En dos de sus principales frentes - el de la Organización Mundial
del Comercio (OMC) y el del Área de Libre Comercio de las Américas
(ALCA) - las negociaciones comerciales internacionales en las que participan
la Argentina y sus socios del Mercosur, continúan ofreciendo un
cuadro mixto de desarrollos e incertidumbres. La historia de pasadas negociaciones
comerciales indica que ello es normal, en particular en la medida que
se aproximan momentos de definiciones sustantivas. Tales momentos son
-como ya ha sido recordado en esta columna- las reuniones ministeriales
de la OMC, en Cancún en septiembre y del ALCA, en Miami en noviembre.
En el frente de la OMC, al menos tres razones sustentan, en el plano
económico, la percepción de que es necesario llegar a un
resultado razonablemente exitoso en la Rueda Doha. Según fueran
evocadas por el Director General de la OMC, Dr. Supachai Panitchpakdi,
al instalar en Ginebra el 16 de junio, un Simposio sobre la reunión
ministerial de Cancún (www.wto.org)
tales razones son:
- En el contexto económico mundial: el hecho que todas las regiones
del mundo están experimentando incertidumbre económica
y un bajo crecimiento económico. El comercio global de bienes
se está estancando. Luego de una tasa promedio de crecimiento
del comercio en la década de los 90 del 6.7% anual, se observó
una declinación del 1% en 2001 y un crecimiento de sólo
el 2.5% en 2002. Las estimaciones indican que el volumen del comercio
en 2003 será igual o ligeramente inferior a 2002. Existe conciencia
en el liderazgo político y empresario de que la economía
mundial necesita el estímulo que puede provenir de una mayor
liberalización del comercio mundial. Supachai concluye que un
resultado exitoso de la Rueda Doha es clave para revitalizar la economía
mundial y que un fracaso no es una alternativa, ya que significaría
enviar una señal muy negativa al mundo en cuanto a las perspectivas
de una recuperación económica.
- En el contexto para el desarrollo económico: hay un reconocimiento
sobre el impacto del comercio en los procesos de desarrollo económico.
Supachai indica que las investigaciones demuestran, que no hay otra
área de cooperación económica internacional o de
asistencia al desarrollo que pueda ofrecer a los países en desarrollo
ganancias equivalentes a las que pueden resultar de la liberalización
del comercio mundial. Las estimaciones del FMI y del Banco Mundial,
indican que la eliminación de barreras al comercio de bienes,
tanto en los países industrializados como en los desarrollados,
pueden implicar ganancias de bienestar en un rango de 250 y 620 mil
millones de dólares anuales, y que entre un tercio y la mitad
de tales ganancias beneficiarían a los países en desarrollo.
- En el contexto multilateral: como también hemos señalado
en notas anteriores, Supachai constata que se está viviendo un
período de crecientes incertidumbres a escala global y de profundos
desafíos al sistema multilateral. El Director General de OMC
señala - al igual que lo hiciera Bob Zoellick en el Financial
Times, en un artículo mencionado en una nota anterior -, las
negociaciones de Doha ofrecen a los gobiernos la oportunidad de demostrar
su compromiso con la cooperación multilateral, así como
la responsabilidad conjunta para hacer frente a los problemas de pobreza
y desempleo que están vinculados a las cuestiones de seguridad
y estabilidad internacional.
Pero el camino a Cancún, donde en septiembre próximo se
realizará la crucial reunión ministerial de la OMC, se encuentra
aún plagado de dificultades. Los pronósticos predominantes
siguen siendo pesimistas. Un encuentro informal de Ministros de treinta
países, celebrado en Sharm El-Sheik, Egipto, el 21 y 22 de junio
no parece haber arrojado avances significativos. Estas son reuniones orientadas
a intercambiar puntos de vista y explorar formas de avanzar, que se celebran
con la participación de un grupo reducido de países que
son considerados como claves para las negociaciones. Concluyen sin acuerdos
ni comunicados formales y por ello resulta difícil tener una apreciación
certera de lo que en ellas pudiera haberse avanzado. Un nuevo encuentro
está previsto para antes de Cancún.
Según lo que ha trascendido en la prensa, incluso por declaraciones
de algunos de los protagonistas, el mensaje que sale de Sharm El-Sheik
-en el desierto de Sinai- es contundente. Depende de la Unión Europa
y de su disposición a flexibilizar su posición en materia
de agricultura y, en particular, en relación al apoyo doméstico
a la producción, que efectivamente se pueda avanzar en la Rueda
Doha. Bob Zoellick, el negociador americano, planteó con crudeza
su posición: "los países que por mucho tiempo se beneficiaron
del sistema comercial mundial, como los europeos, ahora precisan aceptar
un avance en la agricultura". A su vez Pascal Lamy, el negociador
europeo, señaló que "todos esperan la reforma de la
política agrícola, pero no puedo aceptar que un grupo de
países vete nuestra política comercial".
Las dificultades son internas a la Unión Europea. Un día
antes del encuentro de Egipto, por segunda vez en dos semanas, los Ministros
de Agricultura de la UE debieron suspender sus conversaciones sin llegar
a un acuerdo. El punto principal de disidencia es precisamente el de los
subsidios agrícolas que, a su vez, es el que más afecta
la perspectiva de la Rueda Doha. El hecho que Francia y Alemania hubieran
unificado su posición en materia agrícola, estaría
entre las razones que explican las dilaciones en las negociaciones intra-europeas.
Lo que está en juego son las propuestas de reformas a la política
agrícola común que avanzara hace unos meses el responsable
de la agricultura en la Comisión Europea, el Comisario Franz Fischler,
en particular en su elemento central de ruptura del vínculo entre
ayudas públicas y producción. En teoría, según
los medios especializados, la ruptura de tal vínculo debería
impulsar a los agricultores a adaptar su producción a la demanda,
reduciría los estímulos a la sobreproducción y pondría
un límite a la práctica de volcar enormes excedentes en
los mercados mundiales. Una versión modificada de la propuesta
Fischler continuaba sufriendo presiones para revisiones adicionales, al
concluirse la redacción de esta nota.
Son dificultades naturales si se tiene en cuenta la necesidad de concertar
intereses divergentes de quince países y, a la vez, contemplar
el hecho que en 2004 se concretará el ingreso de otros diez países,
algunos de ellos como Polonia, con fuertes intereses agrícolas.
La cuestión será saber si de aquí a septiembre,
los países de la Unión Europea podrán ofrecer un
cuadro negociador en agricultura que implique un piso mínimo sobre
el cuál construir el acuerdo con los otros países de la
OMC y, en particular, con los países con fuertes intereses en las
exportaciones agrícolas como son los EEUU y los del Mercosur. Pero
desde una perspectiva europea, a su vez, la cuestión será
saber si los avances en el campo agrícola podrán dar lugar
a ofertas suficientemente atractivas en otros planos que interesan a las
empresas europeas, como son el de la propiedad intelectual, el de los
servicios, el de las compras gubernamentales, el de las inversiones y
la competencia económica. Es posible que un eventual punto de equilibrio
de los intereses en juego, recién surja a la última hora
del encuentro ministerial de Cancún. Pero también es posible
que tal acuerdo no se logre.
En el frente hemisférico los desarrollos más recientes
están vinculados al formato, plazos y contenido del ALCA, y a la
relación entre lo que se negocia en su ámbito y lo que pueda
avanzarse en la reunión ministerial de la OMC en Cancún.
Cuatro hechos recientes merecen ser destacados por su importancia:
- La reunión de trabajo entre Celso Amorim, Canciller del Brasil
y Robert Zoellick, Representante Comercial de los EEUU, realizada en
Brasilia el 28 de mayo: su importancia reside en que los dos países
ejercen conjuntamente la Presidencia de las negociaciones del ALCA y
que, por lo demás, son las dos principales economías del
área. La conferencia de prensa conjunta refleja lo esencial de
lo conversado (www.ustr.gov).
Básicamente fue tratar de aproximar posiciones en relación
a un enfoque pragmático del ALCA, que pueda culminar en los plazos
previstos -enero 2005-, que sea compatible con la preservación
del Mercosur -como factor de estabilidad en la región- y que
contemple con realismo los avances que puedan lograrse en la OMC. La
idea sería -fue el Canciller Amorim quien expresó esto
con más claridad- el reconocer la existencia de tres carriles
negociadores: el "4+1", el ALCA y la OMC. Los dos primeros
seguirían plenamente vinculados, siendo el primero el carril
por el cual se canalizarían las negociaciones de acceso a mercados.
En el carril de la OMC se canalizarían aquellas cuestiones que
sólo pueden ser resueltas en un plano global, tales como las
de los subsidios domésticos a la agricultura y la defensa comercial.
De todas formas quedó para una etapa posterior el definir en
los ámbitos negociadores cuáles cuestiones de las agendas
negociadoras irían en un carril o en otro. Y también quedó
muy clara la idea que el carril "4+1", no implica dejar de
lado el carril ALCA, ni que pudiera concluirse en tal carril un acuerdo
anterior o separado del hemisférico. Al menos hasta el momento
esa sería la concepción prevaleciente. Pero recordemos
cuán dinámicas son este tipo de negociaciones.
- El diálogo informal de Ministros de los países del ALCA,
realizada en Wye River, Maryland, el 13 de junio de 2003: fue una reunión
informal, no negociadora, en la que participaron Ministros de 13 países,
como así también, Enrique Iglesias, el Presidente del
BID. Por la Argentina participaron el Ministro de Economía, Roberto
Lavagna y el Secretario de Relaciones Económicas Internacionales,
Martín Redrado. Un vocero del USTR dio una versión informal
de lo conversado (www.ustr.gov).
Se constató que todos los países compartían el
objetivo de concluir con las negociaciones en los plazos previstos;
que de hecho todos los países habían concluido o estaban
negociando acuerdos de integración o de libre comercio con uno
o varios países hemisféricos, y que las cuestiones de
las agendas negociadoras tenían una interacción muy estrecha
con las de las negociaciones en la OMC. Intercambiaron ideas, asimismo,
sobre los métodos que unos y otros utilizaban para asegurar la
transparencia y la participación de la sociedad civil en las
negociaciones comerciales, y sobre la cooperación necesaria a
fin de preparar los respectivos países a los escenarios post-negociadores.
En relación a este último aspecto intervino en especial
el Presidente del BID y se hizo referencia explícita al Programa
de Cooperación Hemisférica aprobado en la última
reunión ministerial del ALCA, realizada en noviembre pasado en
Quito. Habrá una nueva reunión informal de Ministros antes
de la ministerial de Miami en noviembre. Mientras tanto las negociaciones
continuarán en el ámbito del Comité de Negociaciones
Comerciales, que tendrá su próxima reunión en San
Salvador, del 7 al 11 de julio próximo.
- La firma del Acuerdo de Libre Comercio entre Chile y los EEUU, que
tuviera lugar en Miami, el 6 de junio: se supone ahora que será
ratificado antes de fin de año y, tal como adelantáramos
en una nota anterior, quedó descartada la versión de una
posible actitud dilatoria de los EEUU como consecuencia de la posición
asumida por el gobierno de Chile en el Consejo de Seguridad cuando se
planteó la cuestión de Irak. De hecho, si se incluye el
NAFTA, este acuerdo con Chile y el que se está negociando con
los países Centroamericanos, ya habría una red de libre
comercio entre los EEUU y un número significativo de países
que participan en las negociaciones del ALCA. No debe ser descartada
la hipótesis de una eventual conexión formal entre estos
acuerdos celebrados con los EEUU, en particular, una vez que se concluya
el que se está negociando con los países centroamericanos.
- La reunión bilateral de los Presidentes de los EEUU y del Brasil,
realizada en Washington el 20 de junio: la reunión de trabajo
contó con la presencia de un número significativo de Ministros
-diez en el caso del Brasil-, abarcó una amplia agenda de cooperación
y no se habría entrado en detalles sobre la cuestión del
ALCA -incluso Bob Zoellick no estaba en esa fecha en Washington-. Pero
en relación a las negociaciones comerciales hemisféricas,
lo más significativo fue el siguiente párrafo del comunicado
conjunto: "cooperaremos, incluso mediante contactos directos entre
nuestras comunidades empresarias, para el fortalecimiento de las relaciones
económicas, comerciales y de inversiones entre Brasil y los EEUU
y - reconociendo nuestra responsabilidad como co-presidentes - para
la conclusión exitosa de las negociaciones para un Área
de Libre Comercio de las Américas en enero de 2005". Concretamente
tal párrafo contradice las versiones que habían circulado
antes del encuentro Bush-Lula, sobre una actitud dilatoria del Brasil
con respecto a la fecha de la conclusión de las negociaciones
del ALCA.
Tres conclusiones pueden extraerse de lo mencionado en esta nota. La
primera es que será difícil, si no imposible, concluir en
los plazos previstos con las negociaciones en la OMC, si es que los países
de la Unión Europea no logran un acuerdo sobre una propuesta de
reforma a su política de subsidios a la producción agrícola
que sea suficientemente atractiva para los EEUU y el Mercosur. La segunda
es que las negociaciones del ALCA y las del "4+1", serán
parte de un mismo proceso en el que deberá definirse con más
claridad cuáles cuestiones se negociarán en el carril "4+1"
y cuáles en el marco más amplio del ALCA. En tal perspectiva
el formato del ALCA tenderá a ser el del marco común habilitante
de múltiples acuerdos parciales, algo en la línea de lo
que es, desde ese punto de vista, la ALADI. Y la tercera es que si no
se logra avanzar en la cuestión agrícola en el carril de
la OMC, otras cuestiones que también requieren respuestas globales,
quedarán pendientes de lo que luego pueda avanzarse en tal carril.
Finalmente cabe mencionar que los resultados de la Cumbre del Mercosur,
realizada en Asunción el 18 de junio, recién podrán
ser apreciados en la medida que se desarrollen las ideas que allí
fueron instaladas y que requerirán ahora de negociaciones que permitan
traducirlas en compromisos concretos. Tales, por ejemplo, como la iniciativa
del Brasil denominada "objetivo 2006" y la de la Argentina sobre
la creación de una moneda común que coexista con las monedas
nacionales actuales. Los textos respectivos no se encuentran aún
al alcance público en las respectivas páginas Web. En la
próxima nota será abordado el análisis de los desarrollos
del Mercosur y de sus perspectivas, así como el de los resultados
de la reunión del Comité de Negociaciones Birregionales
entre la Unión Europea y el Mercosur, a realizarse en Asunción
entre el 23 y el 27 de junio.
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