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  Félix Peña

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 Junio de 2003

Nota sobre la especifidad y metodologías en el futuro de las cumbres iberoamericanas


Estas notas fueron elaboradas como aporte al grupo de trabajo sobre el futuro de las Cumbres Iberoamericanas, que colaboró con el Profesor Fernando Henrique Cardoso en la preparación de su informe para la Cumbre Iberoamericana de Santa Cruz de la Sierra.


La cuestión de la especificidad:

¿Cuál es el valor agregado que tiene el sistema de Cumbres Iberoamericanas para los países que en ellas participan?; ¿cuál es su aporte específico con respecto a los múltiples canales institucionalizados de sus respectivas inserciones en el sistema internacional?; ¿cuáles son las razones que justifican su mantenimiento a través del tiempo?

A fin de responder a estas preguntas hay que partir de tres datos de la realidad:

  • las Cumbres Iberoamericanas ya existen, sería poco realista imaginar su discontinuidad y en los últimos trece años han acumulado resultados de calidad dispar, pero a veces significativos, especialmente a través del desarrollo de múltiples redes de cooperación;

  • los países participantes tanto de la vertiente latinoamericana como de la europea integran, a su vez, otros mecanismos institucionalizados de comunicación, diálogo y concertación, en los que también participan Jefes de Estados y de Gobierno, y

  • existe una sensación de "fatiga" con respecto a las Cumbres en general, pero en particular con respecto a la de los países iberoamericanos, en parte por su imagen creciente de irrelevancia, por el desgaste que implican para la

  • diplomacia presidencial", y por el hecho que han quedado dominadas por una suerte de inercia en su preparación y en su desarrollo. Tal fatiga parecería ser mayor, cuanto mayor sea la frecuencia de las respectivas Cumbres y menor la importancia de las cuestiones que se abordan para los ciudadanos de los países participantes.

En la perspectiva de tales datos, hay que colocar el análisis de la cuestión de la especificidad de las Cumbres Iberoamericanas hacia el futuro.

Por lo menos tres razones justificarían el mantener este espacio diferenciado de cooperación internacional, de otros en los que también participan los Presidentes de los países latinoamericanos (Hemisférico; Latinoamericano-Grupo Río; Sudamericano; América Central; Comunidad Andina; Mercosur; Unión Europea-AL-Mercosur):

  • el aporte del testimonio de la viabilidad de una convivencia razonable entre culturas, religiones y razas distintas, en un momento histórico en el cuál se tiende a imponer la idea de fracturas irreconciliables en los tres planos, a escala global o de regiones de alto voltaje conflictivo (Medio Oriente);

  • las ventajas de la diversificación de los canales institucionalizados de inserción internacional de cada uno de los países participantes o de las sub-regiones a las que pertenecen (por ejemplo, el Mercosur o la Comunidad Andina), y

  • la preservación de un puente de vinculación privilegiada, para los latinoamericanos con la Unión Europea, a través de España y Portugal, y para estos últimos países, con la vertiente latinoamericana del espacio iberoamericano.

Lo importante es tener en cuenta lo que no es, ni puede llegar a ser en el horizonte de lo previsible, el sistema de Cumbres Iberoamericanas:

  • no es un espacio de poder internacional con capacidad para incidir decisivamente en la evolución de conflictos en las líneas de principales tensiones internacionales (en el sentido de Raymond Aron);

  • no es el embrión de una comunidad de seguridad internacional;

  • no es el ámbito para negociaciones comerciales que desarrollen preferencias comerciales, sea en el marco del GATT-1994 (artículo XXIV, parágrafo 8) o del GATS (artículo V y V bis), y

  • no es el espacio para el desarrollo de una comunidad vertical, como lo es el Commonwealth en relación al Reino Unido o la Francophonie en relación a Francia.

Ello permite clarificar lo que deberían seguir siendo en el futuro los ejes vertebrales del sistema de Cumbres Iberoamericanas:

  • un mecanismo de diálogo periódico al más alto nivel político, entre los países que conforman el espacio iberoamericano, a fin de aportar visiones, criterios y recomendaciones sobre cuestiones que, en la perspectiva de los países participantes, sean relevantes para el desarrollo futuro de las agendas internacional e interregional, y

  • un sistema de impulsos políticos para el desarrollo de acciones de cooperación entre las naciones iberoamericanas, con énfasis en campos ya privilegiados por el sistema de Cumbres, pero en particular, en relación a la cultura, la ciencia y tecnología, y la educación.

En el plano de la cooperación iberoamericana, a fin de tornar relevantes los resultados de las Cumbres, parecería conveniente identificar algunos proyectos que reunieran simultáneamente dos características:

  • fuerte impacto en las respectivas sociedades civiles, y

  • acreditar la imagen del espacio iberoamericano como algo de interés simultáneo para las opiniones pública de la vertiente latinoamericana y de la europea.

Un ejemplo podría ser el de una TV Cultura del espacio iberoamericano, concebida como una especie de "portal" TV de los canales culturales actualmente existentes, y que funcionara como "canal abierto" en todos los países del espacio iberoamericano, incluyendo por cierto, España y Portugal.

 

La cuestión de las metodologías:

¿Cómo lograr que las Cumbres sean relevantes por sus resultados?; ¿cómo prepararlas a fin de que a la vez que se obtengan resultados relevantes, se pueda preservar un espacio de diálogo franco y creativo entre los Jefes de Estado y de Gobierno, sobre cuestiones que interesan a sus países en el desarrollo de las agendas internacional e interregional?; ¿cómo asegurar que luego sus resultados penetren en la realidad?, y ¿con qué periodicidad deberían realizarse las Cumbres?

Algunas de las ideas que se presentan a continuación están dirigidas a responder, en la práctica, a tales preguntas:

  • distinguir la preparación de la Cumbre en su función de espacio de diálogo y concertación de alto nivel político, de la de su función de impulso al espacio de cooperación iberoamericana;

  • concentrar la preparación del diálogo y de la concertación al más alto nivel, en tres pilares: la Presidencia y Secretaría Pro-Tempore; la Secretaría de Cooperación Iberoamericana, y la red de delegados personales de los Jefes de Estados y de Gobierno (siguiendo el modelo "sherpas", especialmente de la etapa inicial del G.7). Esta fase preparatoria debería desarrollarse no antes de seis meses de la fecha de la respectiva Cumbre;

  • concentrar toda la actividad vinculada con la cooperación en los campos de la cultura, la educación y la ciencia y tecnología, en los mecanismos de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), que tiene precisamente funciones específicas en estos campos;

  • concentrar en la Secretaría de Cooperación Iberoamericana -de dimensiones reducidas- las tareas de memoria y seguimiento de la dimensión diálogo y concertación de las Cumbres y, en lo que fuere necesario, de seguimiento de actividades de las redes de cooperación iberoamericana que no entraran en las competencias actuales o futuras de la OEI (incluso podría ser conveniente en el futuro, ampliar las competencias de la OEI, a fin de que sea el cauce institucional para el impulso y seguimiento de todas las redes de cooperación iberoamericana), y

  • canalizar los recursos financieros que los países estén dispuestos a aportar para apoyar las actividades que surjan de las redes de cooperación iberoamericana, en un Fondo Especial que tuviera una administración autónoma o que fuera administrado -como Fondo Fiduciario- por ejemplo, por un consorcio BID-CAF-BCIE-FONPLATA, y

  • realizar las Cumbres con una periodicidad no inferior a tres años, salvo que por razones excepcionales se requiriera una reunión especial y, en el período entre-Cumbres, realizar eventualmente reuniones de la troika integrada por la dos últimas presidencias y la de la siguiente reunión.


Alguna bibliografía recomendable sobre estos temas:

  • Fraerman Alicia, "Iberoamérica ante la Crisis Global", Serie Documentos, Editorial Comunica, 2002.

  • Lafer Celso, prólogo a "Tercera Cumbre Iberoamericana", FCE, México, 1994.

  • Organización de Estados Iberoamericanos, para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), "¿Qué es la OEI", en www.oei.es/oei_es.htm

  • Putnam Robert, Bayne Nicholas, "Hanging Together. The Seven-Power Summits", Harvard University Press, Cambridge, Massachusetts, 1984.

  • Sanhueza Raúl, "Las Cumbres Iberoamericanas. Una Visión Latinoamericana", en "El Nuevo Multilateralismo y las Políticas Exteriores de América Latina", Síntesis, Revista de Ciencias Sociales Iberoamericanas, números. 31-32, Madrid 1999.

  • Seixas Corrêa Luiz Felipe de, "As Conferências de Cúpula Ibero-Americanas: Um Formato em Busca de Substância", en Fonseca Jr Gelson, Nabuco de Castro Sergio Enrique, "Temas de Política Externa Brasileira II", volume 1, IPRI, Paz e Terra, Sâo Paulo, 1994, ps. 147 y ss.

  • Senado de España, "Informe de la Ponencia "La Comunidad Iberoamericana de Naciones: Su Consolidación a Través de las Cumbres de Jefes de Estado y de Gobierno", Madrid, 1998.

Félix Peña es Director del Instituto de Comercio Internacional de la Fundación ICBC; Director de la Maestría en Relaciones Comerciales Internacionales de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF); Miembro del Comité Ejecutivo del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI). Miembro del Brains Trust del Evian Group. Ampliar trayectoria.

http://www.felixpena.com.ar | info@felixpena.com.ar


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