PRIMERA PARTE, CAPÍTULO II
Antecedentes inmediatos de la VIII Reunión de Consulta de los Ministros
de Relaciones Exteriores Americanos
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B - Convocatoria de la VIII Reunión de Consulta
En nota del 9 de noviembre de 1961, presentada en la sesión
del Consejo de la OEA del 14 del mismo mes, el representante de Colombia
pone en funcionamiento el mecanismo jurídico-institucional que
habría de llevar a la Reunión de Consulta de Punta del
Este.
Por ella, el gobierno de Colombia solicita "la convocatoria de
una Reunión de Ministros de Relaciones Exteriores, de acuerdo
con el art. 6º del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca,
para considerar las amenazas a la paz y a la independencia política
de los Estados Americanos que pueden surgir de la intervención
de potencias extra continentales encaminadas a quebrantar la solidaridad
americana, y en especial para: a) señalar los diversos tipos
de amenazas a la paz o actos determinados que, en caso de producirse,
justifican la aplicación de medidas para el mantenimiento de
la paz y de la seguridad, con arreglo al Capítulo V de la Carta
de la Organización de los Estados Americanos y a las disposiciones
del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca; y b) determinar
las medidas que convenga tomar para el mantenimiento de la paz y de
la seguridad del Continente" [56]. En sus sesiones del 14 de noviembre
y del 4 de diciembre de 1961 el Consejo de la Organización, procede
a debatir la conveniencia de la convocatoria. A través de los
debates como en la misma votación se perfilan claramente las
dos posiciones antagónicas que predominarían en la Reunión.
La votación arrojó como resultado, un voto en contra,
el de Cubas y seis abstenciones: las de Solivia, Brasil, Chile, Argentina,
Ecuador y México. Posteriormente en su discurso en la sesión
plenaria de la Reunión de Consulta, el canciller de México
reiterarla los fundamentos de la oposición de su gobierno a la
convocatoria. Según afirma, ésta carecía de bases
jurídicas por tres razones: en primer lugar no se señala
el elemento de urgencia que debe presidir toda convocatoria para aplicar
el Tratado de Río de Janeiro; en segundo lugar, si bien la convocatoria
se basa en el art. 6º de dicho Tratado, no se hace referencia a
un hecho claramente conectado con las hipótesis de naturaleza
restrictiva del mismo artículo; y en tercer lugar, porque tanto
los antecedentes de la convocatoria como los anteproyectos de resolución
que circulaban y los mismos términos en que finalmente quedarla
redactada la resolución convocando la Reunión, hacen prever
que lo que se pretende en realidad es ampliar el Tratado Interamericano
de Asistencia Recíproca, y dicha tarea de ninguna manera puede
ser obra de una Reunión de Consulta. Esta última objeción
fundamental, la desarrollarla durante la misma Reunión de Consulta
[57].
La resolución votada el 4 de diciembre de 1961 por el Consejo,
luego de referirse en sus considerandos a la solicitud del gobierno
de Colombia, resuelve "convocar a una Reunión de Consulta
de Ministros de Relaciones Exteriores para servir de Órgano de
Consulta, de acuerdo con los artículos 6 y 13 del Tratado Interamericano
de Asistencia Recíproca, para que considere las amenazas a la
paz y a la independencia política de los Estados Americanos a
que se refiere el Considerando de esta Resolución y en especial
para señalar los diversos tipos de amenazas a la paz o actos
determinados que, en caso de producirse, justifican la aplicación
de medidas para el mantenimiento de la paz y la seguridad, con arreglo
al Capítulo V de la Carta de la OEA y a las disposiciones del
Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca; y para determinar
las medidas que convenga tomar para el mantenimiento de la paz y la
seguridad del Continente" [58].
Si bien en un principio se había establecido como fecha de comienzo
de la Reunión el día 10 de enero, finalmente se decidió
inaugurarla el 22 de enero de 1962 en la ciudad uruguaya de Punta del
Este.
La reunión de Consulta, es precedida por una actividad diplomática
y política muy intensa. Las diferentes posiciones en juego intentan
ganar adeptos, y afirmarse tanto ante los demás gobiernos como
ante su propia opinión pública. Es decir que el movimiento
que precede a la reunión, no se limita al campo de la actividad
oficial, sino que trasciende a la opinión pública, lo
que se traduce en todo tipo de manifestaciones en pro y en contra del
"castrismo", o de la posición de tal o cual gobierno.
Como lo señala Víctor Alba en un artículo publicado
antes de la Reunión, la misma es precedida por muchas negociaciones
y mientras el Presidente Kennedy de los Estados Unidos se entrevista
con los presidentes Frondizi de la Argentina, Betancourt de Venezuela,
y Lleras Camargo de Colombia, y los embajadores negocian con las otras
cancillerías, un enviado personal del primer ministro Castro,
el subsecretario de Relaciones Exteriores Carlos Olivares Sánchez,
recorre toda América Latina tratando de contrarrestar especialmente
los efectos negativos del discurso "marxista-leninista" de
Fidel Castro (se refiere al discurso del 1 al 2 de diciembre antes mencionado)
[59].
Las posiciones de los gobiernos en relación al régimen
cubano, tienen sus manifestaciones extremas, por un lado en los anteproyectos
de resolución que hacen circular los gobiernos de Colombia y
de los Estados unidos proponiendo severas sanciones contra Cuba [60].
Por otro lado, en declaraciones terminantemente opuestas a las sanciones
o a la violación del principio de no-intervención, que
efectúan algunos de los presidentes latinoamericanos, como ser
el de Ecuador el 2 de enero [61], el de México el día
3 [62], o la declaración del canciller del Brasil en su conferencia
de prensa del día 13 de enero. En esta declaración el
ministro Dantas, expone la tesis de su gobierno que fue llamada de la
"coexistencia pacífica" del sistema interamericano
con Cuba. En síntesis su objeto es el de neutralizar al régimen
de Castro, "sobre bases jurídicas válidas parecidas
a las establecidas, o a las propuestas, en otras áreas del mundo"
Esta solución preserva el principio de la no intervención
cuyo respeto incondicional es indispensable para el mantenimiento de
los nexos de confianza recíproca entre los Estados Americanos".
Sugiere en concreto, la formación de una comisión compuesta
de representantes de países con varios puntos de vista sobre
la cuestión cubana. Esta comisión tendría poder
suficiente para controlar las limitaciones y establecer el estatuto
rigiendo las relaciones entre Cuba y las otras naciones del hemisferio
[63]. Ya durante la misma reunión de consulta, el ministro Caicedo
Castilla de Colombia rechaza la tesis del Brasil.
Días antes de la inauguración de la Reunión, la
situación de los distintos países con respecto al tema
de la convocatoria, presenta a los gobiernos centroamericanos como apoyando
ampliamente las proposiciones de Colombia de aplicar severas sanciones
a Cuba; al de Ecuador como contrario a dichas sanciones y en defensa
de loe principios de autodeterminación y de no-intervención;
al de Haití, como contrario a las sanciones al de Venezuela partidario
de sanciones, aun cuando no tan severas como las propuestas; al de Perú
y Paraguay también en la línea sancionista; a los de México,
Brasil y Argentina, totalmente contrarios a sanciones y defendiendo
los principios de no-intervención y autodeterminación
de los pueblos ; a los de Chile y Uruguay en cierta forma indefinidos;
y al de los Estados Unidos, si bien partidario de sanciones, comprendiendo
que será necesario llegar a una fórmula de compromiso
[64]. El exponer el cuadro de las diferentes posiciones de los gobiernos
antes de la Reunión, permite comprender las arduas negociaciones
que debieron preceder a las resoluciones adoptadas finalmente por la
Reunión de Consulta, teniendo en cuenta que toda medida dispuesta
en virtud del Tratado de Río de Janeiro exige una mayoría
de votos de los dos tercios. El hecho de que más de un tercio
de los Estados que votarían se opusieran a las sanciones, tornó
difícil la acción de quienes pretendían obtener
medidas severas contra el régimen de Fidel Castro.
Antes de la Reunión, debemos citar aún la publicación
de un "Libro Blanco" por el gobierno de los Estados Unidos,
denunciando la penetración marxista en Cuba; las distintas reuniones
de "último momento" como la de los Cancilleres Dantas
del Brasil y Tello de México el 20 de enero; o la visita del
presidente Dorticós de Cuba y representante de su país
a la Reunión, al presidente Goulart del Brasil en Florianápolis
(Brasil) el 21 de enero; o las que se celebran en Buenos Aires al paso
de los cancilleres hacia Punta del Este; y finalmente las declaraciones
de los representantes de los distintos países a los periodistas
a su arribo a Montevideo, en la que casi todos afirman que su misión
fundamental es "robustecer el sistema interamericano" [65].
Debemos señalar finalmente, dos cartas conocidas por el público
con posterioridad a la Reunión, que permiten comprender la posición
de uno de los gobiernos -el de Argentina- en la Reunión de Consulta,
asimismo como la de los demás gobiernos que se opusieron a las
medidas adoptadas contra Cuba. Ellas son dirigidas, una al presidente
Kennedy de los Estados Unidos, y la otra al presidente Lleras Camargo
de Colombia. El presidente Frondizi en dichas cartas, señala
fundamentalmente los siguientes puntos de vista:
a.- la necesidad de tener en cuenta las repercusiones internas en
los países miembros de una posición dura hacia el régimen
de Castro, y las consecuencias de las crisis políticas internas
que podrían sobrevenir en algunos Estados, en la misma cohesión
del sistema interamericano, que debe ser en todo momento el objeto
fundamental de la Reunión. Es así como para él,
los verdaderos problemas a enfrentar son por un lado "la posible
ruptura del sistema continental" y por el otro "el retroceso
y quebrantamiento del orden político y la estabilidad institucional
en nuestros países". Y al relacionar ambos aspectos señala
que está firmemente convencido de que "la preservación
y fortalecimiento de todo sistema regional descansa primordialmente
en la unidad y cohesión de las naciones que lo integran. Si
en ellas prosperan las facciones al punto de disociar entre sí
sus elementos constitutivos y aislar a loe gobiernos de sus pueblos,
despojándolos de representatividad, no habrá mecanismo
alguno de convivencia pacífica entre los Estados y camino viable
para la cooperación en beneficio de todos" (de la carta
al presidente Kennedy).
b.-la necesidad de lograr una unanimidad de los miembros del Sistema,
en cuanto a la preservación de la solidaridad Interamericana.
Pero esa solidaridad no debe ser meramente defensiva, sino por el
contrario debe elaborarse "una posición ofensiva en la
que las conclusiones no dejan dudas acerca de los recursos ilimitados
que tienen las democracias de América para resolver sus problemas
por profundos que sean". Esa "solidaridad ofensiva"
descansa, según el presidente Frondizi, en una acción
intensa de todos los miembros del Sistema hacia el desarrollo económico
y social de cada país en un marco de democracia, pues dicho
desarrollo eliminaría las bases sobre las cuales es posible
la actividad subversiva del marxismo. No podríamos detenernos
aquí a hacer un análisis más profundo de la tesis
del presidente Frondizi, que por otra parte encontramos desarrollada
en discursos como los de los cancilleres del Brasil y de Chile durante
la misma Reunión. Pero debemos señalar que esta distinción
entre "solidaridad defensiva" y "solidaridad ofensiva"
y el pleno desarrollo de la segunda, serian realmente las bases que
de adoptarse en forma auténtica, permitirían una nueva
concepción del interamericanismo. A modo de ejemplo podemos
citar como casos concretos de "solidaridad ofensiva" la
Operación Panamericana propuesta por el Brasil, lo que pudo
ser la Alianza para el Progreso, o los planes de integración
económica de la región.
c.- por último, en ambas cartas, el presidente Frondizi se
extiende, en fundadas consideraciones que lo llevan a rechazar tanto
desde un punto de vista jurídico, pero sobre todo de un punto
de vista político, la idea de aplicar sanciones al régimen
de duba. No sólo, afirma, que las sanciones solo servirían
para fortalecer internamente al régimen sin causarle mayores
perjuicios prácticos, sino que deja entrever claramente que
la aplicación de sanciones significaría un serio peligro
para la unidad continental, en cuanto algunos gobiernos podrían
no acatarlas aún en la hipótesis que fueran adoptadas
por la Organización de los Estados Americanos [66].
El 22 de enero, finalmente, es inaugurada la Octava
Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores, finalizando
el día 31 del mismo mes.
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[56] Cf. OEA, Documentos Oficiales, 0EA/Ser.F/II,8, "Documentos
de la Octava Reunión de Consulta de MM. RR. EE.". doc. 3,
publicado en la "Serie del Consejo" con la clasificación
OEA/Ser. G. (V/V-d932).
[57] Cf. doc. 25 de la Reunión de Consulta) asimismo el texto
del discurso del canciller de México, en "Anuario Iberoamericano"
(Hechos y Documentos), del Departamento de Información del Instituto
de Cultura Hispánica, Madrid, 1963, p. 71; y en el diario "Excelsior"
de ciudad de México, del 25-I-1962. Sobre las deliberaciones
del Consejo de la OEA y las tesis sustentadas, ver THOMAS and THOMAS,
op. cit. pp. 325 y 326. Ver igualmente los documentos oficiales de la
OEA: OEA/Ser.G/II(C-a-422)14-XI-6l, y OEA/Ser.G/II(C-a-427) 4-XII-1961.
[58] Cf. doc. 4 de la Reunión de Consulta; asimismo OEA/Ser.
C/II.8, "Acta Final de la Octava Reunión de Consulta",
U.P. Washington, DO, 1962, p. 1.
[59] Cf. ALBA, Víctor, "De San José a Punta del
Este", en "Excelsior" de México, del 15-1-1962,
p 7-A.
[60] Cf. en "El País" de Montevideo del 13-1-1962,
p. 1, un resumen del anteproyecto de los Estados Unidos.
[61] Cf. "Anuario Iberoamericano" cit., p. 7.
[62] Cf. Ídem, p. 7.
[63] Cf. el texto de la declamación de prensa del ministro Dantas,
en "El País" de Montevideo del 13 de enero de 1962,
p. 1; asimismo en "O Globo" de Sao Paolo de la misma fecha.
[64] Cf. "El País" de Montevideo del 15-I-1962, p.
1,
[65] Cf. diarios "El Pala" de Montevideo, "Excelsior"
de México, "O Globo" de Sao Paolo, y "La Nación"
de Buenos Aires, de los días 18 a 22 de enero de 1962; asimismo
"Anuario Iberoamericano", mes de Enero en las pp. 7 a 11.
[66] Cf. el texto de las cartas, ambas de fecha 2 de enero de 1962,
en FRONDIZI, Arturo, "La Política Exterior Argentina".
Buenos Aires 1962, pp. 169 a 186.
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