El Coloquio Anual de IDEA debatirá cómo debe hacer la
Argentina para potenciar sus atractivos ante los inversores.
Ciertos consensos básicos están emergiendo en el debate
argentino. Son evidentes más allá de los naturales ruidos
de todo proceso electoral. Están basados en las experiencias acumuladas
por los argentinos. En lo que observamos de lo que ocurre en todas las
latitutdes e incluso en nuestra vecindad. También en una lectura
correcta de las grandes tendencias del mundo del fin de siglo: creciente
e inexorable globalización; creación de entornos regionales
favorables a la competitividad; desarrollo de complejas redes transnacionales
de producción y comercialización, tanto de bienes como de
servicios.
La década del ochenta permitió crear consensos fundadores
en torno de la democracia y de la sociedad abierta. Al culminar la actual
década, al menos cinco consensos básicos se están
poniendo en evidencia en torno de los requerimientos de una argentina
que necesita navegar con éxito el mundo de la globalización
y de la regionalización. El mundo que construye la sociedad en
red, en la expresión del reciente libro de de Manuel Castells (The
Building of the Network Society, Blackwell, 1996). Son los consensos sobre
las disciplinas macroeconómicas, expresados en la aceptación
de la convertibilidad como una realidad; sobre la construcción
de un entorno regional que permita competir y negociar, expresados en
la clara valoración de un Mercosur de escala sudamericana, como
piedra angular para el necesario desarrollo del ALCA y de la alianza con
al Unión Europea, todos ellos consistentes con una OMC fortalecida;
sobre la solidaridad prioritaria con quienes enfrentan más dificultades
para adaptarse a las nuevas condiciones de la economía nacional
y mundial, expresados en el reconocimiento de políticas sociales
en beneficio de los más pobres y de los desocupados sobre la educación
como poderoso instrumento para atender a la vez los requerimientos de
igualdad de oportunidades y de competitividad de la economía nacional
y, finalmente, sobre la necesidad de profundizar las condiciones sistémicas
que permitan atraer inversiones y facilitar las estrategias empresarias
para competir en nuestro país, en la región y en el mundo.
En torno de estos grandes consensos, el debate se desplaza gradualmente
hacia el cómo, es decir, hacia las formas más eficaces,
más equitativas y más rápidas, para alcanzar objetivos
estratégicos valorados. Se expresa en el mensaje que unos y otros
en el sector político envían a los ciudadanos: lo podemos
hacer mejor, tenemos los mejores equipos, aseguramos la mayor calidad
ética en la gestión de la cosa pública, podemos movilizar
mejor a los argentinos en torno de objetivos comunes. El debate se deliza
hacia el plano de instituciones, regla sde juego, calidades humanas y
organizativas. No es un debate sobre un modelo, si por tal se entienden
definiciones sustantivas sobre opciones fundamentales. Es un debate más
centrado en metodologías y en cualidades.
En este nuevo contexto de cultura polític y económica,
se inserta el próximo Coloqui Anual de IDEA, a celebrarse en Bariloche,
entre el 12 y el 14 de noviembre. Lo que allí se debatirá
será es cómo debe hacer la Argentina para mejor aprovechar
las oportunidades del mundo de fin de siglo, potenciando sus atractivos
para quienes invierten, utilizando a pleno las conexiones internacionales
enhebradas a partir del Mercosur, en particular, pero no exlusivamente,
a nivel hemisférico con la concresión de una relación
especial con la Unión Europea. IDEA ofrece un ámbito apropiado,
alimentado por su carácter independiente de intereses sectoriales
y su larga tradición de un punto de encuentro entre empresarios,
gobernantes, políticos, intelectuales, sindicalistas. Es un foro
pluralista de protagonistas comprometidos con la realidad nacional.
Tres talleres preparatorios del Coloquio han permitido articular la agenda
del debate de Bariloche. Sus temas reflejan las prioridades de los organizadores.
Coinciden con algunas que rugen de la lectura de los consensos emergentes
en la sociedad argentina. Fueron la cuestión social; los requerimientos
de las PyMES, y las condiciones para atraer inversiones y para el desarrollo
de estrategias empresarias de competitividad global y regional. En los
tres casos la metodología fue la misma: buscar en la frontera del
conocimiento técnico, y en experiencias propias y de otros países,
ideas y criterios de acción para trazar y operar con eficacia,
a partir de la realidad argentina y mundial, estrategias de adaptación
y aprovechamiento del horizonte de oportunidades que se vislumbra en el
umbral del siglo XXI.
Hubo muchos aportes, de enfoques y de fórmulas prácticas.
Quizás el más importante es el del valor de la cohesión
social, para un país que se organiza para competir y negociar en
el mundo. Ello implica la necesidad de que los empresarios, más
allá de sus función específica, trabajen intensamente
junto con políticos, sindicalistas, intelectuales, en todo aquello
que permita la difusión de los beneficios de la transformación
productiva a toda la socidad. Lo dijo con acierto uno de los participantes
chilenos en el taller sobre la cuestión social: "es indispensable
que el mundo empresario se preocupe como tarea indelegable de contribuir
a crear una mayoría por los cabios económicos". En
la Argentina, las mayorías parecen predispuestas. De ahí
los consensos que están emergiendo. Se requiere ahora acertar en
el cómo. Quizás sea éste el principal desafío
para quienes se reunirán próximamente en el 33 Coloquio
de IDEA en Bariloche. Y para el país en su conjunto.
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