Está previsto que el próximo 4 de julio se realice en Lisboa
la primera Cumbre UE-Brasil. Antes, la Comisión Europea anunciará
su propuesta de asignar a un país miembro del Mercosur el papel
de socio estratégico de la UE.
Se reflejarán en periódicos diálogos políticos
y estratégicos. Pero como ocurriera el 30 de abril en la Cumbre
entre los Estados Unidos y la UE, tal diálogo abarcaría
también temas económicos. Sólo quedaría afuera
la negociación de preferencias comerciales. Al menos en el planteamiento
actual.
Dada la importancia de los países europeos y de sus empresas para
el comercio exterior y las inversiones productivas de la Argentina, el
anuncio de esta relación especial justifica plantear algunas preguntas
que requieren respuestas creíbles. Es que esta decisión
europea podría acentuar una tendencia de sus inversores a localizarse
en Brasil por el valor asignado a su papel en la región y por asegurar
el Mercosur el acceso a los mercados de los otros socios.
En el caso de la UE, la principal pregunta se refiere a saber si esta
decisión significa, en los hechos, reconocer que es difícil
concluir un acuerdo de asociación estratégica con el Mercosur,
¿será quizá por su reciente ampliación?
Si ése no fuera el caso, si efectivamente puede cerrarse tal acuerdo
al concluirse la Rueda Doha y ello pudiera ocurrir este año, si
un pilar central será el diálogo político, entonces
¿qué sentido tiene privilegiar la asociación estratégica
con uno de los socios del Mercosur? Imaginemos la reacción si el
Mercosur propusiera, por ejemplo, una asociación estratégica
con Alemania en paralelo a su acuerdo con la UE.
En el caso del Brasil, la principal pregunta apunta a clarificar si,
más allá de la retórica, sigue concibiendo el Mercosur
como un proyecto estratégico. Si así fuere, ¿qué
sentido tiene procurar canales privilegiados con otros países?,
¿o es acaso sólo un proyecto comercial de alcance limitado,
una especie de unión aduanera parcial?
Según fueren las respuestas, la Argentina debería extraer
consecuencias para su propia estrategia de inserción en el comercio
mundial y regional. ¿No afectará ello aún más
al Mercosur y, por ende, al propio papel relevante que la UE considera
que Brasil puede desempeñar en la región?
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