Como se esperaba, tras la inauguración del nuevo período
presidencial en los Estados Unidos y la renovación de la Comisión
Europea -bajo la Presidencia del portugués José Manuel Barroso
y el inglés Peter Mandelson, como Comisario a cargo de las cuestiones
de comercio internacional-, se observan primeros signos sobre la voluntad
política de relanzar las negociaciones hemisféricas a fin
de concretar la denominada Área de Libre Comercio de las Américas
(ALCA), así como las negociaciones del Mercosur con la Unión
Europea, que tienen como objetivo de establecer una asociación
estratégica birregional, con un acuerdo de libre comercio como
principal instrumento operativo. Sin embargo, parecería difícil
que ellas puedan concluir este año.
Junto con las de la Rueda Doha en la Organización Mundial del
Comercio (OMC), ambas integran la triada de las principales negociaciones
comerciales en las que participan la Argentina y sus socios del Mercosur
(sobre el estado actual de las negociaciones comerciales internacionales
de la Argentina, ver el Boletín Mensual del Instituto de Negociaciones
Agrícolas Internacionales -INIAI- www.org.ar).
Lo más probable es que se observe en el futuro una cierta sincronización
entre los avances que se puedan lograr en cada uno de los tres frentes
(ver al respecto, este Newsletter del mes de noviembre 2004). Y también
es probable que el ritmo de avance en las negociaciones del ALCA y con
la Unión Europea -de no mediar acontecimientos políticos
no previstos-, sea influenciado precisamente por el que se logre en la
Rueda Doha.
En tal sentido, cabe señalar que incluso se manifiesta una tendencia
entre muchos negociadores y analistas a considerar que ahora es muy probable
que las negociaciones hemisféricas y las birregionales, sólo
culminen plenamente cuando sean evidentes los resultados que se puedan
obtener en la Rueda Doha.
Estos resultados quedarán más claros, en el mejor de los
casos, en ocasión de la reunión del Consejo de la OMC en
julio próximo (a nivel de un primer borrador de modalidades de
negociación) y, sobre todo, cuando se realice a fin de año
la reunión ministerial en Hong Kong. En tal oportunidad, se espera
que se aprueben las modalidades concretas de las negociaciones multilaterales
(metas y plazos para los respectivos compromisos en todas las cuestiones
de la agenda negociadora, incluyendo en especial, la agricultura en sus
tres pilares de acceso a mercados, apoyos domésticos y subsidios
a las exportaciones), en base al marco aprobado el año pasado en
la reunión de julio en Ginebra (ver al respecto, este Newsletter
del mes de agosto 2004).
En el frente del ALCA, no ha habido movimientos significativos desde
el estancamiento que se tornó evidente desde principios de 2004.
El plazo originalmente previsto para concluir las negociaciones, esto
es finales del año pasado, no pudo cumplirse. La presidencia del
proceso negociador continua siendo ejercida por el Brasil y los Estados
Unidos.
En enero último, en ocasión del Foro de Davos, el Canciller
Amorim del Brasil y Robert Zoellick -quien dejará de ser el Representante
Comercial de los Estados Unidos (USTR) y asumirá como Secretario
Adjunto para Asuntos Económicos en el Departamento de Estado, cargo
en el que se espera seguirá teniendo una influencia significativa
en las negociaciones comerciales de los EEUU y, en particular, en las
del ALCA; al momento de concluir esta nota no se conocía aún
el nombre de su sucesor, pero se estimaba que podría ser algunos
de sus actuales colaboradores-, acordaron darle un nuevo impulso a las
negociaciones hemisféricas. Transmitieron una imagen de existencia
de un clima político favorable a que así ocurra.
Tal impulso político es importante, teniendo en cuenta que las
diferencias de criterios en cuanto a cómo llevar adelante las negociaciones
hemisféricas entre los dos países, explican en mucho el
estancamiento producido el año pasado. También es importante
teniendo en cuenta que hacia finales de este año se celebrará
en la Argentina la Cuarta Cumbre de las Américas, con la presencia
de todos los presidentes de los países que participan en las negociaciones
del ALCA, incluyendo por cierto al Presidente George W.Bush. -la fecha
y el lugar definitivos aún no se conocen o, al menos, no son aún
públicas, y lo único que se ha informado es que sería
en noviembre en Mar del Plata, aunque en privado también se menciona
el mes de diciembre-.
Debe recordarse al respecto, que en las anteriores Cumbres la cuestión
de las negociaciones comerciales del ALCA ha ocupado un espacio relevante,
junto con cuestiones políticas y sociales (las anteriores Cumbres
de las Américas tuvieron lugar en Miami, en 1994; en Santiago de
Chile, en 1998; en Québec, en 2001 y hubo también una extraordinaria
en Monterrey, México, en 2003 - para más información
ver www.ftaa-alca.org).
Los días 23 y 24 de este mes de febrero, se reunirán en
Washington el brasilero Adhemar Bahadian y el americano Peter Allgeier,
quienes son los negociadores responsables de la conducción del
proceso hemisférico del ALCA -son los co-presidentes del Comité
de Negociaciones Comerciales-. Se supone que es una reunión en
la que debería acordarse cómo se continuará en el
proceso negociador. Ambas partes han reiterado que el clima político
es favorable.
Sin embargo, muchos especialistas -e incluso negociadores- tienen reservas
sobre el futuro inmediato de las negociaciones hemisféricas del
ALCA (ver al respecto una nota de Paulo Sotero, en el Estado de Sâo
Paulo del 14 de febrero 2005, en el que se refiere a los comentarios formulados
por varios ex - Representantes Comerciales de los Estados Unidos, incluyendo
a Carla Hills y Charlene Barshefsky, quienes tuvieron un papel central
en el lanzamiento de lo que luego serían las negociaciones del
ALCA -, en un seminario realizado en Washington en la semana anterior
y que fuera convocado por el Centro de Estudios Estratégicos Internacionales
-CSIS-; para una transcripción completa del debate ver www.csis.org).
Al menos tres razones alimentan el escepticismo observado. Una de ellas,
es que parecería afirmarse en Washington la idea de darle prioridad
a las negociaciones en la OMC, a la cuestión de la agricultura
y a las relaciones comerciales con China, en particular, y con el Asia
(es mucho e interesante lo que se ha escrito recientemente sobre la importancia
creciente de China, como protagonista central en el nuevo mapa de la competencia
económica global, tal como puede verse entre otras publicaciones,
en los informes especiales del Newsweek del 6 de diciembre pasado, titulado
"The China Price"; de la revista Express, del mismo día,
titulado "Chine: le pays de tous les records"; del diario Financial
Times, del 7 de diciembre pasado, titulado: "China" y de la
revista Foreign Policy titulado: "China Rising: how the Asian colossus
is changing our world", January-February 2005; asimismo, ver un reciente
artículo de Jorge Castro: "China en los próximos quince
años", en La Nación, del 14 de febrero, 2005, p.15.
Sobre el impacto de China en el desarrollo y comercio exterior de América
Latina, ver también el informe preparado para el BID y titulado
"The Emergente of China: Opportunities and Challenges for Latin America
and the Caribbean, en www.iadb.org).
La segunda razón, es que se prevén dificultades para la
aprobación por el Congreso americano -que en julio deberá
renovar por dos años el Trade Promotion Authority, que es la autorización
para que el Presidente de los Estados Unidos pueda celebrar negociaciones
comerciales internacionales), del ya concluido acuerdo de libre comercio
con los países Centroamericanos -CAFTA- y la República Dominicana.
Incluso algunos especialistas temen que no sea aprobado este año.
La tercera razón, es que mas allá de las expresiones positivas
de voluntad política, subsistirían diferencias pronunciadas
entre los EEUU y el Brasil con respecto a como encarar la continuación
de las propias negociaciones del ALCA.
Las diferencias de criterio entre los dos países que ejercen
la presidencia de las negociaciones hemisféricas, han aflorado
nuevamente en los primeros días de este mes de febrero. Ya habían
trascendido en ocasión del mencionado encuentro en Davos de Bob
Zoellick y Celso Amorim. Incluyen, en particular, la cuestión de
la propiedad intelectual. Pero ellas parecen referirse también
a la idea del Brasil -y cabría suponer que es compartida por la
Argentina y los otros socios del Mercosur- de retomar el formato de un
acuerdo "4+1" en el marco del ALCA. Esto es, un acuerdo bilateral
entre los Estados Unidos y el Mercosur sobre las cuestiones de acceso
a mercados. Tal idea fue frontalmente descartada por altos representantes
de Washington, concretamente el Embajador de los EEUU en el Brasil y el
propio Peter Algeier, negociador del USTR con América Latina.
El Embajador americano en Brasilia, John Danilovich, fue contundente
al respecto en una larga entrevista que concediera al diario paulista
Valor Econômico (ver la nota en la edición del 9 de febrero,
2005). Reiteró la importancia que los Estados Unidos otorgan, a
concluir las negociaciones del ALCA con el formato que fuera acordado
en la última reunión Ministerial celebrada en Miami, en
noviembre 2003. Ante una pregunta relacionada con la propuesta de Celso
Amorim, de comenzar por un acuerdo bilateral sobre acceso a mercados con
el formato "4+1", dijo: "No tenemos ningún interés
en un diálogo "4+1" a esta altura, y creemos que el ALCA
es la forma de avanzar". Antes había reivindicado el formato
y la estructura acordados precisamente en Miami -se refieren a la idea
de un acuerdo común a todos los países hemisféricos,
acompañado de acuerdos más avanzados sobre cuestiones específicas,
concluidos entre aquellos países interesados en participar en ellos-.
Luego afirmó: "Una negociación bilateral entre el Mercosur
y los Estados Unidos, el "4+1", es un acuerdo mucho más
duro, con muchas exigencias, más detallado
..tener el Hemisferio
Occidental, desde el Canadá a América del Sur, como un bloque
comercial cohesionado, coherente y unido puede realmente proveer más
beneficios a los países de la región".
Simultáneamente, se expresó en el mismo sentido Peter Algeier,
quien destacó que la propuesta de una negociación "4+1"
era inaceptable (ver O Estado de Sâo Paulo, del 8 de febrero, 2005).
Días después en Ginebra, Algeier fue más específico
y si bien insistió en que las conversaciones Zoellick-Amorim en
Davos habían sido "muy positivas", señaló
que si se quisiera negociar un acuerdo "4+1", debería
ser ambicioso e incluir reglas más duras para proteger inversiones
y propiedad intelectual. Reiteró el conocido punto de vista del
USTR, en el sentido que el modelo es claro y que lo constituye el acuerdo
de libre comercio ya concluido por los Estados Unidos con Chile, entre
otros acuerdos similares recientes, incluso con Australia. Esto es, un
acuerdo no limitado a acceso a mercados, que sólo incluya eliminación
de tarifas y reducción de cuotas en el comercio de bienes (ver
al respecto, la nota de Assis Moreira en Valor Econômico del 15
de febrero, 2005).
Sin embargo, según lo trascendido en la prensa brasilera, el
Brasil insistirá con la idea de un acuerdo bilateral con el formato
"4+1" en la reunión de Washington el 23 y 24 de febrero
(ver al respecto declaraciones del Embajador Bahadian, citadas por el
diario O Estado de Sâo Paulo, del 12 de febrero, 2005).
En realidad la idea de un acuerdo "4+1" con los Estados Unidos,
ha estado presente desde el propio lanzamiento del proceso que condujo
a la creación del Mercosur, en junio de 1990. Fue incluida como
un compromiso -el de procurar la celebración de un acuerdo de libre
comercio- en el Acuerdo Marco de Consulta sobre Comercio e Inversiones,
firmado por los países del Mercosur y los Estados Unidos en 1990.
De allí viene incluso el nombre de "4+1". Por el Brasil,
el negociador de dicho acuerdo fue el actual Canciller Amorim. Nunca hubo
entusiasmo americano por la idea. Sólo en un momento, cuando la
visita del entonces Presidente Clinton a Brasilia y luego Buenos Aires,
el Presidente Fernando Henrique Cardoso logró la aceptación
de su colega americano, haciéndole ver el sentido político
de la idea del Mercosur. Pero siempre los Estados Unidos consideraron
que, si ese fuera el caso, debería ser un acuerdo ambicioso de
amplia cobertura.
Entre tanto, un reciente estudio de André Meloni Nassar, del
Instituto de Estudios del Comercio y Negociaciones Comerciales Internacionales,
del Brasil (ICONE, www.iconebrasil.org.br)
da una idea de la importancia de los intereses en juego. Constata que
si los Estados Unidos eliminaran totalmente sus tarifas y cuotas para
productos agropecuarios (especialmente, carnes, azúcar, etanol,
jugo de naranja y tabaco), el incremento de las exportaciones hacia ese
país, originadas en el Brasil, sería del 94%, esto es, que
pasarían de u$s 4,8 billones a 9.8 billones. En una situación
similar, el incremento de las exportaciones brasileras de productos agrícolas
a la Unión Europea sería del 55%, pasando de 3.1 billones
de euros a 5.06 billones. Recuerda que los Estados Unidos y la Unión
Europea, son los principales compradores de productos agrícolas
en el mundo.
Por el lado de las negociaciones entre el Mercosur y la Unión
Europea también se observa un relativo movimiento. En una reunión
en Davos del Presidente Lula y sus principales Ministros relacionados
con estos temas, con el Presidente José Manuel Barroso de la Comisión
Europea, incluso se anticipó que ellas podrían concluir
este año. Como en el caso de las negociaciones hemisféricas,
cabe tener en cuenta como dato político relevante, que en mayo
de 2006, tendrá lugar en Viena, la Cuarta Cumbre Unión Europea-América
Latina (sobre el estado actual y las perspectivas de las relaciones birregionales,
ver el informe de Félix Peña titulado "Latinoamérica
y la Unión Europea en un mundo de arenas movedizas: Aportes al
análisis del estado actual y del futuro de las relaciones birregionales",
presentado en la conferencia inaugural del Observatorio de las Relaciones
Unión Europea-América Latina -OBREAL/EULARO- realizada en
Barcelona, el 3 y 4 de febrero de 2005 -; el texto puede consultarse en
la página Web de la Fundación BankBoston: www.fundacionbankboston.edu.ar).
Asimismo, en Luxemburgo, la reunión plenaria del Foro Empresario
Mercosur-Unión Europea (MEBF) - www.mebf.org
- concluyó con una declaración de los empresarios de ambas
regiones, estimulando a los negociadores a concluir en tiempos razonables
un acuerdo ambicioso. El negociador argentino, Embajador Alfredo Chiaradia,
reseñó en su presentación las dificultades existentes
para alcanzar un acuerdo con concesiones de valor equivalente por ambas
partes. En esa reunión, asumió la co-presidencia del MEBF
por el lado del Mercosur, el argentino Antonio Estrany y Gendre.
Está prevista para el mes de marzo una reunión negociadora
birregional a nivel Ministerial. Recién entonces, se podrá
observar si efectivamente están dadas las condiciones para superar
los obstáculos que impidieron en octubre pasado concluir, tal como
estaba previsto, el acuerdo de asociación estratégica birregional
(ver este Newsletter, del mes de noviembre 2004).
Sin embargo, también en este frente negociador influenciarán
dos hechos. El primero se refiere a la posibilidad, antes mencionada,
de lograr avances sustanciales en desatar -entre otros- el nudo agrícola
en la Rueda Doha. El segundo, tiene relación con la percepción
que pueda existir en Europa con respecto a los propios avances en el Mercosur
y con los que puedan producirse, a su vez, en el frente hemisférico.
En concreto, 2005 será un año de movimientos en los respectivos
frentes de las principales negociaciones comerciales internacionales en
las que participa la Argentina. Pero es muy difícil prever que
tales movimientos permitan concluir acuerdos antes de fin de año.
Si todo queda supeditado a lo que ocurra en el frente de la OMC, el problema
principal podría plantearse si es que las negociaciones de Doha
no progresan sustancialmente en ocasión de la Ministerial de Hong
Kong, en el mes de diciembre próximo. Se alejaría entonces
la posibilidad de concluirlas en el año 2006 a fin de que entre
en vigencia sus compromisos, a partir del 2007.
Y sería un problema pues, mientras tanto, a la vez la Unión
Europea y los Estados Unidos, continúan con el desarrollo de sus
políticas sea de ampliación a nuevos países miembros
-en el caso europeo-, sea de celebración acuerdos y de otorgamiento
de tratamientos preferenciales, a favor de países que compiten
con el nuestro en sus respectivos mercados, los que en la práctica
pueden tener efectos discriminatorios y de desplazamiento de ventajas
competitivas, con respecto a los bienes y servicios originados en nuestro
país y en el Mercosur.
Si así fuere -es decir, si la Rueda Doha o se dilata o fracasa-,
se podría debilitar significativamente el sistema comercial multilateral
global de la OMC, en particular, como consecuencia de la proliferación
de acuerdos preferenciales en todo el mundo, tal como lo alerta el reciente
informe de la Comisión presidida por Peter Sutherland, "The
Future of the WTO. Addresing institucional challenges in the new millenium",
publicado en la página Web de la OMC - www.wto.org
-. No parece ser algo que convenga al interés nacional de la Argentina,
ni de sus socios en el Mercosur.
|