|  La Organización Mundial del Comercio (OMC) origina a través 
        de sus reglas, disciplinas colectivas entre sus países miembros 
        -hoy 148- que inciden en forma creciente en la elaboración y aplicación 
        de sus políticas comerciales externas, incluyendo el caso de la 
        Argentina. De allí la importancia del conocimiento sobre su contenido 
        y sobre cómo ellas son interpretadas, especialmente a través 
        de los fallos del Órgano de Apelación de su mecanismo de 
        solución de controversias (ver al respecto http://www.wto.org). El mecanismo de solución de controversias es, tal como fuera señalado 
        en esta columna en otra oportunidad (ver este Newsletter, marzo 2004), 
        una de las principales innovaciones de la OMC con respecto al anterior 
        sistema del GATT. Los países miembros no pueden bloquear el acceso 
        a este mecanismo. Y están comprometidos a cumplir con los fallos. 
        Como lo han señalado varios especialistas, ahora el sistema global 
        de comercio "tiene dientes". Es decir, que "muerde" 
        a quienes no cumplen con sus reglas en el caso que un país miembro 
        -o varios- origine una reclamación ante la OMC. Los países 
        tienden a cumplir con las recomendaciones del Órgano de Solución 
        de Controversias (OSD), aunque a veces a regañadientes. No hay 
        sanciones para quien no cumple. Pero el país afectado puede aplicar 
        represalias y, sobre todo, quien no cumple ve afectada su imagen y su 
        credibilidad internacional. Se sabe que ésta es una importante 
        ventaja competitiva en el plano del comercio mundial. ¿Son las reglas y los "dientes" de la OMC, suficientes 
        para restringir la natural propensión al proteccionismo y a comportamientos 
        contrarios a lo pactado, especialmente cuando ellos se originan en algunas 
        de los principales protagonistas del comercio mundial? Según un 
        reciente análisis especial sobre la cuestión, efectuado 
        por el Financial Times, la respuesta es en principio positiva (ver BEATTIE 
        Alan, "Boxed in: proteccionism is again afoot but thight rules are 
        keeping a lid on trade wars", en Comment & Analisis, Financial 
        Times, june 7, 2005, p.13). La tesis del artículo es que si bien las guerras comerciales continúan 
        y continuarán en el futuro, hoy todos los países, incluso 
        los más grandes, tienen más cuidado en aplicar políticas 
        abiertamente en contra de las reglas de la OMC. A la hora de adoptar decisiones 
        que pueden ser consideradas contrarias a los compromisos asumidos en la 
        OMC, tienden a actuar con más prudencia. Ello se debe, precisamente, 
        a la importancia creciente que tiene el mecanismo de solución de 
        controversias, como ha sido puesto en evidencia en varios casos recientes. Pero también se debe al interés en preservar un sistema 
        global multilateral de reglas que permite mantener abiertos los mercados, 
        en la medida que ellas sean efectivamente respetadas. Ello es más 
        importante aún, cuando se trata de países que no sólo 
        tienen una participación gravitante en el comercio mundial de bienes 
        y de servicios, pero que asimismo tienen empresas con facilidades productivas 
        distribuidas en todo el mundo.  
 Y esta situación, que por mucho tiempo fue propio de los países 
        altamente industrializados, hoy se está extendiendo a muchos países 
        con economías emergentes, cuyas empresas tienden a internacionalizarse, 
        como es notoriamente el caso de China y, en nuestra región, sobre 
        todo los de México y del Brasil. De allí que existan hoy 
        fuertes intereses en fortalecer el papel de la OMC como una suerte de 
        "escudo protector" contra el proteccionismo y las prácticas 
        desleales de comercio.
 Sin embargo, a la vez, se observa un cierto resentimiento en medios políticos 
        de los países más grandes con respecto a las reglas de la 
        OMC, por percibirse una cierta "judicialización" del 
        sistema. Una prueba a la eficacia política del sistema legal de 
        la OMC, será planteado por la nueva controversia que se ha instalado 
        entre los Estados Unidos y la Unión Europea, en relación 
        a los multimillonarios subsidios a la producción de los nuevos 
        aviones gigantes de Boeing y de Airbus -el Boeing 787 y el Airbus 350-. 
        El gobierno americano considera que Airbus ha recibido ayuda pública 
        del orden de los 3.7 millones de dólares, en tanto que la Unión 
        Europea alega que Boeing ha recibido ayudas indirectas del gobierno americano 
        del orden de los 20 mil millones de dólares. Es una controversia 
        que por su magnitud y las características de la competencia en 
        la industria aeronáutica, está cargada de fuertes sensibilidades 
        políticas y económicas, que probablemente tensará 
        en el futuro -según sea su evolución- las relaciones transatlánticas, 
        con su consiguiente impacto en la OMC. Algunos de los casos de solución de controversias en la OMC, son 
        la resultante de la demanda de países en desarrollo contra países 
        industrializados y se relacionan con cuestiones muy sensibles para sus 
        políticas comerciales, con son los subsidios agrícolas o 
        sus prácticas en materia de comercio desleal. Dos de esos casos 
        fueron iniciados y ganados por el Brasil. Uno contra los Estados Unidos, 
        en el que se cuestionaron subsidios al algodón. El otro contra 
        la Unión Europea, en el que se cuestionaron subsidios a las exportaciones 
        de azúcar. También la Argentina acaba de lograr que un árbitro 
        estipule el "plazo prudencial" para que se apliquen las recomendaciones 
        del OSD -12 meses a partir del 17 de diciembre 2004, que es la fecha en 
        que el OSD adoptó el informe del Órgano de Apelaciones-, 
        en la controversia abierta contra las medidas anti-dumping aplicadas por 
        los Estados Unidos a los tubos de acero para el transporte de petróleo 
        (ver en www.wto.org , el laudo del Árbitro A.V.Ganesan, en el documento 
        WT/DS268/12, del 7 de junio 2005)-. Uno de los aspectos a tener en cuenta cuando un país desarrolla 
        una estrategia ofensiva en el ejercicio de sus derechos en el sistema 
        legal de la OMC, afectando así intereses significativos de países 
        con un fuerte protagonismo en el comercio mundial, es que puede provocar 
        a su vez una estrategia defensiva de estos países. Es decir, queda 
        expuesto a que también el sistema de solución de controversia 
        sea utilizado con más frecuencia en su contra. Un ejemplo es la preocupación que se ha instalado en el Brasil, 
        con motivo de una reciente medida destinada a fomentar inversiones orientadas 
        a la exportación. Se trata de la Medida Provisoria nº 252, 
        denominada la "MP do Bem", publicada en el Diario Oficial el 
        pasado 16 de junio (ver, www.desenvolvimento.gov.br ) y que aún 
        no ha sido reglamentada. Por ella, entre otros instrumentos, se creó 
        el Régimen Especial de Adquisición de Bienes de Capital 
        para Empresas Exportadoras -RECAP- que en su esencia prevé que 
        las empresas puedan compras maquinarias sin la exigencia de pagar las 
        contribuciones al Programa de Integración Social (PIS) y al Financiamiento 
        de la Seguridad Social (Cofias). Si durante tres años el volumen 
        de las exportaciones superara el 80% de su ingreso, la empresa quedará 
        definitivamente exenta de tales contribuciones. La preocupación de especialistas gubernamentales y empresarios 
        en relación a esta medida es, precisamente, el que ella pueda ser 
        cuestionada en la OMC, especialmente por los Estados Unidos y la Unión 
        Europea, países contra los cuales el Brasil ganó los mencionados 
        casos del algodón y del azúcar. El argumento podría 
        ser que tal medida entra en colisión con el Acuerdo sobre Subvenciones 
        y Medidas Compensatorias de la OMC. En su artículo 3º, establece 
        que: "
.se considerarán prohibidas
.las subvenciones 
        supeditadas de jure o de facto a los resultados de exportación, 
        como condición única o entre otras varias condiciones
..". Tal medida ha originado un debate interno en el Brasil sobre la vulnerabilidad 
        de la medida en la OMC. Se han dado argumentos a favor y en contra de 
        su consistencia con el mencionado Acuerdo sobre Subvenciones y Medidas 
        Compensatorias. Sin embargo, cabe resaltar uno de los argumentos que sostiene 
        que, a pesar de que eventualmente la medida pudiera ser cuestionada, la 
        demora de cerca de cuatro años que implica el que una demanda en 
        la OMC tenga una pronunciamiento definitivo -con intervención del 
        Órgano de Apelación-, hace que para ese momento la medida 
        ya habría producido sus efectos económicos, que es precisamente 
        el estimular las inversiones productivas orientadas a la exportación. 
        Dejando de lado la consideración sobre si éste es el caso 
        de la mencionada Medida Provisoria, lo cierto es que esa es una consideración 
        que suele tenerse en cuenta por los gobiernos y los sectores empresarios, 
        a la hora de evaluar la conveniencia de ir adelante con una medida que 
        eventualmente pueda ser cuestionada en su legalidad en el ámbito 
        de la OMC. De allí que el carácter de "escudo protector" 
        contra las presiones a favor de medidas proteccionistas o de distorsión 
        del comercio, tenga sus limitaciones. Lo cierto es que a pesar de los progresos alcanzados en la puesta en 
        práctica efectiva de las reglas de la OMC, las tendencias proteccionistas 
        tienden a recrudecer especialmente en los países más industrializados. 
        Incluso ellas están afectando las perspectivas de un avance significativo 
        en las negociaciones de la Rueda Doha. Ha crecido, en tal sentido, la 
        incertidumbre con respecto a que en la próxima Conferencia Ministerial 
        de la OMC, a realizarse en diciembre próximo en Hong Kong, se puedan 
        acordar las modalidades negociadoras a fin de completar el proceso antes 
        del vencimiento del plazo de la Trade Promotion Authority (TPA) -esto 
        es junio de 2007-, que autoriza al Presidente de los Estados Unidos a 
        celebrar negociaciones comerciales sin que ellas sean reabiertas en la 
        instancia de su consideración por el Congreso americano. Dos importantes fuentes de incertidumbre son, por un lado, el de los 
        efectos de la crisis desatada en la Unión Europea, como consecuencia 
        del rechazo de la Constitución Europea por las ciudadanías 
        de Francia y de Holanda. Especialmente en el caso francés, tal 
        rechazo se lo vincula con una actitud negativa creciente de la opinión 
        pública frente a compromisos que impliquen riesgos para sus fuentes 
        de trabajo. No sólo es la Unión Europea la que tendrá que absorber 
        las consecuencias del fracaso de la Constitución Europea. Muchos 
        analistas temen que, en tales condiciones, será difícil 
        que algunos gobiernos europeos estén dispuestos a aceptar compromisos 
        ambiciosos en el ámbito de la Rueda Doha, especialmente en materia 
        de comercio agrícola -incluyendo sus tres pilares de acceso a mercados, 
        de subsidios a las exportaciones y de apoyo doméstico a la producción- 
        (ver sobre el impacto del "no" francés y holandés, 
        la nota "New uncertainties for the Doha Round?, en Bridges, May 2005 
        en www.ictsd.org y el artículo de PEÑA Félix, "El 
        impacto del "terremoto" europeo en el Mercosur", en la 
        columna de Opinión del diario El Cronista, el 7 de junio de 2005). A su vez, el gobierno de los Estados Unidos confronta serias dificultades 
        para obtener el apoyo del Congreso a fin de aprobar el acuerdo de libre 
        comercio celebrado con los países centroamericanos y la República 
        Dominicana -el CAFTA-. En contra del acuerdo se han unido, la preocupación 
        de congresistas demócratas por la protección de fuentes 
        de empleo que temen podrían desplazarse hacia la región 
        centroamericana en ciertos sectores de alta sensibilidad -como el textil-, 
        con la de congresistas republicanos interesados en la protección 
        de productos agrícolas sensibles -como el azúcar-. Un fracaso 
        del CAFTA en el Congreso americano, podría tener también 
        un fuerte impacto en la viabilidad de una conclusión exitosa de 
        la Rueda Doha, al menos en los plazos actualmente previstos. Si se confirmaran estas tendencias proteccionistas y los gobiernos prefirieran 
        no confrontar los costos políticos de impulsar nuevos acuerdos 
        comerciales internacionales, también ello tendría un efecto 
        al menos de nuevas dilaciones, en las negociaciones que la Argentina y 
        sus socios del Mercosur están desarrollando con la Unión 
        Europea y en el ámbito del ALCA. Ambas negociaciones continúan 
        por el momento en un estado de hibernación y es difícil 
        efectuar un pronóstico optimista sobre que ellas puedan ser efectivamente 
        retomadas este año. Tampoco la Cumbre del Mercosur en Asunción -19 y 20 de junio- 
        ha permitido zanjar algunas de las cuestiones más complejas que 
        han afectado, desde hace ya un tiempo, al proceso de integración 
        regional. El resultado más significativo ha sido el de la creación 
        del Fondo de Convergencia Estructural (FOCEM) con cien millones de dólares. 
        Está integrado por recursos del Brasil (70% de los aportes) y de 
        la Argentina (27% de los aportes) -con una contribución residual 
        del Paraguay (1%) y del Uruguay (2%)-. El Fondo tiene como objetivo principal 
        contribuir al financiamiento de proyectos que faciliten el desarrollo 
        de los socios de menor dimensión económica (recibirían 
        el 70% de los recursos del Fondo). Los fondos serían destinados 
        prioritariamente, a proyectos de infraestructura, de cohesión social 
        y de competitividad. La creación del FOCEM, refleja una fuerte 
        demanda de estos países en recibir un apoyo concreto de los países 
        de mayor dimensión económica, que tomen en cuenta las asimetrías 
        estructurales dentro del Mercosur. Precisamente, en vísperas de 
        la Cumbre de Asunción, tanto en sectores empresarios como gubernamentales 
        del Paraguay y del Uruguay, se han efectuado fuertes críticas al 
        Mercosur en su estado actual. La crítica fundamental es que el 
        Mercosur no ha cumplido con sus promesas de apertura de mercados para 
        los productos originados en ambos países. Incluso sectores influyentes 
        del Paraguay han vuelto a plantear la necesidad de que el país 
        abandone el Mercosur. Una de las cuestiones centrales de la agenda del Mercosur, especialmente 
        en una perspectiva argentina a la que se ha sumado -con una propuesta 
        diferente- el Paraguay, es la de las medidas de escape que puedan aplicarse 
        en el caso que sectores sensibles sean afectados por un aumentos de importaciones 
        provenientes de uno de los socios. La cuestión fue objeto de una 
        reunión bilateral que tuvieran en Buenos Aires el 13 de junio, 
        los Ministros de Hacienda del Brasil, Antonio Palocci y de Economía 
        de la Argentina, Roberto Lavagna. Las versiones que trascendieron tanto 
        en la prensa argentina como en la brasileña, indicarían 
        que es un tema sobre el que ambos países deberán continuar 
        aproximando sus posiciones. Es muy probable que la cuestión de 
        las salvaguardias siga siendo examinada por el momento en el plano bilateral, 
        plano en el que también se están abordando otras cuestiones 
        complejas como, entre otras, la del futuro del régimen automotriz 
        a partir de diciembre de 2005. El Mercosur entra así al período de la Presidencia Pro-Tempore 
        del Uruguay, con muchas cuestiones fundamentales pendientes de resolución. 
        Se sabe que es intención del Presidente Tabaré Vázquez 
        desarrollar una acción intensa, a fin de que la Cumbre a realizarse 
        a fin de año en el Uruguay, pueda tener más éxito 
        que las de los últimos semestres. Mientras tanto, el Mercosur continuará 
        con un marcado déficit de credibilidad interna y externa. Sumado 
        a los factores antes mencionados en relación a los Estados Unidos 
        y a la Unión Europea, este déficit de credibilidad del Mercosur 
        no permite ser muy optimista con respecto a que las negociaciones hemisféricas 
        e inter-regionales puedan efectivamente retomadas este año. |