La iniciativa de crear un Mercado Común del Sur (MERCOSUR), entre
los cuatro países (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) signatarios
del Tratado de Asunción (26 de marzo de 1991), reconoce raíces
en el ideario de casi todas las fuerzas políticas de nuestro país.
Sin perjuicio de otros antecedentes históricos, de hecho significa
una profundización de la propuesta de integración y cooperación
económica con el Brasil, que a partir de la Declaración
de Iguazú (1985) comenzaran a instrumentar los gobiernos de los
Presidentes Alfonsín y Sarney.
En tal sentido, el proyecto MERCOSUR es un ejemplo de continuidad en
las políticas nacionales. El Acta de Buenos Aires de 1989, que
acortó diez a cuatro años el plazo originalmente previsto
para establecer el Mercado Común, no significó introducir
cambios sustanciales en los objetivos que ya se habían plasmado
en el Tratado de Integración entre la Argentina y el Brasil, firmado
en 1988 y ratificado al año siguiente.
Si bien la primer etapa de la integración iniciada en 1985, se
había caracterizado por una aproximación gradual de tipo
sectorial, el establecimiento de un programa de liberación también
gradual, pero lineal y automático, para todo el universo arancelario
en un plazo de cuatro años, no deja de lado la posibilidad de acuerdos
sectoriales, sino que por el contrario refuerza su eficacia potencial.
En efecto, los acuerdos que se ha previsto negociar en los próximos
meses, en sectores tales como el siderúrgico, el petroquímico,
el del papel, entre otros, podrán partir de un cuadro ya definido
en término de condiciones de acceso a mercados y concentrarse en
los necesarios procesos de reestructuración industrial, a través
de entendimientos empresarios referidos a tecnología, inversión
y penetración de mercados mundiales.
Esta continuidad es más notable aún en el plano institucional,
en que el mecanismo principal de trabajo, que es el Grupo Mercado Común,
verdadero ente ejecutivo del Tratado de Asunción, surge de la experiencia
acumulada en toda la etapa anterior, incluyendo la muy valiosa de los
diez subgrupos técnicos que permiten avanzar en la consideración
de los problemas que plantea la integración en cuestiones (por
ej. asuntos aduaneros o fiscales, normas técnicas, coordinación
de políticas macroeconómicas) o en sectores (por ej. agrícola,
industrial o transporte) específicos.
Pero es en la idea de limitar la experiencia -al menos en una primera
fase- a unos pocos países, con un mayor grado de homogeneidad que
el conjuntode los once que componen a ALADI, donde quizás se visualiza
con más nitidez la continuidad del esfuerzo de integración.
El eje del proceso es ahora como lo fue a partir de 1985, la integración
entre las economías de la Argentina y del Brasil (que en noviembre
de 1990 firmaron el Acuerdo de Complementación Económica
nº 14, en el marco de la ALADI, cuyos alcances y compromisos son
similares, en términos de programa de liberación comercial,
a los que los dos países asumieron luego en el Tratado MERCOSUR).
Sin embargo, tal como ocurriera desde el comienzo con el Uruguay, el retorno
a la democracia del Paraguay, facilitó la inclusión formal
de los dos países hermanos en el nuevo proceso de integración.
Y si bien se ha dejado abierta la puerta para la eventual adhesión
de Chile en un plazo inferior a los cinco años, la idea es de no
acelerar el proceso de incorporación de los otros países
miembros de la ALADI que pudieran estar interesados en hacerlo. También
es un caso especial el de Bolivia, país miembro de otro esquema
de integración subregional, el Grupo Andino, pero con profundos
vínculos territoriales, económicos y políticos con
el MERCOSUR, y por ello los ministros de Relaciones Exteriores de los
cuatro países, en la Declaración nº 2 aprobada simultáneamente
con la firma del Tratado por los Jefes de Estado, en Asunción,
expresaron su interés en explorar modalidades y alternativas para
su vinculación con el Mercado Común del Sur.
Nada autoriza sin embargo a considerar al MERCOSUR como un "club"
cerrado o exclusivo. Por el contrario, en la pasada reunión del
Grupo de Río, realizada en abril pasado en Bogotá, nuestro
país dejó claramente establecida su voluntad de extraer
todo el potencial de cooperación existente en el marco de la ALADI
Y del Tratado de Montevideo de 1980, a través del desarrollo de
la preferencia arancelaria regional, y de la convergencia de los esquemas
subregionales y bilaterales de integración económica. Y
en el propio Tratado de Asunción, así como en la Declaración
nº 1 de los Cancilleres, se deja claro que el arancel externo común,
que habrá de establecerse antes de finalizado el período
de transición hacia el mercado común, o sea diciembre de
1994, deberá facilitar la competitividad internacional de las economías
de los países signatarios. En tal sentido, el mensaje es claro:
MERCOSUR es un instrumento concebido para facilitar la inserción
competitiva de nuestras economías en los mercados mundiales, incluyendo
los de la propia subregión.
Pero las raíces del MERCOSUR se encuentran en nuestro país,
en la propia base social y no sólo en el ideario de la mayoría
de sus fuerzas políticas. Una encuesta celebrada en relación
al tema luego de la firma del Tratado de Asunción, puso de manifiesto
la opinión positiva de la población. Las reacciones que
hasta el presente han tenido los parlamentarios que se han expresado al
respecto, confirman que la idea de la integración económica,
especialmente con el Brasil y los otros países vecinos, esta arraigada
en la opinión pública que ellos interpretan, en la tradición
de los principales partidos políticos nacionales yen la de sus
líderes históricos.
Parte de un amplio esquema de integración.
MERCOSUR no es una pieza aislada en la estrategia de integración
económica de nuestros país con América Latina. En
primer lugar, esta inserto en el proceso más amplio, iniciado en
1960 con la firma del segundo Tratado de Montevideo, que creó la
Asociación Latinoamericana de libre Comercio (ALAC) y continuado
en 1980, con la firma del segundo Tratado de Montevideo, quela sustituyó
por la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI).
En el marco jurídico-contractual del tratado de Montevideo de 1980,
el Tratado de Asunción habrá de tomar la forma de un Acuerdo
de Complementación Económica (una de las modalidades prevista
de "acuerdos de alcance parcial", es decir acuerdos que no incluyen
a todos los miembros de la Asociación) y al hacerlo, sus preferencias
arancelarias estarán excluídas de la acción del artículo
44 (cláusula nación más favorecida ALADI), así
como del artículo 1º del GATT (también cláusula
de la nación más favorecida). Como contrapa debe quedar
abierto a la adhesión, previa negociación, de cualquier
otro país miembro de la ALADI, que en este caso concreto se ha
establecido que recién se podrá considerar transcurridos
los primeros cinco años de vigencia del Tratado (el Tratado entrará
en vigencia treinta días después del depósito del
tercer instrumento de ratificación).
Así como a través de la ALADI, el MERCOSUR se relaciona
con el proceso de integración más amplio con el resto de
América Latina, es a través de múltiples mecanismos
bilaterales y multilaterales, la mayoría de carácter sectorial,
que esta inicaitiva s inserta en un cuadro más amplio de integración
y cooperación económica en la subregión del Sur de
América Latina. Caben mencionar al respecto, por cierto la Cuenta
del Plata que abarca los cuatro países y además Bolivia,
y en cuyo ámbito geográfico y económico, se desarrolla
uno de los proyectos de integración más interesantes cual
es el de la Hidrovía Paraguay-Paraná. Pero también
cabe recordar los mecanismos de cooperación que se han establecido
a nivel ministerioal, en las áreas de agricultura, energía,
transporte, salud y educación, entre otras. Algunos abarcan también
a Chile e incluso al Perú, y es precisamente su diferente cobertura
geográfica y su especialización, lo que los hace tan útiles,
cualesquiera que sean las dificultades que se puedan plantear por eventuales
superposiciones de actividades.
Pero en un plazo regional más amplio, el MERCOSUR se inserta en
los más recintes esfuerzos de integración hemisférica,
que han cobrado actualidad y fvigencia poítica, a partir del lanzamiento
en junio de 1990, por el President de los Estados Unidos, de la inciativa
de las Américas. Una de las ideas centrales de la iniciativa, que
sin duda deberá ser desarrollada a través de consultas y
negociaciones entr todos los países del hemisferio, como el resto
de las ideas allí contenidas, es precisamente la d ela creación
de un sistema de comercio libr en el hemisferio. Quizás a ella
se llegue por la aproximación gradual de acuerdos subregionales
de integración, de los cuales el MERCOSUR, el Grupo Andino y la
muy reciente Área de Comercio Libre de Norteamérica (NAFTA),
entre los Estados Unidos, el Canadá y México, son los más
significativos, desde el punto de vista económico.
En tal sentido, el Acuerdo Marco de Comercio e Inversión entre
los Estados Unidos y los cuatro países del Mercosur (el denominado
"4+1"), está llamado a constituir el punto de partida
de un procesos más amplio, que debería llevar lógicamente
a enhebrar en el futuro, una negociación comercial entre el MERCOSUR
y el "MERCONORTE" (NAFTA). Su firma el 19 de junio de est año
y la próxima reunión del Comité Consultivo sobre
Comercio e Inversión, por él establecido, con una agenda
que permite abarcar cuestiones de significativa importancia en las relaciones
económicas con los Estados Unidos, constituyen a la vez una expresión
de la dimensión externa del MERCOSUR, un mayor compromiso público
e internacional de sus miembros para concretar el proyecto de integración
pactado y el comienzo de un proceso de vinculación sistemática
del MERCOSUR con el mundo industrializado, de incalculable proyección
futura.
Quizás el cuadro actual de esta integración multidimensional
que reconoce en el MERCOSUR un eje pero no una limitación, se completa
con el Acuerdo de Complementación Económica entre la Argentina
y Chile, cuyas bases fueron establecidas en agosto de 1990 por los Presidentes
Menem y Alwyn, y que esta siendo objeto de negociación en el momento
de escribirse estas líneas. Este es un acuerdo de gran importancia
histórica para los dos países, pues ha de consagrar el nuevo
espíritu de hermandad que caracteriza la relación recíproca
entre las dos democracias del Sur del Continente. La idea es que su ejecución
permita facilitar la deseable incorporación posterior de Chile
al MERCOSUR.
MERCOSUR refleja entonces una estrategia de alianzas económi:
cas de nuestro país con las naciones de su contexto contiguo y
regional, y como tal se adapta al nuevo planteamiento estratégico
de la integración que se ha impuesto en toda la región,
en parte como consecuenci a de las cambiantes realidades económicas
mundiales. Al igual que Europa 92, MERCOSUR ha sido concebido como una
plataforma para penetrar los mercados mundiales, con nuestras capacidades
para producir bienes y prestar servicios; o sea como parte de nuestras
respectivas estrategias decapacitarnos y organizarnos como naciones modernas,
para competir en un mundo cada vez más inhóspito para solitarios.
UNA REVOLUCIÓN PROFUNDA
Es casi imposible entendr la idea de MERCOSUR, sin insertarla en el caudro
más complejo de la profunda revolución que se está
produciendo en las cuatro sociedades que se han propuesto integrarse.
Ella es parte, a su vez, de lo que con razón se ha denominado la
"revolución silenciosa" de América Latina, menos
publicitada y dramática que la de Europa del Este, pero no por
ello, menos profunda ni apasionante.
Es revolución pues significa, a través de procedimientos
pacíficos, ordenados, pero radicales, transformar de raíz
la vida política y económica de nuestros países.
Significa transitar de un orden que había dejado de estar en condiciones
de satisfacer adecuadamente las legítimas expectativas de libertad,
justicia y progreso de sus poblaciones, a un nuevo orden en que tales
valores sean parte de la vida diaria de todos los ciudadanos.
La construcción de MERCOSUR es indisociable de la tarea más
amplia que hemos emprendido en los cuatro países, para construir
sobre bases sólidas, la democracia, una economía moderna
de base tecnológica y una inserción competitiva en los mercados
mundiales. Sin esta perspectiva de conjunto resulta difícil comprender
la lógica interna del MERCOSUR.
Son cuatro procesos paralelos y entrelazados ya que deben reforzarse
mutuamente para tener éxito. Suponen todos ellos una afirmación
de nuestros valores nacionales, como compatibles con los cambios tecnológicos
revolucionarios de las últimas aécadas. Lo contrario sería
reconocer que no estamos capacitados cultural mente para hacer lo que
otros pueblos han logrado, en la misma América, en Asia y en Europa.
Suponen además una apuesta a nuestra capacidad organizativa, a
nivel local, provincial, nacional y subregional, única forma de
crear un entorno de eficiencia favorable a las exigencias de competitividad
internacional. Requerimientos de competitividad derivados no de razones
ideológicas ni de voluntades exógenas, sino del simple hecho
que crecientemente ni nuestros consumidores ni los del resto del mundo,
quieren tener que adquirir malo y caro, aquello que la realidad de la
interdependencia global, les permitiría adquirir bueno y barato.
Suponen por cierto, desatar en todos los frentes sociales, energías
creativas basadas en la libertad y en la apertura mental. Sólo
así se podrán desarrollar capacidades para competir en un
mundo en que la calidad de los bienes y de la organización para
su distribución, determinarán cada vez más quienes
acceden a los consumidores con mayor poder adquisitivo.
Suponen, finalmente, un gran esfuerzo de solidaridad social y de equidad,
ya que sólo la cohesión social a nivel nacional y subregional,
fermitirán sustentar en el tiempo e gran esfuerzo que significa
organizarse para competir como naciones en el mundo moderno. Al menos
así lo indica la experiencia de algunasde aquellas naciones que
más han avanzado en el objetivo de generalizar el bienestar de
sus poólaciones y a la vez; de competir con éxito en la
incorporación detecnologías modernas en sus procesos productivos
y distributivos, adquiriendo de tal forma, una participación creciente
en los mercados mundiales.
MERCOSUR y LA EXPERIENCIA DE LA INTEGRACION EUROPEA
En momentos de desorientación e incertidumbre, la idea de integración
en Europa tuvo la vi rtud de generar una ilusión y un horizonte
ae futuro. Quizás en este hecho ha radicado su gran fuerza movil
izadora de vol untades populares, su capacidad para catalizar energías
sociales orientándolas hacia metas ambiciosas.
Distintos momentos históricos permiten sustentar lo aquí
afirmado. Citemos dos: el primero, el momento inicia! cuando en los años
cincuenta las débiles democracias nacientes de Europa (Francia,
Alemania, Italia) confrontaban una vez más los "duendes del
pasado" y las seculares fuerzas centrífugas, fuentes de tantos
desastres, se hacían sentir nuevamente en la vida europea. El genio
político de Jean Monnet, Robert Schumann y Konrad Adenauer, entre
otros, permitiólanzar una propuesta que encarnada en la Comunidad
Europea del Carbón y del Acero (CECA), cambió el curso de
la historia europea contemporánea. La propuesta estaba basada en
una idea simple: poner en común mercados y recursos, en un sector
específico pero crucial de la economía, el siderúrgico,
y entre un grupo limitado de países. Ponerlos en común,
significaba establecer regias e instituciones "comunes". De
ahí la idea de "comunidad" y de órganos y normas
jurídicas. "comunitarias". Luego, en base al éxito
alcanzado, la idea inicial se expande a todo el ámbito económico
y a través del Tratado de Roma, se crea en 1957 el Mercado Común,
que también comienza con el establecimiento -como en el MERCOSUR-,
en un plazo relativamente corto, de la Unión Aduanera (liberación
de los intercambios más tarifa externa común).
El segundo momento lo constituye, en años recientes, la decisión
de lograr para fines del próximo año la supresión
de todas las barreras físicas, fiscales y técnicas, que
a pesar de los progresos alcanzados en la conformación del mercado
común, continuaban fragmentando de hecho los mercados europeos,
generando costos que disminuían la capacidad competitiva de las
empresas europeas frente a las americanas, las japonesas y las del sudeste
asiático (los llamados costos de la "no-Europa"). Surge
así la idea-fuerza de "Europa 92" que acelera dramáticamente
la integración europea, permite pasar de una fase de "euro-pesimismo"
a otra de "euro optimismo", y genera uan vertiginosa carera
de empresas e inversores con "estrategias globales" (los "competidores
globales") por tomar posición en el mercado europeo. Hoy se
reconoce en el vendaval desatado por la idea de "Europa 92",
uno de los factores cruiales para explicar la revolución que se
desata luego en toda Europa del Este, incluyendo la Unión Soviética.
Hay grandes distancias, desde todo punto de vista entre la experiencia
de la integración europa y la del MERCOSUR, como la hay entre las
características del Tratado de Asunción y el de Roma. Sin
embargo, parece necesario resaltar algunos rasgos comunes. En ambos casos,
la idea de integración, está vinculada estrechamente con
la de construcción simultánea de la democracia, de una economía
moderna de base tecnológica y de una inserción competitiva
en los mercados mundiales. Se observa ello claramente también en
los años setenta en los casos de España mediterrána,
y se comienza a observar más recientement en el caso de las nuevasdemocracias
de Europa del Este, especialmente las de Polonia, Hungría, y Checoslovaquia.
En ambos casos además, la idea de integración permite crear
un horizonte de futuro necesario para enfrentar las durezas sociales de
la transformación productiva que todo proceso de modernización
tecnológica implica. En ambos casos finalmente, la metodología
está centrada en a puesta en común de recursos y de mercados,
en la que la apertura recíproca de los mercados s un ingrediente
ecentral, pero lo s más aùn, la aceptación voluntaria
de una cierta disciplina colectiva para el ejercicio de las respectivas
soberanías nacionales, especialmente en el plano de las políticas
macroeconómicas, de las políticas sectoriales y en particular,
en las de comercio exterior.
MERCOSUR: UNA AMPLIA AGENDA DE TRABAJO
El Tratado de Asunción es sólo un punto de partida para
un trabajo societal, largo y complejo, que deberá permitir transitar
hacia el objetivo de un mercado único, entre los cuatro países
signatarios, con todas las consecuencias políticas que la integración
conlleva. Es un marco para construir. Construir un ámbito de integración
lleva tanto tiempo y esfuerzo como construir la democracia, una economía
moderna y una capacidad para competir con éxito en los mercados
mundiales. Perseverancia y organización, . parecen ser requisitos
ineludibles. Pero también lo es el sentido práctico de avanzar
paso a paso, manteniendo firme el objetivo final, claro el sentido de
dirección y gran flexibilidad en los instrumentos que se utilizan.
Ello es precisamente más importante aún, cuando la transición
hacia el mercado común es parte de un proceso más amplio
de transición hacia economías modernas y competitivas en
un marco de democracia, justicia social y participación popular.
Si bien la agenda de trabajo es amplia, lo esencial es sin embargo, saber
detectar cuáles son las cuestiones que requieren acción
priori·taria en el momento actual lo que equivale, en el caso del
MERCOSUR, a tener en claro cuales son los requerimientos,primero de los
próximos dos años y luego de los próximos cuatro
años.
Sin pretender agotar aquí la agenda de requerimientos inmediatos,
tarea en la que se encuentran ya abocados los países en el ámbito
del Grupo Mercado Común yen la que se encontrarán abocados
tan pronto el Tratado entre en vigencia, en el ámbito de decisión
política que será el Consejo de Ministros, sólo pretendo
apuntar algunos más significativos:
1. La credibilidad interna y externa. Con razón, muchos
se interrogan en los cuatro países y en especial, en los países
industrial izados, acerca de porqué esta vez deben creer cuando
se establecen ambiciosas metas en materia de integración subregional.
Se señala que se ha escuchaao tal promesa en muchas otras oportunidades
y que los resultados han sido magros. la impresión es que sequisiera
creer en nosotros, pero que es nuestra propia historia de promesas fallidas
la que no facilita la credibilidad. De allí que una prioritaria
es alimentar con hechos, más que con palabras, tal credibilidad.
los pronunciamientos de alto nivel político son necesarios. Pero
de ninguna manera suficientes. lo esencial es en tal sentido, enviar claramente
a todo el mundo, en especial a los operadores económicos internos
y externos, que esta vez la integración "va en serio".
Sólo así se logrará que empresarios e inversores
comiencen a ajustar sus comportamientos tomando en cuenta el mercado ampliado
que se les ha prometido. No debe olvidarse que en la perspectiva de un
operador económico, el Tratado de Asunción es un "código
de mensajes" al mercado sobre cuáles habrán de ser
las condiciones bajo las cuales se podrá operar en la subregión.
Por ello es esencial reiterar en los pronunciamientos gubernamentales
y sustentar en los hechos, que el calendario de liberación arancelaria
y de reducción automática de las listas de excepciones,
se habrá de cumplir en forma inflexible. Si los plazos se prorrogaran
o si se alteraran los porcentajes de reducción de tales fistas,
el -mercado no creería en el "mensaje" que se le ha enviado,
yel proyecto de integración perdería eficacia.
2. La seguridad jurídica. Elemento esencial de la credibilidad,
es la adecuada protección jurídica que se otorgue a las
aperturas de los respectivos mercados nacioanles. Si la apertura de cada
uno de los mercados, no es percibido cómo un "derecho"
de los sujetos de derecho interno de cada uno de los países, y
no sólo como un "privilegio" susceptible de ser alterado
por acto unilateral arbitrario del gobierno, difícil será
que los operadores económicos tomen en serio el mensaje contenido
en el Tratado de Asunción y que trazen sus estrategias empresarias
en función del mercado ampliado. Hasta tanto existan condiciones
para el desarrollo de un derecho "común" o "comunitario"
del MERCOSUR, serán las respectivas jurisdicciones nacionales las
que deberán asegurar la protección jurídica que necesanamente
demandarán los operadores económicos.
3. La organización institucional, dentro de cada país
y en el ámbito común. El desarrollo del período
de transición ha de requerir numerosas y complejas decisiones,
que tendrán que ser adoptadas en el Grupo Mercado Común
y en el Consejo de Ministros. Con acierto se haestablecidoquesóloa
la luzde la experiencia acumulada en los próximos cuatro años
se establecerá luego la estructura institucional definitiva del
MERCOSUR. Sin embargo será preciso a nivel interno de caaa uno
de los países, especializar instancias gubernamentales en la conducción
del proceso MERCOSUR. Cabe tener en cuenta que el establecimiento del
arancel externo común y un programa de coordinación de políticas
macro-económicas, requerirán además efectuar estudios
técnicos que no siempre podrán desarrollarse con los precarios
recursos gubernamentales disponibles en la actualidad. A su vez la función
de monitoreode los avances en el MERCOSUR, no podrá ser ejercida
sólo con el Secretariado Administrativo previsto en el Tratado
y que funcionará en Montevideo con funcionarios "prestados"
por el gobierno uruguayo. Será necesario entonces prever un mínimo
de estructura técnica y de monitoreo "comunitario", si
es que se quieren alcanzar en los plazos previstos las ambiciosas metas
del Tratado. La participación de los parlamentarios, los empresarios
y los sindicatos, en el proceso de decisión del MERCOSUR, es otra
cuestión que requiere atención prioritaria inmediata, a
fin de asegurar que lo que se decida refleje los intereses y requerimientos
de los distintos intereses sociales, así como de la ciudadanía
en su conjunto. Otra función que habrá que cumplir en lo
inmediato es la de la solución de las controversias comerciales
que naturalmente se han de producir, como consecuencia de la ampliación
del intercambio y de la aplicación de las nuevas reglas de juego.
Será necesario instrumentar un mecanismo imaginativo y práctico
de fácil acceso y aplicación. Quizás se podrá
imaginar un activo papel a cumplir por el propio sector empresario, a
través de sus cámaras, especialmente en la temprana identificación
de las causas de controversias por medio de una suerte de "libro
de quejas", frente a eventuales incumplimientos de las reglas de
juego o a interpretaciones controvertidas.
4. La disciplina colectiva en materia de políticas, macroeconómicas.
MERCOSUR aparece como una propuesta viable par el grado de aproximación
que de hedlo están adquiriendo las políticas macroeconómicas
de los cuatro países. Sin embargo, será necesario en lo
inmedi,ato aetectar primero y encarar luego, acciones que se requieran
para evitar que disparidades pronunciadas en las políticas monetarias,
cambiarias, fiscales y de comercio exterior, alteren sustancialmente las
condiciones de competitividad en el mercado que se integra a medida que
caen los aranceles y desaparecen las restricciones no arancelarias. En
muchos casos las acciones requeridas serán percibidas como una
cesión de soberanía nacional. Lo cierto en cambio es que
lo que se estará observando, es una necesaria disciplina colectiva
en el ejercicio de las respectivas soberanías. Disciplina que es
ineludible en cualquier proceso de integración y que puede visualizarsecomo
una contrapartida a las ventajas que se adquieren con la ampliación
de los mercados nacionales. Lo importante sin embargo, será tener
en cuenta que tal disciplina colectiva en el campo de las políticas
económicas sólo surgen gradualmente a medida que avanzan
los efectos del programa de liberación comercial. No se trata de
armonizar todas las políticas macro-económicas, por ejemplo,
en los primeros años del establecimiento de la unión aduanera.
La experiencia europea así lo demuestra. Pero tampoco se trata
de minimizar en extremo los requerimientos de coordinación, sembrando
la ilusión de una integración sin disciplina ni obligaciones
-recíprocas.
5. Las reglas de juego para la competitividad dentro del MERCOSUR.
Ya en la primera fase de la aplicación del programa de liberación
comercial, aparece como urgente establecer reglas de juego que eviten
prácticas gubernamentales y empresarias que distorsionen las condiciones
de competencia económica. La tentación al "canibalismo
económico" puede ser grande por parte de las empresas que
quieran sacar provecho de circunstanciales asimetrías de costos
para "invadir" otro mercado. Las cláusulas de salvaguardia,
los derechos compensatonos en el caso de subsidios y las medidas antidumping,
formarán parte del arsenal de medidas que se tendrán que
poner en práctica con eficacia en la primera fase del período
transitorio. Pero será necesario también, desde el comienzo,
elaborar un verdadero régimen jurídico y administrativo
destinado a preservar las condiciones de competencia económica
en el mercado integrado.
6. La concertación para negociaciones comerciales internacionales.
Una primera experiencia ha sido sin dudas, la negociación del antes
mencionado acuerdo "4 + 1", sobr comercio e inversión,
con los Estados Unidos. Pero en al medida que se avance en el establecimiento
de la unión aduanera, en especial tan pronto se stablezca el arancel
externo común, los cuatro países deberán acordar
una política comercial externa común y coordinar estrechamente
su participación en las negociaciones comerciales con los terceros
países, y en foros multilaterales como el del GATT, y en lo rgional,
en el de la ALADI. El desarrollo de las consultas en el Comité
Consultivo establecido por el acuerdo cn los Estados Unidos y una experiencia
similar que pudiera luego desarrollars con otros países industrializados,
como el Canadá y Japón, o con la propia Comunidad Europea,
servirán para ir adquiriendo gradualmente una experiencia práctica
en este campo.
7. La respuesta empresaria. Se ha señalado con razón
que el éxito del MERCOSUR dependerá en gran medida, de la
respuesta que se producza a nivl de los operadores económicos internos
y externos. Ya exisn evidencias d que las grands empesas multinacionales
que operan o que están interesadas en operar en la región,
están elaborando sus estrategias para aprovechar las ventajas del
mercad ampliado. El secto automotriz es un ejemplo. También se
observa un creciente inter´s en operar a escala MERCOSUR en los
grandes grupos económicos nacionales de la ARgentina y del Brasil.
Sin embargo, en lo inmeiato son las empresas medianas y pequeñas
las que requerirán mayor apoyo a través de servicios de
asesoramiento e "inteligencia económica", que les permitan
trazar estrategias de adaptación y aprovechamiento del mercado
ampliado, asi com enhebra alianzas empresarias para penetrar el MERCOSUR
y para sustentare en èl en sus estrategias de penetración
de mercados mundiales. Las "redes industriales" al estilo de
las que se han desarrollado en Europa, especialmente en Italia, que son
verdaderos "pools" de servicios tecnológicos, financieros,
gerenciales y de distribución, para las pequeñas y medianas
empresas, serán quizás uno de los facores que más
podrán facilitar su aprovechamiento del MERCOSUR. Quizás
redes subregionales de cámaras empresarias y de instituciones prestadoras
de servicios especializados para el sector empresario, como por ej. los
bancos y las firmas de asesoramiento, surgirán en lo inmediato
atraídas por las inmensas oportunidades de negocios que se presentarán
al abrirse para nuestro país un mercado tan atractivo como el brasilero.
Un cobro razonable de los "certificados de origen" (por ej.
un uno por mil del valor de la exportación), permitiría
obtener recursos genuinos que requerirán las instituciones empresarias
para mejorar sustancialmente su capacidad de prestar servicios de apoyo
a la participación de los empresarios en el MERCOSUR.
8. El desafío industrial. La reconversión de la
industria argentina, para alcanzar niveles tecnológicos y de competitividad
acordes con los desafíos de los megamercados mundiales y del propio
MERCOSUR, será en lo inmediato una cuestión que requerirá
fuerte atención gubernamental y empresaria. En tal sentido los
programas brasileros de competitividad industrial, de calidad y productividad,
y de renovación tecnológica, podrían constituir un
modelo a tomar en cuenta en el necesario "aggiornamiento" del
aparato industrial argentino. La óptica dominante debería
ser la del consumidor, a través de la incorporación de tecnologías
productivas y organizativas apropiadas, que tomen en cuenta los requerimientos
de calidad que están imponiéndose creciente mente en los
mercados mundiales, en particular, en los de alto poder adquisitivo y
que terminará por imponerse también en nuestros mercados,
tan acostumbrados a maltratar e ignorar al consumidor.
9. La reducción de costos que afectan la competitividad.
En una primera etapa la acción probablemente estará concentrada
en la reducción de los costos de transporte y los de energía.
Ambos afectan la capacidad de nuestras empresas para competir en los mercados
mundiales y en particular, en los del MERCOSUR. Se han efectuado ya significativos
progresos en la desregulación del transporte terrestre y se na
encarado luego, la del transporte marítimo.
LA EXPLICACIÓN A LA OPINIÓN PUBLICA
Pero es finalmente en la opinión pública, en el hombre
común, que finalmente corre su suerte el MERCOSUR. De ahí
que sea tan prioritario explicarle a la opinión pública
de qué se trata. De presentarle con transparencia los beneficios
y los necesarios costos. De expl icárselo tomando en cuenta sus
intereses concretos, su avidez de bienestar, de trabajo, de progreso,
de justicia, de acceder a bienes y servicios con bajos precios y mayor
calidad.
Los medios de opinión, el periodismo, los políticos, tienen
en este terreno una gran función que cumplir. Existen experiencias
que se pueden tomar en cuenta y seguir. Sólo como ejemplos, cabe
mencionar los recientes de España en relación a su ingreso
a la CEE y de Canadá, en relación a su integración
con los Estados Unidos. Una experiencia más actual aún puede
ser también válida en tal sentido, como es la de México
también en relación a la integración de América
del Norte.
El ciudadano, que es a la vez consumidor, constribuyente, trabajador,
ahorrista, es el destinatario principal del MERCOSUR. El es quien debe
percibir en esta idea la fuerza que ella tiene al generarle una esperanza
fundada de días mejores, al crearle un horizonte de futuro para
sus esfuerzos cotidianos, una razón por la cual luchar.
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