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  Félix Peña

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BRUSELAS, MIAMI Y GINEBRA:
Tres reuniones decisivas en la agenda de las negociaciones comerciales


por Félix Peña
Octubre 2003


En Bruselas (12 de noviembre), Miami (20 y 21 de noviembre) y en Ginebra (15 de diciembre), se realizarán reuniones que serán decisivas en la futura evolución de las tres principales negociaciones comerciales internacionales en las que participan la Argentina y sus socios del Mercosur (Para un seguimiento del estado de situación de las negociaciones ver Boletín nº 19 del Instituto de Negociaciones Agrícolas Internacionales www.inai.org.ar).

Ninguna de ellas debería ser sin embargo el fin del camino. En teoría, al igual que lo era la ministerial de la OMC en Cancún, las tres reuniones deben ser visualizadas como etapas en procesos negociadores que sólo tienen que culminar hacia fines del 2004. Sin embargo, en la práctica y luego de la experiencia de Cancún, y con el recuerdo aún fresco del anterior fracaso de la OMC en Seattle (noviembre 1999), tampoco debe descartarse que en algunos de los tres casos o, eventualmente, en los tres, pudiera tener que constatarse un colapso final de los procesos negociadores.

El clima es de marcado escepticismo en cuanto a que los plazos de culminación de las tres negociaciones puedan cumplirse, como lo constata un excelente artículo de Jeffrey Schott en la edición del 30 de octubre de la revista The Economist, que concluye efectuando propuestas constructivas.

Una razón para tal escepticismo sería que, en el caso de las negociaciones en la OMC, ni los Estados Unidos ni la Unión Europea se han recuperado del fracaso de Cancún y poderosas razones de índole interna podrían explicar una marcada renuencia a recuperar ahora el ritmo negociador. Y se sabe que lo que ocurra en la OMC condiciona la posibilidad de avanzar en los frentes negociadores del ALCA y del acuerdo birregional entre la Unión Europea y el Mercosur. Ello como consecuencia de la importancia que tiene en ambos frentes, especialmente para la Argentina y sus socios del Mercosur, la cuestión de los tres pilares de las negociaciones agrícolas, esto es, acceso a los mercados, subsidios internos a la producción y subsidios a las exportaciones.

En el principal frente negociador, el de la OMC, todo el esfuerzo está ahora orientado a lograr un avance en ocasión de la próxima reunión del Consejo General agendada para el 15 de diciembre. En Ginebra se han retomado gradualmente las consultas orientadas a lograr, en un escenario de máxima, lo que quedó trunco en Cancún. Un escenario de mínima sería aquél en el cual, al menos, pudiera lograrse acordar principios negociadores en una declaración consensuada, determinándose cuál sería el texto a usar en la continuación de las negociaciones -no todos los países concuerdan en que debería ser el denominado texto Derbez, que presentara el Canciller de México el 13 de septiembre pasado en Cancún- y estableciéndose un programa de trabajo para relanzar las sesiones negociadoras del Comité de Agricultura, por el momento suspendidas. Esta especie de "plan B" sería el que tendría en mente el Embajador Carlos Pérez del Castillo -del Uruguay-, quien preside el Consejo de la OMC [consultar aquí]. Con respecto a la base sobre la cual retomar las negociaciones, en una reciente reunión de la APEC (Asian Pacific Economic Cooperation) en Bangkok, los 21 miembros de la organización, incluyendo los EEUU, Japón, China y Australia, recomendaron avanzar a partir del texto Derbez. La India y la propia Unión Europea mantienen reservas al respecto, tal como lo indicara en un discurso el 28 de octubre el comisario Pascal Lamy, que es el negociador europeo [consultar aquí].

El Embajador Pérez del Castillo ha señalado las cuatro cuestiones en la que concentrará sus gestiones orientadas a lograr resultados el 15 de diciembre. Ellas son: agricultura, acceso a mercados de productos no agrícolas, algodón y los cuatro temas pendientes desde la reunión Ministerial realizada en Singapur, esto es inversiones, competencia, transparencia en compras gubernamentales y facilitación del comercio [consultar aquí]. De ellas, la más compleja es la de los subsidios a la agricultura. Sin embargo, muchos de los protagonistas de Cancún han coincidido en que la propuesta de Declaración Ministerial presentada el 13 de septiembre por el Canciller Derbez brinda una base adecuada para seguir negociando y que con un esfuerzo adicional ello hubiera podido acordarse en Cancún. De allí que siguen abiertos los interrogantes acerca de los reales motivos que permitirían explicar la clausura prematura de la reunión ministerial de Cancún cuando aún quedaban varias horas para seguir procurando el necesario consenso. Si bien se le ha atribuido tal fracaso a los negociadores del denominado Grupo de los 22 (que luego de su reunión del 10 de octubre en Buenos Aires ha experimentado algunas bajas), la eventual renuencia a retomar el ritmo negociador por parte de los Estados Unidos y, en particular, de la Unión Europea, podría alimentar las hipótesis que localizan la verdadera razón de los resultados de Cancún en las dificultades políticas internas que ambos protagonistas podrían tener en sus respectivos frentes internos para aceptar, en las actuales circunstancias, compromisos ambiciosos en relación a los subsidios internos y a la exportación de productos agrícolas.

Lo concreto es que la situación en la que se encuentran las negociaciones en la OMC significa un fuerte condicionamiento para avanzar en los otros dos frentes negociadores, el del Mercosur con la Unión Europea y el del ALCA.

En ambos casos, los países del Mercosur -con mayor énfasis el Brasil y con matices, la Argentina- han insistido en su posición según la cual la cuestión agrícola es central para lograr un resultado equilibrado en estas negociaciones. El 12 de noviembre, en Bruselas, se reunirán a nivel de Ministros y de Comisarios los países del Mercosur y la Unión Europea. Ambas partes han señalado que esperan signos concretos de la otra a fin de poder avanzar en las negociaciones. Incluso del lado europeo, se ha insistido en la necesidad de que los países del Mercosur demuestren que efectivamente están comprometidos a perfeccionar su unión aduanera. A su vez los empresarios de ambas regiones, reunidos en la IV Conferencia Plenaria del Foro Empresario del Mercosur (MEBF), realizada en Brasilia entre el 28 y 30 de octubre, han efectuado un claro pronunciamiento a favor de la conclusión de las negociaciones birregionales en los plazos estipulado y del trabajo conjunto de las dos regiones para facilitar la conclusión de un acuerdo equilibrado en el ámbito de la OMC.
Si bien las negociaciones en el ALCA enfrentan el mismo problema que las de la Unión Europea-Mercosur con respecto al impacto del estancamiento de las negociaciones agrícolas en la OMC, se observan otros factores que pueden incidir en los resultados de la reunión ministerial que tendrá lugar en Miami, entre el 20 y 21 de noviembre. Ellos se pusieron de manifiesto en la reunión del Comité de Negociaciones Comerciales que tuviera lugar en Puerto España entre el 29 de septiembre y el 4 de octubre. Allí afloraron diferentes concepciones de la propia arquitectura del ALCA, en particular con respecto a si el acuerdo hemisférico sería el marco para un conjunto de acuerdos bilaterales de libre comercio o si por el contrario, sería un acuerdo único con similar trato para todos los miembros, sin perjuicio del tratamiento diferenciado para los países de menos desarrollo. El hecho de que los Estados Unidos hayan efectuado una oferta diferenciada por países o grupos de países y que hayan manifestado que no podrían negociar la cuestión de los subsidios agrícolas y de la defensa comercial hasta tanto no se logren acuerdos en la OMC, ha dado lugar a una posición liderada por el Brasil que se manifiesta en conceptos como el de un "ALCA light" y en la idea de tres carriles negociadores: el de la OMC, el del "4+1" y el del ALCA, en los cuales se distribuyan las distintas cuestiones incluidas en la agenda de las negociaciones hemisféricas. El efecto concreto de la propuesta del Mercosur -al menos del Brasil y de la Argentina- sería el reenviar cuestiones vinculadas con servicios, compras gubernamentales e inversiones al ámbito de las negociaciones en la OMC, haciendo de tal forma espejo con la idea de los Estados Unidos de reenviar a la OMC la cuestión de los subsidios agrícolas y de la defensa comercial.

En las negociaciones del ALCA, la presidencia conjunta de los EEUU y del Brasil simboliza la polarización creciente de posiciones que lideran hoy ambos países. Una dificultad adicional es el hecho de que no exista un mecanismo imparcial de articulación entre ambas posturas, ya que los dos países comparten la presidencia de las negociaciones y no existe un secretariado independiente. De allí lo complejo que resulta la tarea de construir los necesarios consensos. Por lo demás, países hemisféricos claves como son México y Chile, ya han obtenido el acceso garantizado al mercado norteamericano a través de sus respectivos acuerdos de libre comercio. Y los Estados Unidos, tras la experiencia de Cancún, han reafirmado su decisión de avanzar en acuerdos de libre comercio con quien estuviera dispuesto a hacerlo en los términos de los acuerdos ya concluidos. Tal estrategia se refleja en las negociaciones muy avanzadas con los países Centroamericanos y en el inicio de negociaciones bilaterales con Colombia, que podrían luego extenderse a Perú y otros países. A su vez, Brasil en el marco del Mercosur, ha impulsado negociaciones de libre comercio con la Comunidad Andina que podrían concluirse a fin del año y del cual el acuerdo celebrado con el Perú en el marco de la ALADI es visualizado como un primer paso.

Por su lado, la Argentina y el Brasil han reafirmado una vez más su decisión política de impulsar el fortalecimiento del Mercosur. Éste ha sido el principal resultado de la reunión que tuvieran el 16 de octubre en Buenos Aires los Presidentes Kirchner y Lula. Lo más importante ha sido además la señal clara que ambos Presidentes han enviado con respecto a su voluntad de avanzar en las negociaciones globales y regionales, a fin de lograr resultados equilibrados en los que los intereses agrícolas de ambos países estén suficientemente contemplados. El Presidente Lula reafirmó luego tal posición al hablar ante los empresarios europeos y del Mercosur en la mencionada reunión de Brasilia del MEBF.

Varios son los frentes de trabajo que en lo inmediato demandarán atención de los socios del Mercosur en la perspectiva de sus posiciones comunes en las tres principales negociaciones comerciales internacionales en las que participan. Sin perjuicio de otros, los más importantes parecen ser:

  • el fortalecimiento institucional y la calidad de las reglas de juego, tema que mereció atención prioritaria en la Declaración conjunta de la pasada reunión de los Presidente Kirchner y Lula en Buenos Aires. Tres hechos son importantes en tal sentido: la ratificación del Protocolo de Olivos, lo que permitirá un funcionamiento más eficaz de los mecanismos de solución de controversias; la integración de la Secretaría Técnica, con la contratación por concurso de cuatro técnicos competentes, y la constitución -en ocasión de una reunión extraordinaria del Consejo del Mercosur- de un mecanismo de concertación política con la creación del Comité de Representantes Permanentes y la designación de Eduardo Duhalde como su Presidente;

  • la profundización de la preferencia económica entre los socios, a través de la negociación de un programa de trabajo -a partir de una propuesta del Brasil denominada "objetivo 2006"- que permita perfeccionar la unión aduanera, incorporar plenamente los servicios y las compras gubernamentales, y replantear el arancel externo común;

  • el reconocimiento a nivel bilateral entre Argentina y Brasil, de la necesidad de efectuar un monitoreo conjunto de los flujos de comercio, creándose a tal efecto una Comisión especial a fin de detectar situaciones de desequilibrios que requieran medidas conjuntas, siguiendo la experiencia desarrollada entre la Argentina y el Brasil en 1999 tras la devaluación del Real. Este reconocimiento debería conducir a la negociación de mecanismos de flexibilización de compromisos comerciales en el caso de desequilibrios pronunciados resultantes de disparidades cambiarias en un contexto de fuertes asimetrías sectoriales, y

  • la mayor fluidez en la coordinación de posiciones conjuntas en los principales frentes de negociaciones comerciales, en los que se tomen en cuenta los intereses a veces divergentes de los cuatro socios.

Podemos concluir esta nota señalando que un eventual fracaso de las próximas reuniones en Bruselas, Miami y Ginebra, con su consiguiente impacto en el resultado futuro de las respectivas negociaciones comerciales internacionales, no parecería ser un escenario del interés nacional de la Argentina, dada la importancia que para el comercio exterior del país tiene el asegurar la apertura de los mercados de los países industrializados para sus productos de exportación, así como el estimular nuevas inversiones en aquellos sectores en los que el país tiene o puede desarrollar ventajas competitivas. La agricultura y la agro-industria de la Argentina tendrían, entre otros sectores, mucho para ganar en negociaciones que culminen con resultados razonables y equilibrados. Un estancamiento o peor aún, un colapso de las tres negociaciones no contribuirían a restablecer condiciones externas favorables para una recuperación sostenible de la economía argentina.


Félix Peña es Director del Instituto de Comercio Internacional de la Fundación ICBC; Director de la Maestría en Relaciones Comerciales Internacionales de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF); Miembro del Comité Ejecutivo del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI). Miembro del Brains Trust del Evian Group. Ampliar trayectoria.

http://www.felixpena.com.ar | info@felixpena.com.ar


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