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  Félix Peña

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HECHOS CARGADOS DE FUTURO: Nuevos desarrollos con impactos en el espacio regional sudamericano

por Félix Peña
Noviembre 2007


 

Tres hechos casi simultáneos, producidos en noviembre de 2007, están indicando tendencias novedosas en el escenario sudamericano. El primero es el episodio que ocurriera en la reciente Cumbre Iberoamericana en Santiago de Chile. El segundo es el descubrimiento de un nuevo yacimiento de petróleo en el Brasil. Y el tercero es el de la probable próxima entrada en vigencia del Tratado de Libre Comercio entre el Perú y los Estados Unidos, tras su aprobación por la Cámara de Representantes.

Son hechos cargados de futuro que conviene interpretar a la luz de la actual dinámica de cambio que se observa en las relaciones entre los países del espacio geográfico regional sudamericano. Contribuyen a poner en evidencia la existencia en la región de una creciente diversidad de políticas y estilos, de un alcance multipolar del mapa energético, y de una tendencia a la inserción diferenciada de cada país en el sistema comercial internacional.

Captar a tiempo fuerzas profundas que inciden en los desplazamientos de poder relativo y de ventajas competitivas entre naciones, parece ser una condición fundamental para que un país y sus empresas, puedan mejor posicionarse ante nuevas realidades.

Es ella una condición necesaria para la eficacia de la política exterior de la Argentina y para la estrategia internacional de las empresas del país.


Prever el futuro no es simple. Más aún cuando la realidad internacional se ha vuelto muy dinámica y confusa. Predominan las incertidumbres y saber administrarlas es un arte cada vez más necesario, tanto en el plano de las políticas exteriores como en el del comercio y los negocios internacionales.
Detectar hechos cargados de futuro permite mejor navegar las incertidumbres. Implica reconocer que la aventura humana puede ser calculada (ver al respecto MASSÉ Pierre, “Le Plan ou l’anti-hasard”, Collection Idées, Gallimard, Paris 1965).

Captar a tiempo fuerzas profundas que inciden en los desplazamientos de poder relativo y de ventajas competitivas entre naciones, parece ser una condición fundamental para que un país y sus empresas, puedan mejor posicionarse ante nuevas realidades. Y es, en especial, una condición necesaria para la eficacia de la política exterior de la Argentina y para la estrategia internacional de las empresas del país.

Tres hechos, producidos casi simultáneamente en los primeros días de este mes de noviembre, están indicando tendencias que requieren atención en el escenario sudamericano. El primero es el episodio que ocurriera en la reciente Cumbre Iberoamericana en Santiago de Chile. El segundo es el descubrimiento de un nuevo yacimiento de petróleo en el Brasil. Y el tercero es el de la probable próxima entrada en vigencia del Tratado de Libre Comercio entre el Perú y los Estados Unidos.

Son hechos que contribuyen a poner en evidencia la existencia en la región de una creciente diversidad de políticas y estilos, de un alcance multipolar del mapa energético, y de una tendencia a la inserción diferenciada de cada país en el sistema comercial internacional.

El primer hecho tuvo lugar en ocasión de la Cumbre Iberoamericana realizada en Santiago de Chile entre el 8 y 10 de noviembre de 2007. Fue objeto de una cuidadosa preparación y abordó un tema central para los países del espacio iberoamericano, cual es el de la cohesión social. Puso en evidencia la diversidad de enfoques existentes, pero también la capacidad de articular consensos. Es una diversidad que puede estar indicando un grado de disonancia conceptual e incluso ideológica en la región. Puede dificultar en el futuro la construcción de consensos efectivos. Es un aspecto que ha sido muy mencionado en los análisis y comentarios que se publicaron en los días siguientes a la conclusión de la reunión.

La Cumbre de Santiago concluyó con una Declaración y con un Plan de Acción (www.segib.org), que constituye una hoja de ruta para articular trabajos conjuntos en un espacio iberoamericano, de trascendencia histórica y cultural, pero también política y económica.

Ha sido una Cumbre que ha permitido destacar, una vez más, la especificidad de la dimensión iberoamericana, especialmente en sus raíces históricas colocadas en la perspectiva de las realidades actuales y de la próxima conmemoración de los dos siglos de vida como naciones independientes. También se destacaron cuestiones bilaterales de la Argentina con algunos de los países participantes, especialmente en las relaciones con el Uruguay y con la propia España. Esto es inevitable en todas las Cumbres Presidenciales.

Pero además, ha permitido poner de relieve la importancia de una de las cuestiones pendientes en la agenda de los países iberoamericanos, cual es la de la cohesión social en todas sus posibles concepciones y desdoblamientos.

En realidad, por distintas razones y con distintas intensidades, la cuestión social es hoy algo que domina la agenda de la mayoría de los países en el mundo, incluso algunos de los más industrializados. Ha sido acentuada por los efectos ambivalentes de la globalización y por la percepción de una distribución crecientemente desigual de sus potenciales beneficios. Por ello, volverá a ser un tema central en la próxima Cumbre entre la Unión Europea y los países de América Latina y el Caribe, a celebrarse en Lima en mayo de 2008.

Sin embargo, la repercusión pública que tuvo la Cumbre de Santiago estuvo dominada no por su cuestión sustantiva, pero sí por el notorio incidente diplomático originado por intervenciones de algunos de los Jefes de Estado presentes, especialmente por el Presidente venezolano, que expusieron al Rey de España a una situación de claro impacto para su prestigio y el de la monarquía – en un frente político interno caldeado como es el de una España camino hacia próximas elecciones -. La repercusión internacional y en los propios países involucrados – especialmente España y Venezuela – indica que es un episodio que ha dejado huellas.

Es un episodio que exterioriza diferencias de fondo y de estilo entre países de la región. Ayuda a tomar conciencia sobre la necesidad de prever reglas de juego, que eviten en el futuro exponer a los Jefes de Estado a situaciones políticamente embarazosas. Sin caer en formalismos que alejarían a las Cumbres de la ciudadanía, parece conveniente que se extraigan lecciones de situaciones que a nadie le conviene que se repitan en el futuro. Cómo hacerlo es un tema que habrá que debatir.

Pero un problema es que este episodio incluso podría ser utilizado como argumento contrario a la conveniencia de realizar este tipo de Cumbres. Incluso, la mencionada Cumbre Euro-Latinoamericana de Lima, podría verse afectada en la participación de líderes políticos europeos como consecuencia de lo ocurrido en Santiago. Un dato no menor al respecto, tras lo ocurrido en Santiago, es que si antes de fin de año se aprobara en Brasil y Paraguay el ingreso de Venezuela al Mercosur, su Presidencia temporal estaría en el primer semestre del 2008 a cargo del Presidente Chávez.

Las Cumbres Presidenciales pueden tener defectos. Pero bien preparadas, como fue la de Santiago, constituyen un foro útil para la identidad de espacios internacionales como, entre otros, el iberoamericano, el de América del Sur, el Euro-Latinoamericano y el Hemisférico. Si son fructíferas, sirven para señalizar derroteros futuros. Contribuyen al diálogo y conocimiento recíproco entre los líderes políticos que participan.

En los últimos años han proliferado. Y ello ha generado un cierto desgaste. Ha contribuido el hecho que no siempre ellas estén bien preparadas. Los Presidentes quedan expuestos entonces a debatir agendas y declaraciones reiterativas, o a episodios de fuerte repercusión mediática, como ya ocurriera en ocasión de la anterior Cumbre Euro-Latinoamericana en Viena el año 2006.

Puede ser conveniente reducir la frecuencia de las distintas Cumbres Presidenciales y asegurar que se preparen con pericia. Además, parecería obvio que todos sus protagonistas deben reconocer reglas de juego elementales. Pero si no se realizaran, nuestro país perdería un instrumento de su política externa que, si se sabe aprovechar puede ser útil a sus intereses nacionales.

El segundo hecho lo constituye el anuncio el 8 de noviembre del reciente descubrimiento de un importante yacimiento de petróleo en el Brasil. Si bien aún es incierto su real potencial, se estima que el yacimiento del Tupi, situado en la cuenca de Santos en aguas profundas – mil a dos mil metros bajo el lecho marino - frente a las costas del país, pueda contener entre 5 mil y 8 mil millones de barriles de petróleo.

Muchas serán las dificultades a superar para la explotación del nuevo yacimiento. La magnitud de las inversiones necesarias la da el hecho que el primer pozo de prueba costo más de 200 millones de dólares. Sus repercusiones en el abastecimiento del país y su potencial de exportación llevarán aún algunos años en concretarse. Pero se estima que en unos cinco años el Brasil podría superar a México y a Canadá en sus reservas de petróleo, y quedaría en el Hemisferio sólo después de Estados Unidos y de Venezuela. Y además se afirma la idea de un Atlántico Sur rico en petróleo. Los precios que ha alcanzado el petróleo están facilitando las cuantiosas inversiones en exploración y luego en su explotación.
De hecho el descubrimiento ha está cambiando el valor percibido sobre el Brasil en el escenario internacional y en el sudamericano. Se acentúa la idea de un país que está llegando a su madurez como potencia de alcance global.

Su importancia agro-industrial, su liderazgo en bio-combustibles, incluso la imagen de capacidad tecnológica que simbolizan los aviones de Embraer, sumado a su capacidad industrial y a la dimensión de su mercado interno, a su protagonismo en las negociaciones comerciales internacionales, han contribuido a  consolidar la percepción de que el Brasil finalmente estaría alcanzado su tan proclamado – y demorado – futuro.  

El tercer hecho ha sido la aprobación por la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, también el 8 de noviembre, del Tratado de Libre Comercio de ese país con el Perú, con 285 votos a favor y 132 en contra (ver www.ustr.gov ). Ahora la aprobación por el Senado es considerada como segura para antes de fin del año.

El gobierno de Alan García, por cierto muy distinto en sus ideas, pero no en sus reflejos, al de su anterior encarnación, está dando señales claras de querer capitalizar para su país las incertidumbres que rodean, en el plano global al futuro de la Rueda Doha y, en el regional, a la estabilidad del espacio sudamericano y al desarrollo de sus procesos de integración económica.

Fuerte por el comportamiento de su economía y de su sector comercial externo, consciente de sus debilidades –coyunturales por los efectos del reciente terremoto en una región clave para su sector agro-exportador, y estructurales por sus diferencias sociales y étnicas– el Perú está poniendo énfasis en, al menos, tres frentes de acción.

Uno es precisamente el de la ratificación por el Congreso americano del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos.

El otro es la red de acuerdos de libre comercio que está tejiendo con países miembros de la APEC. Perú ha asumido la Presidencia de este foro y la próxima Cumbre se realizará en Lima en noviembre de 2008. Para entonces esperan haber concluido nuevos acuerdos incluyendo el que ahora se está negociando con China. Perú sigue al respecto el camino de Chile.

El tercero es el del espacio regional, en el que se destaca la renovada alianza con el Brasil, y la negociación entre la Comunidad Andina de Naciones y la Unión Europea. No es un tema menor, al menos por dos razones. Lima será en mayo próximo la sede de la Cumbre Euro-latinoamericana.

En Bogotá, en el mes de septiembre, se iniciaron las negociaciones de la CAN con la UE. No serán fáciles, entre otros motivos por el hecho que entre los miembros de la CAN las opiniones e intereses no necesariamente coinciden, y porque la suspensión del Arancel Externo Común agrega complejidades técnicas y políticas. Por algo Alan García ha dejado entrever la posibilidad de encarar una negociación bilateral entre Perú y la UE.

Sin embargo, el hecho que la UE aceptaría una negociación en dos velocidades – esto es negociación en conjunto pero con programas de desgravación arancelaria diferenciados – podría facilitar su futura evolución. La próxima reunión negociadora está prevista para el 10 de diciembre en Bruselas.

Pero la iniciativa más original del Presidente García es la del denominado Arco del Pacífico. Involucra la idea de unir la red de acuerdos de libre comercio entre países con “criterios similares” de la costa americana del Pacífico. Piensa concretamente en Chile, Perú, México, Colombia, Panamá y Canadá. Resulta obvio el contenido político de una iniciativa que trasciende el plano del comercio. Habrá que seguirla con atención.


Lecturas recomendadas:

  • Asociación de Corresponsales Extranjeros en la Argentina, “Guía 2007/8”, ACE, Buenos Aires 2007.
  • Basso, Maristela, “Mercosul-Mercosur. Estudos em Homenajeen a Fernando Henrique Cardoso”, Editora Atlas, Sâo Paulo 2007.
  • Destler, I.M. “American Trade Politics in 2007: Building Bipartisan Compromiso”, Policy Brief, Peterson Institute for International Economics, Washington, May 2007, en www.petersoninstitute.org.
  • Lesser, Caroline, “Do Bilateral and Regional Approaches for Reducing Technical Barriers to Trade Converge Towards the Multilateral Trading System?”, OECD Trade Policy Working Paper nº 58, TAD/TC/WP (2007)12/FINAL, 12 October 2007, en www.oecd.org/tad
  • OECD, “Agricultural Policies in OECD Countries. Monitoring and Evaluation 2007”; OECD, Paris 2007.
  • OECD, “Latin American Economic Outlook-2008”, OECD, Paris 2007.
  • Roy, Joaquín and Domínguez, Roberto, “After Vienna: Dimensions of the Relationship between the European Union and the Latin America-Caribbean Region”, Jean Monnet Chair, University of Miami, Miami-Florida European Union Center of Excellence, Miami 2007.
  • World Bank (several authors), “Connecting to Compete: Trade Logistics in the Global Economy. The Logistics Performance Index and its Indicators”, World Bank, Washington 2007, en www.worldbank.org.

Félix Peña es Director del Instituto de Comercio Internacional de la Fundación ICBC; Director de la Maestría en Relaciones Comerciales Internacionales de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF); Miembro del Comité Ejecutivo del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI). Miembro del Brains Trust del Evian Group. Ampliar trayectoria.

http://www.felixpena.com.ar | info@felixpena.com.ar


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