Tres hechos recientes acrecientan la necesidad de plantear interrogantes
y, en lo posible aportar respuestas, en relación al futuro desarrollo
del Mercosur. Son interrogantes relevantes tomando en cuenta que el proceso
iniciado hace dos décadas, tras los acuerdos bilaterales entre
la Argentina y el Brasil, y luego en 1991 con la firma del Tratado de
Asunción, parecería haber entrado en una etapa de definiciones
que condicionarán su futuro. Son definiciones relacionadas tanto
con sus objetivos y modalidades operativas como, en particular, con las
relaciones económicas internacionales de sus países miembros,
sean ellas desarrolladas en forma conjunta o individual. Tienen que ver,
asimismo, con la articulación del Mercosur con el espacio geográfico
regional más amplio de América del Sur.
El primer hecho fue la nueva reunión del Grupo de los 4 relacionada
con las negociaciones de la Rueda Doha en el ámbito de la OMC.
Los países del G-4 (Estados Unidos, Unión Europea, India
y Brasil) tuvieron durante largas horas los días 17 y 18 de mayo
en el Castillo de Val Duchesse, en las afueras de Bruselas (el mismo lugar
donde se realizó la negociación que concluyó en 1957
con la firma del Tratado de Roma). Fue precedida por otra reunión
informal de los Ministros de 20 países, celebrada en Paris el día
anterior en el ámbito de una Conferencia de la OECD.
El comunicado final de la reunión de Val Duchesse calificó
a las discusiones como productivas (ver su texto en la nota a la prensa
nº 232 del 18 de mayo 2007, en www.mre.gov.br).
Señala que se conversó sobre todas las áreas de las
negociaciones, pero que el enfoque especial fue para la agricultura, el
acceso a mercados para productos no agrícolas (NAMA, en la sigla
en inglés) y servicios. Se anunció una nueva reunión
para después del 19 de junio, probablemente en alguna ciudad europea
(se habría descartado Río de Janeiro). El G-4 concluye su
comunicado señalando que "permanecemos comprometidos y esperanzados
de que nuestros esfuerzo, juntamente con el trabajo que se viene realizando
al nivel multilateral en Ginebra, conducirá a la conclusión
exitosa de la Rueda hacia el final del corriente año"(traducción
nuestra).
Nada concreto se anunció tras la reunión. Tanto los comentarios
de prensa relacionados con la reunión en París como luego
con la de Bruselas, han reflejado el predominio de un cierto escepticismo
con respecto a que se estén produciendo avances significativos
en cuestiones que son centrales para un desenlace este año de la
Rueda Doha, en particular las relacionadas con el conocido triángulo
de reducción de los apoyos internos a la producción agrícola,
en el caso de los Estados Unidos; de ampliación del acceso al mercado
europeo para productos agrícolas, y de acceso a los mercados de
países en desarrollo para productos industriales.
Días antes, el 9 de mayo, en su informe al Consejo General de
la OMC, el Director General Pascal Lamy, reiteró que es posible
concluir con las negociaciones este año, pero alertó nuevamente
sobre los efectos sistémicos que podrían derivarse de un
no cumplimiento de tal objetivo. En general puede observarse que la situación
no ha variado significativamente con respecto a hace un mes (ver este
Newsletter del mes de abril): la voluntad política continúa
manifestándose; las reuniones informales siguen desarrollándose;
los progresos concretos no son aún aparentes y, en particular,
las negociaciones de acuerdos comerciales preferenciales entre distintos
países y grupos de países, también siguen desarrollándose
en forma activa. (sobre la evolución más reciente de la
Rueda Doha, ver la mencionada presentación de Pascal Lamy y, en
particular, la versión en audio de su posterior conferencia de
prensa, en la página Web de la OMC: www.wto.org;
sobre desarrollos en los distintos componentes de las negociaciones, ver
Bridges Weekly Trade News Digest, ICTSD, volume 11, number 17, 16 May
2007, en www.ictsd.org;
Carta de Genebra: Informativo sobre a OMC e a Rodada Uruguay, Missâo
do Brasil em Genebra, Ano VI, nº 2, maio de 2007; Estado de Situación
de las Negociaciones, del INAI, Boletín nº 61, 14 de mayo
2007, en www.inai.org.ar.
Ver también los artículos de prensa recopilados por el Evian
Group, en su página Web: www.eviangroup.org.
Sobre las negociaciones comerciales preferenciales que se están
negociando en la actualidad, ver www.bilaterals.org).
Otro dato relevante, es el acuerdo que se logró en el Congreso
americano sobre las cláusulas que deberán incorporarse en
los Tratados de Libre Comercio de los Estados Unidos, siendo probable
que ellas incidan en la aprobación de los TLC pendientes con Perú,
Panamá y Corea - la impresión dominante en Washington es
que el de Colombia no será aprobado en lo inmediato - (ver el acuerdo
aprobado el 10 de mayo 2007, "A new trade policy for America",
en www.bilaterals.org).
Una cláusula del acuerdo prevé la inclusión de disposiciones
que reconozcan que a los inversores extranjeros en los Estados Unidos,
no se les otorgarán derechos sustantivos superiores con respecto
a las protecciones de las inversiones que reciben los inversores americanos
en los Estados Unidos. Es una cláusula relevante teniendo en cuenta
que recientemente dos países sudamericanos, Bolivia y Ecuador,
han anticipado su intención de renegociar los acuerdos que han
firmado en materia de protección de inversiones extranjeras.
El segundo hecho fue el anuncio de la designación de Rodrigo Borja,
el ex Presidente del Ecuador, como Secretario Permanente de la Unión
de Naciones Suramericanas (UNASUR) (la información disponible es
la de la prensa, ya que no se pudo consultar en ninguna fuente oficial
el contenido del respectivo anuncio). Como se sabe, éste es el
nuevo nombre de lo que antes se denominaba Comunidad Sudamericana de Naciones
(CASA). El cambio de nombre se produjo por una decisión política
adoptada en ocasión de la Cumbre Sudamericana de la Energía,
realizada en Porlamar, isla Margarita, Venezuela, el pasado 16 de abril
(ver este Newsletter, del mes de abril último; ver también
www.telesurtv.net/secciones/noticias/nota/index.php?ckl=9956).
Si bien no se conocen detalles sobre cómo se procedió a
su designación, se puede suponer que su misión más
inmediata será la de preparar la próxima Cumbre Sudamericana,
a realizarse en Colombia. En efecto, en Porlamar se decidió designar
una Secretaría Permanente, que tendrá como sede al Ecuador,
en el lugar donde está el monumento denominado "La Mitad del
Mundo" y designan a los Ministros de Relaciones Exteriores para nombrar
al Secretario Permanente y para transformar la Comisión de Altos
Funcionarios en Consejo de Delegados o Comisión Política,
encomendándole a este Consejo, la redacción de un proyecto
de Acuerdo Constitutivo de UNASUR a ser presentado en la III Cumbre en
Colombia (ver el texto de lo acordado en el Diálogo Político
de Porlamar, en www.comunidadandina.org/sudamerica.htm).
Finalmente, el tercer hecho a destacar fue la información de la
prensa brasileña sobre la próxima publicación de
un documento de la Comisión Europea, por el cual se asignará
al Brasil el carácter de aliado estratégico. Esta idea ya
estaba incluida en la propuesta de una nueva estrategia con América
Latina que la Comisión Europea publicara en el 2006. En ella se
señala que "la estrategia para profundizar la asociación
entre la UE y América Latina también debe tener en cuenta
la importancia y el papel especial de los grandes países de la
región. Esto es así, en particular, con respecto a Brasil,
país para el que la Unión Europea sólo dispone de
exiguas estructuras de diálogo bilateral carentes de dimensión
política. Esta situación ya no se ajusta a la rápida
evolución de Brasil como polo económico y político
mundial. Brasil puede desempeñar un papel de motor en la integración
regional, objetivo central además de la estrategia europea respecto
al Mercosur" (ver la página 18 del documento "Una asociación
reforzada entre la Unión Europea y América Latina - Comunicación
de la Comisión al Consejo y al Parlamento Europeo {COM (2005) 636
final}, publicado en el 2006, en http://ec.europa.eu/external_relations/la/doc/com05_636_es.pdf).
Tal carácter de socio estratégico, tendrá una primera
expresión concreta en la Cumbre Unión Europea-Brasil a realizarse
en Lisboa el próximo 4 de julio. En una entrevista de prensa reciente,
el Presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso,
había destacado la relación privilegiada que se aspiraba
a desarrollar con el Brasil. Lo ha afirmado también en un artículo
en la prensa brasileña, el Embajador de Portugal en el Brasil.
Concretamente señala que con la mencionada Cumbre en Lisboa, "el
diálogo político entre el Brasil y el espacio comunitario
europeo alcanzará el más elevado nivel posible, lugar donde
en la actualidad, la Unión Europea sólo ha colocado a países
como Estados Unidos, Canadá, Rusia, China, Japón y la India"
(ver el artículo del Embajador Francisco Seixas da Costa, en "O
Estado de Sâo Paulo" del 16 de mayo 2007).
Si bien, según el anuncio, el carácter de aliado estratégico
que la Unión Europea le otorgará al Brasil, tiene un alcance
básicamente político, a fin de comprender la magnitud del
hecho cabe recordar tres puntos. El primero es que el diálogo político
es uno de los componentes que se supone debería contener la proyectada
asociación estratégica bi-regional entre la Unión
Europea y el Mercosur. El segundo es que la versión instalada,
especialmente del lado europeo, sigue siendo que el mencionado acuerdo
bi-regional sólo podría salir una vez que se concluya con
la Rueda Doha. Y el tercero es que también la versión oficial,
reiterada en la antes mencionada reunión del G-4, en la que participaron
tanto la Unión Europea como el Brasil, es que la Rueda Doha debería
culminar este año.
Cabe apuntar algunos interrogantes que surgen de los tres hechos mencionados
y del vínculo que entre ellos puede establecerse. Son interrogantes
que puede suponerse estarán presentes en las deliberaciones entre
los Ministros de Relaciones Exteriores en la Quinta Reunión Extraordinaria
del Consejo de Ministros del Mercosur, a realizarse en Asunción
el 21 de mayo y en la que, como tema central, está el de las asimetrías
que afectan a los socios de menor dimensión económica. Es
en relación a esta cuestión que se han efectuado planteamientos
del Uruguay, sobre la necesidad de flexibilizar los compromisos asumidos
en relación a la posibilidad de que un socio realice negociaciones
comerciales con terceros países, sin hacerlo necesariamente en
forma conjunta con los otros socios.
El primer hecho evoca interrogantes sobre la intensidad de las consultas
que Brasil mantiene con sus socios cuando participa en las reuniones del
G-4. Son interrogantes relevantes al menos por dos motivos.
Un motivo es que precisamente Brasil siempre ha sostenido que el Mercosur
es un proyecto estratégico. Incluso a veces se ha afirmado por
analistas y distintos protagonistas, especialmente brasileños,
que no siempre parecería ser así en otros casos, por ejemplo
en el de Argentina, donde tendería a predominar en muchos sectores
- según tales percepciones - una visión sólo comercial
del Mercosur. Es razonable suponer entonces que tal carácter estratégico
implica una estrecha consulta entre los socios - tanto a nivel gubernamental
como empresario - en relación a los distintos frentes de sus negociaciones
comerciales internacionales. Se sabe que la Rueda Doha es hoy, como se
suele afirmar, "la madre de todas las negociaciones".
El otro motivo tiene que ver con la existencia de un arancel externo
común que impide que los socios asuman compromisos individuales
con terceros países. Es ello precisamente lo que se argumenta al
negársele al Uruguay su aspiración de concluir un Tratado
de Libre Comercio con los Estados Unidos - asumiendo que efectivamente
Washington estuviere dispuesto a hacerlo - y, eventualmente, con otros
países. En el ámbito de la Rueda Doha las concesiones que
deban efectuarse en acceso a mercados de productos no agrícolas
(NAMA), si bien se relacionan con el arancel consolidado por cada uno
de los socios del Mercosur, pueden afectar el arancel externo común
aplicado y limitar sus futuras variaciones. Además se supone que
los cuatro socios (Venezuela no se ha incorporado aún plenamente
al Mercosur ni a su arancel externo común) tendrán que ponerse
de acuerdo sobre la integración de sus listas de productos sensibles,
entre otros temas complejos. Son todas cuestiones, por lo demás,
que dependerán de la apreciación que los cuatro socios tengan
del valor real de lo concedido por los países más desarrollados
(especialmente los EEUU y la UE) en los distintos elementos de la cuestión
agrícola.
De ahí la validez de la pregunta: ¿cuándo Brasil
negocia en el G-4 - si bien son reuniones informales - refleja los puntos
de vista de sus socios en el Mercosur en base a fluidas y oportunas consultas?
Cabe recordar que en la larga trayectoria del GATT-OMC, más de
una vez se pudo constatar que los principales protagonistas (por ejemplo,
los EEUU y la Comunidad Europea, en el "Blair House Agreement"
de 1992 que facilitó la conclusión de la Rueda Uruguay),
llegaban a acuerdos que luego tenían carácter de hecho consumado
para el resto de los países. De ahí que se pueda observar
también hoy la sensibilidad sobre la cuestión de la participación
efectiva y la transparencia, por parte de los países miembros de
la OMC que no están directamente involucrados en las reuniones
informales entre los principales protagonistas. Algunos de estos protagonistas,
lo son por su importancia significativa en la producción y en el
comercio mundial. Otros por entenderse que reflejan la posición
de un número más amplio de países. Es el caso del
Brasil con el G-20 y también con el Mercosur.
El segundo hecho evoca interrogantes sobre cómo se están
concertando los socios del Mercosur en relación a la institucionalización
del espacio regional sudamericano. Nuevamente es una cuestión que
tiene importancia, precisamente por ser el Mercosur un proyecto estratégico
y no sólo comercial. ¿Cómo se articularán
en el futuro las agendas y decisiones que se adopten en las instituciones
del espacio sudamericano, con las del Mercosur e, incluso, con las de
la ALADI (y recordemos que el SELA todavía existe y funciona en
Caracas)? Es una de las tantas preguntas a responder en el momento de
que se negocien, en el marco de su eventual convenio constitutivo, los
objetivos, competencias y mecanismos de decisión de las instituciones
de UNASUR. Parecería difícil imaginar que ellas no sean
objeto de conversación previa entre los socios del Mercosur, más
aún que se debe asumir que Venezuela estaría culminando
pronto su proceso de incorporación plena.
Muchas preguntas evocan el tercer hecho. Algunas podrían referirse
a la consistencia de la iniciativa de la Comisión Europea, con
su vocación - al menos en los planteamientos oficiales - de contribuir
a afirmar al Mercosur como un elemento clave de la estabilidad política
y de la integración en América Latina. Dado el creciente
carácter multipolar del espacio sudamericano, no puede comprenderse
bien la idea de asignar a un país el carácter de interlocutor
más válido que los otros. Al menos ello requerirá
de una explicación muy cuidadosa. Y es que resulta difícil
imaginar un país, por grande que sea, desempeñando un papel
significativo en relación a la estabilidad política de la
región, si no es por su capacidad para desarrollar o preservar
coaliciones con otros países sudamericanos, tal la enhebrada en
el Mercosur. Pero, además, ¿si realmente la Rueda Doha podría
culminar este año - como lo intenta lograr el G-4 -, no sería
preferible esperar para que tal carácter de aliado estratégico
sea otorgado para el conjunto del Mercosur? Caso contrario podría
interpretarse que la Comisión Europea tiene dudas sobre la posibilidad
o conveniencia de concluir un acuerdo de asociación estratégica
con el Mercosur - ¿por el hecho de su ampliación? - aún
cuando se concluya este año la Rueda Doha. Otras preguntas surgen
precisamente por el hecho de ser concebido el Mercosur como un proyecto
estratégico. Esto implica que sus instrumentos - tanto la idea
del arancel cero como la del arancel externo común - están
en función de objetivos estratégicos que son, a la vez,
de naturaleza política y económica. La idea de la asociación
estratégica con la Unión Europea, en sus tres pilares -
político, cooperación económica y libre comercio
- ¿no ha sido precisamente reflejo de tal visión del Mercosur
como un proyecto estratégico? ¿No deberían todos
sus países miembros, adquirir mayor libertad para desarrollar sus
propias relaciones económicas internacionales, especialmente las
de carácter estratégico? ¿Cómo asegurar, en
tal caso, un mínimo de disciplinas colectivas entre los socios?
Si se debilitara - en hechos concretos y no en la retórica - la
idea del Mercosur como un proyecto estratégico multidimensional
¿no cabría entonces acelerar la flexibilización de
algunos instrumentos fundamentales, tal como el programa de liberación
comercial y el arancel externo común?
Ciudadanos, empresas e inversores, y terceros países, procurarán
en los próximos tiempos obtener respuestas a algunos de los interrogantes
aquí planteados, sin perjuicio de otros relevantes que se pueden
formular. Y allí surge una pregunta adicional: ¿es que la
información disponible sobre los temas antes mencionados, al menos
en las páginas Web oficiales del Mercosur y de sus países
miembros, suficiente como para poder seguir con precisión lo que
está ocurriendo en los distintos frentes negociadores? ¿Es
esa información equivalente a la que puede obtenerse, por ejemplo
en las páginas Web de la OMC o de la Unión Europea? Una
visita a tales páginas brinda elementos para responder a estas
preguntas.
Lecturas recomendadas:
- Arese H., "Introducción al Comercio Exterior", Grupo
Editorial Norma, Buenos Aires, 2007.
- CEPAL, "La inversión extranjera en América Latina
y el Caribe, 2006", en www.cepal.org
- Barral W.(dir), "Negociaciones Comerciales Multilaterales",
Editorial Mediterránea, Córdoba, 2006.
- Bekerman M. y Cerdeiro D., "Integración, Crisis y Patrón
de Especialización en Argentina (1994-2005), Documento nº
16, Centro de Estudios de la Estructura Económica (CENES), UBA,
Buenos Aires, 2007.
- CEDEX, "Encuesta a Pymes Exportadoras", Centro de Estudios
para el Desarrollo Exportador, Universidad de Palermo, Buenos Aires,
2007, en www.palermo.edu/economicas
- Dam K, "The Law-Growth Nexus: The Rule of Law and Economic Development",
Brookings Institution Press, Washington D.C., 2006.
- Drezner D., "U.S. Trade Strategy: Free versus Fair", Council
on Foreign Relations, New York, 2006.
- Guadagni A.A., "Los Próximos 25 Años: Una Visión
de la Argentina y el Mundo", Instituto Di Tella - Siglo XXI, Buenos
Aires, 2007.
- Leiva Lavalle P. (editor), "Hacia una América Latina Solidaria",
Universidad Miguel de Cervantes - CELARE, Santiago de Chile, 2006.
- Matsushita M., Schoenbaum T. & Mavroidis P., The World Trade Organization:
Law, Practice and Policy", Second Edition, The Oxford International
Law Library, Oxford University Press, Oxford-New York, 2006.
- Organización Mundial del Comercio, "Chile - Sistema de
Bandas de Precios y Medidas de Salvaguardia aplicados a determinados
productos agrícolas - Recurso de la Argentina al párrafo
5 del artículo 21 del ESD", AB-2007-2, Informe del Órgano
de Apelación, WT/DS207/AB/RW, del 7 de mayo de 2007, en www.wto.org
- Revista de Economia & Relaçôes Internacionais, "Artigos
do Fórum Permanente de Diálogo Argentino-Brasileiro",
Fundaçâo Armando Alvares Penteado, volum 5, ediçâo
especial, Sâo Paulo, 2006.
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