Concebidas como mecanismos de escape que autorizan la no aplicación
transitoria de compromisos asumidos en acuerdos comerciales internacionales,
las salvaguardias suelen originar dificultades.
En la Organización Mundial del Comercio (OMC), la cuestión
requiere ser colocada en la perspectiva de un sistema orientado por reglas
tuteladas por el mecanismo de solución de controversias (ver José
Luis Pérez Gabilondo, "Manual sobre solución de controversias
en la Organización Mundial del Comercio", Eduntref, 2004).
Hasta fines de 1994, el Mercosur preveía salvaguardias. La Argentina
siempre consideró que debían ser restablecidas. Una razón
es que, de hecho, no se cumplieron los supuestos bajo los cuales se liberó
el comercio recíproco.
En 1999, con la devaluación del real, la cuestión de las
salvaguardias adquirió relevancia política. Brasil rechazó
propuestas argentinas y se optó por la solución casuística
de los problemas con acuerdos empresarios de restricción de exportaciones.
Recientemente, la cuestión quedó instalada de nuevo en
el centro de la agenda del Mercosur. Refleja en el plano instrumental
diferencias de interpretación entre la Argentina y Brasil sobre
el fondo del problema. Para Brasil, éste se relaciona con insuficiencias
estructurales de competitividad de sectores industriales argentinos.
Para nuestro país, sin perjuicio de reconocer problemas estructurales
de competitividad relativa de algunos sectores industriales, las dificultades
principales se originan en que la unión aduanera no se desarrolló
de acuerdo con lo previsto.
Tiene muchas imperfecciones que impiden nivelar el campo de juego y neutralizar
los efectos de diferentes asimetrías. Un Mercosur creíble
impone negociar soluciones que contemplen todos los intereses.
Es preciso colocar la cuestión en el marco de una verdadera unión
aduanera, con acuerdos de integración productiva en sectores que
presentan sensibilidades.
En tal sentido, se podrían establecer mecanismos de escape transitorios,
para cuya aplicación en casos concretos se prevean procedimientos
que aseguren que su uso no sea discrecional ni arbitrario.
Una Secretaría Técnica fortalecida podría aportar
en tales casos una opinión técnica fundada. Es necesario,
además, avanzar en el desarrollo de mecanismos que neutralicen
los efectos de políticas sectoriales que desnivelan el campo de
juego en la competencia económica entre las empresas que operan
en el Mercosur.
Consenso
Para fortalecer su credibilidad, el Mercosur debe buscar soluciones que
contemplen todos los intereses en juego. Un modo de lograrlo sería
rubricar acuerdos de integración en sectores sensibles, con mecanismos
de escape transitorios.
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