La Sexta Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del
Comercio (OMC) se celebrará en Hong Kong, China del 13 al 18 de
diciembre de 2005.
La Conferencia Ministerial es el órgano supremo de adopción
de decisiones de la OMC. Se reúne por lo menos una vez cada dos
años -la anterior fue en Cancún, México en el 2003
y concluyó con un fracaso- y traza la política de la organización
(ver: www.wto.org; sobre
la OMC y su funcionamiento en la práctica, un libro de consulta
reciente y recomendable, es el de Peter Van Den Bossche, "The Law
and Policy of the World Trade Organization", Cambridge University
Press, 2005).).
Sus decisiones se adoptan por consenso. Pero el número creciente
de países miembros - en noviembre se concluyó el proceso
de acceso de Arabia Saudita, lo que eleva ese número a 149 y pronto
también concluirán las negociaciones de acceso de Rusia
- y su marcada heterogeneidad en términos de poder político,
de dimensión económica y de participación en el comercio
mundial - 30 países miembros representan alrededor del 90% del
comercio mundial de bienes y de servicios -, torna cada vez más
dificultosa la necesaria ingeniería de consenso. La posibilidad
y, por ende, la tentación de bloquear las negociaciones por cualquiera
de las múltiples coaliciones de naciones que integran la OMC es,
entonces, muy grande. Máxime cuando el país o el grupo de
países que bloquea, estima que sería más lo que perdería
que lo que ganaría con el resultado de las negociaciones. Éste
fue, por ejemplo, el caso de los países productores de algodón
de África en ocasión de la Ministerial de Cancún
(sobre los problemas que enfrenta en la actualidad la OMC y, entre otros,
su ingeniería de consenso, es muy recomendable el reciente libro
de Ernst-Ulrich Petersmann, "Reforming the World Trading System:
Legitimacy, Efficiency, and Democratic Governance", Oxford University
Press, 2005).
Tal como fuera señalado en otras oportunidades en este Newsletter,
la próxima Conferencia de Hong Kong ha sido considerada como crucial
para que las negociaciones que se celebran desde hace cuatro años
en el marco del Programa de Doha para el Desarrollo logren, en esa ocasión,
progresos suficientes a fin de poder culminar con los objetivos perseguidos,
a más tardar, hacia diciembre de 2006.
Al concluir la segunda semana de noviembre y tras importantes reuniones
a nivel ministerial de los principales protagonistas de estas negociaciones
comerciales multilaterales, realizadas en Londres y en Ginebra, los pronósticos
son de un marcado pesimismo (sobre los más recientes desarrollos
de las negociaciones, además de lo reflejado en la prensa local
- especialmente El Cronista - e internacional - especialmente, Valor Econômico,
de Sao Paulo y el Financial Times -, ver el boletín Bridges, Weekly
Trade News Digest, vol.9, number 38, 9 November 2005, en www.ictsd.org).
El Director General de la OMC, Pascal Lamy, lo reflejó el 10
de noviembre al dirigirse a los jefes de las delegaciones en Ginebra (ver
el texto completo en inglés en www.wto.org).
Tras constatar que las reuniones informales de Ministros, especialmente
de los Estados Unidos, la Unión Europea, Brasil, la India y Australia,
no pudieron acortar las distancias existentes en las respectivas posiciones
- especialmente las referidas a la agricultura en sus tres pilares (acceso
a mercados; subsidios domésticos y a las exportaciones), al acceso
a mercados de productos industriales (NAMA en el "código"
de estas negociaciones) y a los servicios -, Lamy plantea la necesidad
de "recalibrar" las expectativas para Hong Kong.
Ello tiene al menos dos implicancias prácticas, ambas con profundo
contenido político.
La primera y más importante, es que no será ya posible
lograr en diciembre acordar las modalidades negociadoras en base al marco
que se había sido establecido, en julio de 2004, en el ámbito
del Consejo General de la OMC. Esto es, concretamente, el ponerle números,
metas y plazos a los acuerdos que en los distintos frentes - pero especialmente
en agricultura y en NAMA - deberán ser logrados a fin de concluir
con las negociaciones antes de fin del próximo año. Ello
implica, además, pasar de la etapa de grandes objetivos y de ambigüedades
conceptuales, y entrar en la de la letra fina de los acuerdos y en su
traducción en compromisos jurídicos exigibles. Se trata
por eso de la etapa más difícil, la de la real negociación.
Debe recordarse no sólo que esta etapa sólo puede concluir
con acuerdos logrados por consenso, sino que además, se aplica
el criterio del balance equilibrado de los resultados para todos los protagonistas.
La segunda implicancia, es que el espectro de un fracaso de las negociaciones
se ha instalado entre todos los protagonistas. Hay conciencia que el proceso
negociador no está en buen camino. Una consecuencia práctica
es el deterioro del clima de confianza que es fundamental para asegurar
el éxito de cualquier negociación internacional. Todos parecen
esperar que el otro mueva sus fichas primero y consideran que lo ofrecido
hasta el presente no es suficiente. Además, nadie está seguro
sobre que el otro haya llegado al límite de lo que puede ofrecer.
Como consecuencia, la tendencia que se observa entonces, es a imputarse
mutuamente la responsabilidad por la situación actual del proceso
negociador. Ello ha sido más notorio, en particular, en las posiciones
públicas del negociador de la Unión Europea, Peter Mandelson,
que además de sostener que no podrá ofrecer más de
lo que ya ha ofrecido en materia agrícola, considera que la responsabilidad
de la actual situación recae en los países del denominado
Grupo de los 20 -en el cual participa la Argentina- y, especialmente,
en el negociador brasileño, el Canciller Celso Amorín. Considera
que no han ofrecido lo esperado ni en materia de acceso a mercados de
productos no agrícolas ni en materia de servicios. Amorín,
a su vez, al igual que los países del G.20 del cuál se ha
convertido en el principal vocero, imputa a la Unión Europea el
no estar dispuesta a ofrecer lo mínimo necesario para mantener
el grado de ambición y de equilibrio que se supone deben contener
-de acuerdo a lo originalmente previsto- los resultados de la Rueda Doha.
En particular, se considera que el número de productos considerados
sensibles en su oferta es muy amplio, y afecta precisamente aquellos productos
en los cuales la agricultura de los países del Mercosur es sumamente
competitiva.
De allí la exhortación de Lamy a recuperar un nuevo "espíritu
negociador". En los últimos días de noviembre, el Director
General presentará una propuesta de Declaración Ministerial
para su consideración en Hong Kong. Se estima que en ella intentará
consolidar los progresos ya producidos en las propuestas presentadas por
los distintos grupos -especialmente los Estados Unidos, la Unión
Europea y el G.20- en las últimas semanas.
La idea sería, a partir de lo que se eventualmente se consolide
en Hong Kong, realizar luego una nueva reunión Ministerial en los
primeros meses de 2006, a fin de alcanzar allí el necesario acuerdo
sobre las modalidades negociadoras.
El problema es que los plazos se están acortando, ya que las negociaciones
deben concluir a finales de 2006. Como se ha señalado en otras
oportunidades, este plazo resulta del hecho que la autorización
que tiene el Presidente de los Estados Unidos para desarrollar negociaciones
comerciales internacionales, vence en julio 2007. ¿Es éste
un plazo improrrogable? Siempre se ha considerado que ello es así
y que no sería posible obtener en lo inmediato un nuevo mandato.
Ello implicaría, entre otras consecuencias, que si eventualmente
las negociaciones pudieran continuar, no sería factible concluirlas
sino hasta el 2008 o el 2009.
En los últimos días se estaría instalando la idea
de que pueda ser necesario ir pensando en un "plan B", ya no
sólo para Hong Kong - de hecho se sabe que lo originalmente previsto
no se podrá lograr en tal ocasión -, pero incluso para la
propia Rueda Doha.
Un "plan B" optimista, sería el que finalmente el Congreso
de los Estados Unidos, acepte prorrogar por unos meses el plazo de julio
2007. Ello se entiende que sólo sería factible si es que
hubiera suficiente progreso en el primer trimestre de 2006 - esto es,
que las modalidades fueran finalmente acordadas - y que se requirieran
algunos meses adicionales para completar las negociaciones.
Un "plan B" pesimista, sería el que todo el proceso
iniciado en Doha tuviera que se replanteado. Nadie habla de ello públicamente.
Pero en privado se han comenzado a barajar opciones que permitan evitar
un deterioro, eventualmente irreversible, del propio sistema comercial
multilateral institucionalizado en la OMC.
El hecho que varios de los gobiernos de los principales protagonistas
presentan signos visibles de debilitamiento - tal el caso del Reino Unido,
de Francia, de Alemania e incluso, de los Estados Unidos y del Brasil
- no contribuye a crear el ambiente apropiado para que se efectúen
propuestas negociadoras que sean suficientemente atractivas para todos
los protagonistas. Los respectivos frentes políticos internos comienzan
a no ser favorables a efectuar mayores concesiones que las propuestas.
En particular, se considera que la Comisión Europea tendrá
fuertes dificultades para ir más allá de lo que ya ha ofrecido.
La amenaza de un veto francés a un acuerdo multilateral que exceda
el mandato negociador que se le ha otorgado en materia agrícola
a la Comisión Europea, es algo que los observadores se inclinan
a tomar en serio.
La evolución de los acontecimientos en el frente multilateral
de la OMC, está teniendo también repercusiones en los otros
frentes negociadores en los que participa la Argentina. La interacción
entre negociaciones comerciales simultáneas ha sido otras veces
resaltadas en este Newsletter. Ello es ahora más evidente.
En el frente hemisférico, se sabe que la Cumbre de Mar del Plata
concluyó sin resultados en relación a la futura evolución
del ALCA. Incluso se observó un deterioro del clima negociador
que no dejará de tener consecuencias en el Mercosur. Hay un contraste
notorio entre el párrafo 19 de la Declaración de Mar del
Plata - que constata las diferencias de criterios existentes - y el párrafo
8 de la Declaración Conjunta de los Presidentes Bush y Lula, tras
la reunión bilateral que tuvieran sólo un día después
de la Cumbre de las Américas.
La simple lectura de ambos párrafos, indica que el Brasil asumió
frente a los Estados Unidos una posición más favorable a
la idea de que el ALCA aún tiene futuro.
El texto de la Declaración de Mar del Plata (www.sela.org
y www.mre.gov.br),
en el que constan las diferentes posiciones dice textualmente lo siguiente
(en cursiva la posición del Mercosur):
"19. Reconociendo la contribución que la integración
económica puede efectuar al logro de los objetivos de la Cumbre
de crear trabajo para enfrentar la pobreza y fortalecer la gobernabilidad
democrática: Algunos miembros sostienen que tenemos en cuenta las
dificultades que ha tenido el proceso de negociaciones del Área
de Libre Comercio de las Américas (ALCA), y reconocemos la contribución
significativa que los procesos de integración económica
y la liberalización del comercio en las Américas pueden
y deben aportar al logro de los objetivos de la Cumbre de crear trabajo
para enfrentar la pobreza y fortalecer la gobernabilidad democrática.
Por ello, mantenemos nuestro compromiso con el logro de un Acuerdo ALCA
equilibrado y comprensivo, dirigido a la expansión de los flujos
comerciales y, en el nivel global, un comercio libre de subsidios y de
prácticas que lo distorsionen, con beneficios concretos y sustantivos
para todos, teniendo en cuenta las diferencias en los niveles de desarrollo
y tamaño de las economías participantes y el tratamiento
especial y diferenciado de las economías mas pequeñas y
vulnerables. Participaremos activamente para asegurar un resultado significativo
de la Ronda de Doha que contemple asimismo las medidas y propósitos
del párrafo anterior. Continuaremos promoviendo las prácticas
y actividades establecidas en el proceso del ALCA, que garanticen la transparencia
y promuevan la participación de la sociedad civil. Instruimos a
nuestros responsables de las negociaciones comerciales a reanudar sus
reuniones en el primer semestre de 2006, para examinar las dificultades
del proceso ALCA, a fin de superarlas y avanzar en las negociaciones,
de acuerdo con el marco adoptado en Miami, en noviembre de 2003. Asimismo,
instruimos a nuestros representantes en las instituciones del Comité
Tripartito a que continúen asignando los recursos necesarios para
apoyar la operación de la Secretaría Administrativa del
ALCA. Otros miembros sostienen que todavía no están dadas
las condiciones necesarias para lograr un acuerdo de libre comercio equilibrado
y equitativo, con acceso efectivo de los mercados libre de subsidios y
practicas de comercio distorsivas y que tome en cuenta las necesidades
y sensibilidades de todos los socios, así como las diferencias
en los niveles de desarrollo y tamaño de las economías.
En función de lo expuesto hemos coincidido en explorar ambas posiciones
a la luz de los resultados de la próxima reunión ministerial
de la Organización Mundial de Comercio (OMC). A tal efecto el gobierno
de Colombia realizara consultas con miras a una reunión de responsables
de negociaciones comerciales".
A su vez el texto de la Declaración Conjunta de Brasilia (www.mre.gov.br),
del día siguiente, dice lo siguiente:
"8. Como Co-Presidentes do processo da Área de Livre Comércio
das Américas (ALCA), os Presidentes observaram a importância
de prosseguir com os esforços para promover a liberalização
do comércio, reafirmaram o compromisso com o processo da ALCA,
baseados no marco de Miami, e manifestaram a expectativa pela oportuna
retomada das negociações. Observaram, também, que
os esforços para a integração da América do
Sul, como o Mercosul e a Comunidade Sul-Americana de Nações
(CASA), são instrumentos importantes para a promoção
da prosperidade, da estabilidade e da democracia na região. De
igual modo, notaram que a aproximação entre os países
sul-americanos contribui, de forma adicional, para os objetivos de integração
regional no âmbito latino-americano e das Américas como um
todo."
Pero también en las negociaciones en la OMC el Brasil avanzó
una propuesta de reducción en un 50% de su arancel consolidado
en productos industriales, que no habría sido objeto de consultas
previas con la Argentina, ni a nivel gubernamental ni a nivel del sector
empresario.
Sin embargo, en el frente de las negociaciones de la OMC, corresponde
destacar el hecho que el 15 de noviembre los Cancilleres del Mercosur
tuvieron una reunión en Montevideo, en la que reafirmaron su compromiso
con la conclusión exitosa de la Rueda Doha, con el lugar central
de la agricultura en estas negociaciones y con el Grupo de los Veinte.
La parte principal del comunicado final (ver su texto completo en www.mre.gov.br)
es sin embargo la siguiente:
"A pocas semanas de la Conferencia Ministerial de la OMC en Hong
Kong, los Ministros expresan su preocupación por la falta de flexibilidad
demostrada por ciertos países desarrollados para reducir sustancialmente
o eliminar el proteccionismo agrícola y los subsidios de los cuales
son responsables. Asimismo, manifiestan que las demandas de apertura que
los países desarrollados efectúan en materia de acceso a
mercado para productos no agrícolas y en el comercio de servicios,
no se corresponden con sus ofertas en ninguno de los tres pilares de la
negociación agrícola. Para el MERCOSUR, solamente el avance
en las negociaciones sobre la agricultura podrá encontrar respuestas
proporcionales en otras áreas de las negociaciones."
Por su parte, el Mercosur enfrenta su próxima Cumbre en diciembre
en Montevideo, con fuertes interrogantes sobre el futuro de su régimen
automotriz y de su arancel externo común.
Sin embargo, se espera que puedan efectuarse progresos en la Cumbre bilateral
entre la Argentina y el Brasil, a realizarse en Iguazú el 30 de
noviembre con motivo de los veinte años del lanzamiento del Programa
de Cooperación e Integración bilateral acordado por los
entonces Presidentes Alfonsín y Sarney. Un tema central en tal
oportunidad será la posible aprobación de un régimen
especial para situaciones de emergencia, a través de lo que se
ha denominado una "cláusula de adaptación competitiva".
Al concluir esta nota, no se está en condiciones aún de
anticipar si finalmente la reunión de Iguazú concluirá
con compromisos entre los dos países, incluyendo el de la cuestión
de la "adaptación competitiva" o, como señalara
el Ministro Lavagna a la prensa el lunes 14, será finalmente un
encuentro básicamente ceremonial, esto es, sin contenido.
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