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CONTRIBUIR A AFIRMAR LA EFICACIA Y LA RELEVANCIA
DE LA OMC:
¿Uno de los principales desafíos que tendrá que enfrentar
su nuevo Director General? |
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La parálisis de la Rueda Doha y la fragmentación
del sistema comercial internacional, resultante de la tendencia a la proliferación
de mega-acuerdos comerciales preferenciales interregionales, son síntomas
de problemas de relevancia que encara la OMC.
En tal contexto iniciará su gestión
Roberto de Azevêdo como nuevo Director General de la OMC. Sucede
a Pascal Lamy quien durante ocho años ejerció dicho cargo
y que a pesar de su rica experiencia internacional, prestigio personal
y claridad intelectual, no pudo tener pleno éxito en la difícil
tarea de concertar los objetivos negociadores de países con intereses
y recursos de poder tan diferentes.
El nuevo Director General tendrá poco tiempo
para incidir en los resultados de la Conferencia Ministerial de principios
de diciembre. A pesar de los notorios esfuerzos que ha realizado Lamy,
subsisten dudas de que en Bali se logren resultados significativos. Pero
el hecho de que habría conciencia de los efectos que un Bali pobre
tendría en el futuro de la OMC podría contribuir a que al
menos se logre avanzar en el trazado de una hoja de ruta futura -una "agenda
post-Bali" creíble-. El reciente informe sobre "El Futuro
del Comercio: Los retos de la convergencia", brinda elementos significativos
para el trazado de tal agenda. Es un legado valioso del rico período
Lamy en la OMC.
Para tener éxito en su gestión, Azevêdo requerirá
del apoyo activo de los países que optaron por él en el
tramo final del proceso de selección. Se abre entonces una etapa
en que lo valioso será el aporte de ideas prácticas y de
energía política que permitan trazar una hoja de ruta proyectada
al futuro, y renovar objetivos y métodos de trabajo de la OMC.
Como señalara Lamy al presentar el informe sobre el futuro del
comercio, la palabra clave es "convergencia". Son cuatro los
niveles en que ella debe procurarse: el de las políticas comerciales
de los países miembros; el del sistema multilateral con los diversos
sistemas preferenciales; el de las políticas comerciales y otras
políticas internas de los países, y el de las políticas
comerciales con otras medidas públicas no tarifarias.
Esos cuatro niveles de convergencia requerirán de una gran
capacidad de concertación de intereses nacionales. No será
tarea fácil dado, además, las limitadas competencias que
le han sido atribuidas, hasta el presente, al Director General de la OMC.
Pero lo que sí puede aportar un funcionario internacional independiente,
que no responda a ningún país ni grupos de países
en particular, es una visión de conjunto y también ideas
prácticas que permitan conciliar intereses nacionales a veces muy
divergentes.
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Más allá de sus notorias diferencias, tanto la Organización
Mundial del Comercio (OMC), en el plano global, como la Unión Europea
(UE) y el Mercado Común del Sur (Mercosur) en el plano regional,
parecen compartir desafíos similares. Ellos implican preservar
relevancia a través de su adaptación a nuevas realidades
globales y regionales que son, como se sabe, muy diferente a las de sus
respectivos momentos fundacionales.
Son requerimientos de adaptación, que parecen prioritariamente
centrarse en cuestiones metodológicas relacionadas con los mecanismos
e instrumentos que les permitan lograr los objetivos por las cuales fueron
creadas, a través de la adopción de decisiones que penetren
en la realidad y que sean eficaces.
Pero en los tres casos, tales cuestiones metodológicas tienden,
por momentos, a derivar hacia cuestiones existenciales. Son aquellas que
reflejan dudas de sus países miembros -y más aún
de quienes tienen que tomar decisiones de inversión productiva
y, en especial, de las respectivas ciudadanías- sobre la vigencia
de los objetivos que llevaron al pacto fundacional o, al menos, sobre
las posibilidades de lograrlos en el marco de los actuales marcos institucionales.
Son objetivos vinculados, en especial, con la gobernanza global en el
plano del comercio internacional (en el caso de la OMC) o con las respectivas
gobernanzas regionales (en el caso tanto de la UE como del Mercosur),
concebidas éstas últimas como la creación de condiciones
de paz, democracia y estabilidad política, y de desarrollo económico
y social, en el espacio geográfico compartido por sus países
miembros.
El estancamiento de la Rueda Doha y las tendencias a la fragmentación
del sistema comercial internacional como resultante de la proliferación
de iniciativas de mega-acuerdos comerciales preferenciales interregionales
(tales como el Trans-Pacific Trade Partnership- TPP- y el Transatlantic
Trade and Investment Partnership - TATIP-), son algunos de los síntomas
más evidentes de los problemas de eficacia y, por ende, de relevancia
que encara la OMC. Todo ello en momentos en que los efectos de la actual
crisis económica y financiera internacional sobre el comercio mundial
se mantienen agudos, con el consiguiente impacto de antiguas y también
de novedosas modalidades de protección de los respectivos mercados
a los que acuden un número amplio de países miembros.
En tal contexto deberá iniciar el 1° de septiembre próximo
su gestión como nuevo Director General de la OMC el Embajador Roberto
de Azevêdo. Sucederá a Pascal Lamy quien durante ocho años
ejerció dicho cargo. La fuerte experiencia internacional y el prestigio
personal y técnico de Lamy no resultaron suficientes para que pudiera
alcanzar el éxito que procuró en la difícil tarea
de concertar las posiciones negociadoras de países con intereses
y recursos de poder tan diferentes. Azevêdo conoce bien los ámbitos
negociadores de Ginebra y el arte de la diplomacia económica. El
que haya sido designado tras un interesante proceso de selección
que originalmente contó con nueve candidatos todos ellos con notorios
antecedentes, habla mucho sobre su prestigio como diplomático y
ello contribuirá a su gestión. Pero, en particular, habla
también de las nuevas realidades del poder mundial. El hecho que
no era el candidato preferido de los países que desde el origen
del GATT fueron los protagonistas principales a la hora de las decisiones
claves y que, por el contrario, sean países en desarrollo los que
más incidieron en su selección, pone de manifiesto que la
OMC no es más lo que fue al ser creada en Marrakech.
El nuevo Director General tendrá muy poco tiempo para incidir
en los resultados de la Conferencia Ministerial a realizarse a principios
de diciembre en Bali (Indonesia). A pesar de los notorios esfuerzos que
ha realizado Pascal Lamy, subsisten fuertes dudas que en tal oportunidad
se logren resultados significativos. Pero el hecho que se estaría
tomando conciencia de los efectos -incluso políticos, en términos
de gobernanza global- que un Bali pobre pudiera tener sobre el futuro
de la OMC y sobre su eficacia como ámbito de negociaciones comerciales
internacionales que sean relevantes, podría contribuir a que finalmente
se logre avanzar en el trazado de una hoja de ruta futura -una "agenda
post-Bali" que sea creíble-.
El reciente informe sobre "El Futuro del Comercio: Los retos de
la convergencia", brinda elementos significativos para el trazado
de tal agenda. En tal sentido es uno más de los legados valiosos
del período Lamy en la OMC. Otros legados se refieren a las evidentes
ganancias que se han evidenciado, por ejemplo, en el plano (i) de la transparencia
-que se refleja en una página Web de calidad- y en particular sobre
las políticas comerciales que aplican los países miembros;
(ii) del mecanismo de solución de controversias, y (iii) de la
comprensión de las transformaciones que se están operando
en las modalidades del comercio internacional de bienes y servicios, así
como de su vínculo con las inversiones productivas y el desarrollo
económico -reflejada tanto en el concepto de "hecho en el
mundo", como en la continua labor docente que el Director General
ha efectuado a través de sus conferencias en múltiples ocasiones
y en muy distintos lugares-.
Pensando en Bali, cabe señalar que un problema no menor, sin embargo,
puede ser el hecho que en particular los EEUU no parecerían muy
interesados en restablecer la relevancia del sistema multilateral del
comercio internacional. Si eventualmente lo están, no lo han logrado
demostrar en forma convincente. Por el contrario, la administración
del Presidente Obama parecería más concentrada en impulsar
la nueva generación de mega-acuerdos comerciales preferenciales
interregionales. El reciente viaje presidencial a México parecería
inscribirse en tal estrategia. A tales mega-acuerdos se los visualizaría
como una alternativa más interesante por sus posibles contenidos
OMC-plus y quizás, en última instancia, como una forma de
presionar a algunas de las grandes naciones emergentes para que finalmente
acepten una negociación "Doha-plus".
Incluso un especialista de prestigio e influencia como es el profesor
Richard Baldwin (ver la referencia a su reciente artículo en la
Sección Lecturas Recomendadas de este Newsletter del mes de abril
2013), ha avanzado la idea de una OMC 2.0, más adaptada a lo que
considera que son nuevas realidades del comercio mundial, con una membresía
limitada a los pocos países que, en su opinión, son relevantes
en un mundo en que el intercambio de bienes y servicios se canaliza, en
gran medida, en el ámbito de cadenas transnacionales de valor.
Las inversiones a que ellas dan lugar requerirían, entonces, negociar
marcos regulatorios y medidas eficaces que las protejan y que, sobre todo,
protejan el conocimiento y la inteligencia incorporada en los respectivos
bienes y servicios. Sin embargo, el mencionado especialista no analiza
-al menos en el referido artículo- las implicancias geopolíticas
de su propuesta, especialmente en términos de gobernabilidad global.
Y tampoco explica cómo las cadenas de valor transnacionales han
podido desarrollarse en los últimos años a pesar de que
no existieran aún los mega-acuerdos comerciales interregionales
preferenciales que se están impulsando ni, por cierto, la OMC 2.0.
Para tener éxito, Azevêdo requerirá de todo el apoyo
activo de los países que optaron por él en el tramo final
del proceso de selección. Es una etapa en que lo valioso será
el aporte de ideas prácticas y de energía política
suficiente para permitir concluir Bali con una hoja de ruta proyectada
al futuro, y orientada a renovar objetivos y métodos de trabajo
de la OMC. Al respecto y como lo señalara Pascal Lamy al presentar
el antes mencionado informe sobre el futuro del comercio, la palabra clave
es la convergencia. Según dicho informe, son cuatro los niveles
en que tal convergencia debe procurarse: el de las políticas comerciales
de los países miembros; el del sistema multilateral con los diversos
sistemas preferenciales; el de las políticas comerciales y otras
políticas internas de los países, y el de las políticas
comerciales con otras medidas públicas no tarifarias.
Esos cuatro niveles de convergencia requerirán de una gran capacidad
de concertación de intereses nacionales. No será tarea fácil
teniendo en cuenta, además, las limitadas competencias que le han
sido atribuidas, hasta el presente, al Director General de la OMC. Pero
lo que sí puede aportar un funcionario internacional independiente,
que no responda a ningún país ni a grupos de países
en particular, es una visión de conjunto e ideas que permitan conciliar
intereses nacionales a veces muy divergentes.
Claro que el arte de concertar requiere de un pre-requisito: que los
distintos países sepan lo que quieren y lo que pueden lograr en
un contexto internacional en profunda y constante mutación, donde
parece haberse agotado el margen para el ejercicio de lo que el profesor
Bertrand Badie, de Science Po Paris, ha denominado con acierto la "diplomacia
de la connivencia (ver en la Sección Lecturas Recomendadas su libro
traducido al español con el provocativo título de "Diplomacia
del contubernio").
En tal sentido, Roberto Azevêdo tiene una gran oportunidad -y un
gran desafío- de poner de manifiesto la contribución que
la capacidad de concertación puede aportar a la necesaria gobernanza
global. Será fundamental que en el ejercicio de sus funciones sea
percibido como alguien que está comprometido con todos. Y con ningún
país o grupo de países en particular. Algo así como
la cualidad que Jean-Christophe Rufin le atribuye a Jacques Coeur, el
protagonista de su novela histórica "Le Grand Coeur"
(Gallimard, Paris 2012), y que era su capacidad para ver todo desde la
altura como un pájaro ("comme le ferait un oiseau").
Quizás haya sido Jean Monnet quien en términos contemporáneos
mejor reflejó esa cualidad. Con su acción e ideas, contribuyó
de manera decisiva a que la Europa de la post-guerra encontrara una hoja
de ruta que ahora parecería, por momentos, estar tentada a abandonar.
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Lecturas recomendadas:
- Appleton, Arthur E., "Forum Selection in Trade Litigation",
International Centre For Trade and Sustainable Development (ICTSD),
International Trade Law Programme, Issue Paper N° 12, Geneva 2013,
en: http://ictsd.org/.
- Badie, Bertrand, "La diplomacia del contubernio. Los desvíos
oligárquicos del sistema internacional", EDUNTREF, Buenos
Aires 2013.
- Barral, Welber, "O Mercosul e sua maioridade", Ponte, ICSTD,
Volume 9, Número 3, Abril de 2013, en: http://ictsd.org/.
- Ben-Atar, Doron S., "Trade Secrets. Intellectual Piracy and the
Origins of American Industrial Power", Yale University Press, New
Haven & London 2004.
- Castro, Jorge, "Malvinas Hoy. Su importancia económica
y geopolítica", Distal, Buenos Aires 2013.
- Choate, Pat, "Hot Property. The Stealing of Ideas in an Age of
Globalization", Alfred A.Knopf, New York 2005.
- Draper, Peter; Lawrence, Robert, "Que devraient penser les pays
d'Afrique Subsaharienne de chaînes de valeur mondiales",
ICTSD, Passarelles, Vol.14; number 2, Mai 2013, en: http://ictsd.org/.
- Horlick, Gary N.; Boeckmann, Hanna, "What to do before you call
the WTO. The Prelitigation Assesment of Trade Barriers", International
Centre For Trade and Sustainable Development (ICTSD), International
Trade Law Programme, Issue Paper N° 13, Geneva 2013, en: http://ictsd.org/.
- Ismail, Faizel, "Vers un autre discourse pour le système
commercial multilateral", ICTSD, Passarelles, Vol.14; number 2,
Mai 2013, en: http://ictsd.org/i/news/passerelles/162882/.
- Machado Oliveira, Ivan Tiago, "A Política Comercial Externa
Brasileira. Uma análise de seus determinantes", Fundacão
Getulio Vargas, Direito GV, Editora Saraiva, São Paulo 2013.
- Morin, Jean-Frédéric, "Mapping Prevailing Ideas
on Intellectual Property. Preliminary Finding from a Survey", International
Centre For Trade and Sustainable Development (ICTSD), Issue Paper N°
38, Geneva 2013.
- Narlikar, Amrita; Daunton, Martin; Stern, Robert M. (eds), "The
Oxford Handbook on the World Trade Organization", Oxford University
Press, Oxford - New York, 2012.
- Plasai, Virachai, "Coordinating Trade Litigation", International
Centre For Trade and Sustainable Development (ICTSD), International
Trade Law Programme, Issue Paper N° 14, Geneva 2013, en: http://ictsd.org/.
- Pursell, Carrol, "The Machine in America. A Social History of
Technology", The John Hopkins University Press, Baltimore 2007.
- WTO, "The Future of Trade: The Challenges of Convergence".
Report of the Panel on Defining the Future of Trade convened by WTO
Director-General Pascal Lamy, Geneva, 24 April 2013, en: http://wto.org/.
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Félix Peña es Director
del Instituto de Comercio Internacional de la Fundación ICBC; Director
de la Maestría en Relaciones Comerciales Internacionales de la
Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF); Miembro del Comité
Ejecutivo del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI).
Miembro del Brains Trust del Evian Group. Ampliar
trayectoria.
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