Más allá de la agenda formal, tres cuestiones tendrían
que estar presentes en los diálogos presidenciales de la Cumbre
del Mercosur en Asunción. Sobre ellas cabe esperar clarificaciones
que trasciendan a la opinión pública.
La primera se refiere a la Rueda Doha. ¿Cuáles son las
alternativas a su eventual fracaso? y si no fracasaran ¿cuáles
son los puntos de equilibrio posibles, entre lo que pueden ofrecer los
países industrializados en agricultura y lo que tendrían
para ofrecer como contrapartida los del Mercosur? Al ser miembro del G-4,
junto con los Estados Unidos, la Unión Europea y la India, Brasil
tuvo una participación privilegiada en la reunión fracasada
en Postdam. Es mucho lo que podrá informar el presidente Lula a
sus colegas, acerca del margen real existente aún para alcanzar
los objetivos que en comercio agrícola siempre dijeron tener los
países del Mercosur.
La segunda cuestión se relaciona al futuro de las negociaciones
con la Unión Europea. Se ha informado que se relanzarían
en este segundo semestre a fin de concluirlas, eventualmente, antes de
la Cumbre birregional de Lima, en mayo próximo. El hecho de que
el 4 de julio se realice en Lisboa una cumbre entre la Unión Europea
y el Brasil ¿facilitará la conclusión de las demoradas
negociaciones con el Mercosur, como han indicado Bruselas y Brasilia?
O, por el contrario, ¿sería el anticipo del fin de una idea
estratégica que involucraba al Mercosur y su sustitución
por acuerdos preferenciales bilaterales, que comenzarían precisamente
con Brasil? Es otro tema sobre el cual es posible imaginar diálogos
presidenciales fructíferos.
Finalmente, la tercera cuestión tiene que ver con la participación
de Venezuela en el Mercosur. La formalización de su incorporación
plena está demorada por dos razones: el Protocolo de Adhesión
aún no ha sido aprobado por los Congresos del Brasil ni del Paraguay,
y tampoco se ha completado la negociación para la adaptación
de sus políticas comerciales a la unión aduanera.
Por lo demás, el presidente Chávez ha reiterado que no
le interesa el "viejo" Mercosur y que sólo desea ser
parte del "nuevo". ¿Les ha anticipado a sus colegas en
qué consiste el nuevo, y en qué se diferencia del viejo
Mercosur? No es por cierto una cuestión ajena a la de las negociaciones
con la Unión Europea, dada las perplejidades que se observan en
Europa ante acontecimientos políticos recientes en Venezuela.
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