Uruguay propuso una discusión sobre el Mercosur. Lo hizo el presidente
Tabaré Vázquez en una carta a sus colegas del 8 de este
mes (www.presidencia.
gub.uy). Su trasfondo es la negociación de un posible acuerdo
comercial bilateral con los Estados Unidos cuyo formato y alcances aún
no parecen estar definidos. Al menos no se han hecho públicos.
Tras enunciar las dificultades del Mercosur y de referirse específicamente
a las que afectan al Uruguay (falta de acceso al mercado ampliado y de
alternativas por medio de negociaciones externas), propone medidas para
compensar asimetrías que, según se señala en la carta,
perjudican a su país y también a Paraguay.
Ellas se refieren a una doble flexibilización: la del alcance
de la unión aduanera, incluyendo su arancel externo común,
y la de las negociaciones comerciales externas. En relación a éstas,
plantea que la flexibilidad se logre, sea en el marco de negociaciones
conjuntas o "permitiendo negociaciones individuales".
Al respecto propone "que Uruguay y Paraguay puedan explorar y avanzar
con terceros países, cuidando de preservar los intereses de los
demás socios del Mercosur y el espíritu del mismo".
Y plantea que tal flexibilización debería facilitar la incorporación
plena al bloque de Bolivia y Chile.
Esta carta instala entonces un debate de fondo. Su contenido provoca
al menos tres reflexiones.
La primera es que se trata de una propuesta formal efectuada al más
alto nivel político por un país socio del Mercosur, en la
que se incluyen cursos de acción para encarar problemas concretos.
Ello de por sí es positivo.
La segunda es que refleja una profunda insatisfacción con el estado
actual del Mercosur, pero a la vez reafirma su prioridad estratégica.
Es una actitud constructiva.
Finalmente, la tercera es que sus propuestas, para ser discutidas en
forma amplia y no sólo por los gobiernos -recordemos que es Tabaré
Vázquez quien instaló la idea de que "el Mercosur somos
todos", como bien lo recuerda en su carta- deberían ser ahora
objeto de presentaciones técnicas detalladas y fundadas.
Ello permitiría apreciar los alcances reales del acuerdo que Uruguay
intenta concluir con los Estados Unidos. Deberían brindar, además,
elementos de juicio sobre cómo sería conciliable con el
sentido estratégico del Mercosur y con los intereses de los otros
socios.
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