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¿UNA NUEVA ETAPA DEL MERCOSUR?:
Horizontes abiertos tras la Cumbre de San Juan. |
por Félix Peña
Agosto 2010
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¿Se ha abierto el camino hacia una nueva etapa
en la construcción del Mercosur? Una respuesta afirmativa estaría
sustentada en un dato real, que es el que los resultados de la Cumbre
de San Juan han sido considerados como positivos. Entre otras razones
por el hecho que han puesto en evidencia progresos en tres frentes de
acción que son centrales para la construcción de un espacio
de integración regional entre los países miembros del Mercosur.
Son, por lo demás, frentes conectados entre sí.
El primero y principal, es el de la alianza estratégica
entre la Argentina y el Brasil. La cooperación en el campo nuclear,
un eje central de las relaciones estratégicas entre los dos países
ha recibido nuevos impulsos en San Juan. El segundo frente es del desarrollo
de todo el potencial del Mercosur. Varios fueron los resultados de la
Cumbre al respecto. Pero los principales se refieren al fortalecimiento
de la unión aduanera con la aprobación de instrumentos,
tales como el Código Aduanero, que estaban pendientes desde hace
algunos años. Y el tercero es el de las negociaciones comerciales
con terceros países. En este frente se destacan la conclusión
de un acuerdo de libre comercio con Egipto pero, en particular, las señales
concretas en el sentido de negociar en forma conjunta, en base a la unión
aduanera, con la Unión Europea.
Al ejercer en este segundo semestre del año
la presidencia pro-tempore del Mercosur, es previsible que el Presidente
Lula presente iniciativas para acordar nuevas metas en la integración
y que haga de los avances hacia la conclusión del acuerdo UE-Mercosur
- al menos en sus aspectos sustanciales - una prioridad de la Cumbre en
Foz de Iguazú, en diciembre próximo. Es un objetivo posible
si es que, de ambos lados, hay una buena dosis de voluntad política,
de visión estratégica y de creatividad técnica para
atender con instrumentos flexibles las respectivas sensibilidades.
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¿Se ha abierto el camino hacia una nueva etapa en la construcción
del Mercosur? Los resultados de la Cumbre de San Juan, el 2 y 3 de agosto,
parecerían indicar que existen ahora condiciones para avanzar en
la construcción del Mercosur. Esa es la impresión, por lo
demás, que ha transmitido el gobierno del Brasil a través
de la entrevista que el Canciller Amorim concediera al diario Valor Econômico
y que fuera publicada el 9 de agosto. Señaló que se han
dado pasos importantes, pero que es necesario avanzar más. Mencionó
a las siguientes como cuestiones que requerirán la atención:
la eliminación de las excepciones a la tarifa externa común;
un acuerdo de compras gubernamentales del que resulten preferencias reales,
y un acuerdo de servicios más amplio que permita otorgar el tratamiento
nacional a las empresas del bloque en todos sus países. Agrega
que "em vez de negociar setorzinho por setor será que nâo
devemos ter meta para definir, que devem ser alcanzadas? Y se pregunta
sobre si no será la hora de "pensar grande novamente no futuro?
Se refirió también, con cautela, a los avances que se podrían
lograr en las negociaciones con la Unión Europea (UE). Y considera
más realista prever avances y no necesariamente la conclusión
de un acuerdo este año.
El hecho que el Brasil ejercerá la presidencia pro-tempore del
Mercosur en este segundo semestre - y, por lo tanto, la coordinación
de las negociaciones con la UE -, le dan a sus declaraciones un alcance
especial. Ellas están apoyadas en un dato real, que es precisamente
el que los resultados de la Cumbre de San Juan han sido positivos y, en
cierta forma inesperados (para otra visión sobre los resultados
de la Cumbre, ver el artículo del Embajador Rubens Barbosa, titulado
"A saga do Mercosul", en el diario O Estado de Sâo Paulo,
del 10 de mayo 2010). Ellos se han manifestado en tres frentes de acción
que están conectados entre sí.
El primer frente es el de la consolidación de la alianza estratégica
entre la Argentina y el Brasil. Lanzada con los acuerdos Alfonsín-Sarney,
en sus aspectos sustanciales ella se mantiene inalterable transcurrido
un cuarto de siglo. Pero en cierta forma es un trabajo de construcción
permanente. Es una alianza que se sostiene en dos pilares básicos.
Uno es el de la confianza recíproca en relación a los múltiples
desdoblamientos del desarrollo nuclear de Argentina y del Brasil, y de
la valoración de la cooperación mutua en ese campo. Las
señales que han salido de San Juan indican que los dos países
mantienen sólidos sus compromisos al respecto (ver el texto en
portugués y en español de las Declaraciones adoptadas en
la Cumbre bilateral realizada en San Juan el día 3 de agosto -Declaración
de San Juan, Declaración Conjunta sobre Malvinas y Declaración
Conjunta sobre Cooperación Nuclear-, en http://www.itamaraty.gov.br/).
Es lo que hace de esta relación bilateral un núcleo duro
de paz y estabilidad política en América del Sur. En el
contexto del entorno global y regional actual, éste no es un dato
menor. Incluso, como tal, contribuye a generar un clima favorable para
la adopción, por parte de las empresas, de decisiones de inversión
y de encadenamientos productivos que permitan desarrollar el enorme potencial
que tiene hoy la región en el nuevo escenario económico
global.
Y el otro pilar básico de esta alianza estratégica, es
el de las preferencias económicas y comerciales, concebidas como
instrumentos orientados a facilitar la transformación productiva
conjunta y la capacidad para negociar con otros países. Es un pilar
que, a la vez de preservar su identidad y dinámica de alcance bilateral,
se inserta en el marco más amplio de un Mercosur que, en múltiples
aspectos, tiene una clara dimensión sudamericana. Al respecto cabe
señalar que, bien entendidos, los espacios institucionales del
Mercosur y de la UNASUR pueden considerarse como complementarios en sus
objetivos y funciones reales. Lo sucedido este mes con respecto a las
relaciones entre Colombia y Venezuela, así parecería demostrarlo
(sobre las relaciones entre ambos espacios institucionales y su potencial
complementación, ver nuestro artículo "La integración
del espacio sudamericano: ¿La Unasur y el Mercosur pueden complementarse?",
en Revista Nueva Sociedad No 219 | Enero-Febrero de 2009).
El segundo frente es del desarrollo de todo el potencial que ofrece el
Mercosur. Se sabe que es un proyecto multidimensional y de largo plazo.
Es un proceso continuo sin punto final ni garantía de irreversibilidad.
Al igual de lo que es más evidente hoy con la UE, el Mercosur no
responde a ningún modelo de libro de texto ni a los desarrollados
en otras regiones. Es, como debe ser, un intento de trabajo conjunto entre
un grupo de países, que procura responder a peculiaridades, intereses
y realidades propias de esta región. En la práctica no es
fácil lograrlo y por ello siempre parecerá incompleto y
distante de cualquier idealización. Incluso el calificativo de
"imperfecta", que se suele utilizar en el plano académico
con respecto a la unión aduanera que aspira a completar el Mercosur,
puede estar señalizando dificultades para entender cómo
es el mundo real, en el que casi todo es susceptible de ser apreciado
como imperfecto o incompleto en función de modelos ideales. O puede
reflejar una falta de lectura adecuada de las normas que en el marco de
la Organización Mundial del Comercio definen lo que ellas entienden
por tal modalidad de integración de mercados -especialmente el
artículo XXIV, 8 a) del GATT-.
En ocasión de la Cumbre de San Juan se ha logrado, entre otras
cuestiones relevantes (ver al respecto, el texto del Comunicado Conjunto
de los Presidentes de los países miembros del Mercosur, en http://www.itamaraty.gov.br/),
un progreso significativo en el desarrollo de aquellas que habían
quedado pendientes desde que en 1994 se aprobara en Ouro Preto el arancel
externo común (ver el Acta de la XXXIX Reunión del Consejo
del Mercosur y las Decisiones aprobadas, en http://www.mercosur.org.uy).
Ellos son: el Código Aduanero (Decisión CMC 27/10 en http://www.mercosur.org.uy
o click
aquí); la eliminación del doble cobro del arancel externo
y la distribución de la renta aduanera (Decisión CMC 10/10,
en http://www.mercosur.org.uy/
o click
aquí); el documento único aduanero (Decisión
CMC 17/10, en http://www.mercosur.org.uy/
o click
aquí), y el manual de procedimientos de control del valor en
aduana (Decisión CMC 16/10, en http://www.mercosur.org.uy
o click
aquí). Lo acordado en estos temas ha implicado conciliar intereses
y visiones distintas. En la etapa final, en San Juan, requirió
además de creatividad técnica, una buena dosis de voluntad
política.
Si bien debe considerarse como un claro éxito de la presidencia
que la Argentina ha ejercido en el Mercosur en el primer semestre de este
año, lo obtenido en San Juan no implica haber concluido con la
tarea en relación a estas cuestiones. Faltan ahora pasos significativos
para que los compromisos asumidos sean efectivos y penetren en la realidad.
Impulsarlos será probablemente otras de las prioridades de este
segundo semestre del año. Pueden ser pasos difíciles de
dar. Pero ello es lo normal en cualquier proceso de integración
entre naciones soberanas y que no aspiran a dejar de serlo. Más
aún cuando ellas tienen marcadas asimetrías de dimensión
y de poder económico relativo. La idea de trayectos lineales y
sin sobresaltos no se compagina con las realidades políticas y
económicas. Sólo existen en la teoría. Por el contrario,
la integración voluntaria entre naciones soberanas implican recorridos
sinuosos marcados por crisis, retrocesos y, a veces - como ha sido en
esta ocasión - con saltos hacia adelante. Incluso son procesos
que pueden culminar en el fracaso o en su metamorfosis en algo diferente
a lo originalmente imaginado.
Hay que tener en cuenta para apreciar lo que falta recorrer en las cuestiones
que fueron aprobadas en San Juan, que en el pasado otros instrumentos
básicos del Mercosur, por ejemplo en materia de defensa de la competencia
y del tratamiento de las inversiones, no han podido completar el ciclo
de su plena aprobación en el plano interno de cada país.
En cierta forma puede sostenerse que el Mercosur tiene varios "cadáveres
legales". El propio Código Aduanero había sido ya aprobado
en 1994 en una anterior versión. Quizás la acumulación
de acuerdos que no superan la etapa de su aprobación formal por
el Consejo del Mercosur, es uno de los indicadores más claros de
las insuficiencias institucionales del proceso de integración.
Muchas veces se aprueban normas comunes que no han sido suficientemente
decantadas por los filtros de los respectivos intereses nacionales o por
las instancias técnicas competentes de los gobiernos. La necesidad
de producir Cumbres exitosas ha demostrado en los veinte años del
Mercosur que ella puede ser, según sean las circunstancias, o un
factor que impulsa el avance real de la integración, o que sólo
genere episodios de "diplomacia mediática", esto es titulares
para la prensa del día siguiente que luego no se traducen en hechos
efectivos.
Y el tercer frente de acción es el de las negociaciones comerciales
internacionales del Mercosur con terceros países. En San Juan se
firmó un nuevo acuerdo de libre comercio. Esta vez ha sido con
Egipto (ver el texto completo del acuerdo y de sus anexos, en http://www.mercosur.org.uy/show?contentid=2370).
Antes lo fue con Israel. Están además los acuerdos preferenciales
firmados con otros países en desarrollo.
Más que la importancia relativa de tales acuerdos, medida por
su incidencia en flujos de comercio y de inversiones, lo relevante es
que confirma una idea estratégica que, por momentos, ha sido cuestionada
en algunos sectores de países miembros. Últimamente lo ha
sido por personalidades del Brasil (ver
este Newsletter, del mes de julio 2010). Lo que se cuestiona es que
el Mercosur pueda concretar negociaciones comerciales preferenciales con
otros países pero, en especial, con aquellos con los cuales las
relaciones económicas son o pueden ser muy significativas. Se ha
planteado entonces la necesidad de privilegiar negociaciones bilaterales
que requerirían cambiar normas sustantivas del Mercosur. Y que
podrían conducir a un deterioro de la necesaria confianza recíproca,
en todos los planos, que es la base de sustentación de la idea
de alianza estratégica impulsada en el último cuarto de
siglo. Un precedente interesante al respecto, fue precisamente la reacción
que en el Brasil - y también en la Argentina - produjeran los intentos
del Uruguay, durante los gobiernos de los Presidentes Jorge Batlle y Tabaré
Vázquez, de negociar y concluir un Tratado de Libre Comercio con
los EEUU (para un excelente análisis de este precedente ver el
libro de Roberto Porzecanski mencionado en más abajo en la Sección
Lecturas Recomendadas).
De allí la importancia de señales que han surgido con nitidez
de San Juan en relación a las negociaciones bi-regionales con la
UE que han sido recientemente relanzadas. Tres señales pueden ser
destacadas. Una y fundamental, es la reiteración del compromiso
de los socios de profundizar el Mercosur, incluso colocando diferendos
comerciales en la perspectiva más amplia de una idea estratégica
que trasciende lo económico. Conviene al respecto recordar una
definición que diera no hace mucho el Canciller Amorim cuando señaló
que para el Brasil el Mercosur era sinónimo de paz y estabilidad
política en América del Sur. Una segunda señal resulta
precisamente de las medidas adoptadas para completar los instrumentos
básicos de una unión aduanera. Tanto el Código Aduanero,
como el doble cobro del arancel externo y la distribución de la
renta aduanera, han figurado en un lugar prioritario en las expectativas
de la UE para negociar con el Mercosur. Y la tercera señal ha sido
la reiteración por parte del Presidente Lula sobre su interés
en que se avance rápido en la negociación bi-regional.
Al ejercer en este segundo semestre del año la presidencia pro-tempore
del Mercosur, es natural que el Presidente Lula haga de los avances hacia
la conclusión del acuerdo UE-Mercosur - al menos en sus aspectos
sustanciales - una prioridad de la Cumbre en Foz de Iguazú, en
diciembre próximo. Es un objetivo posible si es que, de ambos lados,
hay una buena dosis de voluntad política, de visión estratégica
y de creatividad técnica para atender con instrumentos flexibles
(múltiples velocidades, geometrías variables, válvulas
de escape, tratamientos diferenciados) y con las reglas de origen específicas,
las respectivas sensibilidades. Estas existen en todos los países
participantes de los dos lados del Atlántico. También podrá
ser necesario abordar con tratamientos especiales sectores complejos y
sensibles como, entre otros, el automotriz que desde el origen del Mercosur
ha tenido un tratamiento especial. Algo similar ha ocurrido en el caso
de la UE con la agricultura.
Otras cuestiones que han sido objeto de acuerdos firmados y decisiones
adoptadas en ocasión de la Cumbre de San Juan, permiten apreciar
la densidad y relevancia de la agenda que tendrá el Mercosur hacia
adelante. Las principales se refieren al acuífero Guaraní
(ver el texto del Acuerdo firmado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay,
en
http://www.itamaraty.gov.br/); al financiamiento de proyectos de infraestructura
y productivos de interés común (ver los textos de las Decisiones
del Consejo referidas a estos proyectos, en http://www.mercosur.org.uy/),
y a la cooperación con otros países, reflejada en esta oportunidad,
en las preferencias comerciales otorgadas a Haití http://www.mercosur.org.uy/
o click
aquí).
Y en las prioridades para la agenda futura del Mercosur, deben incluirse
las tres cuestiones mencionadas por el Canciller Amorim en sus declaraciones
mencionadas más arriba. En relación a una de ellas, la de
las compras gubernamentales, cabe mencionar dos hechos. Uno es el de la
aprobación de la Decisión CMC 23/10 sobre la modificación
del Protocolo de Compras Públicas, que prevé que ella deberá
ser presentada en la reunión del Consejo del Mercosur a realizarse
en diciembre próximo (ver el texto de la Decisión CMC 23/10,
en: http://www.mercosur.org.uy
o click
aquí). Y el otro hecho, es el de la aprobación por el
gobierno del Brasil de la Medida Provisoria nº 495 del 19 de julio
del 2010 (Ver el texto de la Exposición de Motivos en: https://www.planalto.gov.br/
y el de la Medida Provisoria en: https://www.planalto.gov.br/),
que introduce modificaciones al régimen legal de las compras gubernamentales
para otorgar un margen de preferencia de hasta un 25% para bienes y servicios
de origen brasileño (el texto respectivo dice: "§ 6o
A margem de preferência por produto, serviço, grupo de produtos
ou grupo de serviços, a que refere o § 5o, será definida
pelo Poder Executivo Federal, limitada a até vinte e cinco por
cento acima do preço dos produtos manufaturados e serviços
estrangeiros". Tal preferencia se extiende a los países del
Mercosur (cuando el Protocolo de Compras Públicos entre en vigencia,
lo que constituye un estímulo para lograr que ello se produzca
en plazos cortos) y a los países con los cuales el Brasil tenga
acuerdos sobre compras gubernamentales (el texto respectivo dice: "§
10. A margem de preferência a que se refere o § 6o será
estendida aos bens e serviços originários dos Estados Partes
do Mercado Comum do Sul - Mercosul, após a ratificação
do Protocolo de Contratações Públicas do Mercosul,
celebrado em 20 de julho de 2006, e poderá ser estendida, total
ou parcialmente, aos bens e serviços originários de outros
países, com os quais o Brasil venha assinar acordos sobre compras
governamentais"). Ello abre un incentivo adicional para que las empresas
europeas estén interesadas en la conclusión del acuerdo
bi-regional que se está negociando entre el Mercosur y la UE (sobre
esta Medida Provisoria, ver la nota de Sergio Leo titulada "Governo
quer frear China em licitaçâo pública", en Valor
Econômico del 22 de julio; la de Assis Moreira, del 23 de julio
titulada "Margen de preferencia será estendida e deve facilitar
acordo con UE", y la de de Diego Z.Bonomo, también en Valor
Econômico, publicada el 9 de agosto de 2010 y titulada "As
compras governamentais").
Pero sobre todo, a la luz de los avances concretados y de las negociaciones
que se están encarando - así como de otras que serán
una consecuencia del eventual acuerdo con la UE y de las preferencias
que serán una de sus resultantes -, el Mercosur requerirá
un perfeccionamiento de sus instituciones a fin de asegurar una mayor
calidad y eficacia de sus reglas de juego, y una activa participación
de los distintos sectores sociales en su impulso futuro (ver
al respecto este Newsletter, del mes de noviembre de 2009).
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Lecturas recomendadas:
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Free Trade Agreement Seven Years On. A warning to the global South",
Transnational Institute Mexican Action Network on Free Trade (RMALC)
ICCO, Debate paper Alternative Regionalisms, June 2007 en http://www.rmalc.org.mx;
http://www.tni.org.
- Brenton, Paul; Manchin, Miriam, "Making EU Trade Agreements Work.
The Role of Rules of Origin", Centre for European Policy Studies,
CEPS Working Document n° 183, March 2002, en http://www.ceps.eu/.
- Caballero Santos, Sergio, "El Mercosur Ideacional: Un enfoque
complementario para la integración regional sudamericana",
CERIR, Cuadernos de Política Exterior Argentina, Rosario, octubre-diciembre
2009, nº 98.
- Centro de Economía Internacional, "Revista del CEI. Comercio
Exterior e Integración", CEI-MRECIC, Abril de 2010, Número
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- Cincunegui, Jorge Eduardo, "Análisis de factibilidad de
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- Correa, Ana, "Ciudades, Turismo y Cultura. Nuevas perspectivas
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- Woolverton, Andrea; Regmi, Anita; Tutwiler, M.Ann, The Political Economy
of Trade and Food Security", ICTSD Programme on Agriculture Trade
and Sustainable Development, Geneva July 2010, en http://ictsd.org/
o click
aquí.
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Félix Peña es Director
del Instituto de Comercio Internacional de la Fundación ICBC; Director
de la Maestría en Relaciones Comerciales Internacionales de la
Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF); Miembro del Comité
Ejecutivo del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI).
Miembro del Brains Trust del Evian Group. Ampliar
trayectoria.
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