El semestre de la Presidencia Pro-Tempore del Brasil está concluyendo
con aparentes signos de cambios en el Mercosur. Parece ser una transformación
gradual, en el que de a poco nuevos elementos surgen y otros, incluso
originarios, se estarían de hecho extinguiendo. Una especie de
metamorfosis.
No resulta claro, sin embargo, si tal proceso responde a reflejos pragmáticos
de adaptación a nuevas circunstancias o, por el contrario, son
la resultante de una acumulación de iniciativas aisladas entre
sí, que no necesariamente pondrían de manifiesto una estrategia
deliberada y concertada entre los socios.
De allí quizás cierta sensación de movimientos
con efectos poco definidos y con efectos potencialmente contradictorios.
Es decir, que sin agregar necesariamente valor al proceso de integración,
podrían contribuir a confundir aún más a las respectivas
ciudadanías y a quienes tienen que tomar decisiones empresarias,
especialmente de inversiones productivas que generen empleo.
Si así fuere, difícil sería que ellos produzcan
las necesarias ganancias de identidad, eficacia y credibilidad, planos
en los que se observan desde hace tiempo notorios déficit en el
funcionamiento real del Mercosur. Por el contrario, podrían acrecentar
una sensación térmica de escepticismo que, incluso, se observa
en aquellos países o bloques económicos con los cuales se
aspira a concretar acuerdos preferenciales.
Se pueden identificar tres direcciones en tales movimientos del Mercosur.
Por un lado, avanzarían hacia una ampliación de su membresía.
Por el otro, apuntarían hacia una mayor profundización del
proceso de integración. Y por otro lado, parecerían aspirar
a lograr una mayor flexibilidad en los compromisos originalmente asumidos
en el Tratado de Asunción.
Pero el cuadro se presenta poco nítido y complicado como para
ser interpretado linealmente. Por lo demás, recientes declaraciones
políticas de alto nivel, en distintos países miembros, tornan
más compleja la interpretación de la dirección y
coherencia de los movimientos que se observan.
El movimiento hacia la ampliación del Mercosur, comenzó
este año con la incorporación de Venezuela como miembro
pleno. En realidad, ella aún no se ha consumado. El Protocolo de
Adhesión ha sido ratificado por la propia Venezuela y por el Uruguay.
Faltan aún los otros socios y, aparentemente, la próxima
ratificación - tras la correspondiente aprobación parlamentaria
- sería la de la Argentina. Tampoco se ha podido concluir el previsto
proceso de negociación a fin de precisar las modalidades para la
adaptación de la política comercial venezolana a las reglas
del Mercosur, especialmente en lo que se refiere al arancel externo común.
Además el Presidente de Venezuela ha efectuado recientemente una
dura crítica al Mercosur. No la ha fundado ni tampoco ha propuesto
nada concreto sobre cómo superar los problemas que, según
él, lo afectarían. Concretamente Chávez señaló
que el Mercosur "no existe". Y reclamó en una figura
alegórica pero indiscutible en sus alcances, que se necesita de
un "viagra político" para revivirlo, al igual que a otras
expresiones institucionales de la integración regional, concretamente,
la Comunidad Andina de Naciones (ver el texto del discurso del Presidente
Chávez, en www.mre.gov.ve).
Lo expresó en Cochabamba, en ocasión de la Cumbre Sudamericana
realizada los días 8 y 9 de diciembre (sobre la Cumbre de Cochabamba,
ver su declaración final en
www.mre.gov.ve, y ver también el discurso que pronunciara el
Presidente Lula en su sesión inaugural, que contiene la visión
del gobierno del país que más ha impulsado la creación
de una Comunidad Sudamericana de Naciones, en
www.mre.gov.ve).
A su vez, en ocasión de la 31ª reunión del Consejo
del Mercosur, celebrada también en Brasilia los días 14
y 15 de diciembre, se habría planteado el interés de Bolivia
de concretar su adhesión al Tratado de Asunción y de transformar
así su actual status de asociado en el de miembro pleno. Según
lo trascendido en la prensa (ver declaraciones del Canciller Celso Amorim,
en Folha de Sao Paulo, del 16 de diciembre de 2006), tal adhesión
habría sido aceptada por los actuales socios y ella se formalizaría
en el primer semestre de 2007, una vez que se definan las modalidades
de su incorporación, en particular, la adaptación de su
política comercial externa al arancel externo común.
Según lo declarado por Rafael Correa, el Presidente electo del
Ecuador, una vez que asuma su cargo también su país plantearía
la incorporación como miembro pleno.
Quedan abiertos por cierto, muchos interrogantes sobre qué ocurrirá
con la pertenencia de Bolivia y de Ecuador a la Comunidad Andina de Naciones.
Pero es quizás demasiado temprano aún para analizar una
cuestión que todavía no ha explicitada en todos sus alcances
formales e implicancias prácticas.
El movimiento hacia la profundización tuvo su principal
expresión con la puesta en funcionamiento del Parlamento del Mercosur.
En esta oportunidad se cumplieron las metas y los plazos comprometidos.
Ello no deja de tener importancia, dada la tradición de no siempre
traducir en hechos lo formalmente anunciado. En la solemne ceremonia realizada
en Brasilia el 14 de diciembre, el Presidente Lula, reivindicó
la fortaleza del proceso de integración, reflejada según
él, precisamente en la puesta en funcionamiento del Parlamento
(ver el discurso del Presidente Lula en la sesión de constitución
del Parlamento del Mercosur, en
www.mre.gov.ve). Éste entrará a operar efectivamente
en el primer semestre del 2007. Ahora, tendrá que demostrar en
los hechos su capacidad para generar ganancias de representatividad, eficacia
y legitimidad social. Y en particular, tendrá que poner de manifiesto
que efectivamente puede contribuir a una aproximación de la ciudadanía
a la marcha del proceso de integración.
Otros pasos orientados a profundizar los compromisos asumidos en el Mercosur,
han sido la puesta en funcionamiento del Fondo de Convergencia Estructural
- instrumento que se supone debe contribuir prioritariamente a atacar
los efectos de las asimetrías que afectan, en particular, al Paraguay
y al Uruguay (tema al que se refirió explícitamente el Presidente
Lula en el antes mencionado discurso de instalación del Parlamento
del Mercosur)- y, también, la firma de un protocolo bilateral entre
la Argentina y el Brasil - cuyo texto aún no ha sido difundido
al concluirse esta nota -. Permitiría, cuando sea instrumentado
por ambos Bancos Centrales, la creación de un sistema de pagos
bilaterales en moneda local entre los dos países. Tendría
un carácter experimental y voluntario, y un alcance limitado. Aparentemente,
una vez observada la eficacia del sistema podría ser extendido
al comercio con los otros socios del Mercosur (ver al respecto la información
del Banco Central del Brasil, en su página Web: www.bcb.gov.br)
El movimiento hacia la flexibilización de los compromisos e instrumentos
vigentes del Mercosur, ha sido impulsado fundamentalmente por el Uruguay
con el apoyo del Paraguay.
El gobierno uruguayo, especialmente a través de planteamientos
de su Ministro de Economía, Danilo Astori, ha insistido en sus
cuestionamientos a la eficacia del Mercosur y en sus reclamos de una flexibilización
que le permita celebrar acuerdos comerciales preferenciales bilaterales
con países no miembros, en primer lugar, con los Estados Unidos
(sobre los alcances y fundamentos del cuestionamiento al Mercosur que
efectúa el Uruguay, ver el power point de la intervención
del economista Fernando Lorenzo, asesor del Ministro Astori, en la reunión
de ACDE del Uruguay, el 7 de diciembre de 2006, en www.mef.gub.uy/noticias.php).
El principal cuestionamiento lo ha efectuado el Ministro de Economía
uruguayo, al día siguiente de la reunión del Consejo del
Mercosur en Brasilia. En efecto, en declaraciones al diario El País
de Montevideo (www.elpais.com.uy)
del 17 de diciembre, Danilo Astori, frente a la pregunta sobre si el Mercosur
estaba mejor, igual o peor después de la reunión de Brasilia,
señaló textualmente: "Llegamos con un Mercosur en
pésimo estado, esa es la verdad. Y nos vamos por lo menos con una
reunión muy dura, muy severa, muy rigurosa, que espero que haya
generado al menos una conciencia de que Uruguay está planteando
esto con mucha firmeza y con mucha seriedad. Yo no estoy anunciando ningún
paso, pero sí estoy diciendo que Uruguay no vino a plantear hoy
aquí las cosas como para seguir tolerando que esta situación
se prolongue indefinidamente". Luego agregó que "así
no podemos seguir".
Uruguay reclama la flexibilización de los compromisos asumidos
en el Mercosur, especialmente en relación al arancel externo común,
a fin de poder celebrar acuerdos preferenciales bilaterales. Concretamente,
como se sabe, el interés del gobierno del Presidente Tabaré
Vázquez, sería el de negociar y firmar un Tratado de Libre
Comercio con los Estados Unidos, pero a condición que sea considerado
como compatible con el Mercosur. A tal objetivo se referiría el
Ministro Astori cuando señaló en la mencionada entrevista
que: "Las opciones nosotros las hemos planteado. Lo que vinimos a
hacer acá además de un planteo muy duro de diagnóstico,
son propuestas. Y esas son las opciones. Flexibilizar la posibilidad de
que países integrantes del bloque tengan acuerdos fuera de la región
con preferencias arancelarias. Esa es la mejor síntesis que yo
podría hacer de esto. Esa es nuestra alternativa. Nosotros no nos
vamos a bajar de esta propuesta. Así que convocamos a todos a buscar
una salida que la contemple. No estoy anunciando el próximo paso.
Seguramente en un proceso de este tipo se dan pasos. Yo no sé cuáles
son los futuros pasos".
Al respecto cabe tener en cuenta, que en la reunión de coordinadores
nacionales del Grupo Mercado Común, realizada en Brasilia el 24
de octubre de 2006, el Uruguay presentó un detallado documento
(Mercosur/LXV GMC/DI N° 16/06, "Uruguay y el Mercosur" (ver
su texto completo en el Anexo IV del acta de la LXV reunión del
GMC realizada también Brasilia, los días 22 al 24 de noviembre
de 2006: www.mercosur.org.uy).
Por lo menos en lo que es accesible al público, se trata del diagnóstico
más detallado que un país miembro ha efectuado sobre los
problemas por los que atraviesa el Mercosur, obviamente en la perspectiva
de sus intereses nacionales, pero conteniendo además, propuestas
específicas para varios de los temas allí planteados.
El debate sobre el Mercosur y su futuro podría enriquecerse si
los otros miembros, incluyendo Venezuela, presentara informes similares
conteniendo sus diagnósticos, puntos de vistas y propuestas de
acción. Ello alimentaría el necesario debate público
sobre el futuro del Mercosur.
Concretamente en relación a la flexibilización en materia
de negociaciones comerciales externas, el documento plantea entre otros
puntos el que ": No es realista esperar que en el corto o mediano
plazo se puedan procesar avances efectivos en los puntos precedentes -
se refiere al diagnóstico que en su texto se efectúa sobre
la situación del Mercosur y los efectos que tendría sobre
la economía del Uruguay -, así como un cambio radical en
los procesos de negociación con terceros y sus resultados. En estas
condiciones, el MERCOSUR no podría satisfacer razonablemente los
intereses de cada uno de sus miembros, por lo que no sería legítimo
continuar con la dinámica actual cuando alguno de los socios está
pagando los costos en términos de sus potencialidades de crecimiento.
La consolidación del proceso de integración requiere de
una reformulación realista y creíble, que respete los objetivos
fundacionales y que, ante la imposibilidad de alcanzarlos en plazos razonables,
otorgue a los socios menores las flexibilidades que les permitan compensar
efectivamente las asimetrías que determinan una distribución
adversa de costos y beneficios".
Luego de señalar que no se pudo cumplir con el conjunto de decisiones
aprobadas en el año 2000 - entre las cuales estaba precisamente
la Decisión CMC 32/00, referida al compromiso de los socios de
negociar juntos acuerdos con terceros países que contuvieran preferenciales
arancelarias -, el documento uruguayo plantea que la flexibilidad para
la negociación con terceros (en procesos propios y del MERCOSUR)
es la válvula de escape que permitiría a los socios menores
(Uruguay) reducir los costos del estancamiento y la reversión resultantes
del incumplimiento de los demás compromisos".
Y finalmente, el documento uruguayo fundamenta su reclamo en los efectos
limitados que tal flexibilización tendría para la Argentina
y el Brasil. Según señala "la propuesta de flexibilidad
es realista, fundamentada, técnicamente factible y puede ayudar
a profundizar efectivamente el MERCOSUR sin violentar objetivos fundacionales".
Al respecto, las razones esgrimidas son las siguientes:
i) Las importaciones de Paraguay y Uruguay son marginales en las importaciones
totales desde extra-zona de los países del MERCOSUR (no alcanzan
al 5%), por lo que el desvío que podría generarse por
esta vía respecto de una eventual política comercial común
es también marginal en términos del conjunto. A su vez,
esta "perforación", fundada en una necesidad nacional
de implementación efectiva de una estrategia de crecimiento liderado
por exportaciones, sería de magnitud muy inferior a otras que
difícilmente sean eliminadas en los plazos acordados y que están
legítimamente fundadas en necesidades de desarrollo regional.
ii) Se puede avanzar y mucho en materia de política comercial
común, tendiendo a que la única fuente de desvío
sean las preferencias comerciales a terceros otorgadas unilateralmente
por los socios menores. De este modo, se mejora la distribución
de los costos y beneficios de la protección, haciendo factible
el avance de la política comercial común en los socios
menores, que son quienes pagan en muchos casos por la protección
a los productores de los socios mayores sin una contrapartida de beneficios.
iii) No hay de hecho un efecto negativo de relevancia sobre los productores
de Argentina y Brasil que sólo perderían acceso relativo
en mercados que son relativamente marginales en comparación con
el conjunto de sus dos países.
iv) Las Decisiones CMC 54/04 y 37/05, que refieren a la eliminación
del doble cobro del AEC, proporcionan la herramienta técnica
que posibilita todo lo anterior, en la medida que permiten separar las
importaciones de extra-zona, y otorgarles un tratamiento diferente,
según cumplan o no con la política arancelaria común".
A su vez, tanto el Uruguay como el Paraguay, han insistido en la necesidad
que el Mercosur sea más audaz en el tratamiento de las asimetrías
que los afectan, por ser economías más pequeñas,
de menor desarrollo relativo y, en el caso del Paraguay, de economía
mediterránea (ver al respecto, además del mencionado documento
uruguayo, el que el Paraguay presentara en la ya mencionada reunión
de noviembre del GMC y que consta como Anexo V en su acta como Mercosur/LXIV
GMC/DT N° 16/06; su texto se encuentra en www.mercosur.org.uy; ver
también el antes mencionado discurso del Presidente Lula).
Por su lado, el gobierno argentino ha planteado su cuestionamiento al
reciente decreto del gobierno uruguayo (ver el texto del decreto de fecha
27 de noviembre de 2006, en la página Web del Ministerio de Economía
y Finanzas del Uruguay, www.mef.gub.uy),
que establece derechos arancelarios a determinadas importaciones de origen
argentino. Por lo que ha trascendido al público, al momento de
redactar esta nota (18 de diciembre) no está claro aun si tal cuestionamiento
daría lugar a la apertura de una reclamación formal, que
pudiera conducir a la aplicación del mecanismo de solución
de controversias previsto en el Protocolo de Olivos.
Es sin dudas, una cuestión que demandará mucha atención
en el futuro inmediato. El propio Ministro Astori en sus declaraciones
al diario El País de Montevideo, antes mencionadas, reconoce la
vulnerabilidad jurídica de la medida adoptada por su gobierno cuando
señala: "Pero, ¿cómo vamos a admitir que se
manejen discrecionalmente restricciones no arancelarias que directamente
violan, no sólo el espíritu, sino la letra del Mercosur
al fijar precios o al incidir sobre los precios por la vía no arancelaria?
Se tritura lo que está en la etapa elemental de todo proyecto de
integración, que es la zona de libre comercio. Claro, las medidas
que toma Uruguay son polémicas pero son respuesta a las argentinas.
Así está el Mercosur. No puede avanzar así, con alguien
que viola las normas y otro que le da respuesta a esa violación,
quizás violándolas también. Ese no es el Mercosur
que necesitamos y que queremos".
Quizás el gran mérito de los recientes planteamientos,
entre otros, del Presidente Chávez y luego del Ministro Astori,
es que están contribuyendo a sincerar el necesario debate sobre
el futuro del Mercosur.
Los tres movimientos antes mencionados pueden estar indicando la dirección
correcta. Pero lo esencial parecería ser que ahora el debate se
amplíe a fin de lograr una amplia participación de todos
los sectores interesados en los respectivos países. Como ha señalado
el Presidente Lula, quizás allí - en el vínculo con
la ciudadanía - reside la importancia política del paso
dado con la creación y puesta en funcionamiento efectivo del Parlamento
del Mercosur.
La Cumbre del Mercosur, a realizarse a mitad de enero en Brasilia, será
sin dudas, la oportunidad para que al más alto nivel político
se hable con franqueza sobre la conciliación de estas tres direcciones
y sobre cómo traducirlas en hojas de ruta coherentes. Sólo
entonces se tendrá más claro si ellas permitirán
obtener necesarias y efectivas ganancias de identidad, eficacia y credibilidad.
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