félix Peña

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 Revista DEF | 10 de junio de 2006

"Esta es una región privilegiada"


 

Con una visión optimista, asentada en la experiencia de 40 años como especialista, analista y consultor en temas de integración económica, el profesor Félix Peña habla del futuro del Mercosur. En 1991, coordinó las negociaciones del acuerdo regional por la parte argentina, convocado por el entonces canciller Guido Di Tella y entre 1998 y 1999, actuó como subsecretario de Comercio Exterior. /

Entrevista para la Revista DEF por Lauro Noro.
Fotos: Fernando Calzada | Descargar formato .pdf.

En una de las aulas de la universidad Tres de Febrero, en el tercer piso del Centro Borges, donde dicta clases de integración económica, Félix Peña (67), casado, cinco hijos, pide disculpas por una breve e involuntaria demora a la hora prefijada. Mientras se acomoda para el fotógrafo, aborda con pasión el tema de nuestra entrevista. “Hay una fuerte demanda en el mundo para muchas instituciones creadas en las décadas de 1980 y 1990, entre ellas el Mercosur, que deben adaptarse a reglas de juego, instrumentos y mecanismos de trabajo, marcadas por nuevas realidades”, dice para comenzar. Aunque le cuesta imaginar y prefiere no hacerlo, agrega que la relación entre Argentina, Brasil, Chile, Uruguay y Paraguay -lo que llamó “nuestro barrio”-, no puede estar fundamentada en las peleas, líos y disidencias. “Una cosa es tener disputas comerciales y otra, el predominio de esos conflictos y donde nadie se aguanta y no se encuentran soluciones”.

-O sea, ¿usted piensa que van a seguir compartiendo ese espacio geográfico llamado Mercosur?

-Sí, pero con la diferencia de que el nivel de interdependencia económica, flujo de personas, intercambio cultural e inmediatez en las relaciones, es hoy mucho mayor. Nos conviene que no sólo el barrio sea más respetable y tranquilo, sino que genere un ambiente de buena vecindad y trabajo.

-¿Con qué intención?

-Para trabajar juntos y poder enfrentar crecientes desafíos y, sobre todo, sacar provecho de las oportunidades. Hay que pensar en satisfacer el creciente reclamo de alimentos, por ejemplo de China; en el diseño de las reglas de juego sobre el futuro del comercio internacional; en la oferta y demanda de energía en sus distintos tipos y en la seguridad y todo lo que tiene que ver con el crimen organizado y el narcotráfico. En este sentido, lo de San Pablo es como una señal de alerta.

-Con estas perspectivas, hablemos del Mercosur y sus posibilidades de desarrollo.

-Son ilimitadas, si uno analiza el potencial de producción de alimentos, la cadena del valor de la madera de la región, incluyendo las papeleras y la pasta de celulosa, muebles, juguetes y elementos de madera para el hogar, en minería, en la riqueza de agua potable. Es una región privilegiada.

-¿Qué es necesario para aprovechar todo esto?

-Poner el oído y usar la inteligencia…

-¿Usted cree que ésta abunda?

-Sí, sobre todo la inteligencia individual. El desafío es transformarla en inteligencia colectiva. Tenemos un vecino, hablo de Chile, que a los porrazos y golpes avanzó mucho en este sentido y creo que debemos recostarnos en su experiencia.

-¿Qué hizo, en particular?

-A la hora de competir puso de mani- fiesto una tecnología organizativa para saber cómo moverse en el mundo y con una visión optimista de sus posibilidades.

-¿Cómo tendríamos que interpretar entonces, el caso chileno?

-Aunque es muy difícil reproducir un modelo ajeno, si uno sabe “leerlo” y entenderlo, va a encontrar riqueza. Hay que ir al mundo con vocación y obsesión por aprender, hasta en el más pequeño de los países, el más alejado o el más distinto al nuestro, con una aproximación más bohemia y si se quiere, más existencialista. -¿Dónde cree que está asentada la fortaleza del Mercosur? -Los socios más grandes tienen mucho que aportar porque el 90 por ciento de la producción y el comercio pasa por ellos. Eso no quiere decir que los más chicos no tengan elementos de complementación con economías más pequeñas o menos desarrolladas como pueden ser las de Paraguay y Uruguay. Acá hay dos problemas.

-¿Cuáles?

-Por un lado, no siempre nuestros socios de menor dimensión hacen bien los deberes y no llevan adelante una estrategia para aprovechar el Mercosur. Y por el otro, se quejan y con razón. Les dijimos que íbamos a darles acceso a nuestros mercados y en realidad se los prestamos precariamente y tan pronto se vuelven competitivos, se los cerramos.

-Nosotros, también nos quejamos de Brasil por eso.

-Claro. Siempre escuché a pequeños y medianos empresarios argentinos lamentarse porque cada vez que se volvían competitivos aparecía una norma restrictiva que los sacaba del mercado. Ese argumento lo había oído otras veces, en la Argentina con respecto de los Estados Unidos y a Europa y también en México contra su gran vecino.

-¿A qué conclusión llegó?

-A que la Argentina y Brasil pueden estar haciendo lo mismo con Paraguay y Uruguay. Lula lo ha señalado últimamente y dijo que sería necesario un modelo de integración solidario. A nosotros nos conviene que funcione el Mercosur. Uruguay y Paraguay están dando claras demostraciones de insatisfacción y hay que atenderlas, sentarse a hablar y ver dónde están los problemas.

-Una de esas demandas, llevó al gobierno uruguayo a la posibilidad de firmar un acuerdo de libre comercio con los Estados Unidos. ¿Qué piensa al respecto?

-Aquí, soy partidario de un enfoque heterodoxo. Si eventualmente Uruguay y La integración: “Debe ser un traje hecho a la medida de nuestras realidades” Paraguay quisieran tener este tipo de acuerdos -asumiendo que los Estados Unidos acepten, eso hay que verlo-, hay técnicas para que no produzcan efectos negativos sobre Argentina y Brasil. Desde ese punto de vista, el presidente Néstor Kirchner señaló que si Uruguay quiere hacer una zona libre de comercio que la haga, pero para eso tendríamos que aprobar nuevas reglas de juego en el Mercosur. No es necesario cambiar el tratado de Asunción. Está el precedente del acuerdo Mercosur con México, con los países de la comunidad andina y Uruguay lo ha señalado con razón.

-O sea, una cosa no quita la otra.

-En esta nueva realidad internacional, lo más valioso es preservar la calidad del barrio. Eso supone resguardar el Mercosur y para eso tendríamos que ser un poco heterodoxos, como dije.

-¿Me lo explica mejor?

-Hay que hacer una integración no con los libros de texto, sino como un traje a la medida de nuestras realidades. Y si tuviésemos un enfoque menos todo o nada, menos blanco o negro, podríamos terminar conciliando intereses.

-¿Cuál sería el punto, entonces?

-Que debemos ser más flexibles y preservar, repito, aquello que debemos interpretar como un bien público regional que es el Mercosur.

-Para eso, se necesita ¿qué cosa?

-Aportar ideas con una visión práctica de lo que nos conviene hacer. Esto implicaría mayor responsabilidad de parte de los que más tienen. En primer lugar, por parte de Brasil. Algo que ahora, los propios brasileños están discutiendo y debatiendo.

-¿No se trata de una cuestión de liderazgo?

-Alcanzar cierto liderazgo en América del Sur significa poseer una actitud de comprensión y flexibilidad frente a los problemas de los otros. O reconocer que, un proceso como el del Mercosur, requerirá instituciones con cierta capacidad de mediar en la formación de decisiones. Y por lo tanto, diría que más allá de inteligencia y flexibilidad, hace falta una gran dosis de sentido común.

-Con este análisis, ¿cómo ve el futuro del Mercosur?

-Tengo la impresión de que hay buenas noticias y una de ellas es que las circunstancias que estamos viviendo en la región obligan a actuar, a hacer algo.

-¿Por ejemplo?

-Dentro de unas semanas debería realizarse una cumbre del Mercosur, en Buenos Aires, con los cuatro presidentes y el consejo de la organización. Hay que tomar decisiones y la Argentina tiene la presidencia. Es la hora de tomar iniciativas, lanzar ideas, encontrar denominadores comunes, tener bien definida la agenda de problemas y canalizar cada uno de ellos por el lugar que corresponde.

-¿Qué papel le asigna a la llegada de Bolivia y Venezuela al Mercosur?

-Bolivia está asociada y los venezolanos, incorporándose a un proceso que todavía puede llevar un tiempo. Aunque el presidente Chávez ha dicho que no es partidario del Mercosur tal como está, que hay que cambiarlo y entonces debemos preguntarle cómo lo hacemos y qué ideas y propuestas tiene.

-Y desde el punto de vista del interés nacional ¿qué cosas debería privilegiar la Argentina?

-La calidad de la relación con Brasil y Chile. El viejo ABC, al que Perón le dio tanta importancia y con razón. Habría que establecer una columna vertebral entre los tres países, pero de ninguna manera (lo subraya) pensando en que ahí se agota la relación internacional argentina. Nos conviene practicar una diplomacia pluralista y multilateral y jugar en muchos tableros cuidando siempre las relaciones con el entorno inmediato, sin ser obsecuentes.

-¿Cuál sería su conclusión?

-Si todo esto lo colocamos en una perspectiva más amplia, podremos llegar a hacer con el Mercosur lo que hicieron los europeos, pero a nuestra manera. Hay que corregir muchas cosas. Nos conviene hacerlo, sobre todo aquellos países que no son los más grandes de la región. Los chilenos nos han enseñado eso: cuando se tiene menos poder hay que aferrarse a las reglas de juego y valorarlas para aprender y mejorar.

La sombra de las papeleras La incidencia del tan “conversado” conflicto de las papeleras en el río Uruguay tiene su lógico reflejo en el Mercosur. “Creo que tiene razón la tesis argentina sobre la interpretación del Estatuto del Río Uruguay y los proyectos que puedan contaminarlo. Los uruguayos dicen una cosa y nosotros, otra. Entonces hicimos lo razonable y recurrimos a la corte internacional de La Haya”.Peña afirma que estamos sentados en una pequeña mina de oro por la enorme capacidad regional de producir madera.“Deberíamos hacer un abordaje conjunto de esta gran riqueza, de distintos tipos de madera y de la cadena de su valor, en Argentina, Brasil, Paraguay, Chile, Uruguay y Bolivia. Incluso en el Mercosur hay un informe de competitividad para la fabricación de muebles. Apliquémosla en todo y agreguemos el tema del medio ambiente. Así, podremos neutralizar elementos contaminantes, trabajar juntos y ganar plata”.


Félix Peña es Director del Instituto de Comercio Internacional de la Fundación ICBC; Director de la Maestría en Relaciones Comerciales Internacionales de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF); Miembro del Comité Ejecutivo del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI). Miembro del Brains Trust del Evian Group. Ampliar trayectoria.

http://www.felixpena.com.ar | info@felixpena.com.ar


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