Tras la suspensión de la Ronda Doha cobró fuerza la idea
de concluir el acuerdo de asociación entre el Mercosur y la Unión
Europea. Las negociaciones quedaron adormecidas luego del fracaso de octubre
de 2004. Al menos tres escenarios son posibles en este frente negociador
del Mercosur.
El primero es que, sin perjuicio de los esfuerzos que se efectúen,
todo siga como hasta ahora, es decir, que la negociación siga estancada
de hecho. El segundo es que efectivamente se reanuden las negociaciones
y que ellas concluyan, en el mejor de los casos, antes de fines de año,
durante la presidencia brasileña del Mercosur.
Parecería haber interés de Brasilia en que así fuera.
Tal escenario se vería facilitado si Bruselas y las principales
capitales europeas captaran la importancia política de consolidar
el núcleo duro del Mercosur -el de los 4 países originarios-
antes de que se produzcan todos los efectos del ingreso de Venezuela y
que, por lo tanto, se acelere con imaginación la actual negociación
a fin de concluirla pronto.
Es algo factible, pero difícil aún si es probable. Todo
dependerá de cómo se puedan articular los intereses recíprocos
en puntos de equilibrio que sean razonablemente ambiciosos, tomando en
cuenta que las cuestiones más sensibles seguirán dependiendo
de la por ahora suspendida Ronda Doha.
El tercer escenario es que la Unión Europea, una vez que se constate
la imposibilidad de seguir adelante con la idea de una asociación
estratégica birregional, termine privilegiando negociaciones bilaterales
con cada país miembro. Un acuerdo bilateral con Brasil sería
entonces factible e incluso probable. La reciente visita a Brasilia del
presidente de la Comisión Europea podría ser interpretada
como una señal en tal dirección.
En todo caso, no está claro todavía el verdadero interés
de Bruselas por retomar y concluir las negociaciones birregionales. Tampoco
se conoce su diagnóstico del efecto que tendrá sobre ellas
la incorporación de Venezuela al Mercosur que, por lo demás,
todavía debe ser completada al ratificarse el Protocolo de Adhesión
por parte de los cinco países, tras la aprobación de sus
congresos. Hasta ahora, sólo Venezuela lo ratificó. Su asamblea
lo aprobó por unanimidad pocos días después de su
firma. Puede suponerse que en los otros cuatro países tal aprobación
no tendrá dificultades serias.
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