Es una necesidad que deriva del hecho que los sudamericanos son países
que tienen ventajas que pueden ser comunes a varios y eventualmente a
todos. Ello toma más necesario un continuo esfuero de lectura compartida
de las ventajas competitivas que permitan negociar y desarrollar acciones
conjuntas y cooperativas, incluyendo la identificación de los factores
y condiciones con los cuales pudieran compartirse las que ya existen o
las que pudieran desarrollarse en el futuro.
El hecho de no tener armamentos nucleares propios y de haber rechazado
explícitamente impulsar su desarrollo, es una de las ventajas competitivas
que actualmente tiene la región sudamericana. Hay que preservarla
y aprovecharla.
Es este un hecho concreto resultante de las relaciones entre la Argentina
y el Brasil -los dos países sudamericanos que en principio estaban
en condiciones de desarrollarlas- a partir del acuerdo tripartito sobre
los recursos hídricos, concluido en 1979 entre los dos países
y el Paraguay. Diego Guelar, un gran conocedor de la realidad regional
e internacional, hace en un artículo suyo en el diario "Clarín",
del 29 septiembre de 2024, la siguiente constatación: *...nuestro
alicaído Mercosur, pese a su actual parálisis, logró
un hecho extraordinario que compensa cualquier déficit: somos la
única Zona de Paz del Planeta. Argentina y Brasil somos los únicos
países latinoamericanos con tecnología nuclear". Y
agrega, con razón, "podemos hacer bombas atómicas,
hemos decidido no hacerlas".
Otras ventajas son las que se pueden seguir alcanzando, por ejemplo,
en relación a la protección del medio ambiente y en especial
a las políticas referidas a los efectos del cambio climático;
a la calidad y diversidad de los recursos naturales existentes en la región,
y a la pertenencia al Atlántico Sur y al Pacífico Sur, incluyendo
las respectivas conexiones bioceánicas.
Quizás ha llegado el momento para plantear y desarrollar una real
reflexión conjunta orientada a las acciones de países sudamericanos.
Las cuestiones mencionadas podrían incluirse en una agenda de trabajo
conjunto de las instituciones regionales existentes o de las que se creen
en adelante. Ello no debería excluir la posibilidad que los acuerdos
que se diseñen incluyan la participación de otros países
pertenecientes a la más amplia región de América
Latina.
Lo antes señalado contribuye a acrecentar el valor que la región
sudamericana puede seguir adquiriendo a través de una agenda activa
de relaciones con otras regiones. Tal el caso de la muy demorada cooperación
entre el Mercosur - que sin dudas es percibida como una región
clave de Sudamérica- y la Unión Europea, muchos de cuyos
países tuvieron un papel clave en el desarrollo histórico
de países sudamericanos.
De allí la importancia que pudiera tener el hecho que eventualmente
se pudiera estar ante un punto de inflexión en la demasiada larga
negociación bkregional. Al respecto cabe destacar que en una muy
reciente reunión entre el Mercosur y la Unión Europea, que
tuvo lugar en Nueva York el pasado 27 de septiembre 2024, se habría
definido un plan para continuar y en lo posible concluir, con la larga
negociación entre ambos bloques, que lleva unos 25 años
desde su inicio.
En esa reunión de Nueva York participaron. Cancilleres del Mercosur
(en dos casos a través de sus representantes) y del lado europeo,
Josep Borrell, el alto representante de la Unión Europea para Asuntos
Exteriores. No cabe excluir la posibilidad que finalmente, el acuerdo
pudiera ser firmado en ocasión de la Cumbre del (G20 que se realizará
el próximo mes de noviembre en Rio de Janeiro.
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