A modo de introducción: ¿una nueva etapa en las relaciones
económicas birregionales?
La idea de una asociación estratégica entre los países
de América Latina y la Unión Europea, tiene uno de sus pilares
centrales en el desarrollo de un marco que permita profundizar las relaciones
económicas birregionales.
Al menos en relación a este pilar -que será en esta ocasión
el objeto principal de nuestro análisis-, es una idea que enfrenta
en la actualidad algunos desafíos en cuanto a su relevancia, a
su eficacia y a su credibilidad.
En el plano de la relevancia, se observa el impacto de importantes factores
que están introduciendo significativos cambios, tanto en el mapa
de la competencia económica global como en el de las negociaciones
comerciales internacionales. Es un hecho, que ambas regiones comparten
ahora la prioridad de sus relaciones recíprocas con otros focos
de atención, especialmente en sus propios entornos contiguos, y
en el Asia.
En el plano de la eficacia, los resultados obtenidos a partir, por ejemplo,
de la Cumbre de Río de Janeiro, distan de ser impactantes, al menos
hasta el presente. El fracaso en el cumplimiento de la meta de octubre
pasado en las negociaciones entre el Mercosur y la Unión Europea,
es una de las evidencias al respecto. Lo más significativo del
período de los últimos cinco años, fue el acuerdo
de libre comercio con Chile.
Y en el plano de la credibilidad, quizás por el surgimiento de
otras prioridades y por los magros resultados alcanzados hasta el presente,
no se observan muchos indicios de que ciudadanos, inversores y terceros
países, estimen como posible el que la idea de la asociación
estratégica birregional se pueda traducir en hechos significativos,
al menos en un horizonte razonable. Incluso, por momentos parecería
observarse casi una cierta fatiga en relación al tema.
Sin embargo, lo razonable es continuar trabajando con la hipótesis
que una y otra región seguirá empujando la idea de la asociación
estratégica. En parte por inercia. Pero en mucho, porque hay realidades
políticas y económicas, así como concretos intereses
que la impulsan -además de razones de tipo histórico y cultural,
sobre las cuales mucho se ha escrito-. Por más que se produzcan
alteraciones o desplazamientos -a veces circunstanciales- en las prioridades
relativas, lo cierto es que tales realidades e intereses seguirán
justificando la idea de construir una asociación estratégica
birregional. Incluso podrían tornarla más necesaria.
¿Es que la construcción de asociación estratégica
birregional, especialmente en su pilar económico, está entrando
en una nueva etapa? Todo parecería indicar que sí. El punto
de inflexión habría sido el no haber podido concluir, en
el plazo originalmente previsto, las negociaciones entre la Unión
Europea y el Mercosur. Será una nueva etapa, en la que parece recomendable
comenzar con un serio esfuerzo de reflexión sobre los desafíos
que se encaran y sobre lo que indica la experiencia acumulada en estos
últimos años, especialmente en cuánto a los métodos
a emplear en la construcción del espacio económico birregional.
Ello es así, sobre todo si se procura obtener en plazos razonables,
las ganancias de relevancia, de eficacia y de credibilidad, que han escaseado
hasta el presente.
- II -
De supuestos, enfoques y prioridades en un análisis de dinámicas
realidades multi-espaciales
La preparación de la próxima Cumbre entre la Unión
Europea y América Latina y el Caribe, prevista para los días
12 y 13 de mayo de 2006 en Viena (1), brinda una oportunidad para lo que
se puede considerar como un recomendable ejercicio de reflexión,
sobre el estado actual de la construcción de la asociación
estratégica en el plano de las relaciones económicas entre
ambas regiones.
Para que pueda ser fructífero y tener algún impacto en
la realidad, debería ser un ejercicio que involucre, en ambas regiones,
al mayor número posible de protagonistas e interesados, tanto oficiales
como de la sociedad civil, incluyendo por cierto, a la comunidad académica.
Viena, también brinda una oportunidad para el planteo -resultante
de tal ejercicio de reflexión-, de algunas ideas realistas que
contribuyan a orientar dichas relaciones en la dirección formalmente
planteada por las tres primeras Cumbres birregionales, celebradas en Río
de Janeiro (1999), Madrid (2002) y Guadalajara (2004) (2). Esto es precisamente,
la de una "asociación estratégica birregional".
El objetivo de este artículo, es entonces efectuar algunos aportes
con la intención de contribuir al desarrollo de esta recomendable
reflexión birregional.
En nuestra opinión, tal ejercicio de reflexión podría
basarse en, al menos, tres supuestos:
- el que ambas regiones están efectivamente interesadas, en atribuirle
prioridad a la definición de políticas públicas,
a la creación de instrumentos y a la formulación de reglas
de juego que penetren en la realidad, a fin de concretar lo que ha sido
enunciado como una "asociación estratégica birregional",
que incluya las relaciones económicas recíprocas, pero
sin limitarse a ellas (3).
Ello, sin perjuicio de que sea objeto de debate el que éste pueda
ser considerado como un supuesto creíble (4) y de lo complejo
que resulta precisar el alcance del concepto de asociación o
alianza estratégica en las relaciones internacionales -en parte
por el uso demasiado intensivo que de él se efectúa en
la diplomacia contemporánea (5)-. Al menos por lo que señala
en el párrafo 51 de la Declaración de Guadalajara (6),
puede suponerse que ella será construida en base a los acuerdos
de libre comercio ya firmados por la Unión Europea con México
y con Chile, y por los que están en curso de negociación
o en proceso previo al de la negociación, con las distintas subregiones
organizadas de América Latina y el Caribe.
Es éste un supuesto que, por un lado, confronta el desafío
de distinguir en las relaciones birregionales el plano del discurso
y de los pronunciamientos formales, del de los hechos concretos. La
experiencia acumulada estaría indicando que existe una cierta
tendencia a una brecha pronunciada entre ambos planos (7). Ello explicaría
un cierto déficit de credibilidad que se suele percibir en las
opiniones públicas, los empresarios y terceros países,
por ejemplo en los Estados Unidos, con respecto a las intenciones enunciadas
en el plano de las relaciones económicas birregionales. En nuestra
opinión, la distinción aportada por Ramón Torrent,
entre acuerdos "vacíos" y "llenos", brinda
un criterio válido para cualquier ejercicio orientado a apreciar
la amplitud de la mencionada brecha (8);
- el que hay un reconocimiento de la importancia de capitalizar la experiencia
acumulada durante el desarrollo de las relaciones económicas
recíprocas, por lo menos desde el establecimiento del actual
sistema de Cumbres periódicas, a fin de introducir las modificaciones
de rumbos en la ambición de los objetivos y en los métodos
de trabajo que fueran necesarios.
No hay por el momento demasiadas evidencias públicas de que se
trate de un supuesto sobre el que estén efectivamente operando,
en particular, los protagonistas oficiales. Implicaría dejar
de lado la tentación a una actitud complaciente, que considere
que todo ha ido bien en las relaciones económicas birregionales.
Es decir, que sería sólo cuestión de seguir haciendo
lo mismo que hasta el presente, pero eventualmente con más intensidad,
y
- el que una nueva realidad internacional muy dinámica, hace
que sea necesaria una visión prospectiva que permita colocar
las relaciones económicas birregionales en el marco más
amplio de un mundo de arenas movedizas o sea, en el de las tendencias
profundas que están operando continuos y significativos cambios
en el contexto internacional, tanto en el plano global como en el de
las distintas regiones, incluyendo la de la Unión Europea y la
de la propia América Latina.
Parecería ser el supuesto menos discutible, ya que encuentra
sustento en cualquier lectura, siquiera superficial, de la realidad
internacional actual. Es, por el contrario, razonable argumentar que
se debe operar con la hipótesis de que son cambios que, muy probablemente,
se acentuarán en los próximos años, modificando
sustancialmente, tanto el mapa de la competencia económica global
como el de las negociaciones comerciales internacionales. En términos
de ciclos históricos largos, no parece exagerado señalar
que se está transitando por un período revolucionario
en el sistema internacional (9).
En esta ocasión, nuestro análisis estará concentrado
en uno de los aspectos más relevantes de las relaciones económicas
entre las dos regiones.
Es el que se refiere a las condiciones institucionales (10) que inciden
en el desarrollo de los flujos bi-regionales de comercio de bienes, de
servicios, de financiamiento e, incluso, de migraciones; de inversiones
directas y de transferencia de tecnología. Incluye, por cierto,
las condiciones políticas y jurídicas bajo las cuales las
empresas originadas en una región pueden operar en la otra o sea,
todo aquello que hace a la percepción de un clima de negocios e
inversión que pueda resultar atractivo y propio de una "asociación
estratégica birregional" (11).
Tal dimensión la enfocaremos desde una de las ópticas posibles.
Ella es la de empresas, de una y otra región, que adoptan o planean
adoptar decisiones de inversión productiva en función de
los acuerdos "llenos", en el sentido ya citado de Ramón
Torrent, que institucionalizan la denominada asociación estratégica
birregional. Es una óptica relevante, aún en una perspectiva
política, pues de tales decisiones dependen en gran medida, la
creación de empleo y la generación de bienestar, que se
supone son objetivos que se persiguen con los acuerdos internacionales
que inciden sobre las relaciones económicas birregionales.
Sin embargo, cabe tener presente que el desarrollo de las relaciones
económicas birregionales se insertan en un contexto multidimensional.
Ello es así, pues están cada vez más influenciadas
por las respectivas agendas políticas y de seguridad, no sólo
de ambas regiones, pero también las globales y la de cada país
que integra la respectiva región. Ello es notorio, sobre todo,
a partir de los trágicos hechos del 11 de septiembre 2001 y del
11 de marzo 2004 (12).
También parece notorio que no son ellas agendas con contenidos
e intensidades similares, no sólo en una región y en otra,
pero incluso en cada uno de los países que las integran. Las diferencias
que se produjeron en la Unión Europea en ocasión de la guerra
de Irak, ilustran sobre ese diferencial de percepciones y sensibilidades
en relación a las cuestiones de seguridad internacional y, en particular,
respecto a la visión americana sobre el derecho a actuar unilateralmente
cuando su gobierno entiende que sus intereses vitales están comprometidos
(13).
A su vez y sin perjuicio de su autonomía relativa, cabe tener
presente que las respectivas agendas sociales -uno de los temas centrales
de la última Cumbre de Guadalajara- penetran transversalmente las
agendas económica, política y de seguridad, de ambas regiones
y de sus países miembros.
Ello es así, al menos en la perspectiva de dos de las cuestiones
centrales para la gobernabilidad democrática y la seguridad, a
nivel nacional y regional, como son por un lado la cohesión social
y, por el otro, la legitimidad social de las respuestas que articulan
gobiernos y regiones, en función de necesidades y expectativas
de sus respectivas sociedades civiles.
Por razones que pueden diferir de una región a otra, e incluso
entre los países que las componen, es natural que tanto la cohesión
social como la legitimidad social, ocupen un lugar relevante en las agendas
política y económica de ambas regiones -aunque sean diferentes
en sus contenidos, manifestaciones e intensidades-. Sin embargo, uno de
los desbalances que se puede observar al respecto en los pronunciamientos
que surgen de las Cumbres birregionales es que, en general, parecerían
tener presente prioritariamente cuestiones sociales de la realidad latinoamericana,
generando la impresión -quizás incorrecta- de que no existieran
también en la Unión Europea problemas sociales propios,
incluso serios (14).
Un enfoque multidimensional e interdisciplinario parece ser, entonces,
el más recomendable para un análisis realista de las relaciones
económicas birregionales, pues el accionar de gobiernos y regiones
en el plano internacional, es crecientemente resultante de la interacción
de tres lógicas presentes en las relaciones económicas internacionales
contemporáneas. Quizás lo ha sido siempre (15), pero ahora
aparece como más evidente. Ellas son la del poder, la del bienestar
y la de la legalidad. Son indisociables en cualquier ejercicio racional
de captar la realidad en su profundidad y, más aún, si se
efectúa en función de la necesidad de diseñar y de
poner en práctica, estrategias nacionales de inserción en
el mundo y en las respectivas regiones (16).
Es nuestra opinión -quizás influenciada por experiencias
prácticas en la función gubernamental (17)-, que sólo
con la integración sistemática de las tres lógicas
parece posible visualizar, lo que es necesario y posible en la articulación
de los intereses de la Unión Europea y de los países de
América Latina en el plano de las relaciones económicas
birregionales. Se pueden citar muchos ejemplos, por cierto. Uno de ellos
es quizás, el de algunas cuestiones complejas de la agenda de las
negociaciones en la Organización Mundial del Comercio, donde es
posible observar con claridad la constante interacción entre las
tres lógicas, especialmente en la relación triangular entre
la Unión Europea, América Latina y los Estados Unidos (18).
Un enfoque unidimensional, muy abundante en la literatura especializada
-especialmente la económica-, puede conducir incluso a una distorsión
de la realidad y, finalmente, a no captarla en su plenitud ni a operar
sobre ella con eficacia. Imaginemos las dificultades que implicaría
el tratar de entender en su profundidad -sin introducir en su análisis
la interacción entre variables políticas, económicas
y jurídicas-, la tensión constante entre el objetivo de
fortalecer el sistema comercial multilateral global -al menos formalmente
valorado por las dos regiones- y la propensión creciente a la proliferación
de acuerdos preferenciales -cualesquiera que sean sus denominaciones y
sus modalidades- (19).
Ambas regiones, a su vez, participan en los múltiples espacios
de relaciones económicas que conforman el mapa más amplio
de la competencia global (20). Conciliar en la práctica la aplicación
de un enfoque y de una estrategia de inserción internacional multi-espacial,
es quizás uno de los principales desafíos que enfrentan
hoy los gobiernos y las regiones organizadas. Es también, por cierto,
un campo abierto a la necesaria reflexión académica (21).
Es asimismo, un desafío para el número cada vez más
significativo de empresas -incluyendo las originadas en economías
emergentes- que actúan como competidores globales, y que articulan
sus estrategias de inserción internacional, con el desarrollo de
redes transnacionales -intra e inter-empresarias-, a través de
las cuales se canalizan crecientemente los flujos de comercio de bienes
y servicios, los de inversión directa y los de financiamiento (22).
No son sólo los espacios de competencia económica los que
se multiplican. Lo son también los de las negociaciones comerciales
internacionales, que pueden ser visualizadas, por sus resultados prácticos,
como otros tantos ámbitos de producción normativa y de generación
de mecanismos que aseguren la aplicación de las reglas en materia
de comercio y de inversiones, así como la solución de conflictos
entre países miembros. De ellos surgen reglas de juego que aspiran
a penetrar en la realidad -criterio de efectividad-; a producir resultados
prácticos en el plano económico -criterio de eficacia-;
a enviar señales que orienten decisiones de inversión y
estrategias empresarias -criterio de credibilidad- y a contar en los frentes
internos, con la aceptación y apoyo de las respectivas ciudadanías
-criterio de legitimidad- (23).
De hecho, las negociaciones comerciales entre la Unión Europea
y países y esquemas de integración económica en América
Latina y el Caribe, están explícitamente vinculadas con
las que se desarrollan en la Organización Mundial del Comercio
(24) e implícitamente, con las que una y otra región, desarrollan
en sus respectivos espacios contiguos (25) y con otras regiones del mundo
(26).
Comprender entonces, la dinámica existente en el tejido de la
compleja red de acuerdos preferenciales de cada una de las dos regiones,
así como los factores que inciden en su evolución, es una
cuestión que merecerá en el futuro atención prioritaria
de la otra región, como veremos más adelante.
Las relaciones económicas entre ambas regiones se reflejan, prioritariamente,
en flujos de comercio de bienes y servicios, de inversión directa
y financieros, e incluso en movimientos migratorios. Mucho se ha escrito
al respecto y en este artículo, nos remitimos a informes recientes
que brindan toda la información estadística necesaria (27).
Pero se reflejan también en su dimensión institucional,
entendida especialmente como los principios y conceptos; los métodos
de trabajo; los procesos de producción normativa; las reglas de
juego, y las formas cómo ellas son interpretadas y aplicadas, que
inciden en la evolución de los mencionados flujos y en las correspondientes
estrategias empresarias.
Como ya hemos apuntado, esta última dimensión constituirá
entonces el eje central de nuestro análisis en esta ocasión.
La consideramos relevantes por los efectos que produce, según sean
sus alcances, y que pueden reflejarse en desplazamientos de ventajas competitivas,
así como de las consiguientes oportunidades de comercio y de inversión
productiva.
Por ello es, también, una dimensión relevante en la óptica
de empresas que adoptan decisiones de inversión productiva en función
de los mercados ampliados asegurados por los respectivos acuerdos gubernamentales,
sus políticas públicas e instrumentos reguladores. Son ellas,
finalmente, las que deben extraer consecuencias prácticas en sus
estrategias de competitividad global y regional, de las señales
emitidas por los gobiernos a través de los acuerdos en los que
se comprometen y de sus propias políticas públicas.
A partir de la Cumbre de Río de Janeiro en 1999 (28), las dos
regiones canalizan tal dimensión institucional en el marco amplio
de encuentros periódicos de alto nivel político, del cual
surgen -o al menos, deberían surgir- definiciones estratégicas
y, eventualmente, hojas de ruta para impulsar el marco institucional -en
el sentido amplio antes definido-, que pretenden incidir en la intensificación
de las relaciones económicas y de las acciones de cooperación
económica, especialmente originadas -estas últimas- en la
Unión Europea y en sus países miembros.
Puede discutirse la eficacia del sistema de Cumbres (29). Las críticas
que se observan, se basan en la percepción de una tendencia a la
diplomacia mediática o de efectos especiales -esto es, una necesidad
significativa de producir noticias de algún impacto inmediato y
no necesariamente, compromisos políticos que por su contenido jurídico
sean exigibles (30)- y, en particular, en la alta variedad de situaciones
reflejadas en cada Cumbre, resultante en particular, de la heterogeneidad
y fuertes diversidades entre el peso relativo de los protagonistas, y
en el grado de organización interna de cada región (31).
Concretamente, el espacio europeo está organizado en torno a la
Unión Europea, que en el plano de las relaciones comerciales habla
con una sola voz y que en relación a otros pilares de la relación
interregional, como por ejemplo, en el político y en el de la seguridad,
presenta un cuadro de creciente aunque difícil coordinación
(32).
A su vez, el espacio latinoamericano, no cuenta con un mínimo
de organización que le permita expresarse con una sola voz o con
un razonable grado de coordinación, ni menos aún, con una
estrategia conjunta. El espacio latinoamericano es, en tal sentido, un
conglomerado de marcada heterogeneidad, casi un mosaico de evidentes diversidades,
cuando no de contradicciones. No constituye por cierto como tal, un interlocutor
válido en el plano de las negociaciones comerciales (33).
Pero lo concreto es que al presente, el sistema de Cumbres birregionales
es, por ahora el principal marco -sino el único-, para el desarrollo
de una dimensión institucional que permita impulsar las relaciones
económicas recíprocas y concretar la aparente voluntad política
de ambas regiones de trabajar juntas.
En tal sentido, preparar con realismo y, en lo posible, con eficacia
la próxima Cumbre de Viena, es algo que debería interesar
a ambas regiones y, en particular, a América Latina y el Caribe,
por ser ella la parte más débil de la relación birregional,
en términos de recursos de poder, de dimensión económica
y, por ende, de capacidad negociadora (34).
En nuestro análisis, dentro del enfoque central elegido, privilegiaremos
tres temas entre los muchos que podrían y deberían ser abordados.
Ellos son:
- el de las relaciones entre los procesos de integración subregional
de América Latina con la Unión Europea -poniendo el acento
en el Mercosur, por su importancia relativa en las relaciones económica
birregionales- (35);
- el de los factores que inciden en la dinámica institucional
de las relaciones económicas birregionales, y
- el de una posible agenda de cuestiones relevantes, que deberían
requerir una especial atención en el desarrollo del camino que
conducirá a Viena en 2006.
- III -
Del lugar que ocupan los procesos de integración subregional
de América Latina en el mapa de las relaciones económicas
institucionalizadas entre ambas regiones.
El mapa de las relaciones económicas institucionalizadas entre
la Unión Europea y América Latina, ofrece un cuadro de marcada
heterogeneidad. Refleja probablemente la diversidad de situaciones que,
como antes mencionáramos, caracteriza a la región latinoamericana.
Resulta difícil distinguir un hilo conductor en la estrategia
seguida por ambas regiones en la construcción del espacio trans-atlántico.
Del lado europeo, no existe ningún documento orientador de un alcance
similar al trazado, por ejemplo, para la región del Sudeste Asiático
(36). Menos aún, por cierto, del lado latinoamericano.
De la lectura de las Declaraciones producidas por las tres Cumbres realizadas,
tampoco surge con claridad el hilo conductor de una estrategia birregional,
ni menos aún, una hoja de ruta que indique con cierta precisión
cómo se alcanzarán los objetivos muy genéricos definidos.
Son textos -a veces demasiado largos, como por ejemplo, el de Guadalajara
que contiene 104 puntos- que tienden a presentar una recopilación
casi enciclopédica de cuestiones muy significativas, pero enhebradas
en un formato de diplomacia multilateral clásica, en el que se
expresan principios, conceptos e intenciones, por cierto que relevantes,
pero sin demasiado énfasis en precisar las consecuencias operativas,
al menos presentadas en una forma que ellas sean fácilmente perceptibles.
Podrían considerarse como una excepción en tal sentido,
a los resultados de la Cumbre de Río de Janeiro. Las diferencias
notorias en el formato de presentación de las conclusiones de las
Cumbres, podrían reflejar la ausencia de una especie de Secretaría
Permanente birregional del sistema. Al no existir, parecería que
tal formato dependería mucho del país en el cual se celebra
la Cumbre.
Al respecto, un ejemplo, lo constituye el párrafo primero de la
Declaración de la Cumbre de Guadalajara (37), cuando señala
solemnemente que los protagonistas reiteran su compromiso "con una
asociación estratégica birregional". ¿Qué
alcance efectivo tiene ese compromiso, aparentemente de fuerte valor político,
al ser visto con los ojos de la opinión pública de las respectivas
regiones, o de los empresarios e inversores, o de terceros países?
Si se colocan tales pronunciamientos de alto nivel político, por
ejemplo, en la perspectiva de la gestión de inteligencia competitiva
por parte de empresas que tienen que trazar sus estrategias con respecto
al espacio económico bi-regional, parecería que es poco
lo que ellas podrían encontrar en su contenido, que constituyan
señales orientadoras significativas para sus decisiones de inversión
productiva.
Pueden identificarse, por lo menos tres situaciones diferenciadas en
el mapa actual de las relaciones económicas institucionalizadas
entre ambas regiones. Tales situaciones reflejan lo que podría
denominarse como un modelo mixto en la construcción del espacio
birregional.
En efecto, a diferencia de lo que se observa en la construcción
del espacio hemisférico americano, la Unión Europea ha impulsado,
al menos hasta el presente, un modelo en el que por un lado existen acuerdos
preferenciales con países individuales y por el otro, acuerdos
con subregiones organizadas en torno a objetivos de integración
profunda, que incluyen la figura de la unión aduanera e, incluso,
el objetivo de un mercado común.
Tal distinción esta reflejando un interés europeo en promover
la integración económica en América Latina. Pero
también refleja la voluntad política de los países
de esas subregiones en desarrollar procesos de integración profundos.
Las tres situaciones diferenciadas son:
- la de los acuerdos de libre comercio, con contenido preferencial,
ya celebrados entre la Unión Europea y dos países de la
región. En los dos casos, se trata de acuerdos "llenos",
con compromisos exigibles que constituyen un marco de referencia preciso
para las empresas que tienen que adoptar decisión de inversión
productiva.
El primero, fue el celebrado en 1997 con México (38), tras la
conclusión del acuerdo del NAFTA. En general, es considerado
como una consecuencia de los efectos que la participación de
México en el NAFTA podría tener en las empresas europeas
que operaban o planeaban operar en ese país. A su vez, del lado
mexicano, el acuerdo contribuyó a afirmar su estrategia de diversificar
sus relaciones económicas internacionales, sea por razones económicas
como también por razones políticas -por ejemplo, minimizar
el impacto en su opinión pública del acuerdo celebrado
con los Estados Unidos, colocándolo en un espectro más
amplio de inserción externa multi-espacial-.
El segundo, fue el celebrado en 2002 con Chile (39). Al igual que el
de México, es un acuerdo de libre comercio de generación
avanzada, con amplia cobertura, con cláusulas evolutivas y un
importante énfasis en la cooperación de la Unión
Europea con Chile. Su contenido constituye un valioso precedente para
otros acuerdos birregionales.
Sin embargo, la dimensión relativa del comercio involucrado y
el hecho que la cuestión agrícola -a diferencia con el
caso del Mercosur-, no tuviera en este caso la característica
de un nudo difícil de desatar, limitan sus alcances como modelo
para otras situaciones y también su impacto real más allá
del respectivo espacio económico bilateral.
Por otro lado, abre ciertos interrogantes sobre la validez del argumento
del vínculo establecido por la Unión Europea, entre su
estrategia de acuerdos de libre comercio con la región y el proclamado
objetivo de fortalecer los procesos de integración económica.
Teniendo en cuenta el hecho que Chile es un país asociado del
Mercosur, ¿no habría tenido más sentido político,
el que la Unión Europea hubiera planteado esa negociación
como vinculada con la que por su parte ya había iniciado con
el Mercosur?
A su vez, el hecho que países de la Comunidad Andina -no todos-
y de la región Centroamericana, estén negociando o hayan
concluido acuerdos de libre comercio con los Estados Unidos (40), abre
otros interrogantes sobre cuál será, en relación
a ellos, el comportamiento concreto de la Unión Europea. ¿Abrirá
en el futuro la puerta para negociaciones de libre comercio con cada
país individual?
Ante la proliferación de acuerdos de tal tipo de los Estados
Unidos con países de ambas regiones ¿mantendrá
la Unión Europea su posición en el sentido que sólo
los negocia con cada subregión latinoamericana como conjunto?
Evidentemente no es esa la posición americana y nada indica que
ella cambiará en el futuro previsible.
- la de los acuerdos celebrados o en negociación con la región
del Caribe inglés. Son países que -en su mayoría-
integran la CARICOM (41). Las negociaciones de un Acuerdo de Asociación
Económica, se desarrollan en este caso, en el marco del Acuerdo
de Cotonu (42). Reflejan entonces una situación especial y diferenciada
de la de los otros casos.
- la de los acuerdos en proceso de pre-negociación y de negociación,
con los tres esquemas formales de integración que se desarrollan
en América Latina. Al respecto, pueden diferenciarse dos situaciones.
Una es el caso de la Comunidad Andina de Naciones (43) y la región
Centroamericana (44). La otra es la del Mercosur (45).
En estos casos, la posición de la Unión Europea ha sido
hasta el presente, la de un rechazo de la posibilidad de concluir acuerdos
bilaterales con países individuales, como sí lo hicieran
en los casos de México y de Chile.
En el caso particular del Mercosur, el argumento principal es que el
actual mandato negociador no lo permitiría. Existen ciertas evidencias
que países individuales del Mercosur, habrían planteado
en alguna ocasión tal posibilidad (46). Como se apuntó
antes, es una cuestión abierta la de cuál será
en el futuro la posición de la Unión Europea, sobre todo
si se multiplican, como se viera más arriba, los acuerdos de
libre comercio que países individuales celebran con los Estados
Unidos y, eventualmente, con otros países de fuera de la región.
En los dos primeros casos, la Unión Europea ha establecido
condiciones a fin de encarar una negociación de un eventual
acuerdo de libre comercio. La primera es que se puedan verificar progresos
significativos en el desarrollo del respectivo acuerdo de integración.
La segunda es que se hayan concluido las actuales negociaciones de
la Rueda Doha en la OMC. Serían entonces acuerdos "OMC-plus"
(47). Son condiciones similares a las que se observan con los países
del Sudeste Asiático. Pero la diferencia es que no existe en
esos dos casos, lo que sí existe en el del Sudeste Asiático,
una estrategia explícita de la Unión Europea (48)e instrumentos
orientados a preparar la etapa de la negociación de acuerdos
de libre comercio, como es, por ejemplo, el de la "Trans-Regional
EU-ASEA Trade Initiative" (TREATI) (49).
En el caso particular del Mercosur, las negociaciones formales de
un acuerdo de libre comercio se iniciaron en 1999 (50). Debían
concluir antes de fin de 2005. Se sabe que tal objetivo no fue posible
de alcanzar.
Cabe tener presente, que ambas regiones -el Mercosur y la Unión
Europea- reconocieron desde el comienzo el valor político -y
no exclusivamente comercial- de la asociación birregional,
así como lo difícil que resultaría lograr que
las negociaciones culminaran con éxito en los plazos establecidos.
Las negociaciones han sido efectivamente largas, complejas y, sobre
todo, arrítmicas. Por momentos entraron en prolongadas mesetas
sin acciones relevantes. Hasta la etapa final predominaron dificultades
e incertidumbres. Sin embargo, si se siguió insistiendo casi
hasta el último momento en el plazo del 31 de octubre, es probablemente
porque los negociadores estimaron que iban a poder concluir al menos
un primer acuerdo, que luego requeriría negociaciones adicionales
a la luz de los resultados de las de la Rueda Doha en la OMC (51).
Es quizás en esa perspectiva, que se explica la calificación
de fracaso del esfuerzo negociador que ha predominado en muchos analistas
y medios empresarios.
Por momentos y sobre todo en la última fase de la negociación,
se generó la sensación que ninguna de las partes podía
reconocer públicamente que no estaba en condiciones de llegar
a un acuerdo, al menos efectuando las concesiones mínimas que
la otra parte podía considerar como aceptable. La ausencia
de un suficiente stock de concesiones mínimas, puede explicar
la referencia que el comunicado de prensa de la reunión de
Lisboa (52) efectuara sobre el nivel de ambición que no se
pudo alcanzar.
Incluso, el seguimiento de las negociaciones por los medios de comunicación
-muchas veces la única fuente accesible para quienes no fueran
negociadores (53)- dejaba la impresión de que la principal
preocupación de cada parte era hacer recaer sobre la otra la
responsabilidad de un eventual fracaso. Y en última instancia,
ambas partes parecían coincidir, por distintos motivos, en
evitar que se instalara la idea de que el no cumplimiento del plazo
proclamado pudiera ser visualizado como un fracaso.
Un balance sobre lo ocurrido en estas negociaciones birregionales,
permite identificar por lo menos tres causas sustantivas y tres metodológicas
para explicar la ausencia de resultados -además de las conocidas
diferencias en relación al comercio agrícola, que en
buena medida debían ser resueltas en las negociaciones multilaterales
en el marco de la OMC-.
Las causas sustantivas tienen que ver, en primer lugar, con la baja
importancia relativa del Mercosur para la Unión Europea en
comparación, por cierto, a otras prioridades de mayor valor
estratégico y económico, como las resultantes de la
ampliación a Europa Central y del Este -incluso, los incentivos
para negociar podrían haber disminuido al estancarse las negociaciones
del ALCA- En segundo lugar, con el impacto en las negociaciones de
las profundas asimetrías de dimensión económica
y grado de desarrollo entre una región y otra. Y en tercer
lugar, con la percepción europea de un Mercosur poco creíble
(54) y que, en ciertos temas, habría puesto de manifiesto dificultades
de articulación en torno a la agenda negociadora -como por
lo demás también ocurriera en algunas cuestiones en
la propia Unión Europea-.
En cuanto a las causas metodológicas, las principales podrían
relacionarse con, en primer lugar, las asincronías en los avances
en los otros dos frentes negociadores importantes para la Unión
Europea y el Mercosur, esto es, la OMC y el ALCA. Recordemos que en
los tres casos se había previsto concluir al final de 2004.
En segundo lugar, con discontinuidades y fragmentaciones en la conducción
de las negociaciones, especialmente del lado del Mercosur, como consecuencia
de su perfil institucional (55). Y en tercer lugar, con una cierta
desconexión operativa entre la visión política
y estratégica de alto nivel -en particular en el caso de la
Unión Europea, tal como se reflejara en las tres Cumbres birregionales-
y lo que ocurría en las negociaciones. Ha flotado la sensación
de un insuficiente oxígeno político para las negociaciones
por la parte con más responsabilidades políticas, debido
a su mayor dimensión y grado de desarrollo relativo (56).
Lo recomendable ahora es que, al continuar negociando, ambas regiones
evalúen y capitalicen la experiencia acumulada en los años
recientes. No parecería muy recomendable, continuar el proceso
negociador sin una correcta apreciación de las causas del fracaso
en obtener los resultados esperados dentro del plazo originalmente
previsto.
El sector empresario debería tener un papel significativo
en esta evaluación y en la formulación de cursos de
acción que permitan lograr un acuerdo, a la vez equilibrado
y razonablemente ambicioso. Ello requeriría un mayor esfuerzo
de coordinación entre los empresarios del Mercosur. La reunión
plenaria del Foro Empresarial Mercosur-Unión Europea (MEBF)
(57) en Luxemburgo, los días 31 de enero y 1º de febrero
de 2005 (58), constituye una oportunidad para que los empresarios
de ambas regiones expresen su opinión sobre el futuro de estas
negociaciones birregionales.
Sin perjuicio de otros, un interés por así hacerlo,
al menos del lado del empresariado del Mercosur, debería estar
vinculado con el hecho que otras regiones y países -como es
el caso concreto de Chile- ya han logrado un acceso preferencial para
sus bienes y servicios en el mercado de la Unión Europea. Lo
mismo ocurre con el acceso preferencial ya obtenido por Chile en el
mercado de los Estados Unidos y con el que, se anticipa, lograran
al menos algunos de los países miembros de la Comunidad Andina.
Pero también debería estar vinculado, con el hecho
que la no conclusión de las negociaciones puede contribuir
a erosionar, aún más, la imagen debilitada de un Mercosur
que tiene fuertes dificultades de credibilidad, tanto internacional
como en los ciudadanos e inversores de la propia región (59).
Debemos recordar que la base de la legitimidad social del Mercosur,
es el ser percibido como una efectiva plataforma conjunta para la
transformación productiva de cada país miembro, y para
negociar con terceros países y regiones reglas de juego que
les permitan mejor competir en la economía mundial (60).
Por el lado de los empresarios, a su vez, el interés debería
ser el efecto disciplina que puede resultar tanto de un acuerdo birregional
como del propio fortalecimiento del Mercosur. Tal efecto disciplina
puede ser más notorio en relación al clima de negocios
y, en particular, a la seguridad jurídica en materia de inversiones
directas. Tiene que ver asimismo con la nivelación del campo
de juego -entre otros temas, en relación al acceso a compras
gubernamentales y a servicios, especialmente, financieros y de telecomunicaciones-,
en relación a inversiones originadas en otras regiones industrializadas
con las cuales el Mercosur proyecta concluir acuerdos de libre comercio,
como es el caso concretamente de los Estados Unidos y Canadá,
y eventualmente el Japón.
Lo concreto es que, tras la frustración de octubre pasado,
una nueva etapa se ha iniciado en las negociaciones entre el Mercosur
y la Unión Europea. Difícil es aun predecir cómo
evolucionarán ni cuando concluirán. Algunas precisiones
deberían surgir de la reunión ministerial prevista para
abril de 2005.
Al momento, tres datos son destacables. El primero, es que ambas
partes han manifestado que aspiran a concluir, en plazos razonables,
un acuerdo ambicioso y equilibrado. El segundo, es que aún
no se ha fijado, al menos formalmente, una fecha para que las negociaciones
culminen. ¿No será que es preferible no hacerlo? De
hecho se está restableciendo la simultaneidad entre los tres
frentes negociadores del Mercosur -el de la OMC, con los EEUU en el
ALCA y con la Unión Europea- (61). Tomando en cuenta la cuestión
agrícola ello es conveniente y quizás, incluso sea inevitable.
El tercero es que ahora se cuenta con una rica experiencia negociadora.
Es recomendable capitalizar lo positivo y superar algunas deficiencias
-por ejemplo, del lado del Mercosur, la mencionada ausencia de una
instancia negociadora común permanente-.
Para culminar con éxito, la negociación requiere aire
fresco (62). Son útiles nuevas ideas que tomen en cuenta cambios
en la realidad global. Lo esencial es el predominio del enfoque político
y estratégico, por sobre el estrictamente comercial y técnico.
Sólo así podrían desatarse nudos complejos de
una agenda negociadora con contenido económico y cuyos plenos
efectos, madurarán gradualmente en relación a su pleno
impacto en el comercio y en las inversiones.
- IV -
De algunos factores que pueden incidir en la evolución de las
relaciones económicas birregionales
¿Cuáles serían, al menos en la perspectiva actual,
algunas de las principales fuentes que pueden generar factores de cambio
en el desarrollo en los próximos años de las relaciones
económicas entre la Unión Europea y América Latina
y el Caribe, incluyendo, por lo tanto, el período de preparación
de la Cumbre de Viena?
Por factores de cambio, entendemos aquellos que pueden tener una incidencia
significativa en la evolución -tanto en el plano de la realidad
como en el de las recíprocas percepciones- de la prioridad e importancia
estratégica y económica relativa que cada región
tiene para la otra, así como en el desplazamiento de ventajas competitivas
y de las respectivas capacidades de negociación.
Una forma de identificarlas, es a partir de algunas tendencias profundas
que vienen operando en las relaciones económicas internacionales
en los últimos años y que, presumiblemente, se acentuarán
en los próximos.
Al respecto parece posible destacar, al menos, tres principales fuentes
generadoras de cambios en las relaciones económicas internacionales,
con probable incidencia en las birregionales:
- la primera concierne al mapa de la competencia económica global.
Los cambios que se observan al respecto, reflejan la gran dinámica
de transformaciones -incluso la volatilidad- que se manifiesta en todos
los planos en el escenario internacional global.
Son cambios que deben ser contemplados en la perspectiva, más
amplia, de la dinámica que se introdujera en las relaciones internacionales
desde el fin de la Guerra Fría y que se acentuara dramáticamente
a partir del 11 de septiembre 2001. Ellos son los que permiten precisamente
usar la imagen de un mundo de arenas movedizas. Es el caracterizado
por una aceleración vertiginosa de la velocidad en los desplazamientos
de importancias relativas entre países y regiones, así
como de ventajas competitivas y, en especial, de las respectivas percepciones
de factores de riesgo e inseguridad entre las naciones -y aún
dentro de algunas de ellas- (63).
Sin perjuicio de otros -vinculados principalmente a innovaciones tecnológicas-merece
destacarse el que se ha denominado como el "despertar de las grandes
ballenas". Esto es el hecho, quizás irreversible, del nuevo
protagonismo económico global de los emergentes "monsters
countries" -en el sentido de George Kennan - (64).
Sin dudas, el caso más notorio es el de China (65). Pero otras
"ballenas" se destacan al respecto como son, en especial,
los casos de India y Rusia (66). La incorporación de China a
la OMC ha acelerado la globalización de la competencia económica
mundial. Ella se acentuará con la próxima adhesión
de Rusia.
En parte, como ha señalado Marcos Jank (67), ese nuevo protagonismo
se debe al hecho de haber optado estos países o estar en proceso
de hacerlo, por modelos de eficiencia económica y por el ejercicio
de una voluntad explícita de protagonismo económico global.
Pero, en nuestra opinión, en mucho se debe también, al
hecho de haber ellos adoptado pautas de una creciente gobernabilidad
democrática -o al menos, pre-democrática-. Estos hechos
no indican tendencias irreversibles. Sin embargo, es evidente que tienen
una incidencia en la percepción que pueden tener otros países
y, muy en particular, las grandes redes transnacionales de producción,
en el sentido que ellos ofrecen ahora un horizonte razonable de previsibilidad
en su comportamiento interno e internacional, que incentiva decisiones
de inversión (68).
Son conocidas las proyecciones sobre el crecimiento económico
de estas grandes economías emergentes -a las cuales pueden sumarse,
entre varias otras, Brasil, Indonesia, México, África
del Sur y algunos países del Norte de África, y una vez
superada los efectos de su más reciente crisis, quizás
también la Argentina (69)- y sobre su incidencia en lo que será
en las próximas dos décadas su participación en
el producto bruto mundial y en el comercio global (70). Representarán
en un mediano plazo el 40% de la población mundial y una parte
creciente del producto bruto y del comercio global. Una marcada diferencia
con el pasado, será que una proporción creciente de sus
poblaciones accederá gradualmente, a pautas y niveles de consumo
propios de los consumidores de niveles altos y medios de los países
más desarrollados (71).
Para ilustrar la verdadera dimensión del fenómeno, vale
la pena citar a Kim Clark, el decano del Harvard Business School, cuando
afirma en relación a los nuevos protagonistas de la competencia
económica global: "simplemente no hemos comprendido plenamente
el completo impacto de 2.500 millones de personas entrando a la economía
mundial de la que no eran parte aún" (72).
En relación a América Latina y, en particular, a Sudamérica,
el reciente viaje del Presidente de China a países de la región
ha actualizado su interés estratégico en una relación
muy intensa proyectada hacia el futuro. Tal interés es definido
en el discurso de fondo que Hu Jintao pronunciara en el Congreso del
Brasil (73). Es un interés que, como veremos luego, podría
acrecentar significativamente la propensión de competidores globales
de invertir en países de América del Sur, especialmente
en aquellos mejor dotados con una relativa abundancia de recursos naturales
valiosos para la China.
- la segunda fuente de cambios, concierne al mapa de las negociaciones
comerciales internacionales. Coinciden ahora, por un lado las de alcance
global en el marco de la Rueda Doha en la OMC, con las que originan
la creciente proliferación de acuerdos preferenciales, tanto
entre regiones como dentro de algunas de ellas.
La proliferación de acuerdos regionales y comerciales, con preferencias
exclusivas para sus socios, se manifiesta al menos formalmente en el
marco de lo autorizado por los compromisos asumidos en la OMC, en especial
en el del artículo XXIV del GATT-1994 y en el de la Cláusula
de Habilitación pactada en la Rueda Tokio, en 1979. Constituyen
excepciones legítimas al principio de no discriminación
y al tratamiento de más favor (74).
Todos prevén tratamientos discriminatorios con respecto a bienes
y servicios provenientes de países que no son parte del acuerdo
preferencial respectivo. Lo hacen en el caso de los bienes, especialmente
a través de un arancel externo común o de reglas de origen
específicas. Pero también lo hacen en varios casos, a
través de tratamientos preferenciales en materia de servicios,
de inversiones y de compras gubernamentales. Adoptan múltiples
modalidades, en particular las previstas en las normas de la OMC en
materia de zonas de libre comercio, de uniones aduaneras, y de tratamientos
preferenciales para países en desarrollo y entre países
en desarrollo (75).
La conclusión reciente de un acuerdo de libre comercio entre
China y los países de la ASEAN (76) y el inicio de negociaciones
con otros países -en lo inmediato Chile e incluso probablemente
los del Mercosur-, así como el ingreso de Japón y Corea
a la tendencia de negociación de redes de acuerdos preferenciales,
probablemente tendrá una incidencia marcada en la aceleración
del denominado "efecto dominó" que ellos están
produciendo en el escenario de las relaciones económicas internacionales
(77).
Al fenómeno creciente de proliferación de acuerdos preferenciales,
debe sumarse además el de la concentración del poder real
de crear reglas de juego del comercio mundial y de la competencia económica
global y regional, en un número reducido de grandes países
o bloques regionales.
Este último fenómeno adquiere mayor importancia para todos
los países -tanto los formadores ("rule-makers") como
los tomadores de reglas ("rule-takers") (78), si se considera
que -según una gráfica expresión- la OMC y otros
acuerdos regionales ahora "tienen dientes" (79). Esto es,
han mejorado sustancialmente su capacidad de tornar exigibles las reglas
de juego a través de la eficacia de sus mecanismos de solución
de controversias (80). Una ilustración de tal expresión,
es la de casos recientes tanto entre países industrializados
(varios casos en la OMC, entre los Estados Unidos y la Unión
Europea), como entre países en desarrollo y países industrializados
(como por ejemplo, los casos del algodón entre Brasil y los Estados
Unidos, y del azúcar, entre Brasil y la Unión Europea,
ambos ganados en primera instancia por el Brasil) (81).
En esta perspectiva, cobra fundamental importancia para países
en desarrollo que individualmente sólo pueden ser tomadores de
reglas, tanto el articular alianzas con otros países en los foros
comerciales internacionales -como han sido, por ejemplo, los denominados
"G.20" y "G.90" en el ámbito de la OMC -,
a fin de adquirir capacidad para incidir en la producción de
nuevas reglas, como así también, el extraer todas las
consecuencias de un sistema de comercio internacional que es orientado
por reglas ("rule-oriented") que permiten, utilizadas con
inteligencia, atenuar las tendencias naturales a orientar el sistema
en torno a consideraciones de poder ("power-oriented") (82).
Tanto la proliferación de acuerdos preferenciales, como la dinámica
de coaliciones negociadoras flexibles -de geometría variable
y organizadas en función de cuestiones específicas, por
ejemplo de la agenda negociadora en la OMC- están reflejando
en el plano de las negociaciones comerciales internacionales, el mencionado
carácter multi-espacial de la competencia económica global.
En el escenario internacional actual, los países tienden a posicionarse
en múltiples tableros de ajedrez al mismo tiempo -un verdadero
juego en simultáneas-, entablando en cada uno de ellos coaliciones
que no necesariamente se reflejan en los otros. Incluso la figura de
"poker en simultáneas", podría ilustrar mejor
una de las características del actual juego de las relaciones
económicas internacionales, tanto a escala global como regional,
dada la natural propensión de los protagonistas a practicar sistemáticamente
el "bluff".
A su vez, el fenómeno de la proliferación de acuerdos
preferenciales está generando en el marco de algunos acuerdos
de integración económica demandas de flexibilidad en los
compromisos que se asumen con otros países o bloques de países.
Tal caso de los que se desarrollan entre países en desarrollan
y contienen -o proyectan tener- un arancel externo común. Eso
se observa en las modalidades adoptadas en recientes acuerdos celebrados
por el Mercosur en los que, en un marco normativo que es común
a todos los países socios, se adoptan compromisos específicos
y diferenciados, para cada uno de ellos (83). Podría observarse
también, en el futuro, en las negociaciones birregionales con
la Unión Europea.
Y, por sobre todo, la proliferación de acuerdos preferenciales,
está incidiendo en la posibilidad de lograr el objetivo de fortalecer
el sistema comercial multilateral global, ya que generan una fragmentación
del cuadro normativo del comercio internacional. Tal fragmentación
repercute en dificultades operativas para competidores globales -por
ejemplo, por la multiplicidad de reglas de origen- (84), e introduce
elementos de incertidumbre sobre las reglas de juego que rigen el comercio
mundial (85). Existe además la tentación de los países
incluidos en acuerdos preferenciales a perder el entusiasmo por la extensión
a los excluidos, de los beneficios exclusivos en ellos obtenidos (86).
Otro plano en el que se observa una proliferación de acuerdos
entre países y grupos de países, es el del tratamiento
a la inversión extranjera, incluyendo su protección. En
este plano, se manifiesta una marcada fragmentación de las reglas
de juego y de los mecanismos de solución de controversias, que
a diferencia de lo que ocurre en el plano del comercio internacional,
no se insertan en un marco institucional multilateral de alcance global
(87). Los intentos de generar tal marco, han fracasado hasta el presente
(88) y tampoco se ha logrado el necesario consenso para incluir el tema
las negociaciones de la Rueda Doha de la OMC.
- la tercera fuente de cambios, tiene relación con el desarrollo
de grandes redes transnacionales de producción y comercio, originadas
en los países más industrializados y en los últimos
años también, en numerosos países emergentes.
Son redes a través de las cuales se canalizan una parte muy significativa
-se estima en alrededor del 70%- de los flujos globales de comercio
de bienes y servicios, de inversiones productivas y financiamiento,
y de progreso técnico. Operan a escala global y regional, fragmentando
las cadenas productivas y practicando la maquila, el "out-sourcing"
y el "offshoring" (89). Maximizan con tales prácticas,
ventajas originadas en acuerdos preferenciales y los diferenciales de
costos de mano de obra, incluyendo la calificada.
Son redes altamente sensibles al clima de inversión, como también
a la percepción de condiciones de gobernabilidad y de estabilidad
económica que prevalece en los distintos países. Son igualmente
sensibles a los índices de competitividad, de corrupción
y de riesgo-país, que diferencian a los países en los
que pueden radicar sus operaciones. Sus intereses -y los de los países
en los cuáles tienen su epicentro- las llevan a favorecer los
intentos de standardización de reglas de juego de calidad y que
se cumplan, especialmente en el ámbito multilateral global de
la OMC y en el de los acuerdos preferenciales denominados "Norte-Sur".
- V -
De una posible agenda de cuestiones relevantes a analizar
Del análisis efectuado, puede extraerse un listado de algunas
cuestiones relevantes que requerirán de un mayor esfuerzo de reflexión
entre ambas regiones.
Ellas pueden articularse en, al menos, dos planos complementarios de
una posible agenda de reflexión birregional.
El primero plano, es el de los cambios en el mapa de la competencia
económica global.
Se refiere a los principales efectos que pueden preverse en el desarrollo
de las relaciones económicas y en las respectivas negociaciones
comerciales, entre la Unión Europea y la región de América
y el Caribe, como consecuencia de los cambios mencionados más arriba.
Al menos pueden destacarse tres probables efectos más significativos,
sin perjuicio de otros.
Ellos son:
- acentuar el interés de ambas regiones -así como de otros
países y regiones- en el fortalecimiento del sistema comercial
multilateral global de la OMC.
Tal fortalecimiento debería traducirse -al menos en teoría-
en mejores condiciones de acceso a mercados; en la plena incorporación
de la agricultura a sus reglas de juego; en una orientación firme
a colocar la expansión del comercio en función del desarrollo
económico, y en una mayor disciplina colectiva en el desarrollo
de acuerdos preferenciales.
La conclusión de la Rueda Doha -en la medida que se pueda
cumplir en plazos razonables una parte sustancial de sus objetivos
originales-, permitiría encauzar la plena incorporación
de la agricultura a las disciplinas de la OMC. Tal objetivo permitiría
a su vez, desatar los principales nudos que han afectado la evolución
de las negociaciones entre la Unión Europea y el Mercosur (90).
Por su parte, la cuestión de las disciplinas colectivas en
materia de acuerdos preferenciales podría adquirir mayor relevancia,
precisamente por la tendencia ya mencionada, impulsada por las principales
economías del mundo, a un incremento significativo del número
de acuerdos que se negocian, concluyan y ponen en práctica
(91).
El hecho que en algunos casos, tales acuerdos pudieran estar orientados
básicamente en función de agendas políticas y
de seguridad, concretamente de los Estados Unidos, merece una atención
especial. De confirmarse una tendencia actual al respecto, puede preverse
que el efecto de fragmentación del sistema comercial multilateral
global será más agudo y que escapará a lo que
podría ser aceptable desde un punto de vista fundamentalmente
económico (92).
Con la publicación reciente del informe de la denominada "Comisión
Sutherland" (93), los países miembros de la OMC cuentan
ahora con un diagnóstico que debería permitir el debate,
con mayor profundidad, de los cursos de acción que podrían
contribuir al fortalecimiento del sistema comercial multilateral global.
Incluye propuestas concretas.
Una pregunta a responder en relación a esta cuestión
sería la siguiente: ¿están la Unión Europea
y los países de América Latina y el Caribe, interesados
y en condiciones de sumar esfuerzos a fin de contribuir con su acción
al fortalecimiento de la OMC? y, si lo estuvieran, ¿cuentan
con los mecanismos apropiados a fin de traducir una voluntad política
en tal sentido, en iniciativas y propuestas concretas que puedan aspirar
al consenso de los otros países miembros?
La experiencia acumulada desde el inicio de la Rueda Doha, permite
pronosticar que más allá de coincidencias filosóficas
y de principios, será difícil observar en los próximos
años una acción concertada y sistemática de ambas
regiones en procura de tal objetivo.
Sin embargo, avances significativos en el tratamiento de la cuestión
agrícola -en sus tres pilares de acceso a mercados, subsidios
domésticos y subsidios a las exportaciones-, permitirían
luego dar el salto a acuerdos "OMC-plus", como los que se
han planteado tanto en la Cumbre de Guadalajara para la región
latinoamericana -concretamente se utiliza la expresión en relación
a Centroamérica y a la Comunidad Andina-, como en un reciente
documento de estrategia de la Unión Europea con los países
de la ASEAN (94).
Mientras tanto, parece recomendable acentuar los esfuerzos de lecturas
compartidas de los efectos sobre el sistema comercial multilateral
global, de cambios que se están produciendo en el escenario
internacional y, en particular, en el mapa de la competencia económica
global.
Debería ser éste, uno de los objetivos principales
de las actuales redes académicas birregionales, como así
también de mecanismos de interacción empresaria, como
es el caso del antes mencionado MEBF.
Un ejercicio de este tipo debería tener, además, como
prioridad el permitir la identificación de cuestiones relevantes
en las que la alianza estratégica birregional, podría
ejercer una influencia a de fin contribuir al fortalecimiento del
multilateralismo y, en particular, de la OMC.
Algunas de esas cuestiones podrían dar lugar, incluso a una
acción conjunta con otros países y regiones vinculados
a las crecientes redes de acuerdos preferenciales y de coaliciones,
que están enhebrando tanto la Unión Europea como los
países latinoamericanos.
De allí que también en este plano de la lectura compartida
de la realidad internacional, parece recomendable procurar el efecto
enriquecedor que puede resultar de confrontar perspectivas e ideas,
con instituciones académicas de otras regiones, especialmente
de América del Norte y del Asia.
-
acelerar la tendencia a diversificar el ámbito de las relaciones
externas, a través del desarrollo de estrategias multi-espaciales
de inserción económica internacional, en particular,
por medio de distintas modalidades de acuerdos preferenciales celebrados
en el marco de las disciplinas colectivas de la OMC, así como
de múltiples coaliciones negociadoras.
Varios países latinoamericanos han acentuado recientemente,
sus iniciativas de diversificación de "asociaciones o
alianzas estratégicas" con otros países y regiones.
Es el caso por cierto de Chile. Pero más importante -por su
dimensión económica significativa- es la estrategia
que al respecto está desarrollando el Mercosur y, en el plano
bilateral, algunos de sus miembros, en especial el Brasil. Los acuerdos
del Mercosur con la India y con África del Sur, son primeros
pasos en esa dirección, como lo serían también
las intenciones de abrir negociaciones de libre comercio -o al menos
entrar en etapas preparatorias- con la China, el Canadá, entre
otros países (95).
Lo más probable es que en los próximos años,
sean muchos otros los países que acentúen su tendencia
a diversificar los espacios de relaciones económicas estratégicas
y preferenciales en los que se insertan. Tal diversificación
se está desarrollando incluso dentro de ambas regiones, como
lo ponen de manifiesto la reciente ampliación de la Unión
Europea y los próximos pasos que se darán en el futuro,
tanto con la incorporación de nuevos países miembros
-Turquía y los de Europa del Este-, como con la asociación
con países de la cuenca del Mediterráneo (96). En cierta
forma, debería colocarse en tal perspectiva el anuncio de la
creación de la Comunidad Sudamericana de Naciones, aún
cuando es notorio que el camino a recorrer será largo y plagado
de todo tipo de dificultades (97).
-
intensificar la competencia entre los países emergentes y
en desarrollo por atraer inversiones productivas, ofreciendo un clima
de negocios apropiado y una red de acceso al mayor número de
mercados posibles.
Ello implicará, para cada país, trabajar simultáneamente
en dos frentes: el interno, en particular, afirmando condiciones y
expectativas de gobernabilidad democrática, de estabilidad
macroeconómica y de seguridad jurídica, y el de la inserción
internacional, a través del logro de condiciones estables de
acceso al mayor número de mercados y de compromisos que se
asuman -efecto anclaje- a fin de preservar una razonable disciplina
colectiva en sus políticas económicas y sectoriales.
Son estos últimos, objetivos que en principio deberían
resultar de la conclusión de la Rueda Doha y del fortalecimiento
de la OMC. Pero que, simultáneamente, los países continuarán
procurando a través de sus propias redes de acuerdos preferenciales,
en particular con los países o grupos de países industrializados,
concretamente con los Estados Unidos y con la Unión Europea.
En relación a los tres efectos antes mencionados, merecería
un lugar especial la atención a prestar, en el ámbito del
análisis de las relaciones económicas birregionales y de
las modalidades de su evolución futura, al fenómeno que
se ha denominado el "despertar de las ballenas" y, en particular,
del caso China.
No sólo cabe examinar qué nuevos desafíos se plantean
a las dos regiones en el desarrollo de su alianza estratégica -incluyendo
la redefinición de sus objetivos y modalidades operativas-, pero
particularmente, cuáles son las nuevas oportunidades de inversiones
conjuntas que pueden resultar de la significativa expansión de
la demanda mundial que podría producirse, como consecuencia de
ese fenómeno, en los próximos diez a veinte años.
En nuestra opinión, ello requerirá de una visión
conjunta, efectuada tanto en el plano gubernamental, como en el empresario
y académico, sobre el impacto que podrían producirse en
las relaciones económicas birregionales, por ejemplo, en materia
de oportunidades de inversiones y de emprendimientos conjuntos en el campo
de la energía, los alimentos, la infraestructura física,
y el transporte y la logística.
El segundo plano de cuestiones relevantes para una agenda de reflexión
birregional, es el de las negociaciones económicas y comerciales
entre la Unión Europea y los esquemas de integración regional
en América Latina.
El aprendizaje acumulado en los últimos años -al menos
a partir de la primera Cumbre de Río de Janeiro- permite identificar
algunas cuestiones relevantes para la futura acción birregional.
Por su importancia económica relativa, tales cuestiones surgen
del análisis de la experiencia acumulada en las negociaciones birregionales,
especialmente, entre el Mercosur y la Unión Europea.
Algunas de las cuestiones que parecerían requerir atención
prioritaria, son:
- la de la conveniencia y viabilidad de un modelo mixto en la construcción
del espacio económico birregional -acuerdos con países
individuales y con subregiones organizadas-, frente a la alternativa
de sustituirlo por un modelo más próximo al que han privilegiado
hasta el presente los Estados Unidos, esto es el de un modelo centrado
en un gran espacio de libre comercio con países individuales
y no necesariamente con subregiones organizadas -como se refleja en
el CAFTA, pero sobre todo en el caso de la Comunidad Andina de Naciones,
en el que no todos los países miembros concluirían acuerdos
de libre comercio con los Estados Unidos-. La distinción es que
en un caso, se observa que el fortalecimiento de los procesos de integración
a nivel subregional es un objetivo valorado y explícito. No lo
sería así en el otro caso. Pero ante la realidad del predominio
de acuerdos con países individuales en el caso hemisférico,
¿podrá observarse en el futuro un cambio en la estrategia
seguida por la Unión Europea? Mucho dependerá de lo que
ocurra en el caso del Mercosur, en cuanto a su propia coherencia interna
y grado de profundización y, en particular, en cuanto a la posibilidad
que finalmente se pudiera concluir un acuerdo "4+1" con los
Estados Unidos.
- la de que tipo de métodos de trabajo orientados a facilitar
la articulación de intereses de ambas partes, conviene emplear
en el desarrollo de las respectivas negociaciones birregionales, a fin
de adaptarlos a las demandas originadas en la ambición de los
objetivos procurados y su consiguiente complejidad;
- la de cómo lograr un reflejo adecuado sobre los respectivos
mecanismos de negociación, de la visión estratégica
que ambas partes proclaman formalmente como orientadora de la construcción
gradual de la asociación birregional, procurando la canalización
oportuna hacia las instancias negociadoras, del necesario impulso político
de alto nivel;
- la de las modalidades para una efectiva vinculación entre los
objetivos y mecanismos referidos a los tres principales pilares de la
asociación birregional, esto es, el político, el de la
cooperación, y el del espacio de libre comercio en el marco de
la normativa de la OMC, a fin de evitar que ellos sean objeto de un
tratamiento por separado y se pierdan los efectos de una sinergia estimulante.
En particular, parecería recomendable el establecer un estrecho
vínculo entre el pilar de la cooperación económica,
con el de las negociaciones comerciales, a fin de asegurar una relación
funcional y dinámica entre ambos;
- la de cómo alcanzar una razonable continuidad en los equipos
negociadores y, además, en el caso concreto del Mercosur, un
grado adecuado de coordinación tanto en la definición
de los objetivos a alcanzar, como en la de los contenidos concretos
de las negociaciones. Eventualmente, ello podría requerir: la
formulación por parte del Mercosur, de un documento de estrategia
de negociaciones comerciales internacionales o al menos, de las birregionales;
la designación por ambas partes de un negociador jefe de alto
nivel político, con suficiente autoridad y estabilidad y, nuevamente
del lado del Mercosur, una activa participación de la Secretaría
Técnica junto con los equipos negociadores;
- la de la eficacia de las Cumbres periódicas entre ambas regiones,
a fin de transformarlas en un mecanismo idóneo para asegurar
un suficiente y real impulso de alto nivel político, a la construcción
de una asociación birregional resultante de una red de acuerdos
diferenciados -pero vinculados entre sí- concluidos por la Unión
Europea con los distintos países y subregiones de América
Latina. Eventualmente ello podría requerir cambiar el mecanismo
de preparación de las Cumbres, a fin de asegurar el hilo conductor
entre una y otra Cumbre, así también como el formato de
su Declaración Final, que probablemente debería ser más
reducida en su extensión y más orientada a fijar una hoja
de ruta, con objetivos y metas a alcanzar hasta la siguiente Cumbre,
como fuera en parte el caso de la primer Cumbre realizada en Río
de Janeiro;
- la del desarrollo de mecanismos que permitan una efectiva participación
de la sociedad civil y de sus representantes -especialmente, los parlamentos
y las instituciones empresarias y sindicales-, que sea adecuada a fin
de reflejar los intereses de todos los potenciales ganadores y perdedores
de ambas regiones, y a fin de lograr construir consensos que aspiren
a contar con una legitimidad social sustentable. Parecería fundamental
que, al menos en el caso de los esquemas subregionales de integración
latinoamericana, tal participación sea asegurada, en primer lugar
en el ámbito nacional de cada uno de los países participantes
-este es un campo en el cual algunos países que ya han negociado
con la Unión Europea, sea acuerdos de adhesión o de libre
comercio, podrían aportar su valiosa experiencia en el marco
de programas de cooperación de la Comisión Europea y,
eventualmente de otros organismos de cooperación internacional,
como el propio Banco Interamericano de Desarrollo- y luego en el propio
ámbito subregional;
- la de cómo asegurar la canalización de opiniones y propuestas
por parte de las empresas de ambas partes, en particular en relación
a la creación de un clima de negocios e inversión apropiados;
al desarrollo de mecanismos de facilitación de comercio e inversiones,
y la formulación de instrumentos que estimulen el desarrollo
de emprendimientos conjuntos, especialmente en el marco de la Estrategia
de Lisboa (98). Tal objetivo debería procurarse, sea en relación
a las empresas que en la actualidad participan más activamente
en las relaciones económicas birregionales -especialmente a través
de inversiones-, como también en relación a las que aún
no participan -muchas ellas medianas y pequeñas sin experiencia
internacional y cuya incorporación a la competencia económica
en el espacio birregional ampliado debería ser uno de los principales
objetivos a lograr-;
- la de la instrumentación de un grado elevado de transparencia
sobre las negociaciones, a fin de permitir su seguimiento y decodificación
por las respectivas sociedades civiles, sectores interesados y medios
académicos, diseminando a través de Internet y en forma
oportuna, los proyectos de textos -como ocurriera en el caso del ALCA-
y las respectivas ofertas negociadoras -como es frecuente en la actualidad
en diferentes países;
- la del análisis continuo de la interacción entre el
desarrollo de las negociaciones birregionales, con las que tienen lugar
en el ámbito de la Rueda Doha de la OMC y las del plano hemisférico,
en particular, con los Estados Unidos en el ámbito del ALCA o,
de un eventual acuerdo "4+1" con el Mercosur;
- la de la necesidad de extraer suficientes consecuencias prácticas
-tanto en el plano de las negociaciones gubernamentales, como en los
de las diplomacias empresaria y académica- de la dimensión
triangular de la relación que tanto en materia política
y estratégica, como en el de la competencia económica,
del comercio y de las inversiones, existe -y en realidad ha existido
siempre- entre los países miembros de América Latina -especialmente,
los del Mercosur-, los de la Unión Europea y los Estados Unidos
(99);
- la de la exploración de todas las opciones que permite el marco
relativamente flexible establecido por las reglas de juego de la OMC
en la celebración de acuerdos preferenciales, como por ejemplo,
para fijar un período de transición en el que se escalonen
compromisos y se utilicen cláusulas evolutivas. En el caso del
Mercosur- podría recurrirse a un primer acuerdo conteniendo un
"stock preferencial" inicial suficiente a fin de cumplir con
el artículo XXIV del GATT-1994 y abrir luego un proceso negociador
pautado -agenda negociadora y cronograma-destinado a profundizar dicho
"stock preferencial" a la luz de los resultados de la Rueda
Doha -esto es, un "stock preferencial Doha-plus" (100);
- la de la necesidad de explicitar en forma suficiente a las respectivas
opiniones públicas -incluyendo sus legítimos representantes
en los Parlamentos-, los criterios utilizados para apreciar el valor
de los resultados que se aspira alcanzar con las negociaciones birregionales,
en particular, en términos de inversiones que faciliten la transformación
productiva y la integración económica entre los países
latinoamericanos y, concretamente, los países miembros del Mercosur
(101), y, finalmente
- la de introducir un enfoque y medidas favorables a la preparación
de los países latinoamericanos, en el marco de sus respectivos
esquemas de integración, para afrontar los desafíos de
competitividad que implicará el espacio económico ampliado
por los respectivos acuerdos birregionales -aplicando el concepto de
"transición asistida" en el cual la Unión Europea
ha acumulado valiosa experiencia (102)-, incluyendo incentivos a la
transformación productiva conjunta entre países latinoamericanos,
así como la puesta en práctica de una solidaridad activa
con las economías más pequeñas y de menor desarrollo
relativo -por ejemplo, con la aplicación del concepto de "cooperación
triangular" (103).
- VI -
A modo de conclusión: ¿es razonable esperar progresos significativos
en la construcción del pilar económico de la alianza estratégica
birregional?
En la construcción de espacios económicos internacionales
-en este caso birregionales o, más exactamente, bi-multi-regionales,
por la diversidad de realidades que engloba el difuso concepto de América
Latina- siempre es posible progresar, si es que los objetivos perseguidos
tienen la relevancia y la prioridad necesarias, como para atraer suficiente
energía política -esto es una dosis adecuada de atención
del alto nivel político- y si, además, se emplean métodos
de trabajo eficaces.
Es nuestra opinión, que a fin de poder efectuar algunos progresos
sustantivos durante el período que conduce a la próxima
Cumbre de Viena, en la construcción del pilar económico
de la asociación estratégica entre la Unión Europea
y América Latina, un ejercicio de reflexión birregional
debería conducir al logro de al menos tres objetivos prioritarios
-sin perjuicio de otros que puedan ser también relevantes-:
- en primer lugar, ayudar a capitalizar la experiencia acumulada en
los últimos años, con el objetivo de precisar el modelo
de asociación birregional conveniente y posible, y a fin de evitar
en el futuro, concentrar esfuerzos en objetivos difíciles de
lograr por ser demasiado ambiciosos y de bajo rendimiento, así
como en seguir utilizando métodos de trabajo que ya habrían
demostrado ser poco eficaces;
- en segundo lugar, colocar el proceso de construcción del pilar
económico de la asociación estratégica entre ambas
regiones, en la perspectiva más amplia de los cambios que se
están produciendo en los mapas de la competencia económica
global y de las negociaciones comerciales internacionales, que están
siendo impulsados -entre otros factores- por el protagonismo creciente
de por lo menos tres "monsters countries" emergentes, esto
es, China, India y Rusia, y
- en tercer lugar, contribuir a poner de relieve la importancia de asegurar
el predominio de la finalidad política en la construcción
de la asociación estratégica y, en su marco, la necesidad
de darle un contenido realista y equilibrado a los compromisos económicos
que se adopten en el plano del libre comercio y de la cooperación
productiva, utilizando al respecto, la idea de una evolución
gradual en base a instrumentos flexibles, compatibles con una adecuada
interpretación del grado de permisibilidad que otorga la normativa
del GATT-1994 y del GAT's.
Lo razonable es, por cierto, que se pueda avanzar en la construcción
de la asociación estratégica entre la Unión Europea
y América Latina y, en lo que ha sido el tema principal de nuestro
interés en esta oportunidad, en la de su pilar económico.
Los objetivos definidos son aún válidos y la relevancia
sigue siendo significativa para ambas partes.
Con su logro, los países de América Latina, ganarían
al diversificar sus espacios de inserción económica internacional
y al contar con relaciones institucionalizadas con un socio con poder
económico, gran mercado, y fuente de inversiones, de tecnologías
y de cooperación internacional.
A su vez la Unión Europea, ganaría a través de la
contribución que tal asociación puede significar al objetivo
de fortalecer un sistema internacional multilateral y multipolar, y al
efecto positivo que podría tener sobre sus cuantiosas inversiones
ya existentes -o las futuras- y sobre el comercio recíproco, una
América Latina en la que la democracia, la estabilidad política,
la cohesión social, la transformación productiva y la integración
económica, ganen espacios crecientes e irreversibles.
(1) Así está previsto en el punto 104 de la Declaración
de Guadalajara. Ver su texto en el Portal de la Unión Europea: http://europa.eu.int/
(2) Ver amplia información sobre las Cumbres birregionales, incluyendo
los textos de las Declaraciones y otros documentos originados en las instituciones
europeas, en el Portal citado en la nota l. Ver también, LEIVA Patricio
(ed), "Una Asociación Estratégica para el Siglo XXL",
CELARE, Santiago de Chile 1999. Sobre las Cumbres de Río de Janeiro
y de Madrid, y el significado de la de Guadalajara, ver CELARE, "Unión
Europea, América Latina y el Caribe: Aportes a la III Cumbre-Guadalajara
2004", CELARE, Santiago de Chile, 2004.
(3) Los tres pilares sobre los cuáles se construye la alianza estratégica
son el del diálogo político, el de las relaciones económicas
y financieras, y el de la cooperación, especialmente en los campos
de la educación, de las cuestiones sociales y culturales, y del desarrollo
científico y tecnológico.
(4) Ver por ejemplo, lo que sostiene al respecto Susanne Gratius, en
un artículo titulado "¿Europa todavía juega
un papel importante en Latinoamérica?" publicado Europa-América
Latina: análisis e información", n° 15, Centro
de Estudos de la Fundación Konrad Adenauer, Brasil, abril 2004,
ps. 21 a 32.
(5) Fue en la Cumbre de Río de Janeiro en 1999, donde se precisaron
los principales elementos atribuidos al concepto de asociación
estratégica aplicado, concretamente, al espacio birregional. Pero
un ejemplo del contenido amplio que suele atribuírsele a tal concepto,
es el de las declaraciones del actual Embajador de España en la
Argentina, con motivo de la visita reciente del Jefe de Gobierno de España
a Buenos Aires, en la que afirma, respondiendo a la pregunta sobre qué
significa una alianza estratégica entre España y la Argentina:
"supone que las autoridades se reúnen a menudo en el máximo
nivel, que hay una agenda de temas internacionales y nacionales comunes,
que España quisiera fortalecer su presencia a través de
la inversión, que los problemas que puedan tener las colectividades
españolas aquí o la Argentina en España serán
considerados de manera especial y que se intentará empujar el comercio".
(6) Ver su texto en el Portal mencionado en la nota 1.
(7) Ver, por ejemplo, el trabajo de Susanne Gratius, mencionado en la
nota 4. El vértigo actual de la diplomacia de alto nivel, tanto
multilateral como bilateral, quizás explique la tendencia que se
observa en la proliferación de pronunciamientos -muy frecuentemente
considerados como "histórico" por sus protagonistas-
sin contenido preciso ni inclusión de compromisos jurídicos
a ellos vinculados. Sirven por cierto para señalizar un derrotero
deseable y para expresar voluntad política. Pero su abuso contribuye
a erosionar su eficacia -incluso política- y su credibilidad.
(8) Ver TORRENT Ramón, "Derecho y Práctica de las
Relaciones Exteriores en la Unión Europea", Cedecs, Barcelona
1998, especialmente en su capítulo VIII, páginas 195 y ss.
(9) Esta expresión está empleada en el sentido de HOFFMAN
Stanley, "The State of War: Essays on the Theory and Practice of
International Politics", Frederick A. Praeger, New York 1965.
(10) Más en el sentido de NORTH Douglas C. "Institutions,
Institucional Change and Development", Cambridge University Press,
Cambridge 1990. Ver también, PEÑA Félix, "Concertación
de intereses, efectividad de las reglas de juego y calidad institucional
en el Mercosur", Red Mercosur-Fundación Konrad Adenauer, Montevideo
2003, y BOUZAS Roberto y SOLTZ H, "Instituciones y mecanismos de
decisión en procesos de integración asimétricos:
el caso del Mercosur", Arbeitspapier nro. 1, Hamburg, Institut fur
Iberoamerika Kunde, 2002.
(11) Se supone que una asociación o alianza estratégica
económica institucionalizada entre dos regiones, está orientada
a facilitar el desarrollo del comercio e inversiones recíprocas
y, por lo tanto, a generar instituciones y reglas de juego que faciliten
las actividades empresarias.
(12) Ver entre otros, VALLADAO Alfredo y DA MOTTA VEIGA Pedro, "Political
Issues in the EU-Mercosur Negotiations", Chaire Mercosur de Sciences-Po
Working Group on EU-Mercosur Negotiations, Paris 2003 y, en particular,
el artículo de VASCONCELOS Alvaro, "Back to the future? Strengthening
EU/Mercosur Relations and Reviving Multilateralism", ps. 25 a 43
y el comentario de Alfredo VALLADAO, en ps. 45 a 49. Ver también
los artículos de Alfredo Valladao, de Alvaro Vasconcelos y de Klaus
Bodemer, en GIORDANO Paolo (ed), "An Integrated Approach to the European
Union-Mercosur Association", Chaire Mercosur de Sciences-Po, Paris
2002.
(13) Ver, por ejemplo, KAGAN Robert, "Il Diritto di Fare la Guerra:
Il Potere Americano e la Crisi di Legitimita", Mondadori, Milano
2004.
(14) Un ejemplo puede ser el del tratamiento en la Cumbre de Guadalajara
de la denominada cuestión social.
(15) Ver, entre muchos otros, el libro de Stanley Hoffman citado en
la 9, así como también las obras del profesor John Jackson,
de la Georgetown University.
(16) Ver entre otros varios trabajos del autor referidos a este tema
(se pueden consultar en www.felixpena.com.ar y también en, "Momentos
y Perspectivas. La Argentina en el mundo y en América Latina",
Eduntref, Buenos Aires 2003), el artículo citado en la nota 10.
(17) El autor se ha desempeñado como negociador comercial internacional
en la Cancillería y en el Ministerio de Economía de la Argentina.
(18) Tanto la cuestión agrícola como la de la proliferación
de acuerdos preferenciales, parecería requerir para ser captadas
en su plenitud, un análisis multidimensional e interdisciplinario,
en el que se aborden simultáneamente factores políticos,
económicos y jurídicos que operan, tanto en el plano internacional
como en el interno de cada país o, al menos, de los más
relevantes. Otros ejemplos recientes pueden ser el del fin de la denominada
"cláusula de paz" y del régimen de cuotas textiles
en el Acuerdo de Textiles y Vestimentas - ATV-.
(19) Sobre este tema ver el reciente informe del Banco Mundial, "Global
Economic Prospects: Trade, Regionalism and Development", Washington
2005 (www.worldbank.org)
(20) Los países latinoamericanos han celebrado en los últimos
años -o están empezando a negociar, distintos acuerdos preferenciales-
A su vez con respecto a la Unión Europea, vale la pena citar un
párrafo del reciente informe de la Comisión Sutherland -"The
Future of the WTO. Adressing institutional challenges in the new millennium",
Report by the Consultative Board to the Director-General Supachai Panitchpakdi",
WTO 2005 en www.wto.org. - que al referirse a la erosión del principio
de no discriminación en la OMC, en la página 21 señala
como ejemplo, que la Unión Europea: "has its MFN tariff fully
applicable to only nine trading partners, albeit including the US and
Japan. All other trading partners are granted concessional market access
under Article XXIV, the Enabling Clause, GSP schemes, "Everything
but Arms" and other relationships".
(21) Pueden mencionarse algunas publicaciones recientes sobre la dimensión
multi-espacial de las relaciones económicas internacionales, en
los casos de la Unión Europea y de América Latina. Ver,
entre otras, KÜHNHARDT Ludger, "The Global Proliferation of
Regional Integration: European Experience and Worlwide Trenes", Discusión
Paper, C.136, Center for European Integration Studies -ZEI-, Bonn University,
2004, y SANTANDER Sebastian (coord.), "Globalisation, gouvernance
et logiques regionales dans les Amériques", Cahiers du GELA-IS,
Université Libre de Bruxelles, 2004.
(22) Ver, entre otros, el informe de la UNCTAD, "World Investment
Report, 2002", Part Two, "TNCs & Export Competitiveness",
United Nations, 2002, en www.untad.org.
(23) Ver, entre otros, el artículo del autor citado en la nota
10.
(24) Ver presentación de THORSTENSEN Vera, "O impacto da
nova agenda da OMC", en la reunión del Forum Euro-Latinoamericano,
Lisboa, 12 al 13 de octubre de 2004.
(25) En el caso de los países latinoamericanos, los que se celebran
en el marco de la ALADI y los espacios hemisférico y sudamericano;
y en el caso de la Unión Europea, los celebrados con otros países
europeos que no son miembros y con países asociados de la región
del Mediterráneo.
(26) Según señala el informe de la Comisión Sutherland,
citado en la nota 20, se estima que hacia finales de 2007 el número
de acuerdos preferenciales en vigencia efectiva podría aproximarse
a los 300, sobre unos 150 que actualmente están siendo efectivamente
aplicados. En el caso de la región latinoamericana, a los ya concluidos,
especialmente por Chile y México con países del Asia, deben
sumarse los que resultarán de negociaciones anunciadas e inclusos,
recién comenzadas, como es el caso de la negociación de
un acuerdo de libre comercio entre Chile y China, iniciada el 25 de enero
2005.
(27) Ver, en particular, el informe Integración y Comercio en
América, de Mayo 2004, elaborado con motivo de la Tercera Cumbre
América Latina y el Caribe-Unión Europea. Para datos sobre
migraciones de América Latina, ver "Migración en América
Latina: Repercusión en Europa", Fundación Konrad Adenauer
en Brasil, diciembre 2004.
(28) Ver información y los textos respectivos en el Portal mencionado
en la nota 1. Para un análisis de las relaciones birregionales,
ver ROY Joaquín, DOMÍNGUEZ RIVERA y VELÁZQUEZ FLORES
Rafael (coordinadores), "Retos e Interrelaciones de la Integración
Regional: Europa y América", México 2003.
(29) Ver el artículo de Susanne Gratius, citado en la nota 4.
(30) Ver el libro del profesor Ramón Torrent, citado en la nota
8.
(31) Ver artículo de MALAMUD Carlos, "Spain and Latinamerica:
Global vs. Bilateral Relations", en Newsletter, nº 8, 12/1/2004,
del Real Instituto Elcano, www.realinstitutoelcano.org.
(32) Ver entre otros, ZILLER Jacques, "The Challenge of Governance
in Regional Integration. Key Experiences from Europe", presentado
en Second Annual Conference of ELSNIT, Florence, October 29-30, 2004.
(33) Este es un punto señalado por muchos observadores y autores.
Ver, asimismo, la entrevista al autor "Latinoamérica no existe",
en Gazeta Mercantil Latinoamericana, Sao Paulo, semana del 15 al 21 de
junio de 1997.
(34) Ver los datos que ilustran lo afirmado -que son por demás
conocidos- en el Portal citado en la nota 1 y en el informe del BID citado
en la nota 27.
(35) Sobre la importancia relativa de las relaciones entre la UE y el
Mercosur -de larga tradición a través del tiempo- comparar,
por ejemplo, los datos incluidos en las notas 38, 39, 40, 41, 43, 44 y
45. Además de la relevancia del Mercosur para las empresas europeas
que operan en América Latina -ilustrada por el stock de IED originada
en Europa y distribuida en cientos de empresas- el comercio UE-Mercosur,
ha representado en los últimos años un 50% del comercio
entre la UE y América Latina.
(36) ver información en el Portal citado en la nota 1. El documento
se titula "A new partnership with South East Asia", Communication
from the Commission, COM (2003) 399/4.
(37) ver su texto en el Portal mencionado en la nota 1.
(38) En 2003, el comercio de México con la UE (23.4b.u$s) representó
el 7% de su comercio exterior total y el 1% del comercio exterior total
de la UE-15. A su vez, la participación del comercio de México
representó el 25% del total de América Latina con la UE.
Cabe resaltar que, a diferencia de lo que ocurriera con los otros socios
comerciales de la UE en América Latina, en el caso de México,
sus importaciones originadas en la UE casi triplicaron a sus exportaciones
hacia la UE. El stock en México de IED originada en la UE alcanzó
en 2001, 24.1b.Euros. Para estadísticas detalladas sobre el comercio
de México con la UE, ver el informe del BID citado en la nota 27.
Además, sobre las relaciones económicas, el desarrollo del
Acuerdo de Libre Comercio y la cooperación económica entre
la UE y México, consultar el Portal citado en nota 1 y www.economia.gob.mx.
(39) En 2003, el comercio de Chile con la UE (8.1b.u$s) representó
el 22.3% de su comercio exterior total y el 0.4% del comercio exterior
total de la UE-15. A su vez, la participación del comercio de Chile
representó el 8.9% del total de América Latina con la UE.
El stock en Chile de IED originada en la UE alcanzó en 2001, 14.7b.Euros.
Para estadísticas detalladas sobre el comercio de Chile con la
UE, ver el informe del BID citado en la nota 27. Además, sobre
las relaciones económicas, el desarrollo del acuerdo de libre comercio
y la cooperación económica entre la UE y Chile, consultar
el Portal citado en nota 1 y www.direcon.gob.cl. Sobre el Acuerdo de Libre
Comercio entre Chile y la Unión Europea, ver LEIVA LAVALLE Patricio,
"La Asociación Estratégica Chile-Unión Europea",
CELARE, Santiago de Chile 2003.
(40) En relación a los acuerdos de libre comercio, ya negociados
con los países centroamericanos y República Dominicana -CAFTA-
y los en curso de negociación Colombia, Ecuador y Perú,
ver www.ustr.gov .
(41) En 2003, el comercio de los países de la CARICOM con la
UE (2.4b.u$s) representó el 15.3% de su comercio exterior total
y el 0.2% del comercio exterior total de la UE-15. A su vez, la participación
del comercio de la CARICOM representó el 2.9% del total de América
Latina con la UE. Para estadísticas detalladas sobre el comercio
de la CARICOM con la UE, ver el informe del BID citado en la nota 27.
Además, sobre las relaciones económicas, las negociaciones
comerciales y la cooperación entre la UE y la CARICOM, consultar
el Portal citado en la nota 1 y www.caricom.org.
(42) Ver el Portal citado en la nota 1.
(43) En 2003, el comercio de la Comunidad Andina de Naciones con la
UE (11.8b.u$s) representó el 13% de su comercio exterior total
y el 0.6% del comercio exterior total de la UE-15. A su vez, la participación
del comercio de la CAN representó el 12.8% del total de América
Latina con la UE. Para estadísticas detalladas sobre el comercio
de los países de la CAN con la UE, ver el informe del BID citado
en la nota 27; ver asimismo el documento estadístico de la CAN
-SG/de 104, del 17 de enero 2005, 4.27.63, en la página Web oficial
de la CAN. Además, sobre las relaciones económicas, las
negociaciones comerciales y la cooperación económica entre
la UE y la CAN, consultar el Portal citado en la nota 1 y www.comunidadandina.org.
El 21 de enero 2005, se realizó en Bruselas, la octava reunión
del Comité Mixto UE-CAN -celebrada en el marco del Acuerdo de Cooperación
entre ambas partes-. En ella se acordó el lanzamiento oficial de
un proceso conjunto para evaluar el grado de integración económica
de la región andina con vistas a abrir posteriormente negociaciones
de libre comercio. Es una de las dos condiciones previstas en la Declaración
de Guadalajara. El otro se refiere a la conclusión de la Rueda
Doha. Para la evaluación se estableció un Grupo de Trabajo
Ad-Hoc. También se analizó el impacto del nuevo Sistema
Generalizado de Preferencias "SGP+" de la Unión Europea.
(44) En 2002, el comercio de Centroamérica con la UE (3.3b.u$s)
representó el 10.4% de su comercio exterior total y el 0.3% del
comercio exterior total de la UE-15. A su vez, la participación
del comercio de CA. representó el 4% (2003) del total de América
Latina con la UE. Para estadísticas detalladas sobre el comercio
de los países centroamericanos con la UE, ver el informe del BID
citado en la nota 27. Además, sobre las relaciones económicas,
las negociaciones comerciales y la cooperación económica
entre la UE y los países de Centroamérica, consultar el
Portal citado en la nota 1 y www.sgsica.org. El 19 de enero 2005, se realizó
en Bruselas la decimotercera reunión del Comité Mixto UE-Centroamérica
-celebrada en el marco del Acuerdo de Cooperación entre ambas partes,
firmado en 1993-. Al igual que en el caso de la Comunidad Andina de Naciones,
se lanzó el proceso de evaluación de la integración
regional en Centroamérica; se estableció al respecto un
Grupo de Trabajo "Ad Hoc" y, entre otros temas, se analizó
el impacto del SGP+.
(45) En 2003, el comercio del Mercosur con la UE (35b.u$s) representó
el 23.5% de su comercio exterior total y el 2% del comercio exterior total
de la UE-15. A su vez, la participación del comercio del Mercosur
representó el 44.4% del total de América Latina con la UE
-había llegado a ser el 52.4% en 1995-. Una característica
que distingue al comercio del Mercosur con la UE, con respecto al de otros
orígenes, es el de la importancia relativa de los productos agropecuarios
en sus exportaciones hacia la UE, que representaron un 24.6% en 2001.
Los países del Mercosur han sido tradicionalmente los principales
receptores latinoamericanos de IED originada en la UE. Incluso, el stock
de IED de origen UE en el Mercosur (127b.Euros), es superior al de la
ASEAN (36b.Euros) y al de China (14b.Euros) y representaba aproximadamente
el 70% del latinoamericano (176b.Euros), según datos para 2001
de Eurostat. Para estadísticas detalladas sobre el comercio del
Mercosur con la UE, ver el informe del BID citado en la nota 27. Además,
sobre las relaciones económicas, las negociaciones comerciales
y la cooperación económica entre la UE y el Mercosur, consultar
el Portal citado en la nota 1 y, entre otras fuentes de información
de los países miembros del Mercosur, www.mre.gov.br y www.mrecic.gov.ar.
Sobre las negociaciones económicas birregionales entre el Mercosur
y la Unión Europea, ver los libros e informes publicados por la
Cátedra Mercosur, en www.chairemercosur.sciences-po.fr. El informe
preparado por el Grupo de Expertos de la Cátedra Mercosur, sobre
los principales nudos de las negociaciones comerciales y sobre cómo
desatarlos, mantiene hoy su vigencia, tras el fracaso de octubre de 2004.
Ver VALLADAO Alfredo (ed), "Concluding the EU-Mercosur Agreement:
"Feasible" Scenarios", y la síntesis introductoria
de PEÑA Félix y MESSERLIN Patrick, Chaire Mercosur de Sciences-Po
Paris, Paris 2004. Ver, asimismo y entre otros libros y artículos
recientes que analizan las relaciones económicas y las negociaciones
económicas birregionales, Ver también, PEÑA Félix,
"El Mercosur y la Unión Europea tras la Cumbre de Río
de Janeiro: un horizonte negociador desafiante", en LEIVA Patricio
(ed) citado en la nota 2, páginas 255 a 284. Asimismo, ver MARCONINI
Mário y FLORES Renato (organizadores), "Acordo Mercosul-Uniao
Européia: Além da Agricultura", CEBRI-Fundación
Konrad Adenuaer, Río de Janeiro 2003; CRISTINI Marcela, "Mercosur-Unión
Europea: Bases y perspectivas de la negociación", en Europa-América
Latina: Análisis e Informaciones nº 12, Fundación Konrad
Adenauer, Río de Janeiro, Julio 2003; KEGEL Patricia Luiza y AMAL
Mohamed, "Mercosul e Uniao Européia: uma perspectiva estratégica",
Revista Temas de Integração, Coimbra, 2004. Este último
artículo contiene un detenido apartado con datos y análisis
sobre la importancia relativa del Mercosur en las IED de la UE en el mundo
en desarrollo. Sobre el tema de la cooperación birregional UE-Mercosur
y la Estrategia de Lisboa, ver el informe del Instituto de Estudos Estratégicos
e Internacionais, "Investimentos, innovaçao e mutacoes sociais",
IEEI, Lisboa, diciembre 2004.
(46) Ver entrevista a Pascal Lamy, en diario "La Nación",
de Buenos Aires, el 19 de enero de 2005, páginas 1 y 9.
(47) Ver el Portal citado en la nota 1 y en el caso de la CAN, el párrafo
53 de la Declaración de Guadalajara.
(48) Ver el artículo de Susanne Gratius, citado en la nota 4.
(49) Ver documento citado en la nota 36.
(50) Ver las fuentes citadas en nota 45. Sobre la evolución en
el período 2003-2004 de las negociaciones comerciales internacionales
en las que participan el Mercosur -y la Argentina-, ver la serie de notas
"negociaciones internacionales", en la página Web del
autor: www.fpena.fundacionbankboston.edu.ar.
(51) Ver la introducción de PEÑA Félix y MESSERLIN
Patrick en el libro de la Chaire Mercosur, Sciences-Po Paris, editado
por Alfredo Valladao y citado en la 44.
(52) Ver la nota de prensa nº 491 del 22 de octubre de la Cancillería
del Brasil, en www.mre.gov.br.
(53) En la actualidad, es posible para cualquier persona interesada
seguir las negociaciones comerciales internacionales de varios países,
con información muy actualizada, en las páginas Web de los
respectivos gobiernos. Ver, por ejemplo, la página Web del Ministerio
de Relaciones Exteriores y Comercio Internacional de Australia: www.dfat.gov.au.
No ocurre lo mismo en el caso de las negociaciones entre el Mercosur y
la Unión Europea, a pesar de que la tecnología de información
disponible, sí lo debería permitir. En el caso más
concreto del Mercosur, la información disponible en páginas
Web es bastante limitada. Consultar al respecto la página Web oficial
del Mercosur, www.mercosur.org.uy y compararla con la de por ejemplo,
la Comunidad Andina de Naciones, www.comunidadandina.org y con la de la
ASEAN, www.asean.org .
(54) Muchos artículos de opinión publicados en la prensa
de los países miembros del Mercosur, no contribuyen necesariamente
a fortalecerlo.
(55) La Presidencia pro-tempore rota cada seis meses. Lo mismo ocurre
en la Comunidad Andina de Naciones. Pero a diferencia del Mercosur, el
Secretario General de la CAN -actualmente, el ex Canciller del Perú,
Embajador Allan Wagner, que cuenta con una amplia experiencia internacional-
participa de todas las reuniones negociadoras con la Unión Europea,
como ocurriera precisamente en la última reunión de la Comisión
Mixta birregional, que tuviera lugar en Bruselas el 21 de enero 2005 -ver
al respecto la nota 44-. En el caso del Mercosur, ni el Presidente del
Comité de Representantes ni el Secretario Técnico, son invitados
a participar.
(56) Sobre las asimetrías de dimensión económica
y de poder político relativo entre ambas regiones se ha escrito
mucho y no parece necesario repetir los datos. Sin embargo, ver al respecto
los libros, informes y artículos citados en la nota 46.
(57) Ver el libro del Foro Empresarial Mercosur-Unión Europea
(MEBF), "Recomendaciones para un Acuerdo de Libre Comercio",
MEBF-Fundación Konrad Adenauer, Brasil, Río de Janeiro 2004.
(58) Este artículo ha sido concluido antes de la celebración
de la reunión plenaria del MEBF en Luxemburgo. Por ello no se examina
su declaración final. Ver www.mebf.org.
(59) Ver, entre otras expresiones, la entrevista a Pascal Lamy, citada
en la nota 46.
(60) Entre muchos otros artículos, ver al respecto BOUZAS Roberto,
"Mercosur diez años después: ¿proceso de aprendizaje
o déja vu", en Desarrollo Económico, vol.41, n°
161, julio-septiembre 2001; BOUZAS Roberto y SOLTZ H, "Instituciones
y mecanismos de decisión en procesos de integración asimétricos:
el caso del Mercosur", Arbeitspapier nro. 1, Hamburg, Institut fur
Iberoamerika Kunde, 2002, y PEÑA Félix, "O Mercosul
e as relacões entre Argentina e Brasil: perspectivs para avaliacão
e propostas de acão", en Revista Brasileira de Comércio
Exterior, n° 81 - outubro/dezembro de 2004, páginas 3 a 7.
(61) Ver la presentación mencionada en nota 24.
(62) Este punto fue resaltado por varios participantes en el Seminario
de la Cátedra Mercosur, de Sciences-Po, Paris, realizado en Paris
el 9 de diciembre de 2004
(63) Ver artículos citados en la nota 12.
(64) Ver, KENNAN George, "Around the Cragged Hill: A Personal and
Political Philosophy", W.W.Norton and Company, New York/London, 1993,
páginas 142 y siguientes.
(65) Para un estudio reciente sobre el impacto de China en América
Latina, ver IADB, "The Emergence of China: Opportunities and Challenges
for Latin America and the Caribbean", Washington 2004 (www.iadb.org)
(66) Ver WILSON Dominic y PURUSHOTHAMAN Roopa, "Dreaming with BRICs:
The Path to 2050", Global Economics Paper Nº 99, Goldman Sachs,
October 2003. Ver también GUPTA S.P. "India: Vision 2020",
Planning Commission, Government of India, New Delhi, December 2002. Asimismo,
ver NATIONAL INTELIGENCE COUNCIL, "Mapping the Global Future",
Report of the National Intelligence Council'a 2020 Project, December 2004.
Ver asimismo, JANK Marcos, "India: reformas e reinserçâo
internacional", en O Estado de S.Paulo, del 1º de febrero de
2005.
(67) Ver artículo de JANK Marcos "A nova geografía
do mundo", en O Estado de Sao Paulo, del 1º de junio 2004(www.iconebrasil.org.br).
(68) Ver, entre muchos otros, la nota de LANGNER Christopher, "China
e India desplazan a América Latina en la lucha por la inversión
extranjera directa", en Wall Street Journal Américas, del
12 de octubre de 2004, p. 6.
(69) Si bien de una dimensión menor al de las grandes economías
emergentes, una vez superadas las dificultades evidenciadas por los acontecimientos
políticos y económicos de finales de 2002, la Argentina
por su nivel de desarrollo relativo y su potencial económico, no
sólo en la producción de alimentos, tiende a ser nuevamente
visualizada como un espacio atractivo para las inversiones productivas,
en particular, teniendo en cuenta su inserción en el Mercosur y
sus incidencia en la región sudamericana.
(70) Ver los informes citados en notas 65 y 66. Ver asimismo, el artículo
de HUTZLER Charles, "La carrera por ser la principal economía",
en The Wall Street Journal Americas, enero 25 de 2005, página 5;
el informe publicado por la revista BusinessWeek sobre "The China
Price", edición del 6 de diciembre de 2004; el informe de
la revista Express sobre "Chine: Le pays de tous les records",
edición del 6 de diciembre de 2004, y el del Financial Times, "China",
del martes 7 de diciembre de 2004.
(71) Ver los informes citados en las notas 65, 66 y 70.
(72) Citado en suplemento del Financial Times sobre "The Future
of Work", september 27, 2004.
(73) Ver una síntesis en www.chinabroadcast.cn
(74) Ver artículo de PEÑA Félix, "Overview
of New Trends in Dispute Settlement Mechanisms under Preferential Trade
Agreements", en el libro LACARTE Julio y GRANADOS Jaime, citado más
adelante, en la nota 80, páginas 335 a 354.
(75) Ver el informe del Banco Mundial, citado en la nota 19.
(76) Ver el texto del acuerdo en www.asean.org
(77) Ver el informe del Banco Mundial citado en la nota 19 y el informe
de la Comisión Sutherland, citado en la nota 20.
(78) Ver el artículo de VALLADAO Alfredo, "Regulating the
legitimate use of force. A post "9-11" challenge for the EU-Mercosur
political dialogue", en el libro editado por Paolo Giordano, citado
en la nota 12.
(79) Ver MONTAÑA MORA, M, "A GATT with Teeth: Law wins over
Politics in the Resolution of International Trade Disputes", en Columbia
Journal of International Law, vol. 31 nº 1, 1993 páginas 103-180.
(80) Ver al respecto, LACARTE Julio y GRANADOS Jaime, "Solución
de Controversias Comerciales Intergubernamentales: Enfoques Multilaterales
y Regionales", publicación de BID-INTAL-ITD, Buenos Aires,
2004 y "Inter-Governmental Trade Dispute Settlement: Multilateral
and Regional Approaches", Cameron May, London 2004. También
ver, entre otros, PEREZ GABILONDO José Luis, "Manual sobre
Solución de Controversias en la Organización Mundial del
Comercio", Eduntref, Buenos Aires 2004.
(81) Ver al respecto, www.wto.org .
(82) Ver JACKSON John, "The Jurisprudence of GATT & the WTO:
Insights on Treaty Law and Economic Relations", Cambridge University
Press, 2000, ps. 8 y 9.
(83) Es el caso, por ejemplo, del Acuerdo con la Comunidad Andina de
Naciones (www.mercosur.org.uy y www.comunidadandina.org) y del acuerdo
marco celebrado con México (www.mercosur.org.uy y www.economia.mex.gob).
(84) Ver el informe citado de la Comisión Sutherland en su página
25.
(85) Sobre la cuestión de las reglas de origen, ver el capítulo
"Rules of Origin", del libro de VALLADAO Alfredo y BOUZAS (ed),
"Market Access for Goods & Services in the EU-Mercosur Negotiations,
Chaire Mercosur de Sciences-Po, Paris 2003.
(86) Ver el informe citado de la Comisión Sutherland en su párrafo
84.
(87) Ver el artículo de PEÑA Félix, "The role
of ICSID in investor-state dispute resolution: lessons from the "Argentinean
cases", Buenos Aires, Julio 2004 en www.fpena.fundacionbankboston.edu.ar
, así como la bibliografía allí incluida sobre la
cuestión del tratamiento a la inversión extranjera y de
la solución de controversias que puedan originarse entre inversores
y Estados nacionales.
(88) Ver referencias en el artículo citado en la nota 87.
(89) Es mucho lo que se ha escrito al respecto. Pueden citarse, entre
otros, dos artículos. Uno de D'ANDREA TYSON Laura, "Offshoring:
The Pros and Cons for Europe", en BusinessWeek, December 6, 2004,
p. 14. El otro, de KING Jr Neil, "El auge de China e India sacude
los paradigmas mundiales de negocios", en Wall Street Journal Americas,
del 27 de septiembre de 2004, p. 4
(90) Ver la presentación de Vera Thorstensen citada en la nota
24.
(91) Ver el informe citado de la Comisión Sutherland en su capítulo
II.
(92) Ver el informe citado de la Comisión Sutherland en sus páginas
22 y 95. Este tema también fue planteado por uno de los ponentes
en el Seminario Anual de la Cátedra Mercosur, realizado en Paris
el 9 de dicidembre 2004.
(93) Ver su texto en www.wto.org
(94) Ver el documento citado en la nota 36.
(95) Ver al respecto información en www.mre.gov.br y en www.mrecic.gov.ar
(96) ver información en el Portal citado en nota 1.
(97) Ver el texto de la Declaración de Cuzco sobre la Comunidad
Sudamericana de Naciones, adoptada en la Cumbre Sudamericana celebrada
en Cuzco el 8 de diciembre 2004, en www.mre.gov.br y en www.comunidadandina.org
. Para un análisis sobre la construcción del espacio sudamericano,
ver un artículo del autor, titulado "El alcance de la institucionalización
del espacio sudamericano",
publicado en el diario El Cronista, de Buenos Aires, el 6 de Diciembre
de 2004. La reciente Cumbre del Cuzco, podría estar indicando un
deslizamiento del regionalismo latinoamericano hacia un modelo de regionalismo
multipolar, propio de la región del Asia. Sobre el espacio sudamericano,
ver SERBIN Andrés, "Vers un espace sud-américain?.
Le long et difficile chemin de l'Amérique du Sud vers l'integration",
en SANTANDER Sebastián (coord), citado en la nota 21, páginas
219 a 255. Ver sobre el regionalismo multipolar asiático, el libro
de PENNETTA Piero, "Il Regionalismo Multipolare Asiatico: contributo
al diritto della cooperazione istituzionalizzata fra Stati", G.Giappichelli
Editore, Torino 2003.
(98) Ver al respecto el informe del IEEI mencionado en la nota 45.
(99) Ver al respecto, BODEMER Klaus, GRABENDORFF Wolf, JUNG Winfrid
y THESING, Josef (eds), "El Triángulo Atlántico: América
Latina, Europa y los Estados Unidos en el Sistema Internacional Cambiantes",
ADLAF y Fundación Konrad Adenauer, 2002.
(100) Ver el artículo de PEÑA Félix y de MESSERLIN
Patrick, citado en la nota 51.
(101) Ver las publicaciones citadas en las siguientes notas 101 y 102.
(102) Ver el libro "El Mercosur y la Unión Europea",
conteniendo el informe elaborado por la UNTREF y CEFOP, con el apoyo de
la Misión de la Unión Europea en Argentina, Buenos Aires
2004.
(103) Ver CARI-Fundación Konrad Adenauer, Argentina, "Gobernabilidad
y Desarrollo en el Sur de las Américas: Elementos para una Agenda
de Cooperación Regional", informe coordinado por Félix
Peña, Buenos Aires 2004.
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