Una estrategia hemisférica para una mayor fluidez en los flujos
de comercio y de inversiones es interés común de la Argentina,
el Mercosur y los Estados Unidos. Se coincide en la idea de una región
de paz, estabilidad macroeconómica y democrática, sin espacios
para narcotráfico y corrupción. Las diferencias se refieren
a metodologías, es decir caminos y ritmos que permitan avanzar
en el plano comercial. El enfoque norteamericano es el de un ALCA que
vaya más allá de los resultados de la Rueda Uruguay y en
el que se preserven las preferencias del NAFTA: OMC-plus y Nafta-minus.
Incluso antes del 2005, fecha fijada en Miami. Los acuerdos regionales,
como el Mercosur, deben ser pasos en la buena dirección. Algunos
incluso los ven como pasos temporales. Sus preferencias se diluirían
en el área hemisférica de libre comercio.
Los países del Mercosur tienen intereses diversificados en el
mundo. Comercian más con la Unión Europea que con los Estados
Unidos. Su interés es abrir mercados para sus productos, incluyendo
los agrícolas y sus derivados. Necesitan fortalecer la OMC. Los
objetivos OMC-plus les conviene lograrlos negociando en su ámbito.
Por ejemplo en una Rueda del Milenio. Lo importante es que el ALCA sea
consistente con la OMC. La idea de que el ALCA Nafta-minus puede conciliarse
con que a la vez sea Mercosur-minus. O sea que los compromisos hemisféricos
sean menos profundos que los del Mercosur. En el comercio de bienes, en
el de servicio y compras gubernamentales. Preservar la identidad del Mercosur
y del Nafta equivale a preservar sus preferencias. En la medida en que
ambos sean consistentes con la OMC y que juntos trabajen para profundizarlos,
el libre comercio saldría fortalecido.
El ritmo de la liberalización comercial hemisférica dependerá
de que el fast track del Congreso autorice al presidente Clinton a entablar
negociaciones en serio, para abrir el mercado norteamericano en forma
estable a nuestros productos. También depende de la estabilidad
macroeconómica y de la profundización de la transformación
productiva en el Mercosur. No tiene sentido anticipar plazos. Tiene sentido
iniciar un proceso negociador, consistente con la OMC, que preserve las
identidades preferenciales del Mercosur y del Nafta, y que conduzca en
plazos razonables a mejorar la competitividad global y regional de nuestras
empresas. En tal perspectiva, el plazo del 2005 parece razonable. Si se
lo puede anticipar mejor aun. Dependerá del avance de negociaciones
en todos los frentes, incluyendo el de la OMC. Es un enfoque realista.
La visita de Clinton brinda una oportunidad para reafirmar el objetivo
estratégico común y para acortar distancias en el plano
metodológico.
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