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  Félix Peña

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 Diario El Cronista | 4 de agosto de 1995

Es hora de ponerse los pantalones largos


 

El Mercado Común debe buscar metas de largo plazo

Se impone un salto adelante. De lo contrario el MERCOSUR perderá fuerza como proyecto estratégico. Su agenda quedaría dominada por cuestiones comerciales de corto plazo. Sin una visión política mas amplia, su gestión seria difícil y desgastante.

La Cumbre de Asunción es la oportunidad para fijar nuevas metas. No habría que desaprovecharla. Un MERCOSUR sin tono muscular plagado de incertidumbres, que no trascienda a lo comercial, no es lo más convenientes para sus socios. Por el contrario, firmemente orientado a la transformación productiva, a la inversión, a la generación de empleo, tiene un valor estratégico central para nuestro país y sus socios. El presidente Cardoso así lo recordó en las jornadas de la Asociación de Bancos de la Republica Argentina.

En su nueva etapa, el MERCOSUR debería tener una meta clara y un horizonte temporal definido. La meta seria transformar la unión aduanera en un verdadero mercado interno, no solo de bienes, también de servicios. El equivalente al mercado único europeo y el horizonte temporal debería ser el año 2000. Cinco años es un tiempo razonable, pues habrían madurado los actuales procesos nacionales de transformación productiva: permitiría consumar la incorporación plena de Chile, tras un periodo de transición, y prepararía al MERCOSUR y a sus empresarios para negociar el área, el libre comercio de las Ameritas y la asociación transatlánticas con la Unión Europea.

Tres deberían ser los ejes temáticos prioritarios para construir el MERCOSUR del año 2000. Se sumarian las acciones necesarias para perfeccionar y consolidar la unión aduanera, desarrollando sus reglas de juego e instituciones, en un marco de menor disparidad macroeconomica. En todos ellos, la participación empresaria y social es crucial.

El primer eje es el de la transformación productiva. La acción debería canalizarse a nivel sectorial. La decisión 3/91, que reglamenta los acuerdos sectoriales del MERCOSUR, sigue teniendo vigencia y validez practica. La incorporación del progreso técnico, la calidad y la productividad, a la competitividad global, deberían ser las áreas de trabajo conjunto. Las pequeñas y medianas empresas- incluyendo a las que proveen a las grandes empresas industriales y de servicio- y las economías regionales, deberían ser las protagonistas. Financiamiento de preinversión y de inversión, con apoyo del BID y de la Unión Europea debería ser el principal instrumento operativo.

El segundo eje es el de la educación técnica. La acción podría desarrollarse en el mercado de los acuerdos sectoriales, industriales y de servicio. El esfuerzo conjunto empresa sistema educativo, debería estar orientado a la productividad y a la competitividad global. EL objetivo principal deberían ser los jóvenes, especialmente de los sectores de más bajo ingreso. La experiencia brasileña de Senac y Senai pueden ser de gran validez. El fondo multilateral de inversiones del BID y la Unión Europea podrían brindar el apoyo técnico y financiero necesario. Es un eje central para combatir el desempleo y para la igualdad de oportunidades, prioridades de los cuatro países.

El tercer eje es el de la integración física y los servicios. La acción debería canalizarse al menos en tres planos prioritarios: el impulso a los grandes proyectos de integración física ya identificados (Hidrovia, Paraguay-Paraná; ejes viales y ferroviarios; interconexiones gasiferas y eléctricas; modernización portuaria); el desarrollo de los marcos regulatorios comunes necesarios para que el sector privado invierta en proyectos de energía, transporte, telecomunicaciones; un acuerdo marco en materia de servicios y un código de compras gubernamentales, compatibles con las reglas de la OMC. Es esencial el papel del BID y del Banco Europeo de Inversiones.

La idea de MERCOSUR 2000 significaría enviar tres fuertes señales. A los inversores y al mundo, que nuestros países están comprometidos a hacer del MERCOSUR una realidad política y económica en plazos razonables. A los empresarios y trabajadores, que el actual esfuerzo esta orientado al crecimientote la economía global y al empleo. A nuestros ciudadanos, y especialmente a la juventud, que efectivamente existe un horizonte de futuro por el cual vale la pena luchar y sacrificarse. EL MERCOSUR es un proyecto nacional. A nadie le conviene su fracaso o irrelevancia.


Félix Peña es Director del Instituto de Comercio Internacional de la Fundación ICBC; Director de la Maestría en Relaciones Comerciales Internacionales de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF); Miembro del Comité Ejecutivo del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI). Miembro del Brains Trust del Evian Group. Ampliar trayectoria.

http://www.felixpena.com.ar | info@felixpena.com.ar


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