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  Félix Peña

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 Diario El Cronista | 4 de diciembre de 2000

Chile quiere mantener su margen de maniobra


La idea de negociar un acuerdo de libre comercio entre Estados Unidos y Chile no es nueva. Tiene sentido en la estrategia de inserción económica internacional de Chile, con su objetivo de tener acceso preferencial, simultáneamente, a sus principales mercados, incluyendo por cierto el de Estados Unidos, el de la Unión Europea y el del Mercosur. Chile dejó claro su firme interés en mantener su libertad de maniobra externa, al anunciar en forma un poco difusa su intención de ser "miembro pleno del Mercosur".

Lo sorpresivo fueron el momento y la forma del anuncio. Parece ser producto de un apuro. Puede tener que ver con dificultades políticas de la Concertación; con las resistencias que despertó en influyentes sectores de Chile la idea de ser "miembro pleno" del Mercosur; con la habilidad de los negociadores chilenos al cortejar, a la vez, a Estados Unidos y al Mercosur, y con el interés de la administración saliente norteamericana de demostrar, con un acto de bajo costo político, que Clinton es un buen pagador de promesas.

El episodio pone de manifiesto problemas del Mercosur para ser atractivo, aún para un socio natural. Tres debilidades han sido resaltadas por el actual y el anterior gobierno de Chile: su futuro perfil arancelario; sus carencias para neutralizar efectos de disparidades cambiarias significativas sobre flujos de comercio y de inversión, y sus métodos institucionales para resolver conflictos. No hay duda de que Chile tiene razón al respecto.

Hay al menos un consenso claro entre el Mercosur y Chile: por motivos estratégicos y políticos tienen entre sí una relación necesaria. No pueden ignorarse recíprocamente. Será preciso ahora articular un consenso sobre las modalidades futuras de tal relación.

Al menos cuatro escenarios son imaginables. El primero, posible, pero ahora menos probable. Esto es que Chile se incorpore plenamente al Mercosur tal como está hoy, con sus evidentes deficiencias. El segundo, posible y probable en el corto, pero no en el largo plazo. Esto es que Chile mantenga su status de free rider, recibiendo los beneficios del acceso preferencial, pero sin los costos de las disciplinas comerciales colectivas, incluyendo el arancel externo común. Hay un claro techo a esta situación, sin que provoque en otros socios del Mercosur demandas por un status similar. El tercero, poco posible y poco probable. Esto es que el Mercosur se diluya, al menos de hecho, en un área de libre comercio en la que todos practiquen la poligamia, o mejor aún, el amor libre, en materia de negociaciones comerciales externas. Sería el fin de la idea de una unión aduanera, paso previo a un mercado común. Si bien en la práctica algo así está ocurriendo y, el acuerdo automotriz _hasta ahora bilateral_, entre otros defectos serios, ha abierto la puerta para que ello ocurra en el sector, no parece un escenario muy probable. Cuesta imaginar al Congreso norteamericano aceptando acuerdos de libre comercio bilaterales, al menos en el futuro previsible, con la Argentina y Brasil. Sí es imaginable en el caso de Chile.

Hay, finalmente, un cuarto escenario posible y deseable. No sé si probable. Esto es que el ingreso de Chile, dé lugar a una negociación entre los cinco para enriquecer el Mercosur, resolviendo debilidades ya identificadas, no sólo por Chile, e institucionalizando mecanismos de múltiples velocidades y de geometría variable. Ello permitiría atacar serios problemas de credibilidad y de legitimidad del Mercosur, incluyendo la definición de mecanismos que contemplen las situaciones especiales del Paraguay y del Uruguay.

La cumbre de Florianópolis es la oportunidad para avanzar en serio en este cuarto escenario. La clave será la habilidad para transformar la lógica voluntad chilena, de tener un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos, en un factor de fortalecimiento del Mercosur y de su participación en lo que finalmente serán el ALCA y la asociación interregional con la Unión Europea. Todo un desafío al liderazgo político del Mercosur.


Félix Peña es Director del Instituto de Comercio Internacional de la Fundación ICBC; Director de la Maestría en Relaciones Comerciales Internacionales de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF); Miembro del Comité Ejecutivo del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI). Miembro del Brains Trust del Evian Group. Ampliar trayectoria.

http://www.felixpena.com.ar | info@felixpena.com.ar


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