Los protagonistas recorren en estos días los caminos hacia momentos
críticos en las negociaciones comerciales de la Argentina y el
Mercado Común del Sur (Mercosur). Están orientados por múltiples
consultas informales y encuentros formales como el de Buenos Aires entre
la Unión Europea y el Mercosur.
Momentos críticos
En el ALCA, el momento crítico es la reunión en Puebla este
mes. Luego de la experiencia de febrero, también en Puebla, no
hay mucho espacio para no concluir con éxito en esta oportunidad.
Es hora de ir a lo esencial. Y en el ALCA ya se ha puesto de manifiesto
que lo esencial es el entendimiento que se pueda enhebrar entre el Mercosur
y los Estados Unidos. Es la pieza que falta en el rompecabezas del continente.
Quizás el no haberlo reconocido así desde el inicio ha sido
una demostración de falta de sentido práctico, en particular
por los negociadores norteamericanos. Se desconoció el hecho de
que en la historia de los acuerdos regionales preferenciales nunca ha
habido un modelo único. Sólo hay precedentes y la necesidad
de encuadrar un acuerdo en el marco muy laxo del artículo 24°
del GATT 1994.
Cada uno se ajusta a las realidades que cubre. Un ejemplo es el acuerdo
de libre comercio de Estados Unidos y Australia, que no incluye la posibilidad
de que los inversores accedan al mecanismo de solución de controversias
previsto en materia de inversiones.
Con la Unión Europea (UE), el momento crítico será
en abril, cuando se presenten las nuevas ofertas negociadoras a discutirse
en mayo en Bruselas. Lo que más importa es la europea en materia
de acceso a bienes agrícolas.
Su amplitud condicionará la posibilidad de concluir un acuerdo
-quizás no perfecto ni definitivo- en los plazos establecidos.
Una ventaja en este caso es que la UE siempre reconoció la existencia
del Mercosur y privilegió su fortalecimiento.
Dada la vinculación entre estas dos negociaciones y las de la
OMC -especialmente en la cuestión de los subsidios a la agricultura-
la UE insiste en que no puede "pagar dos veces". Y el Mercosur
ha dejado en claro en ambos frentes negociadores que no puede pagar -por
ejemplo, en servicios- lo que no recibe -por ejemplo, en agricultura-.
El pago "a cuenta" tiene sus límites.
Puebla y Bruselas serán una prueba para la habilidad de los negociadores.
Por ello merecen el apoyo de sus frentes internos.
Interrogante
La gran pregunta en ambos casos es saber si entre un "no acuerdo"
o un "mal acuerdo" por un lado, y un "excelente acuerdo"
por el otro, no hay espacio para construir -en el decir del Presidente
Lula- un "buen acuerdo". O sea, uno que calibre los intereses
recíprocos en un cuadro de ganancia mutua, aunque no se ajuste
a lo que prescriben los libros de texto. Como sostiene Dany Rodrick, lo
importante es lograr en cada caso una combinación razonable de
heterodoxia y ortodoxia. Para ello se requiere visión política.
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