En Iguazú se inició el semestre brasileño del Mercosur,
período en el que el gobierno de Lula, al ejercer la Presidencia
pro tempore, podrá -o no- tomar iniciativas que den nueva vida
a un proceso con evidentes signos de fatiga.
Será una oportunidad para cambiar dos ideas que tienen muchos:
que los socios -especialmente Brasil y la Argentina- no están realmente
dispuestos a someterse a disciplinas colectivas libremente pactadas, y
que se logró crear, cuanto más, un "Mercosur de utilería",
con linda fachada -que incluso quiere aparentar ser un palacete europeo-
y poco contenido real. Ambas ideas son, por cierto, exageradas. No reflejan
lo mucho que se ha obtenido. Abundan argumentos en favor de visiones positivas.
Incluso triunfalistas, propias de políticas de "efectos especiales".
Pero sería un error desconocer que el Mercosur tiene problemas.
No son banales. Pueden deslizarlo al fracaso. Inciden en decisiones de
inversión productiva, incluso en sectores industriales claves.
El episodio de la "resolución 444" opacó la reciente
Cumbre. En realidad, la reacción ha sido exagerada. Lo que el Gobierno
hizo fue producir un efecto "espejo" -que puede tener base en
el artículo 2° del Tratado de Asunción- con respecto
a normas de Brasil, más sofisticadas y completas. Unas 3000 posiciones
arancelarias están en el régimen de licencias no automáticas
de la Portaría 17 del 1° de diciembre 2003 (click aquí
para descargar el documento). No se excluyen los productos del Mercosur.
Otras posiciones pueden ser incluidas.
Una virtud del episodio es que pone de relieve tres aspectos de una realidad
por abordarse con sinceridad. El primero es que existe un manifiesto grado
de insatisfacción con el estado actual del Mercosur. Se encuentran
evidencias en los cuatros países y, en especial, en sus sectores
empresariales. Segundo: las reglas de juego son de baja calidad y no siempre
contemplan intereses nacionales de los socios. Tercero: la pobreza de
las reglas está reflejando serios defectos en su proceso de fabricación.
La precaria máquina de producción normativa del Mercosur
tiene algunos rasgos de marcada obsolescencia, como la falta de transparencia
reflejada en el carácter "reservado" de todos los documentos
relevantes que llegan -más tarde que temprano- a las respectivas
páginas Web, especialmente la oficial del Mercosur (http://www.mercosur.org.uy).
¿Tomará el gobierno del presidente Lula un liderazgo que
altere sustancialmente el cuadro actual? Ciudadanos, inversores y terceros
protagonistas -especialmente aquellos con los que se negocia, como es
el caso de la UE- seguirán con atención los próximos
pasos, para apreciar si efectivamente apuntan a cambios profundos en los
defectuosos métodos de trabajo del Mercosur.
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