Es muy positiva la noticia de que el gobierno de Brasil publicará
esta semana en el Diario Oficial de la Unión una convocatoria a
la iniciativa privada, a los sindicatos y a la comunidad académica,
para que manifiesten por escrito sus opiniones sobre las negociaciones
que el Mercosur está encarando con otros países miembros
de la Aladi (Ecuador, Venezuela, Colombia, Bolivia, Perú y México),
y que deberán concluir antes de fin de año.
Indica un interés en evitar que la formación de la posición
negociadora del Mercosur -al menos en el caso del Brasil- quede confinada
a instancias gubernamentales y, en el mejor de los casos, a cámaras
empresarias. Por el contrario, se orienta a ampliar la base de participación
societal en la elaboración de las estrategias negociadoras y por
lo tanto, en su apoyo una vez que las negociaciones concluyan. Es una
metodología acertada y debería generalizarse a los otros
socios.
En base a la información que se obtiene de todos los interesados,
el gobierno brasileño promueve luego audiencias con representantes
de los diferentes sectores de la economía, en el seno de la Cámara
de Comercio Exterior. Este tipo de mecanismo de participación amplia
tiende a evitar situaciones en las que sectores interesados -empresarios,
trabajadores, consumidores- se encuentran luego sorprendidos por compromisos
internacionales cuya transparencia cuestionan.
También es positivo el hecho de que el gobierno de Brasil haya
enviado al Parlamento el acuerdo de asociación concluido entre
el Mercosur y Chile. Como he señalado en otra oportunidad, no hay
base legal en el Tratado de Montevideo que estableció la Aladi
para no hacerlo. Un debate parlamentario como el que ha tenido lugar en
Chile hace a la legitimidad interna del acuerdo y permite que la sociedad
se exprese a través de sus legítimos representantes. Un
acuerdo de la importancia del concluido entre el Mercosur y Chile no puede
quedar expuesto a eventuales cuestionamientos de su constitucionalidad
en ninguno de los países miembro. Menos aun en la Argentina, dada
la natural sensibilidad política de nuestra relación bilateral
con Chile.
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