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       Tras la reciente reunión negociadora de Buenos Aires, es posible 
        tener un optimismo cauteloso respecto de que un acuerdo entre el Mercosur 
        y la Unión Europea será concluido en octubre próximo. 
        En ambos lados se observa voluntad política de que así sea. 
        El 15 de abril, los alcances de las ofertas negociadoras que serán 
        presentadas darán una pauta sobre si tal voluntad podrá 
        o no penetrar en la realidad en los tiempos previstos. 
      Difícil será, sin embargo, que las negociaciones concluyan 
        simultáneamente con las de la OMC. Por más que el "clima 
        negociador" en este foro tienda a mejorar -y los trágicos 
        atentados de Madrid podrían tener un efecto positivo similar al 
        que tuvieran los del 11 de septiembre sobre el camino que condujo a Doha-, 
        lo más probable sería que, en el mejor de los casos, algún 
        acuerdo global sólo se logre hacia mitad del 2005. 
      En tal caso, no sería factible que se pudieran obtener suficientes 
        progresos en el nivel birregional en cuestiones que, ya se ha reconocido, 
        sólo podrían ser objeto de acuerdo en la OMC, como las vinculadas 
        al comercio agrícola y al agroindustrial. Por ello, se está 
        afirmando la idea de desdoblar en dos etapas los resultados de las negociaciones 
        Mercosur-UE. La primera concluiría en octubre. La segunda, sólo 
        después de la finalización de las negociaciones en la OMC. 
        Si así fuera, la primera etapa incluiría un stock preferencial 
        limitado en todos los planos. Cuán limitado será dependerá 
        de las ofertas que se presenten el 15 de abril y sobre todo, de la reunión 
        que los días 8 y 9 de mayo realizará el Comité Birregional 
        de Negociaciones en Bruselas. 
      Un "trade-off" importante -de ninguna manera el único- 
        probablemente será entre los alcances de las ofertas europeas en 
        relación con sus productos sensibles incluidos en la categoría 
        E, y los que el Mercosur pueda concretar en materia de servicios, inversiones 
        y compras gubernamentales. También se podría concluir en 
        esta primera etapa un acuerdo sectorial automotor. 
      Un aspecto fundamental en un escenario de desdoblamiento de los resultados 
        de estas negociaciones birregionales será la solidez de la agenda 
        y calendario para continuarlas en una segunda etapa. Ambas partes tendrán 
        la natural preocupación por evitar que sus concesiones recíprocas 
        se diluyan, como consecuencia de las negociaciones en la OMC o que la 
        concreción de las contrapartidas esperadas para la segunda etapa 
        se dilate en el tiempo. La segunda etapa debería comenzar, en tal 
        caso, con una apreciación del stock preferencial a la luz de los 
        resultados que finalmente se logren en la OMC. Luego debería haber 
        la voluntad política suficiente para concretar la ampliación 
        del stock preferencial original, a fin de que se transforme en "Doha 
        plus". 
      
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