Su agenda externa es uno de los principales problemas del Mercosur. Lo
destaca el reciente informe del Instituto para la Integración de
América Latina y el Caribe (Intal) sobre la evolución del
bloque. Perspectivas, prioridades e intereses de los socios no parecen
coincidir.
Al menos en dos planos se observan diferencias. Uno es el de las contrapartidas
por conceder en el acceso a los mercados para productos industriales (si
los países desarrollados concretan ofertas más razonables
en materia agrícola en la OMC). No parece claro que existan entre
la Argentina y Brasil posiciones comunes al respecto. Si bien siguen las
incertidumbres sobre el futuro de la Rueda Doha, no sería razonable
asumir que ellas fracasarán. Por el momento, las diferencias son
significativas. Pero los acontecimientos pueden acelerarse cuando concluyan
las elecciones en Francia y se sepa si el Congreso americano renovará
la Autorización de Promoción del Comercio (TPA, en inglés).
Durante la reunión del G-8, del 7 al 9 de junio en Bad Doberan
(Alemania), se sabrá qué esperar de las negociaciones multilaterales.
Que no sea fácil destrabar la Ronda de Doha no quiere decir que
sea imposible.
El otro es el de las negociaciones comerciales con los Estados Unidos.
Difícil es imaginar que se pueda retomar un esquema como el del
acuerdo "4+1". La incorporación de Venezuela al Mercosur
torna hoy remota esa posibilidad.
En Brasil no será fácil satisfacer la presión empresarial
por un acuerdo que neutralice desplazamientos de ventajas competitivas
originadas en la proliferación de tratados de libre comercio que
Washington sigue impulsando, sólo con el reciente acuerdo de cooperación
en biocombustibles. Y el presidente Tabaré Vázquez ha dejado
clara su aspiración por flexibilizar las reglas del Mercosur para
que Uruguay pueda celebrar acuerdos preferenciales, especialmente con
los Estados Unidos. Es un elemento central en los planteamientos de su
país en torno a la cuestión de las asimetrías en
el Mercosur.
La presión por un Mercosur más flexible y apto para una
estrategia de inserción multipolar de sus socios probablemente
crecerá en el futuro. Supone definiciones de fondo sobre los alcances
de la unión aduanera. Los acuerdos marco concluidos con los países
de la Comunidad Andina de Naciones y con México quizás estén
indicando una metodología por emplear en otros casos.
|