Al comenzar el 2005, tres comentarios recientes publicados en la prensa
ayudan a precisar desafíos que requieren atención prioritaria
en el comercio exterior argentino.
El primer comentario se refiere a la firme tendencia a la reducción
del saldo positivo en la balanza comercial. Lo efectúa Juan Llach
en un artículo sobre desafíos y oportunidades de la economía
argentina en 2005 (El Cronista, martes 11 de enero de 2005, página
8), en el que recuerda que tal reducción "será en parte
consecuencia de que el aumento de las importaciones superará sustancialmente,
y por tercer año consecutivo, al de las exportaciones. Estimamos
que entre 2002 y 2005 resultará un incremento acumulado del 43.3%
en las exportaciones (tasa anual del 12.6%, con fuerte aporte de los precios),
mientras que las importaciones se habrán multiplicado por 3.3 veces)".
El aumento de las importaciones -a partir de un piso muy bajo en 2002-
es resultante del crecimiento de la economía y de requerimientos
de inversión de sectores productivos. A su vez condiciona el futuro
aumento de las exportaciones, ya que en muchos sectores se está
alcanzando un techo de oferta con la actual capacidad instalada.
Este último dato, lo resaltan Gustavo Svarzman y Ricardo Rozemberg
en su informe sobre el "El escenario post convertibilidad y la viabilidad
de un despegue exportador: un análisis de los condicionantes macro
y macroeconómicos" (Boletín Informativo Techint, nº
313, Enero-Abril 2004, páginas 25-48. Sobre la evolución
de las exportaciones en el período post-convertibilidad, ver también
el artículo de Marcela Cristini, sobre "Las exportaciones
argentinas después de la devaluación y el default: ¿un
sendero despejado?", publicado en Boletín Informativo Techint,
nº 311, Enero-Abril 2003, páginas 25-51. Además, ver
informes periódicos del Centro
de Estudios de la Producción, del Centro
de Economía Internacional y del Centro
de Estudios Bonaerenses. Para datos estadísticos globales,
así como para análisis e información reciente sobre
comercio internacional y competencia económica global, ver los
informes recientes: WTO,
"World Trade Report, 2004"; y UNCTAD, "Trade and Development
Report, 2004" y "World
Investment Report, 2004").
El propio Llach se refiere a ese dato cuando destaca, en relación
a posibles presiones inflacionarias, que "existen sectores con muy
escasa o nula capacidad ociosa y que la escasez de algunas categorías
de trabajadores inducirá aún más presiones salariales
que las observadas en la segunda mitad del 2004".
El segundo comentario es de Alberto Ibáñez, Director del
Departamento de Comercio de la Unión Industrial Argentina, citado
en el marco de un artículo de El Cronista (lunes 10 de enero de
2005, página 4) en el que se pone de relieve el hecho que a pesar
del crecimiento de las exportaciones, el país está lejos
de los niveles de ventas externas que correspondería a su actual
deuda externa. Señala Ibáñez que "la Argentina
debería exportar de u$s 50.000 a 70.000 millones para poder pagar
alrededor de u$s 10.000 millones por año de deuda".
Y el tercer comentario es de Marcelo Elizondo, Director Ejecutivo de
la Fundación Export-Ar, quien se refiere en un artículo
titulado "Agregar valor es diferenciarse" (El Cronista, 6 de
enero de 2005, página 9), a que a pesar del incremento de las exportaciones
"aún hay que trabajar en innovación, creatividad, conocimiento
aplicado, diferenciación, y debemos agregar más valor a
nuestras ventas externas".
Los tres comentarios permiten identificar desafíos a encarar en
2005 -y de ahí en más- en el comercio exterior argentino.
Son los originados en la necesidad de aumentar sustancialmente las exportaciones,
produciendo a la vez un salto cualitativo resultante de agregar valor
intelectual a bienes y servicios que se ofrecen al mundo.
Sin perjuicio de otros factores relevantes, puede afirmarse que del éxito
que se obtenga en ese doble salto, cuantitativo y cualitativo, dependerá
en gran medida, la posibilidad de tornar sustentable el retorno del crecimiento
en la economía argentina.
Tales desafíos implican reconocer que el crecimiento de las exportaciones
es de ahora en más, un imperativo resultante de tendencias observables
al aumento inexorable de las importaciones en un contexto de fuerte endeudamiento
externo. Dicho imperativo demandará un gran esfuerzo social -producto
del trabajo conjunto entre el gobierno y el sector empresario- a fin de
poner de manifiesto la capacidad de lograr a través de políticas
públicas y de su gestión, de negociaciones comerciales y
de estrategias empresarias, el necesario salto cuantitativo y cualitativo
en las exportaciones del país.
En relación al necesario debate sobre una estrategia para encarar
esos desafíos, es factible formular cinco preguntas relevantes
(planteadas en un reciente informe preparado por Félix Peña
para el último Coloquio de Idea y titulado "Comercio exterior
e inserción competitiva en la economía mundial: apuntes
para el debate sobre una agenda para la sociedad argentina"; ver
su texto completo aquí).
La primera pregunta es: ¿qué se observa como destacable
en la experiencia acumulada por el país en materia de exportaciones
en las últimas décadas?
Los siguientes son algunos de los principales rasgos dominantes:
- fuerte concentración de las exportaciones en un número
reducido de productos, en su mayoría no diferenciados y en un
número también reducido de empresas, en su mayor parte
grandes;
- limitada experiencia en la exportación de servicios, especialmente
los que pueden ser transables a escala internacional como resultante
de las nuevas tecnologías de la información;
- vulnerabilidad a las fluctuaciones en los precios de los commodities;
- pocas regiones del país con producción exportable actual
y, a la vez, muchas con producción exportable potencial, y
- pocas empresas nacionales internacionalizadas, esto es, con actividades
productivas o de prestación de servicios localizadas en distintos
mercados externos.
La segunda pregunta es: ¿cuáles son rasgos a destacar en
el comercio exterior y especialmente en las exportaciones, considerando
tanto el período de la convertibilidad como el más reciente
de la post-convertibilidad?
Sin perjuicio de otras, pueden destacarse las siguientes:
- se ha tomado conciencia que una paridad cambiaria favorable es un
factor importante, pero que opera como condición necesaria pero
no suficiente para explicar el éxito en las exportaciones y,
sobre todo, su sustentabilidad en el tiempo;
- el mayor éxito en las exportaciones se ha logrado en diversos
sectores, con bienes -tanto diferenciados como no diferenciados- que
son la resultante de un prolongado esfuerzo de inversión e incorporación
de progreso técnico, así como de la adopción de
tecnologías organizativas que permiten acceder a los mercados
externos, incluyendo la inserción en redes transnacionales y
la internacionalización de las empresas;
- hay una mayor cultura de comercio exterior, esto es, una valoración
por parte de la sociedad y de las empresas de las ventajas de una presencia
sistemática en los mercados externos y, a la vez, de las condiciones
requeridas para penetrarlos y mantenerse en ellos a través del
tiempo;
- en sectores con experiencia exportadora, se observa que uno de los
principales factores restrictivos para preservar la penetración
de mercados externos, es una oferta insuficiente de bienes en condiciones
de ser exportados -a la vez que se atiende la demanda interna- y ello
se vincula con la necesidad de crear condiciones que faciliten el esfuerzo
de inversión, de incorporación de progreso técnico,
de organización y, especialmente en el caso de empresas y productores
de menor dimensión, la cultura y práctica de asociarse
para el comercio exterior;
- se atribuye mayor valor a la participación del país
en negociaciones comerciales, orientadas a asegurar acceso previsible
a terceros mercados (seguro contra el proteccionismo) y a obtener reglas
de juego que favorezcan la competitividad de bienes y servicios originarios
del país. En tal sentido, cabe destacar una toma de conciencia
de los costos que se pueden pagar de no culminar en plazos razonables
negociaciones con países o bloques de gran dimensión,
en tanto que países con ofertas de exportación similares
a la nacional sí lo hacen -por ejemplo Chile-;
- se percibe al Mercosur, a pesar de sus limitaciones y defectos, como
un instrumento para la inserción competitiva en el mercado brasilero,
pero también como plataforma importante para facilitar la inversión
y la transformación productiva en el país, y para mejorar
el perfil competitivo y negociador de la Argentina en el mundo, y
- se reconoce en forma creciente, que el éxito en el esfuerzo
exportador requiere de una sistemática conjunción de esfuerzos
entre el sector gubernamental -a nivel nacional, provincial y local-
y el empresario, como así también entre los distintos
sectores de la producción.
La tercera pregunta es: ¿cuáles son objetivos estratégicos
prioritarios que pueden ser definidos en base a las experiencias del pasado
y de la de países similares a la Argentina, y que han sido exitosos
en su inserción económica internacional?
Tres objetivos estratégicos aparecen como prioritarios:
- articular y desarrollar una estrategia-país orientada a una
inserción competitiva exitosa en la economía mundial,
con características de política de Estado, que permita
superar discontinuidades y fragmentación de esfuerzos que han
caracterizado por décadas la experiencia argentina en la materia,
y que a la vez, otorgue legitimidad social a las políticas públicas,
instituciones y negociaciones comerciales que se requieren;
- transitar de una larga etapa de episodios de crecimiento de exportaciones,
a una más compleja de desarrollo sustentable de internacionalización
de la capacidad de producir bienes y de prestar servicios, lo que implica
reconocer al comercio exterior a la vez como un motor y una consecuencia
de la transformación productiva del país, y
- operar un salto cuantitativo en las exportaciones de bienes y de servicios,
en base a uno cualitativo en la oferta originada en el país en
base a un mayor valor agregado intelectual, resultante de inversión,
organización, educación, innovación, y desarrollo
científico y tecnológico.
La cuarta pregunta es: ¿cuáles son algunos factores relevantes
para la estrategia de inserción competitiva de la Argentina en
la economía mundial?
Sin perjuicio de otros, tres aparecen como más destacables:
- la calidad del diagnóstico sobre la dinámica de la competencia
económica mundial y sobre los principales factores que desplazan
ventajas competitivas. En muchas oportunidades a través de su
historia, la Argentina ha tenido dificultades en captar a tiempo cambios
operados en la competencia económica mundial.
Además de factores clásicos de desplazamientos de ventajas
competitivas de las naciones, como son entre otros, el valor estratégico
de un país para las principales potencias y, en particular, los
cambios tecnológicos en la producción, en el transporte
y en la transmisión de información, cabe resaltar la importancia
que ha adquirido en las últimas décadas el acceso preferencial
asegurado a grandes mercados, por medio de la celebración de distintas
modalidades de acuerdos preferenciales o la extensión del tratamiento
de más favor a grandes economías emergentes resultante de
su acceso a la OMC, como lo pone en evidencia el caso de China.
- la incorporación de valor intelectual a procesos productivos
y de comercialización. Este factor es más importante en
el caso de países como la Argentina, que difícilmente
puedan competir en base a abundancia de mano de obra barata o a un alto
grado de desarrollo científico y tecnológico. En tal perspectiva,
cobra toda su importancia el factor calidad en la oferta de bienes y
servicios, y el aprovechamiento de recursos humanos calificados y con
talentos para la creatividad. Ello permite sacar provecho a ventajas
originadas en una excepcional dotación de recursos naturales.
Competir en base a inteligencia, creatividad y calidad, permite diferenciar
productos y obtener ganancias de valor percibido en la oferta del país,
especialmente en la perspectiva más exigente de consumidores de
mayor poder adquisitivo, tanto en países altamente industrializados
como en países emergentes. Una estrategia de comercio exterior
en base a la noción de valor percibido por parte de consumidores
exigentes, no sólo implica acreditar marcas y productos, sino también
desarrollar la imagen de un país que por su comportamiento en todos
los planos, es capaz de generar productos y servicios de calidad y, por
lo tanto, confiables.
- la densidad de la conectividad global del país, a través
de la participación activa y confiable en el marco de las reglas
de juego de la OMC, y del tejido de una red de acuerdos regionales y
comerciales preferenciales, como es el objetivo del Mercosur y otros
acuerdos que negocia en la actualidad la Argentina. El sentido de una
estrategia de conectividad global y regional, es generar un marco de
previsibilidad en las reglas de juego y en las condiciones de acceso
a los mercados, que tornen al país en atractivo en la competencia
global por las inversiones productivas, que en general se canalizan
a través de grandes redes globales de producción y comercio.
Tal estrategia debe facilitar la inserción de la producción
y los servicios en redes transnacionales tejidas dentro o entre empresas,
así como el desarrollo de redes transnacionales con epicentro
en el propio país.
Finalmente, la quinta pregunta es: ¿qué requerimientos
organizativos plantea una estrategia-país de inserción competitiva
en mercados globales y regionales, con productos y servicios de calidad?
Por lo menos en tres planos, es conveniente realizar un esfuerzo para
mejorar sustancialmente la calidad organizativa del país en su
comercio exterior.
Ellos son:
- el gubernamental, en los niveles nacional, provincial y local, a fin
de obtener un grado más elevado de coordinación y control
de gestión, tanto en materia de formulación de políticas
públicas que inciden sobre flujos de comercio y de inversión,
y sobre estrategias empresarias, como en la de las negociaciones comerciales
internacionales y, en particular, en la de la promoción comercial,
entre otros medios, a través de la diseminación de abundante
y oportuna información que facilite la gestión de inteligencia
competitiva por parte de las empresas;
- el institucional empresario, tanto en las organizaciones de cúpula
como en las sectoriales, provinciales y locales, a fin de lograr una
mayor concentración de esfuerzos y de representación,
y de actualizar los servicios de apoyo a las estrategias exportadoras
de las empresas, incluyendo el tejido de alianzas con instituciones
empresarias de otros países, comenzando por el propio Mercosur,
y la diseminación de información y de inteligencia comercial,
y
- el empresario, especialmente las pequeñas y medianas empresas,
a través de una práctica sistemática de la asociación
para el comercio exterior, de la inserción en redes transnacionales
de producción y comerciales, y de una gestión eficiente
de su inteligencia competitiva.
Al comenzar el 2005, un debate en torno a los desafíos del comercio
exterior argentino, puede contribuir tanto a la formulación como
a la ejecución de una estrategia nacional, en base a la cual se
podrá encarar con mayor eficacia la proyección al mundo
de la capacidad de producir bienes y de prestar servicios competitivos,
así como las distintas negociaciones comerciales internacionales
en las que el país participa.
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