Se ha instalado un debate en el Mercosur y en el Uruguay, con respecto
al margen de maniobra que un país miembro del bloque tiene para
celebrar acuerdos comerciales bilaterales con terceros países.
Es un debate que se realiza en un momento en que se presenta un panorama
favorable en la inserción internacional de las economías
latinoamericanas y de las del Mercosur. Pero que, sin embargo, es un panorama
externo no exento de riesgos.
Algunos de ellos derivan de las tendencias al proteccionismo y a la proliferación
de acuerdos comerciales preferenciales, especialmente en los países
industrializados, acrecentadas por el estancamiento de la Rueda Doha -
que aún no presenta signos de pronta recuperación, a pesar
de las manifestaciones a favor de su conclusión que han efectuado
los principales protagonistas, incluyendo al Grupo de los 20, en el que
participa la Argentina - (ver al respecto, Bridges, Weekly Trade News
Digest, nº 29 del 13 de septiembre 2006, www.ictsd.org).
Precisamente el G20 celebró una reunión en Río de
Janeiro los días 9 y 10 de septiembre (ver el comunicado final
de la reunión en la nota a la prensa nº 554 del Ministerio
de Relaciones Exteriores del Brasil, en www.mre.gov.br).También
se reunieron con Pascal Lamy, Director General de la Organización
Mundial del Comercio, y los negociadores de los Estados Unidos y de la
Unión Europea
En general el cuadro comercial externo sigue siendo favorable para la
región latinoamericana, incluyendo los países del Mercosur.
"El comercio de América Latina y el Caribe sigue aprovechando
la persistente demanda internacional, sobre todo de China y el mayor vigor
de las economías de Europa y Japón". Es ésta
una de las conclusiones del muy reciente informe de la CEPAL sobre el
panorama internacional de la economía de la región (Ver
al respecto el informe de la Comisión Económica para América
Latina y el Caribe - CEPAL - sobre "Panorama de la inserción
internacional de América Latina y el Caribe, 2005-2006, publicado
el 12 de septiembre 2006, en www.cepal.org).
Rubens Ricupero, el reconocido especialista brasileño en relaciones
económicas internacionales (actualmente Director de la Facultad
de Economía de la FAAP y del Instituto Fernand Braudel en Sao Paulo),
también ha destacado recientemente que la principal razón
para el crecimiento de las economías de América Latina y
del África en los tres últimos años, se explican
por el precio de los productos básicos y éstos se explican
principalmente por la demanda China (ver su nota en Folha de Sao Paulo
del 17 de septiembre 2006).
De allí que el análisis del comportamiento de la economía
China y sobre la sustentabilidad de su crecimiento futuro, son un aspecto
central en las proyecciones que puedan efectuarse en torno al sector externo
de la economía argentina en los próximos años (Mucho
se ha escrito en los últimos tiempos sobre el "factor China"
y el comportamiento del comercio exterior de América Latina en
general y, de la Argentina en particular. La bibliografía es amplia
y creciente. Ver al respecto un informe reciente del Banco Mundial: "Latin
America and the Caribbean Response to the Growth of China and India:Overview
of Research Findings and Policy Implications", por Daniel Lederman,
Marcelo Olarreaga, and Guillermo Perry, Paper prepared for the Program
of Seminars at the World Bank and IMF Annual Meetings held in Singapore,
August, 2006, en www.worldbank.org.
Un análisis que requiere atención, es el que ha efectuado
un equipo del BID en su publicación "The Emergence of China:
Opportunities and Challenges for Latin America and the Caribbean"
, por Antoni Estevadeordal y Robert Devlin, Octubre 2004, en www.iadb.org.)
En lo más inmediato, el mencionado informe de la CEPAL señala
que "gracias a una importante mejora en los términos de intercambio,
el volumen de exportaciones de América Latina crecería en
el bienio 2006-2007 a un ritmo similar al de 2005, alrededor de 7-8%,
la tasa más alta en el mundo, después de China
en
términos de valor (dólares corrientes), las exportaciones
e importaciones de la región aumentarían un 20% y 17% en
2006, respectivamente".
El informe agrega que "la mantención del crecimiento del
comercio regional se debe a la favorable evolución que muestra
la economía mundial, que en 2006 completará cuatro años
de crecimiento consecutivo por encima del 4%, medido según el criterio
de Paridad de Poder Adquisitivo (PPA). Se espera que este dinamismo se
desacelere levemente hacia fines de 2006 y 2007, lo cual no alteraría
mayormente un escenario internacional positivo".
La CEPAL destaca que la dinámica actual del crecimiento de la
economía mundial, ofrece un panorama alentador para el desempeño
comercial de los países de América Latina y el Caribe. Y,
agrega, que "las grandes economías emergentes, en especial
China, India y Rusia, han sido las más dinámicas. De hecho,
China e India, sumadas, contribuyeron con un tercio del crecimiento del
PIB mundial en 2005 -calculado sobre la base del PPA-, superando a Estados
Unidos, la Unión Europea y Japón juntos".
Señala también algunos de los riesgos por delante - incluyendo
la evolución de los precios del petróleo, fuertemente sensibles
al contexto político internacional, el ya mencionado futuro incierto
de la Rueda Doha y el propio comportamiento de la economía China
- y tomándolos en cuenta afirma que para el período 2006-7
"el escenario más probable entonces no es el de una recesión,
sino el de una moderada desaceleración de la economía mundial,
con una corrección gradual de los desequilibrios que la afectan".
El de la integración regional es otro tema central en el mencionado
informe de la CEPAL. Al respecto señala que "si bien la experiencia
reciente de la región muestra avances en el comercio intra-regional,
la urgencia de una inserción internacional competitiva ha hecho
que en el debate regional aparezcan con mayor relevancia las debilidades
e insuficiencias del proceso de integración. La combinación
de múltiples acuerdos comerciales bilaterales, plurilaterales y
regionales podría estar generando discriminaciones entre los países
y sub-grupos regionales, dadas las diferencias que se observan en las
coberturas, tipos de tratamientos y grados de profundidad de los compromisos.
Por eso, resulta urgente la adopción de medidas de convergencia
entre acuerdos de distinta naturaleza, para evitar la desviación
de comercio y el aumento del costo de transacción para el comercio
intra-regional".
Tomando en cuenta el escenario económico y comercial global, la
CEPAL concluye que la integración regional sigue siendo necesaria
y urgente. Al respecto afirma que "la actual fase de globalización
demanda alianzas internacionales estratégicas en los planos de
la producción, logística, comercialización, inversión
y tecnología. Asimismo, el salto competitivo de China, India y
el resto de Asia ha redefinido drásticamente el mapa mundial de
intercambios y ventajas comparativas. Por eso, aceptando las diferencias
de tamaño y orientaciones comerciales, es necesario preservar los
logros del proceso de integración, promoviendo la convergencia
en temas comerciales y no comerciales".
En tal perspectiva, cabe colocar entonces el debate que se ha instalado
con motivo de la iniciativa del gobierno del Uruguay de llevar adelante
negociaciones de un acuerdo comercial con los Estados Unidos. Como se
ha señalado antes (ver este Newsletter del mes de agosto 2006),
es un debate que transcurre en tres planos. El primero, es el propio frente
interno del gobierno del Presidente Tabaré Vázquez. El segundo
es el de las negociaciones con los Estados Unidos. Y el tercero, es el
del propio Mercosur y, en particular, el de las reacciones de la Argentina
y del Brasil ante la iniciativa uruguaya (ver al respecto nuestro artículo
titulado ¿"El sueño de un acuerdo de libre comercio
propio", en El Cronista, del miércoles 23 de agosto 2006).
En el plano interno, la cuestión central cruza por la naturaleza
y contenido del acuerdo comercial que se negocie con los Estados Unidos,
y por su impacto en la participación uruguaya en el Mercosur. La
idea de que el acuerdo pueda tener el formato de un tratado de libre comercio
(TLC), como el que los Estados Unidos ha celebrado más recientemente
con otros países latinoamericanos - por ejemplo, Colombia y Perú
-, es resistida por sectores del propio Frente Amplio al que pertenece
el Presidente Tabaré Vázquez.
A su vez, sigue siendo incierto que Washington esté dispuesto
a aceptar un acuerdo con preferencias estables que no tenga el formato
de un TLC. Sin embargo, la reciente ratificación por el Congreso
americano del Tratado Recíproco de Inversiones con el Uruguay ha
sido interpretada en algunos medios de prensa, como una indicación
del interés político de Washington de poder concluir un
TLC con el Uruguay.
Es precisamente la indefinición sobre el contenido del acuerdo
que se negocia con los Estados Unidos, lo que genera dificultades para
el posicionamiento que finalmente adopten los socios del Uruguay en el
Mercosur, especialmente la Argentina y el Brasil.
Por su parte el gobierno del Paraguay observa con profundo interés
la evolución de las negociaciones entre Montevideo y Washington,
y no ha descartado la posibilidad de seguir luego el mismo camino. El
Vicepresidente Luis Castiglioni, en su visita a Montevideo el 14 de septiembre,
también destacó la realidad similar de ambos países.
Señaló que "sus economías sumadas no alcanzan
el 5% de todo el MERCOSUR", y es por eso que considera que si Paraguay
y Uruguay buscan otros mercados no afectarían al corazón
del bloque (ver la nota de prensa en www.presidencia.gub.uy).
Luego de la reunión que el 8 de septiembre mantuviera en Canoas,
Brasil, con el Presidente Lula da Silva, en su carácter de Presidente
Pro-Tempore del Mercosur, Tabaré Vázquez, dijo que "para
este Gobierno el Mercosur es un proceso de integración absolutamente
fundamental e importante y sigue constituyendo una prioridad estratégica
para el Gobierno uruguayo" (ver al respecto www.presidencia.gub.uy).
Agregó que "hemos planteado la necesidad que tienen los países
de economía menor pertenecientes al Mercosur de buscar otros mercados
complementarios de los que tenemos en el Mercosur para la colocación
de nuestros productos".
En tal sentido, el Presidente Tabaré Vázquez manifestó
que "el Uruguay necesita producir más, generar más
puestos de trabajo para su gente, que es lo que reclama" y para ello
"tenemos que tener mercados donde colocar lo que producimos, sino
estamos en un pantano".
Afirmó que Paraguay y Uruguay reivindican el derecho a llevar
a cabo convenios bilaterales extra-región con bloques de otras
partes del mundo. Y al respecto manifestó que "hoy obtuvimos
la complacencia y el beneplácito del señor Presidente Pro
Témpore del Mercosur para que tanto Uruguay como Paraguay exploren
otras vías y se llegue hasta donde se pueda llegar siempre que
los caminos y logros de propuestas que se obtengan no lesionen el corazón
del Mercosur, es decir, que no lleven a conspirar en la destrucción
de nuestro proceso de integración regional y en esto estamos todos
de acuerdo".
En la conferencia de prensa posterior a su encuentro con el Presidente
Lula, Tabaré Vázquez también señaló
que "lo que hoy venimos a hacer es a proponer de manera positiva
al Presidente del MERCOSUR que encontremos mecanismos para fortalecer
el Mercosur. La propuesta que hicimos tiene cinco componentes, entre ellos
rediscutir el arancel externo común, eliminar dobles imposiciones,
y que los grandes países del Mercosur flexibilicen y permitan a
Uruguay explorar hasta donde podemos llegar en estos acuerdos bilaterales".
Con fecha 8 de setiembre de 2006, el Presidente Tabaré Vázquez
fijó en una carta a los Presidentes de los países del Mercosur
- dirigida al Presidente Lula en su carácter de Presidente Pro-Tempore
del Mercosur - en la que fija la posición oficial del Uruguay con
respecto a la situación del proceso de integración y a los
requerimientos de su país (ver su texto completo en www.presidencia.gub.uy).
Luego de señalar que para el Uruguay, el Mercosur es y seguirá
siendo una prioridad estratégica, Tabaré Vázquez
adelanta elementos que en opinión de su gobierno debería
orientar una discusión sobre el futuro del proceso de integración.
Por fijar formalmente la posición del gobierno uruguayo, se transcriben
a continuación los elementos planteados en la mencionada carta
a los Presidentes del Mercosur.
En la opinión del gobierno del Uruguay, dichos elementos serían:
- Situación actual del Mercosur: existe claro reconocimiento
por parte de los Estados Miembros de una situación de serias
dificultades en el Mercosur, derivada de problemas en el propio proceso
de integración, a los que se suman las diferencias y conflictos
bilaterales entre los socios. La actual coyuntura -cuando finaliza el
programa de trabajo 2004/2006 con muy pocas realizaciones- y la situación
a nivel de negociaciones internacionales (Ronda Doha, negociaciones
con terceros, posibilidades de acuerdos comerciales bilaterales), hace
necesario debatir los cambios necesarios en el Mercosur para preservar
la integridad del proceso. Precisamente ese análisis debe enfocarse
a la adecuación de las metas y de los mecanismos del proceso
de integración a efectos de que respondan a las necesidades e
intereses de cada socio a la luz de las nuevas realidades. En tal sentido
se señalan en forma somera para iniciar una discusión,
los problemas existentes y las alternativas que se podrían explorar.
- Dificultades en el proceso de integración: incumplimiento de
las metas internas (falta de cumplimiento de los objetivos del Tratado
de Asunción y del Protocolo de Ouro Preto en materia de constitución
de la unión aduanera y posteriormente del mercado común;
de coordinación macroeconómica y de integración
productiva a través de políticas sectoriales). Incumplimiento
del objetivo de que el Mercosur fuera plataforma para la inserción
en el mundo a través de un AEC que fomentara la competitividad
de las economías de los Estados Partes, así como de las
negociaciones comerciales conjuntas.
- Situación crítica para Uruguay: dificultades de acceso
al mercado ampliado por el incumplimiento de las metas respecto a la
puesta en vigencia de la unión aduanera y las trabas comerciales,
prácticas que dañan la certeza de acceso a los mercados
y por ende las posibilidades de inversión. La falta de alternativas
a través de la negociación externa, dada la parálisis
de las mismas, principalmente en lo que hace relación con las
contrapartes comercialmente más relevantes. Como consecuencia,
se han agravado las asimetrías preexistentes derivadas del tamaño
de las economías, dado que Uruguay ha pagado los costos económicos
y sociales del proceso de integración con la desaparición
de sectores productivos que no resistieron la competencia regional y
por ende con la pérdida de puestos de trabajo, sobre todo en
el sector industrial.
- Alternativas y flexibilidades: esta situación plantea la necesidad
de buscar alternativas y flexibilidades necesarias para compensar las
asimetrías que perjudican a Uruguay y en su caso Paraguay. Estas
respuestas deben asumir el hecho de que existen apartamientos tolerados
para todas las partes (excepciones al AEC, diferentes tratamientos en
los tratados de libre comercio con terceros, bienes provenientes de
Manaos y Tierra del Fuego, plazos otorgados a Venezuela para su incorporación
plena). Estos apartamientos han sido necesarios para mantener la integridad
del proceso de integración. Las flexibilidades requeridas por
Uruguay entrarían en este marco conceptual, pues tendrían
por objetivo compensar los problemas específicos y las asimetrías
que provocan su insatisfacción con el funcionamiento del bloque.
- Medidas específicas: las medidas a tomar deberían estar
orientadas a la preservación del objetivo de unión aduanera
e incluirían tanto avances en el proceso de integración,
como flexibilidades para las economías menores. Al respecto,
la carta plantea:
- Avanzar en el objetivo de la libre circulación de mercaderías
y del establecimiento de la unión aduanera, procurando finalizar
las negociaciones de los elementos de la Decisión 54/04 (eliminación
del doble cobro del arancel) antes de los plazos previstos (vigencia
para 2008). En este aspecto debe acogerse muy positivamente la propuesta
de Brasil para adelantar la eliminación del doble cobro para
Paraguay y Uruguay.
- Centrar los objetivos de la UA no en el cumplimiento del AEC
sino en los avances en el camino de la libre circulación
señalados y en la eliminación de obstáculos
técnicos y burocráticos al comercio, y el impulso
de la búsqueda de una mayor coordinación macroeconómica.
- Reconocer que los niveles de AEC no son los adecuados y deben
ser revisados, dado que no responde a la necesidad de las estructuras
productivas de los Estados Partes, desde que tres de los cuatro
países (Argentina, Paraguay y Uruguay) han solicitado y le
han sido acordadas excepciones muy importantes.
- Reimpulsar la negociación externa mediante su flexibilización
a través de la incorporación de las bilateralidades,
sea en el marco de las negociaciones conjuntas o permitiendo negociaciones
individuales. En este marco, dar flexibilidades para que Uruguay
y Paraguay puedan explorar y avanzar con terceros países,
cuidando de preservar los intereses de los demás socios del
Mercosur y el espíritu del mismo.
- Beneficios generales: Las flexibilidades tanto en la definición
del AEC como instrumento de la UA, como en la negociación externa
posibilitaría, -además de dar respuesta a los problemas
de las economías menores- el acercamiento al Mercosur de los
Estados Asociados con vínculos más estrechos (Bolivia
y Chile) viabilizando su integración plena al bloque. En términos
más generales, facilitaría avanzar en los objetivos de
la Comunidad Sudamericana de Naciones.
El debate iniciado por el Uruguay, dentro del propio país y entre
los socios del Mercosur, probablemente será uno de las cuestiones
dominantes del bloque en los próximos dos o tres meses. Fuentes
gubernamentales de la Argentina y del Brasil, han señalado que
en relación a un eventual acuerdo comercial del Uruguay con los
Estados Unidos, habrá que conocer primero los alcances que tendría,
a fin de poder apreciar luego su consistencia con los objetivos e instrumentos
del Mercosur.
Para el mes de octubre está prevista la próxima reunión
negociadora entre los Estados Unidos y el Uruguay. Recién entonces
se tendrá un panorama más claro sobre las implicancias del
eventual acuerdo comercial.
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