Se observan tres fuentes de incertidumbres con respecto al futuro de
las negociaciones comerciales en las que participa la Argentina y al resultado
de las reuniones ministeriales previstas para el último trimestre
del año.
La primera tiene que ver con los efectos de la guerra en Irak, tanto
en las relaciones transatlánticas entre la Unión Europea
y los Estados Unidos, como entre los principales socios de la Unión
Europea, e incluso en el clima de las relaciones entre los Estados Unidos
y países latinoamericanos. El temor en este plano, es el que se
pudiera debilitar el recurso a los mecanismos multilaterales también
en el plano del comercio internacional, fortaleciéndose en cambio,
la propensión al unilateralismo y, en definitiva, a un mayor proteccionismo.
La segunda tiene que ver con las marcadas dificultades para llegar a
consensos razonables en las negociaciones agrícolas en la OMC,
y ello puede repercutir tanto en las negociaciones del ALCA y, en particular,
en las de la Unión Europea con el Mercosur. Pero también
se observan disidencias conceptuales significativas, particularmente entre
los Estados Unidos y el Mercosur, con respecto a los alcances y a la arquitectura
del ALCA.
La tercera incertidumbre, tiene que ver con la construcción del
Mercosur y los interrogantes principales están concentrados, por
el momento, en la estrategia que seguirá al respecto el nuevo gobierno
argentino, a partir del 25 de mayo.
En cuanto a la primera fuente de incertidumbre, los efectos de la guerra
de Irak, sigue siendo prematuro extraer conclusiones ciertas. Entre otras
razones, dos pueden destacarse para explicar la cautela en cuanto a los
escenarios futuros: aún no está claro si el conflicto ha
llegado a su fin o si, por el contrario, continuarán desarrollándose
nuevos hechos que aumenten tensiones y disidencias en las relaciones transatlánticas
e intra-europeas; tampoco resulta claro el impacto que los recientes acontecimientos
tendrán en el comportamiento de la economía mundial.
El escenario más probable sin embargo, es que tanto los Estados
Unidos, como la Unión Europea, intentarán restablecer la
normalidad en sus relaciones que, en especial, preservarán los
actuales esfuerzos en dirección al cumplimiento del Programa de
Doha, como parte de una acción más amplia orientada a restaurar
las instituciones multilaterales, luego de las evidentes fracturas producidas
como consecuencia de la guerra.
En el plano de las relaciones hemisféricas también pueden
observarse efectos de las disidencias producidas por la guerra de Irak.
Uno de los efectos más notorios, ha sido el de generar dudas sobre
la aprobación del acuerdo de libre comercio entre los Estados Unidos
y Chile. Se ha mencionado la posibilidad que la administración
Bush demore la presentación del acuerdo al Congreso e, incluso,
que en este ámbito repercuta negativamente el hecho que Chile no
hubiera apoyado a Washington en el Consejo de Seguridad. Ha habido una
declaración de Bob Zoellick que da lugar a esa interpretación.
Sin embargo, el gobierno de Chile ha desestimado tales posibilidades.
Por el momento, el hecho concreto es que ya se han difundido tanto en
la página Web
del USTR, como en la de la Cancillería
chilena, el texto completo del acuerdo, en inglés y en español.
También en este plano es razonable imaginar un escenario de absorción
gradual de las disidencias pasadas y, si así fuera, el acuerdo
entraría en vigencia aún este año. Nada indicaría,
por el momento, que como consecuencia del conflicto bélico y de
sus secuelas, pudieran afectarse las negociaciones del ALCA. Sin embargo,
habrá que seguir con atención el futuro desarrollo de las
relaciones de Washington con el gobierno de Lula, así como la estrategia
que seguirá al respecto el nuevo gobierno argentino. El hecho que
Bob Zoellick hubiera mantenido una reunión de trabajo con el Ministro
de Haciendo del Brasil, Antonio Palocci -a quien se lo indica como partidario
de avanzar en las negociaciones comerciales con los Estados Unidos-, en
ocasión de su reciente visita a Washington, en la que el tema central
hubiera sido el ALCA, confirma la impresión ya mencionada de que
el negociador americano está fuertemente comprometido a su impulso
por parte de los dos países que comparten el ejercicio de la Presidencia
de las negociaciones hemisféricas. La visita del Secretario de
Tesoro de los Estados Unidos, John Show, al Brasil el 22 de abril, confirmaría
la impresión que existe, sobre el interés de la administración
Bush de trabajar intensamente con el gobierno del Presidente Lula, entre
otros temas, en las negociaciones comerciales hemisféricas.
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