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  Félix Peña

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  Diario El Cronista | 27 de septiembre de 1994

La ruta externa del Mercosur: Santiago, Bruselas y Miami


Un eje vertebral del planteamiento estratégico del Mercosur es la creación de un ámbito económico atractivo para los inversores. Se sale así a competir con otros megamercados que también ofrecen condiciones atrayentes para competidores globales. El mensaje que todos envían es claro y similar: "Invierta en nuestra región pues le ofrecemos un amplio mercado propio, políticas y reglas de juego de calidad -es decir, favorables a la inversión, y al esfuerzo de productividad y competitividad- y además, podrá desde nuestro espacio económico penetrar otros mercados con los cuales tenemos accesos fluidos y previsibles".

Es en esta perspectiva que hay que colocar el desarrollo de la nutrida agenda externa que el Mercosur deberá encarar en los próximos meses. La cuestión central es saber hasta qué punto las negociaciones con países sudamericanos y con los que integran el NAFTA, así como las que se encararán con la Unión Europea, abrirán para los inversores del Mercosur un espacio económico de mayor amplitud.

Lo prioritario para los países del Mercosur, caracterizados por la gran diversificación del origen y destino de su comercio exterior -al menos en el caso de las dos economías mayores- será desarrollar a través de tales negociaciones amplias posibilidades para que sus empresas penetren los mercados mundiales, en una forma compatible con el GATT. En el largo plazo la consolidación y pleno desarrollo de la nueva Organización Mundial del Comercio, deberían permitir crear tales condiciones de acceso fluido y previsibles a los mercados mundiales, especialmente de los países industriales. Mientras tanto debemos enfrentar la realidad de bloques económicos con un alto contenido de discriminación comercial para los terceros países que no están con ellos vinculados por algún tipo de acuerdo preferencial.

Santiago, Bruselas y Miami son las ciudades que simbolizan la agenda inmediata de las relaciones externas del Mercosur. En efecto, la suma de las negociaciones que se articularán con Chile, con la Unión Europea, y con el NAFTA definirán por un tiempo el perfil externo del proceso de integración.

No es necesario resaltar la importancia que para nuestro país tiene intensificar la integración con Chile y concretar su vinculación con el Mercosur. Por cierto, que no es el único país sudamericano que ha manifestado su interés de tener una relación especial con el Mercosur. Incluso el presidente Caldera planteó recientemente en Brasil la intención de Venezuela de acceder como miembro pleno. Y es fácil imaginar que para el Brasil la vinculación de los países amazónicos con el Mercosur es del mayor interés estratégico. Pero lo inmediato es la negociación con Chile y luego con Bolivia.

Dos preguntas será necesario responder en relación a las negociaciones con Chile, y luego con los otros países sudamericanos. La primera es saber si se trata de una negociación extra o intra Mercosur. Negociación extra Mercosur es la que se realiza con terceros países. Negociación intra sería, en cambio, si su objetivo final -inmediato o mediato- fuera la incorporación de un país como miembro pleno. Corresponde a Chile definir si desea ser o no miembro pleno como resultado final del proceso actualmente iniciado. Las señales no han sido claras al respecto. La segunda cuestión es la de saber si da lo mismo ser o no miembro del Mercosur, para gozar de las ventajas del espacio económico ampliado. Es obvio que si los países sudamericanos, empezando por Chile, lograran en la práctica para sus inversores las mismas condiciones de acceso a cada uno de los mercados del Mercosur -en especial los del Brasil y la Argentina- a través de un área de libre comercio que las que resultarían de la condición de miembro, poco interés tendrían en pagar el costo que ella implica, en términos de disciplinas económicas y comerciales colectivas. Creo que la señal del Mercosur a los inversores debe ser clara en el sentido que el ser miembro pleno tendrá, al menos en los próximos años, privilegios que no son compartibles.

La experiencia reciente del fast track, que el Ejecutivo americano tuvo que retirar del Congreso, confirma la impresión que muchos hemos tenido desde hace tiempo, en el sentido de que la ampliación del NAFTA o la posibilidad de nuevos acuerdos de libre cvomercio con los EStados Unidos puede demandar aún tiempo, incluso mucho. Este hecho debería estimular aún más a Chile a buscar su ingreso pleno al Mercosur. Pero también debería estimular al Mercosur a desarrollar mecanismos, instrumentos y políticas comerciales, que permitan lleva a la práctica una estrategia agresiva de alianzas múltiples y flexibles con otros países o bloques. Cuanto más flexible sea el Mercosur -sin abandonar los parámetros básicos de una Unión Aduanera-, más fácil concretar la incorporación de países como Chile, o modalidades de asociación con otros países sudamericanos, e incluso con países como Sudáfrica. Siempre hemos creído que ésta es una época en que la integración económica debe responder más a criterios de redes flexibles que de alianzas rígidas y excluyentes: época de relaciones económicas poligámicas y no monogámicas.

Por ello es tan importante lo que ocurra en los dos otros ámbitos de negociaciones externas del Mercosur. En primer lugar, la negociación con la Unión Europea. Fueron los europeos quienes primero lanzaron la iniciativa de un acuerdo de implique un salto cualitativo en las relaciones económicas con el Mercosur. Ya en abril de 1992 lo insinuaron en la reunión que los cancilleres europeos tuvieron con sus países del Mercosur. Luego concretaron la idea este año. Se sabe que será una negociación compleja y difícil. Caso contrario no sería relevante. Por ejemplo, si sólo se limitara a tener un contenido de buenas intenciones políticas -defensa de la democracia- y algo de cooperación técnica e industrial. Para ser relevante tiene que tener contenido concreto en términos de previsibilidad en el acceso a los mercados, de displinas colectivas en prácticas desleales de comercio -incluyendo las exportaciones agrícolas subsidiadas- y de estímulo a las inversiones y a a la cooperación tecnológica.

En segundo lugar, las negociaciones para el desarrollo de las idea que los EStados Unidos lanzaran en 1990, en el sentido de desarrollar un amplio espacio de comercio libre a escala hemisférica. La próxima cumbre de Miami será una gran oportunidad para avanzar ideas concretas en este plano, las que en lo posible deberían evitar requerir su posterior paso por el Congreso Americano, para ser efectivas. Mucho se podría avanzar en términos de estandarización de reglas de juego de los respectivos esquemas de libre comercio e integración que existen en el hemisferio, incluyendo las referidas al origen de los productos y a prácticas desleales de competencia; así como en materia de solución de controversias originadas en políticas comerciales unilaterales, o en materia de subsidios a las exportaciones agrícolas. Como contrapartida también habría que avanzar en el campo de disciplinas macroeconómicas, de regulaciónde calidad en materia de inversiones y de transferencia de tecnologías, e incluso en la consolidación de aranceles a niveles inferiores que en el GATT.

El 4 + 1 entre el Mercosur y los Estados Unidos debería ser reactivado como ámbito apropiado para profundizar ideas como las antes mencionadas. Un mecanismo similar debería ser replanteado con la Unión Europea. Dado el establecimiento del arancel externo común, a partir de 1995 deberán ser mecanismos 1 + 1. Quizás si Chile optara por una negociación intra con el Mercosur, un paso hacia su posterior incorporación plena podría ser su participación en estos esquemas de consultas en materia de comercio e inversiones con los Estados Unidos -eventualmente luego con el NAFTA- y con la Unión Europea.


Félix Peña es Director del Instituto de Comercio Internacional de la Fundación ICBC; Director de la Maestría en Relaciones Comerciales Internacionales de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF); Miembro del Comité Ejecutivo del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI). Miembro del Brains Trust del Evian Group. Ampliar trayectoria.

http://www.felixpena.com.ar | info@felixpena.com.ar


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