¿Cuáles serán en el futuro los requerimientos en
materia de formación de profesionales y expertos en comercio exterior,
teniendo en cuenta los cambios pronunciados que se observan en el mapa
de la competencia económica global? E, incluso, ¿cuáles
serán los requerimientos de formación de los propios empresarios
que aspiran a ser competidores globales?
En torno a estas preguntas y otras que surgirán luego, quisiera
hoy avanzar algunas reflexiones con la idea de contribuir a un debate
que deberíamos impulsar en los medios empresarios, profesionales
y académicos especializados. La reflexión y el debate continuo
sobre los requerimientos formativos en el comercio exterior de los próximos
años y décadas, está instalado en muchos países
que compiten con el nuestro.
Es una reflexión muy necesaria, dado que estamos entrando en una
nueva etapa en la competencia económica global y regional. Esta
nueva etapa tendrá una profunda implicancia para las empresas que
compiten activa o pasivamente en los mercados internacionales y, por lo
tanto, en los requerimientos de formación de quienes cumplen funciones
directivas y técnicas y, más aún, para quienes asumen
riesgos como empresarios.
La oferta educativa actual en materia de comercio exterior está
articulada, por un lado, en torno a Tecnicaturas - como es el caso, por
ejemplo, de la Escuela de Comercio Exterior de Fundación BankBoston
- y Licencias, y por otro lado, en torno a la formación de post-grado
de especialistas en relaciones comerciales internacionales. Cito como
un ejemplo con el cual estoy vinculado, el caso de la Maestría
en Relaciones Comerciales Internacionales de la Universidad Nacional de
Tres de Febrero, cuyo énfasis principal está puesto en la
formación de aquellos que quieren trabajar en el Estado o con el
Estado -desde las empresas- en los temas vinculados al comercio exterior,
a las políticas comerciales externas y a las negociaciones comerciales
internacionales. Incluso, cuando se le puso el nombre tanto a la Licencia
que dicta la UNTREF, como a la Maestría -ha ocurrido así
en otras universidades- se optó por el nombre de Relaciones Comerciales
Internacionales, buscando abrir el espectro de temas que se iban a cubrir,
yendo más allá de lo que había sido hasta ese momento
la oferta más tradicional que es la de formación de operadores
de comercio exterior. La Maestría está más orientada
a la formación de estrategas en el campo del comercio exterior,
o de quienes participan en la formulación y aplicación de
políticas públicas comerciales externas. Pero también
está orientada a perfeccionar la formación de profesionales
con aptitudes para decodificar las negociaciones comerciales internacionales
y sus resultados, en la perspectiva de empresas inserta en la competencia
económica global.
Comenzaré refiriéndome a los cambios que se están
operando en la competencia económica global y luego avanzaré
algunas reflexiones en torno a las que podrían ser necesidades
futuras en materia de formación de empresarios y de cuadros técnicos,
con particular referencia a aquellos que se desempeñan en pequeñas
y medianas empresas - pero también será válido el
planteo para los de las empresas grandes o las empresas que operan en
el país y que son parte de redes internacionales -.
Para enmarcar los apuntes relacionados con el tema central de nuestra
presentación, debemos comenzar por señalar cuan profundos
son los cambios que están teniendo lugar en la competencia económica
global. Son ellos cambios de tal profundidad que recién ahora,
en los últimos tiempos, estamos comenzando a tomar plena conciencia,
de lo que ellos significan para el futuro de nuestra inserción
económica en el mundo y en la región. Y no sólo en
Argentina. Kim Clark -Decano de la Harvard Business School, citado en
un excelente suplemento del Financial Times del 27 de septiembre último,
sobre el futuro del trabajo en el mundo -, ponía el acento en una
de las fuentes principales de los cambios que se están observando.
Señalaba, que "aún no hemos comprendido bien lo que
significa el hecho que 2500 millones de individuos se incorporan a la
competencia económica global". Se refiere a la incorporación
plena de China, de India, crecientemente de Rusia, de Vietnam y de otros
países de magnitud, que sumados significan mucho para la competencia
económica global. Son países que han optado por modelos
de eficiencia económica y sobre todo, han optado por participar
activamente en la competencia económica global. Esto se refleja
en la incorporación de China en la OMC y pronto también
la de Rusia. Pero por sobre todo -y éste es un dato no económico
pero que potencia desde el punto de vista de inversores internacionales
el alcance de este nuevo fenómeno- son países que han alcanzado
condiciones razonables de gobernabilidad. Es decir, que generan expectativas
fundadas de estabilidad en sus opciones económicas fundamentales.
Este fenómeno podemos denominarlo como "el despertar de las
ballenas". Son grandes "ballenas" que estaban, por cierto,
en el mercado, pero eran participantes muy pasivos y marginales, y que
han decidido incorporarse plenamente en el juego de la competencia económica
global. Esto significa que, países que representan - sumados los
antes mencionados con un grupo de 7 u 8 países, entre los cuales
debe incluirse el Brasil, que es un país que está cada vez
más activo en el comercio internacional- alrededor del 40% de la
población mundial y representan hoy en día un 7-8% del Producto
Bruto Mundial. Uno de ellos- China- tiene tasas de crecimiento anuales
del 9%, por lo tanto, proyectado al 2010 y con más razón
todavía al 2020, esto significa que la participación de
estos países en el Producto Bruto Mundial será cada vez
más importante, creciendo su participación no sólo
en la demanda de recursos naturales, sino también en la de bienes
de consumo final. Tomemos en cuenta lo que significará el hecho
de que estos países con cerca del 40-50% de la población
mundial, cuenten en los próximos 10 años un porcentaje creciente
de su población con pautas de consumo propias del ABC1 de los mercados
de consumo de los países industrializados e incluso, de varios
países en vías de desarrollo. Eso estaría implicando
el aporte al mercado mundial y a la competencia económica global
de una masa de alrededor de 400-500 millones nuevos individuos, con capacidad
para demandar y consumir bienes sofisticados y de calidad.
Otras dos tendencias que se observan en la realidad actual y que están
introduciendo cambios significativos en el desarrollo del comercio internacional
y en el mapa de la competencia económica son, por un lado, el de
la participación creciente de redes trasnacionales a través
de las cuales se canaliza una parte importante del comercio global de
bienes y de servicios y, por el otro, el de la multiplicación de
clubes comerciales preferenciales o acuerdos regionales. Cada vez más,
un porcentaje significativo de lo que crece por año el comercio
mundial (un 8% en volumen en 2004), es absorbido por redes trasnacionales
de producción y comercio, que operan en muchos países y,
a la vez, se canaliza en el marco de múltiples acuerdos regionales,
llamados aquí clubes privados, o hacia o a través de grandes
potencias emergentes, como es el caso de China. Hoy día todos estos
acuerdos, cerca de 300, son clubes privados en que los beneficios se limitan
a sus socios y muchas veces son excluyentes por distintas técnicas
como el arancel externo o las reglas de origen específicas. Las
zonas de libre comercio -especialmente, a través de reglas de origen
específicas- son también excluyentes de aquellos que no
son parte del respectivo club comercial preferencial.
Actualmente ninguna persona, empresa o país, puede ser indiferente,
salvo a un alto costo, a la realidad de los profundos cambios que se están
operando en la competencia económica global -algunos de los cuales
hemos apuntado antes-. Estos cambios son precisamente parte del telón
de fondo de la idea central que quiero plantear hoy.
Ante los cambios profundos que se observan en la competencia económica
global -y que en buena medida recién comienzan a ponerse en evidencia
en toda su magnitud-, la idea central que deseo plantear, es que la oferta
educativa especializada debe ir más allá de la larga etapa
en la cual ha estado centrada por muchos años, esto es, la de la
formación, sea de técnicos y operadores de comercio exterior,
o sea de operadores y estrategas de empresas que comienzan a internacionalizarse.
El desafío es pasar ahora a una etapa de formación de competidores
globales. Contribuir a transformar los cuadros técnicos y empresarios
en competidores globales, será el gran desafío futuro de
la oferta educativa en este campo. Esto implica, desarrollar los cuadros
de empresas grandes, pequeñas o medianas que estén en condiciones
de participar activa o pasivamente en la competencia económica
global por los mercados de bienes y de servicios, especialmente con densidad
de valor agregado intelectual. Activa o pasivamente, porque lo tradicional
es imaginar que una empresa participa en comercio exterior cuando exporta
o cuando importa. Sin embargo, una empresa que no importa ni exporta está
participando también en el comercio internacional, en la medida
en que sus competidores, actuales o potenciales, pueden ser exportadores
o importadores.
Proyectándonos hacia los próximos años, en una perspectiva
argentina, podemos ampliar ahora las preguntas formuladas al principio.
En efecto, algunos de los principales interrogantes que surgen, son: ¿qué
tipo de profesionales, expertos y cuadros técnicos, necesitará
una Argentina que se proponga participar activamente en la futura competencia
económica global?; ¿qué tipo de profesionales en
comercio exterior necesitaran formar las instituciones académicas,
en particular las especializadas, en los próximos años?;
¿cómo adaptar la oferta educativa a las demandas futuras
de la sociedad y cuáles serán las demandas concretas de
las empresas que aspiran a competir en los mercados mundiales?; ¿qué
tipo de recursos humanos especializados demandarán en el futuro
las empresas que participan del comercio exterior argentino y qué
le requerirán al mercado educativo?; ¿qué tipo de
cuadros técnicos necesitarán las áreas gubernamentales
vinculadas al comercio exterior? y ¿qué tipo de empresarios
necesitará nuestro país si aspira a participar activamente
en la competencia económica global de los próximos años?
Como verán uso por momentos en forma indiferente la figura del
empresario y la figura del cuadro técnico de una empresa que compite
a nivel global, y lo uso así porque creo que se irán gradualmente
borrando las fronteras entre lo que se requiere de un rol y del otro.
Cada vez más el empresario, sea pequeño o mediano (con más
razón si es grande) tendrá que tener la misma formación
que tiene que tener quien trabaja con ese empresario, sobre todo al más
alto nivel del planeamiento estratégico y del desarrollo de las
estrategias en los mercados internacionales.
No intentaré dar hoy una respuesta sistemática a todas
estas preguntas y muchas otras que podrían formularse al respecto.
Las respuestas pueden surgir de la observación de la experiencia
de países similares al nuestro. Pero también pueden surgir
observando lo que demandan las empresas que pueden ser consideradas como
competidores globales en la Argentina, es decir, las que están
trabajando en varios mercados al mismo tiempo y que están muy activamente
expuestas al comercio internacional -muchas de ellas son a escala internacional
PyMEs-.
Hoy sólo me referiré a algunas de las cualidades y conocimientos
que debe reunir quien aspire a participar con éxito en la competencia
económica global, sea como empresario, sea como cuadro técnico
o experto. Son cualidades y conocimientos que pueden ser precisamente
desarrollados en el ámbito de la formación académica
especializada.
Por cierto, el conocimiento técnico especializado en comercio
internacional es uno de los requisitos para ser un competidor global exitoso.
Es precisamente lo que se va desarrollando en las diferentes etapas del
proceso formativo, especialmente en la primaria y secundaria, que condiciona
fuertemente la capacidad para luego sacar pleno provecho de la etapa universitaria.
El conocimiento técnico de un competidor global, abarca no solamente
todo lo que se relaciona con el comercio internacional y con la operatoria
del comercio exterior. Implica una fuerte capacitación en relación
a los procesos productivos y distributivos, en particular, de bienes diferenciados
y con fuerte valor agregado intelectual.
Pero además del conocimiento técnico, ¿cuáles
son algunas cualidades y aptitudes que pueden ser estimuladas en el proceso
de formación especializada de un competidor global? Cualidades
y aptitudes que, precisamente, las instituciones académicas especializadas
pueden contribuir a desarrollar.
En realidad muchas veces son cualidades y aptitudes, que van surgiendo
durante la niñez, en el propio ámbito familiar o en la escuela
primaria. Desde el punto de vista del proceso formativo, lo que se observa
es que cada vez más cobra una importancia central el nivel familiar
y el nivel escuela, incluso la escuela primaria, en el desarrollo de algunas
de la cualidades que conforman el perfil básico que debe tener
quien aspira a transformarse en un competidor global o trabajar como experto
con él.
La formación del emprendedor o del empresario, o del técnico
que trabaja con el competidor global, comienza entonces prácticamente
a nivel de la familia. Lo que luego irá ascendiendo en el proceso
formativo, es el nivel de calificación técnica o de profundización
de los conocimientos que irá recibiendo el futuro profesional o
empresario en la escuela técnica, o en la universidad o en los
postgrados. Obviamente no será lo mismo que lo que recibe un chico
de 4-5 ó 6 años en su casa.
Lo que se observa como una cualidad destacada del competidor global moderno,
es una gran capacidad para la curiosidad. Al chico pequeño en su
medio familiar, muchas veces se le estimular o, por el contrario, se le
inhibe la curiosidad cuando trata de entender lo que pasa o trata de descubrir
cosas raras, de experimentar. De esa manera se puede estar estimulando
o inhibiendo, una de las cualidades más fundamentales que hoy en
día requiere tener un competidor global, que es precisamente la
aptitud de estar absolutamente abierto a los cambios que se están
produciendo en forma constante. La curiosidad es, se sabe, una cualidad
fundamental para la innovación tecnológica.
La creatividad, es otra cualidad personal que surge -o se inhibe- en
la infancia. Depende en gran medida de los estímulos del medio
familiar y, luego, de la escuela primaria. Por ejemplo, cuando yo era
chico, miles de chicos argentinos trabajábamos en las escuelas
primarias en el taller de carpintería, que es un espacio espectacular
para comenzar a formar un competidor global, porque el chico va aprendiendo
lo que es la innovación, lo que es la creatividad, lo que es preocuparse
no sólo de lo que él quiere hacer, sino de qué manera
lo que él quiere hacer puede ser satisfactorio para alguien más.
Destaco asimismo, como cualidad de un competidor global su capacidad
para tener, a la vez, pasión y visión. Es decir, si el chico
o la chica, sea en la etapa infantil, sea en la etapa de formación
secundaria y universitaria, sea como empresario, no tiene pasión
por lo que hace y no tiene visión de lo que puede hacer y no cuenta
con una cierta idea de lo que quiere hacer, realmente va a estar más
próximo a ser un perdedor que un ganador en la competencia económica
global. Los otros días, escucharlo a Juan Carlos Basso del Grupo
Basso, fabricante de válvulas para automotores, era apasionante
porque es un apasionado de lo que hace y lo transmite así. Él
y su hermano cuentan lo que están haciendo con tanta pasión,
y vienen de un nivel -esto lo contaba en público- muy bajo. Su
padre en Rafaela era un peón, y sin embargo este personaje tenía
la lucidez necesaria para estimular a sus chicos, no solamente para que
sean ingenieros, sino también para que se formen en Francia. Hoy
es un competidor global exitoso. Como se puede ver, la pasión y
la visión van muy unidas.
Otra cualidad a destacar en un competidor global, es su capacidad para
manejarse en mundos culturales diferentes. Conocerlos y saber apreciarlos
en todas sus riquezas. Cuanto más restringida es su experiencia
en el plano de la diversidad cultural -más apego a un determinado
ghetto cultural- menores condiciones tendrá para ser un competidor
global. Hoy en día un competidor global tiene que estar apto para
manejar la pluralidad cultural como la manejaban los católicos,
musulmanes y judíos del Al-Andaluz de los años 700 al 1000,
es decir, gente acostumbrada a manejar distintas culturas, formas de pensar,
religiones. Esto es lo que se está exigiendo hoy para manejarse
en el mundo actual.
Indudablemente ello es facilitado por la riqueza en el conocimiento de
idiomas. Es una condición elemental. Un competidor global que no
maneja por lo menos el inglés y algunos otros idiomas, es alguien
que tiene una deuda en su formación. Hace pocas semanas, un chico
de 20 años de nuestra escuela en Fundación BankBoston, me
produjo una carga espectacular de energía, porque me vino a ver
para hacerme una consulta. Pedía orientación en materia
de idiomas, y le pregunté qué sabía y me dijo: inglés,
italiano y portugués, además del español, y estaba
dudando si estudiar alemán pero le parecía que podía
ser mejor estudiar algún idioma escandinavo, y la pregunta de fondo
era si debía o no estudiar chino. Le dije "Mirá, largate
ya mismo a estudiar chino, porque veo que tenés tal facilidad para
los idiomas, que eso es una ventaja competitiva enorme que tenés
en el mercado
salvo que tengas una novia finlandesa, en ese caso,
estudiá finlandés". Pero el tema de idioma es casi
ya elemental y no hace falta insistir al respecto.
El conocimiento profundo del otro es hoy casi una condición sine
qua non para ser un competidor global o para trabajar con un competidor
global. Hoy en día tenemos que conocer, para dedicarnos a los temas
de la competencia económica global, muchos países, y hay
países que no se los conoce fácilmente. Alguna vez, como
funcionario, he viajado por China y he escuchado allí a un chino
que me decía algo muy claro (yo le preguntaba sobre la relación
China-Estados Unidos): y él me decía "nadie que no
sea chino puede entender a fondo China". Y probablemente eso se pueda
aplicar a muchas otras culturas y a muchas otros países. Pero indudablemente
viajando por esos países, un profesional y un empresario pueden
desarrollar muchos conocimientos prácticos sobre cómo operar
en ellos.
¿Qué es lo que hay de distinto entre los distintos países,
sobre todo si pertenecen a distintas culturas a la nuestra? Fundamentalmente,
el manejo de los tiempos y de los códigos del reracionamiento humano
y de los negocios. Si uno no maneja los tiempos y los códigos del
mundo árabe o de los países africanos, o de los americanos
o de los franceses, uno puede tener gran dificultad para ser un competidor
global. El conocimiento de sus reglas de juego es casi elemental (conocer
cuáles son los procedimientos y los mecanismos). También
es básico conocer cuáles son las verdaderas reglas de juego
-no sólo las formales-. Conocer las expectativas y exigencias de
las diferentes demandas, ya sea de un importador de bienes intermedios
o del consumidor final. Y conocer, sobre todo, algo que uno muchas veces
se subestima cuando no se tiene mentalidad de competidor global, que es
el mundo de los competidores que están entrando o están
pensando en entrar en el mismo país en el cual uno quiere entrar.
Eso implica dos aptitudes mentales que es lo que probablemente se desarrolla
a través de las distintas etapas formativas. La curiosidad puede
venir innata o puede venir de la niñez, pero estas aptitudes mentales
deben ser precisamente parte de la formación del cuadro técnico,
del emprendedor, y del competidor global.
La primera aptitud mental es la del cazador de blanco móvil, que
es muy diferente a la de un cazador de blanco fijo. Esto lo resaltaba
hace algunos años una economista venezolana, Carlota Pérez,
quien decía: "Nosotros en América Latina cometimos
el error que no cometieron los asiáticos; desarrollamos una mentalidad
de cazador de blanco fijo con respecto al tema de la sustitución
de importaciones y nos dimos cuenta tarde que el modelo se había
agotado y que el mundo había cambiado". Esto también
pasa a nivel micro. Tengamos en cuenta que en algún momento se
produce la obsolescencia de cualquier tecnología, de cualquier
diseño o material. Un competidor con mentalidad de blanco fijo,
puede carecer de los reflejos necesarios para detectar a tiempo factores
que desplazan ventajas competitivas, sean ellos de índole tecnológica
o resultado de políticas públicas y de reglas de juego.
Y lo segundo es la aptitud mental para saber distinguir las situaciones
coyunturales de las tendencias profundas con efectos en el largo plazo.
A veces se la denomina "olfato". Los historiadores franceses
y belgas nos han enseñado hace tiempo a distinguir las fuerzas
profundas que operan en la realidad, o como decía Pierre Massard,
planificador francés, a detectar "los hechos cargados de futuro".
Es fácil detectarlos cuando todo el mundo los detectó. Lo
importante es detectarlos a tiempo.
En el proceso formativo de un competidor global, cobra creciente importancia
lo que podemos denominar la formación "mochilera". Es
decir, la resultante de que chicos y chicas salen cada vez más
a patear el país. En caso de tener más tiempo y más
posibilidades, también van a países de América Latina,
del Asia o de África. Y por cierto a Europa y América del
Norte. Eso es una fuente de formación espectacular del futuro competidor
global. Existe el antecedente paradigmático de formación
de un competidor global a través de los viajes de aventura, que
es el de Marco Polo. Pero hay un caso menos conocido -más de viajante
de comercio- de un personaje revolucionario del siglo XX que es Jean Monnet,
quien revolucionó la historia de Europa con la idea de la integración
y tuvo un protagonismo central en la ejecución del plan Marshall
y en cantidad de otras iniciativas que se tomaron desde los años
20 en adelante, que tuvieron gran impacto en el cambio en el curso de
la historia europea. Jean Monnet no estudió en la universidad,
era el hijo de un empresario de Cognac, en Francia. Estudió el
colegio secundario y su padre lo mandó desde chico a China y otros
países, a vender cognac. Es decir, salió a patear el mundo
y allí aprendió mucho de lo que luego volcó en la
acción empresaria y pública. Aprendió sobre el mundo.
De alguna manera era un mochilero de los años '10. Por ello, considero
que este es un aspecto importante en la formación de cuadros técnicos
y empresarios, aptos para la competencia económica global actual
y del futuro.
En la Fundación BankBoston estamos tratando de estimular a los
estudiantes, organizando y facilitando viajes para que pateen el país
a través de viajes al interior. Los chicos se suelen ir viernes
y sábado, pagando ellos el viaje y haciendo incluso un esfuerzo
físico tremendo, para ir a recorrer los lugares donde se produce,
donde se pueden ver los problemas de transporte, de logística,
los problemas que hacen al desarrollo del comercio exterior.
Una pregunta relevante para el proceso de formación de un competidor
global es sobre ¿cuáles son las fuentes principales de información
que tiene que utilizar quien aspira a participar con éxito de la
competencia económica global y qué tipo de expertise deben
desarrollar quienes ofrecen cursos o actividades académicas en
la formación de empresarios de comercio exterior?
Esto me lleva a apuntar algo sobre lo que son hoy las fuentes de información
y de inteligencia competitiva más importantes que tiene que manejar
el competidor global. Más que información, es inteligencia
competitiva que significa la capacidad de decodificar la información
en función de la estrategia de la empresa; es el vínculo
entre información en bruto y lo que es el plan estratégico
o la estrategia dinámica de una empresa.
Tengo la impresión de que hay al menos tres fuentes de información
fundamentales, y el manejo de estas fuentes es lo que debemos apuntar
a desarrollar en las actividades académicas destinadas a la formación
de este tipo de competidor global.
La primera es Internet. No sólo como fuente de información
general o especializada de utilidad para quien como empresario o cuadro
técnico, tiene que ampliar su capacidad de nutrir de hechos el
desarrollo de su hoja de ruta, como así también para detectar
a tiempo "hechos cargados de futuro". También lo es para
el chico y chica que no pueda patear el mundo porque no tiene los recursos,
o porque tiene que trabajar o por otra razón. En la medida en que
uno utilice Internet con la pasión y la visión de quien
quiere ser un competidor global, tendrá todo el mundo a su alcance.
A veces, no llegamos a comprender lo suficiente la revolución que
significa hoy buscadores como "Google", en cuanto a fuente de
inteligencia competitiva.
La segunda son las redes de empresas y de conexiones personales. Quien
trabaja en una multinacional cuenta con todo un sistema de inteligencia
a su servicio. También pueden tenerla productores y exportadores
que suman sus esfuerzos en el comercio exterior. Pero hay muchos otros
medios de obtener información valiosa sobre gustos de consumidores
en el resto del mundo y sobre las características de los respectivos
mercados. Por ejemplo, los otros días comentaba Omar Perotti, Intendente
de Rafaela y ex Ministro de la Producción de Santa Fe, cómo
él en su ciudad está utilizando las redes familiares de
las colonias de inmigrantes originadas en distintos lugares del mundo,
especialmente de Europa, que están instaladas en su región.
En realidad debemos darnos cuenta que tenemos al alcance de nuestra inteligencia
comercial y competitiva miles y miles de argentinos que están en
el exterior. La pregunta es: ¿estamos utilizándolos en función
de una inteligencia competitiva, de una gestión de conocimiento
aplicable a una estrategia de competencia económica global? Las
conexiones personales, se enhebran muchas veces en las ferias, en los
recorridos que hacen los empresarios acompañando al Presidente,
o acompañando a un Ministro. A condición que ese empresario
junto con su tarjeta tenga su página Web, en la cual pueda transmitir
lo que tiene para ofrecer. Son conexiones que pueden alimentarse luego,
por ejemplo, a través del uso intensivo del e-mail.
En tercer lugar está el servicio exterior del país, que
constituye una red muy valiosa de antenas en el exterior, especialmente
en la medida en que la información que capta esté online,
al alcance de cualquier ciudadano a través de Internet. En la actualidad,
la diseminación de información oportuna por Internet, es
un elemento fundamental para la promoción industrial y la promoción
económica.
Termino señalando tres campos en que observo la necesidad de concentrar
el esfuerzo de formación. Me referí a algunas aptitudes
y cualidades. En función de ellas, considero que es muy importante
concentrarse, en primer lugar, en todo lo que es gestión del conocimiento
en el sentido más amplio de la palabra, como por ejemplo, de toda
la información relacionado con la identificación oportuna
de factores de desplazamiento de ventajas competitivas. Estamos en un
mundo de arenas movedizas en el que todo se desplaza muy rápido
gracias al aporte de la tecnología, pero también se desplazan
los consumidores como consecuencia de reglas de juego que surgen de clubes
privados de comercio internacional, como son los acuerdos que han celebrado
países como Chile con la Unión Europea o con los Estados
Unidos. Esas nuevas reglas de juego van produciendo sus plenos efectos
a cámara lenta, ya que suelen generar desplazamientos de ventajas
competitivas casi por goteo. Por ejemplo, recién ahora estamos
empezando a tomar conciencia de lo que significa la finalización
del período que se había previsto en el Acuerdo de Textiles
y Vestimenta -negociado en la pasada Rueda Uruguay- para la eliminación
de las cuotas textiles. Sin embargo, mucha gente y países tomaron
conciencia antes, invirtiendo fuertemente en países de mano de
obra barata como en el caso de China o India a efectos de competir desde
esos países en los mercados más apetecibles que son los
de Estados Unidos y la Unión Europea. Y los acuerdos de libre comercio
que celebra países como Chile por ejemplo, normalmente maduran
en sus efectos 10 años después, y diez años después
puede ser tarde porque nuestros competidores ya se colocaron en los mercados
y luego se hace muy difícil penetrarlos. El que entra primero,
gana.
En segundo lugar, está lo vinculado con la gestión de la
calidad. La Cámara de Exportadores ha hecho una gran contribución
a través de una publicación de calidad sobre el tema, precisamente,
de gestión de la calidad en el comercio exterior. Es una publicación
del Centro de Comercio Internacional, con sede en Ginebra. Se trata de
un vademécum de gran valor sobre una cuestión de la competencia
económica global actual y del futuro. Pero gestión de calidad
en la perspectiva no sólo del valor agregado intelectual, sino
del valor percibido por el mercado. Esto lo señalaba en su último
libro, Alieto Guadagni, cuando resalta que al consumidor ABC1 de cualquier
lugar del mundo, no es necesario que se le explique la calidad del zapato
italiano. Es decir el valor percibido, en este caso, se basa en la convicción
de todo consumidor informado de que el zapato italiano siempre será
bueno, porque nunca hubo un zapato italiano "trucho".
Y, finalmente, destaco la gestión de lobby que permite al empresario
y a sus colaboradores, a manejar con habilidad y con inteligencia la defensa
activa y pasiva de sus intereses agresivos y defensivos, en la competencia
económica global y en las negociaciones comerciales internacionales
en las que participa el país. Este representa un elemento fundamental
ya que te permite estar en la cocina del gobierno nacional o provincial,
de las cámaras sectoriales, regionales e internacionales. Y permite
un mejor posicionamiento en términos del desarrollo -o preservación-
de ventajas competitivas, como consecuencia de la importancia creciente
que tienen las reglas de juego para desplazar ventajas competitivas. En
tal sentido, hoy en día es fundamental concebir las negociaciones
comerciales internacionales, como verdaderos procesos de creación
normativa -fábrica de reglas- que inciden fuertemente en la competencia
económica global.
Cierro aquí estos apuntes. Sólo he pretendido esbozar una
especie de provocación sobre un tema que no dudo cada vez más
estará demandando de nuestra atención. Es el tema de que
tipo de recursos humanos tenemos que contribuir a formar -en el plano
del comercio exterior- en una Argentina que tiene que competir a escala
global y regional. Es un tema central con dos requerimientos nacionales
de importancia para nuestra sociedad: crear trabajo y estimular la inversión
productiva, como condición para expandir el bienestar social y
afirmar nuestro sistema democrático y nuestra identidad nacional
en un mundo en que la globalización es un hecho inexorable.
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