El que nuestros empresarios se reúnan con sus colegas brasileños
para negociar el Mercosur es una buena noticia.
Quizás hubiera sido mejor aún si estas reuniones de hoy
se hubieran efectuado mucho antes. Se perdió un tiempo valioso.
La diplomacia empresaria, como la gubernamental, requiere de continuidad
y de un conocimiento personal directo entre quienes negocian. Conocerse
recién en la mesa de negociación y en momentos de crisis
no es la mejor receta para el éxito.
También es buena noticia que instituciones empresarias interesadas
en el éxito del Mercosur hayan dado a conocer sus opiniones sobre
la actual crisis. Incluso sería positivo que se publique la lista
de los productos aún exceptuados por el Brasil.
Podrían apreciarse así las oportunidades que se perderían
con la prórroga de los plazos.
La prórroga de los plazos no soluciona nada. Es casi imposible
de instrumentar si no hay consenso entre los cuatro países (Ejecutivos
y Congresos). Afectaría la credibilidad del Mercosur y de las políticas
económicas de los socios. También afectaría la igualdad
de oportunidades, porque sólo beneficiaría a los que aún
gozan de excepciones. Es además innecesaria, pues una adecuada
negociación de mecanismos de escape para ser aplicados en forma
flexible a partir del 1º de enero de 1995 sería suficiente
para preservar legítimos intereses sectoriales, que pudieran resultar
seriamente afectados por asimetrías artificialmente creadas.
Las negociaciones, a nivel gubernamental y empresario, están acertadamente
centradas en el arancel externo común. En la práctica este
permitirá crear una diferencia entre ser o no miembro del club
llamado Mercosur. Pero creo que desde el punto de vista argentino, la
agenda de negociaciones tiene que estar simultáneamente centrada
sobre otras tres cuestiones: a) la protección del derecho al acceso
irrestricto al mercado brasileño; b) la nivelación del campo
de juego para la competencia económica, lo que implica, o la eliminación
de asimetrías artificialmente creadas, o la aplicación flexible
de mecanismos de escape para corregir situaciones puntuales de desequilibrios
originados en tales asimetrías, y c) la existencia de instancias
imparciales que permitan arbitrar intereses en pugna en materia de políticas
comerciales (por ej. modificaciones al arancel externo común) o
dar una opinión técnica independiente. Están reunidas
las condiciones requeridas para la aplicación de válvulas
de escape.
|