1.- Significado y evolución reciente del Grupo Andino.
Acaba de concluir la reunión de ministros de Relaciones Exteriores
de los países miembros del Grupo Andino. Por cuarta vez desde que
se inicio el proceso de integración subregional los cancilleres
andinos viajan a Lima a efectos de examinar avances y dificultades de
su proyecto común y de ratificar su firme apoyo a la idea que formularon
en 1969 al firmar el Acuerdo de Cartagena. La importancia atribuida a
los temas relacionados con la definición del Grupo hacia el exterior
confirma la idea de que es precisamente la percepción de desafíos
provenientes del contexto internacional la que nutre de vitalidad política
a un proyecto que está por cierto erizado de dificultades.
Y es que en su corta experiencia se ha podido observar un incremento
relativo en la capacidad de acción internacional del Grupo Andino.
La incorporación de Venezuela ha acrecentado el valor del mercado
andino para todos aquellos interesados en la región o fuera de
la misma en la exportación de manufacturas o en su producción.
Los programas sectoriales de los cuales el de la industria metalmecánica
aprobado en 1972 es un anticipo, constituyen por otro la un estimulo a
la inversión ya sea por las condiciones preferenciales que establecerán
para las unidades asignadas a cada país ya sea por las dificultades
que plantearía su arancel externo para continuar abasteciendo los
productos en ellos incluídos desde el exterior.
Los tres países grandes de la ALALC han manifestado en forma clara
su interés por el Grupo Andino. En el caso de México, el
mismo se concentra en el programa de acción conjunta anunciando
en noviembre último junto con el establecimiento de una Comisión
Mixta andino-mexicana. Brasil comienza a cambiar su actitud frente al
Grupo del año pasado. Ya una serie de artículos publicados
en el Jornal do Brasil en octubre último y en particular uno del
13 de noviembre, permitían anticipar una modificación de
la estrategia original que había especulado con el fracaso de la
idea de la subregionalización de la integración latinoamericana.
El reciente viaje del canciller Gibson Barbosa por la mayoría de
los países integrantes del Grupo y los anuncios concretos que en
el mismo se efectuaron ponen de manifiesto la actual estrategia brasileña.
2.- Argentina y el Grupo Andino
La Argentina a su vez mantuvo desde el comienzo una actitud expectante
frente a la iniciativa andina. No era necesario profundizar mucho la investigación
para percibir en los medios oficiales y empresariales del país
de los años 69-71 ya sea una carencia total de información
sobre lo que el Grupo Andino significaba o podía significar, o
un marcado escepticismo sobre las posibilidades reales que los países
de la subregión tenían para concretar su ambicioso plan.
En ocasión del viaje del Presidente Lanusse a los países
del Pacífico aumentó el interés por esta experiencia
de integración. La percepción de una situación aguda
de dependencia económica, el desafío planteado por la agresividad
de la política de proyección externa del Brasil, la necesidad
de asegurar e intensificar corrientes de exportación de manufacturas,
y en menor medida el estancamiento de la ALALC, son algunos de los factores
explican el cambio de actitud que se manifiesta en el país con
respecto al Grupo Andino. Un indicador de dicho cambio lo constituye,
por ejemplo, la importancia que se le asignara al tema en los programas
de la casi totalidad de los partidos políticos que participaron
en las elecciones del 11 de marzo.
Pero es indudablemente el alto valor que el justicialismo y Perón
en particular le atribuyen a una política firmemente latinoamericanista
lo que ha transformado el tema de la relación de la Argentina con
el Grupo Andino en gran tema nacional. El gobierno de Cámpora así
lo había manifestado y se sabe que se habían iniciado los
trabajos preparatorios necesarios para concretar lo que podía denominarse
el "operativo andino" de la Argentina.
En realidad la Argentina no partiría de cero en sus futuras relaciones
con el Grupo Andino. Tiene estrechas y significativas vinculaciones económicas
y políticas bilaterales con algunos de los países miembros
más importantes del Grupo. Está vinculada a todos ellos
por medio del Tratado de Montevideo. Y además también en
noviembre de 1972 concluyó un programa de acción conjunta
y estableció un mecanismo institucional bajo la forma de una Comisión
Mixta Andino-Argentina. Sin embargo tal programa ha sido considerado como
excesivamente general y enunciativo de ideas que exigen ser concretadas
para tener algún sentido.
3.- Elementos para una política
Quizá sea el actual un momento oportuno para ensayar ciertas reflexiones
previas a la elaboración de una política nacional frente
a un área con las características del Grupo Andino. Dichas
reflexiones deberían partir del reconocimiento que la integración
subregional es una realidad que se desarrollo en forma independiente de
la voluntad argentina - o de cualquier otro país grande de la región
- y que ha transformado profundamente el cuadro de las relaciones políticas
y económicas latinoamericanas. Además como señalamos
antes existe el hecho que el gobierno justicialista ha manifestado en
forma clara su voluntad de desarrollar una política audaz de asociación
y de apoyo al proyecto andino. Esta manifestación plantea en el
país y también en el Grupo Andino, algunas preguntas que
será necesario despejar.
En nuestra opinión tales preguntas parecerían ser: a.¿por
qué desea y necesita la Argentina vincularse y apoyar al Grupo
Andino? b. ¿hasta donde desea la Argentina llegar en su vinculación
y apoyo al citado Grupo? c. ¿que es lo que la Argentina puede aportar
al proyecto andino y qué es lo que el mismo puede aportar a la
Argentina? d. ¿en qué forma desea la Argentina concretar
su voluntad de vincularse y apoyar la integración subregional?
No es éste el momento, por cierto de intentar una respuesta a
la preguntas anteriores. Pero si dejaremos apuntadas algunas ideas con
respecto a cada pregunta para contribuir así a un debate nacional
que consideramos necesario y del cual deben surgir precisamente las respuestas
que la mayoría comparte.
Con respecto a la primera pregunta, seria posible responderla en términos
de intereses económicos vinculados, por ejemplo, a la necesidad
de exportar manufacturas. Sin embargo entendemos que las respuesta más
adaptada a las actuales circunstancias y a los intereses de largo plazo
del país estaría basada en razones políticas. En
efecto, daría la impresión que la Argentina se ha propuesto
desarrollar en todos los frentes posibles una política agresiva
tendiente a obtener en el menor plazo lo que podríamos denominar
la "latinoamericanización del sistema latinoamericano".
Esto es disminuir o eliminar las influencias extrazonales en las relaciones
internas de la región como parte de un proceso de reversión
de la dependencia de los países componentes de la misma.
En esta perspectiva puede considerarse que el Grupo Andino se ha trasformado
en el eje de los esfuerzos de unidad interna del sistema latinoamericano.
Se podría visualizar al Grupo como un elemento esencial de un proceso
de integración y de liberación creadora de los países
latinoamericanos que exigirá el rechazo de esquemas rígidos,
muchas veces importados de fuera de l región, y una búsqueda
constante de nuevos enfoques y mecanismos de acción conjunta dentro
de la región y fuera de la misma.
Es así que el fortalecimiento del Grupo Andino y en la acción
conjunta que fuera y dentro de la región puedan desarrollar los
países latinoamericanos parecería residir el éxito
de una política de alteración de las relaciones de dependencia,
de respuesta al desafió impuesto por la penetración de las
grandes corporaciones internacionales, y de cuestionamiento sistemático
de las tendencias de las grandes potencias industriales - socialistas
o capitalistas- a congelar las actuales formas de distribución,
del poder mundial.
Otro elemento fundamental de la respuesta a la pregunta, seria el hecho
de que la Argentina cada vez mas comparte con el Grupo Andino, la idea
que la integración es ante todo, un instrumento que, preservando
la identidad nacional de cada país, permitirá acelerar los
procesos de cambio revolucionario interno.
La integración no seria mas para la Argentina un capitulo marginal
de su política exterior, sino un elemento clave del proceso de
cambio profundo que desea llevar adelante.
Con respecto a la segunda pregunta, daría la impresión
que ni en el país ni en el Grupo Andino se esta pensando seriamente
en al posibilidad de un ingreso del país como miembro pleno del
Acuerdo de Cartagena. Ni seria deseable ni parecería posible. Sin
embargo la respuesta a la pregunta de hasta donde desea llegar la Argentina
en la vinculación a la subregión, tendría que estar
basada en el hecho que el país ha expresado claramente su intención
de asumir en forma plena sus responsabilidades en América Latina
y ene. Llamado Tercer Mundo. Si es así la respuesta consistiría
en que el país esta dispuesto a hacer los esfuerzos que su propia
realidad permitan, y aun mas si fiera necesario, a fin de transformarse
en un punto de apoyo útil al proceso de cambio, integración
y liberación de los países de la región, y de los
andinos en particular. El país querría demostrar, y demostrarse
a si mismo, que es posible establecer entre los países en desarrollo
relaciones de cooperación que no impliquen reeditar los esquemas
de denominación que han caracterizado hasta el presente las relaciones
económicas internacionales. Y es fundamental que el país
exprese en forma clara que asume dicha responsabilidad por razones de
solidaridad y justicia internacional, pero también por interés
nacional.
Si lo anterior es cierto, la Argentina debería expresar su intención
de colaborar con los países miembros del Grupo Andino, en todo
aquello que éstos, a través de los órganos propios
del Acuerdo, consideren que es posible proyectar con la participación
suya. Un programa conjunto andino-argentino concebido en términos
audaces y generosos, que sea tan dinámico como lo sea el proyecto
andino mismo, que vaya tan lejos lo deseen y lo necesiten los países
andinos y lo permitan las limitaciones insuperables de la realidad nacional
argentina, podría ser el cause de la asociación del país
a la experiencia andina.
Una vez obtenido un acuerdo nacional sobre los cuales serian las respuestas
apropiadas a las preguntas anteriores, seria fácil elaborar las
respuestas a los dos últimos interrogantes. Es indudable que el
aporte habrá de ser reciproco y que es el plano del apoyo político,
y de lo que la capacidad industrial argentina puede significar para la
subregión, así como su contribución empresarial y
tecnológica donde se encontraran los principales elementos para
la respuesta a la tercera pregunta. Y también es indudable, en
relación a la última pregunta que es a través de
la complementación entre la acción a nivel bilateral con
la que se desarrolle a nivel multilateral con los órganos del Acuerdo
y con la Corporación Andina de Fomento, que se encontraran las
formas mas apropiadas para concretar la vinculación y apoyo del
país a la subregión.
Por cierto que las respuestas a las dos primeras preguntas pueden ser
diferentes, o pueden simplemente no darse. Cabría sólo apuntar
que en el caso en que, una vez más, el país no comprenda
su función y su misión en América Latina, no sólo
habrá perdido una oportunidad histórica - y éstas
no siempre se repiten-, y generado así una nueva frustración
interna y externa, sino que además habrá dejado seriamente
minadas las posibilidades futuras de cambiar su forma de inserción
internacional.
La definición frente al Grupo Andino será -como para los
propios países andinos lo es la decisión de continuar adelante
con su proyecto cualesquiera sean las dificultades que alegran a los pesimistas-
una forma de demostrar hasta qué punto realmente desea el país
pagar el costo de negarse a la dependencia.
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