Además de la incorporación de progreso técnico,
en sus distintas modalidades, al menos tres cualidades se observan en
las pequeñas y medianas empresas que exportan, incluyendo las que
recibieron el Premio a la Excelencia Exportadora & LA NACION-TCA 2005.
Ellas son creatividad, destreza o habilidad, y calidad. Las dos primeras
son cualidades que abundan en nuestro país. La creatividad resulta
de la singular mezcla de gente con múltiples orígenes. En
la Argentina, conviven hombres y mujeres con diversas raíces culturales.
Esa creatividad nutre expresiones deportivas y artísticas -el mural
de Roux en el BankBoston es un ejemplo reciente-. Hoy se está convirtiendo
en una ventaja competitiva destacada y se manifiesta en un número
amplio -aunque aún poco significativo- de productos de exportación.
La destreza o habilidad reflejan un don que el flujo inmigratorio estimuló
en el país y que desarrolló el sistema educativo. Hay abundancia
de profesionales y técnicos, empresarios y productores rurales,
artesanos y trabajadores especializados, calificados para producir bienes
y prestar servicios, y con un costo inferior al de países más
avanzados. Es otra ventaja competitiva que evidencian las exportaciones.
Ambas son cualidades que potencian la abundancia relativa de recursos
naturales que caracteriza al país. Ella se valoriza con la incorporación
de cientos de millones de nuevos consumidores a la competencia económica
global por el protagonismo de grandes economías emergentes. China
y la India son ejemplos destacados.
La tercera cualidad es quizá la que mayor atención requerirá,
a fin de producir el salto cuantitativo de las exportaciones, necesario
para acompañar el inevitable aumento de las importaciones. La calidad,
en todos los planos, desde los procesos productivos a la organización
para atender la demanda externa, deberá ser un foco especial de
concentración de los argentinos en su proyección competitiva
hacia el mundo. Un dato de la realidad lo impone: los consumidores con
mayores ingresos en todo el planeta se han vuelto muy exigentes, casi
intolerantes, con lo que la cultura popular identifica como "trucho".
No por casualidad muchas de las empresas que participaron del concurso
organizado por LA NACION y Terminal de Cargas Argentina y, especialmente,
las premiadas, se destacan por la calidad de lo que ofrecen y por su habilidad
para llegar a sus clientes y mantener su fidelidad.
Será difícil que en los próximos años la
Argentina compita en el mundo sobre la base de la abundancia de mano de
obra no calificada barata o de muy altas tecnologías. Pero sí
será posible acrecentar la baja participación actual en
el comercio mundial, con productos y servicios que reúnan a la
vez las tres cualidades destacadas. Es el principal desafío para
miles de potenciales pequeños y medianos exportadores que el país
puede desarrollar. Por ello, la excelencia exportadora tiene que ser una
obsesión nacional.
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