Nuevos competidores están cambiando el escenario mundial del comercio
y de las inversiones. Son economías emergentes (China e India son
sólo la punta de un inmenso iceberg) y empresas con estrategias
transfronterizas.
Antes se originaban en los países industrializados; hoy el fenómeno
de las multinacionales del Sur y de las multilatinas merece creciente
atención de empresarios y expertos. Tres estudios recientes examinan
los factores que impulsan su desarrollo y su impacto en la competencia
económica global. Son el del Boston
Consulting Group, el de Javier
Santiso para el Deutsche Bank Research y el incluido en el informe
de la Cepal sobre inversión extranjera en América Latina.
Países y empresas internacionales emergentes son una especie de
competidores daltónicos. Siguen el lema de Deng Shiao Ping: "Qué
más da el color del gato mientras cace ratones". No se orientan
por criterios ideológicos pero sí por un pragmático
aprovechamiento de las oportunidades abiertas. Desarrollan estrategias
ofensivas con visiones de largo plazo y flexibilidad operativa.
Inteligencia competitiva, valor agregado intelectual (tecnologías
de producción y de organización) y cuadros con mentalidad
de cazadores de blancos móviles, son tres pilares de su accionar.
La internacionalización no es un fenómeno sólo de
grandes firmas originadas en grandes países. Cada vez más
empresas medianas y aún pequeñas asocian la idea de comercio
exterior con la de estrategias ofensivas de alcance global y regional.
En la medida que se afiance una densa red de apoyo a estas empresas -en
el plano de la información, el desarrollo tecnológico, el
financiamiento, la formación de cuadros técnicos-, nuestro
país podrá consolidar un necesario salto cualitativo en
su comercio exterior, multiplicando su presencia en los ranking conocidos
sobre multinacionales del Sur y multilatinas. Es todo un desafío
que requiere de una sinergia eficaz en el triángulo conformado
por empresas, gobierno y mundo académico, idea instalada ya hace
años por el ingeniero Jorge Sábato.
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