La transparencia es una cualidad diseminada en los últimos años
en las negociaciones comerciales internacionales. Un espacio negociador
que no es transparente comienza a ser percibido como antiguo, propio de
un mundo que fue.
Por lo menos dos factores han impulsado el cambio: Internet y las demandas
de la sociedad civil y de sus organizaciones. Se potencian mutuamente.
Parecen irreversibles.
Hoy las páginas web de organismos internacionales (por ejemplo,
www.wto.org y http://europa.eu.int)
y de gobiernos (por ejemplo, www.ustr.gov
y www.dfat.gov.au/trade)
permiten acceder en tiempo real a información relevante para entender
qué se negocia y cuál es la posición oficial de los
negociadores. Puede afirmarse que la calidad de un organismo o de una
repartición pública -al igual que la de las empresas y demás
instituciones- se revela en la de su página web.
Cuando existe transparencia -y no siempre es así- hay beneficios
políticos (se facilita la participación de sectores interesados
y la construcción de la necesaria legitimidad social), económicos
(se permite a las empresas trazar con tiempo sus estrategias de adaptación
a nuevas condiciones de competencia económica) y culturales (se
demuestran las virtudes de la alianza implícita entre la idea de
sociedad abierta y las tecnologías de información).
Sin datos clave
En materia de transparencia, el Mercosur no ha terminado aún de
cruzar la línea divisoria entre antigüedad y modernidad.
Cualquier usuario de Internet podrá apreciar lo difícil
que resulta conseguir información actualizada sobre lo que allí
se negocia. Los textos de propuestas de nuevas reglas sobre temas relevantes
sólo se conocen una vez que éstas fueron aprobadas.
Ello afecta también la eficacia de mecanismos como el Foro Consultivo
Económico y Social. La palabra "reservado" es de uso
común en los anexos de reuniones técnicas e incluso en las
del Grupo Mercado Común y la Comisión de Comercio.
El informe semestral de la Secretaría Técnica salió
de su página web, luego de haber sido difundido. Una buena noticia
ha sido -cualesquiera que fueren las razones que la explican- que se publicara
la oferta que el Mercosur envió a la Unión Europea (click
aquí).
Una mejor noticia sería que el proyecto de acuerdo en todos sus
componentes también fuera publicado.
La transparencia es difícil de disociar de las ideas de cambio
y de progreso. Más allá de edades e ideologías, permite
distinguir a negociadores que valoran la opinión de sus ciudadanos
de quienes, aun sin darse cuenta, no lo son.
El alcanzar niveles razonables de transparencia es uno de los desafíos
del Mercosur.
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