Con este libro, Celso Lafer y Félix Peña ofrecen una contribución
extremadamente lúcida y bien fundamentada para la comprensión
de la situación de la Argentina y el Brasil en el actual sistema
internacional. Ambos son jóvenes cientistas políticos con
excelente formación académica y un ya significativo acervo
de obras, que en estos estudios confirman y superan el alto nivel de calidad
de sus trabajos anteriores.
Apoyados en dos estudios previos en los que analizaban, a partir de presupuestos
básicos semejantes, la política exterior de la Argentina
y el Brasil, Peña y Lafer elaboran en conjunto un estudio de las
condiciones internacionales en que se encuentran los dos países
dentro del contexto latinoamericano. Este estudio central con el cual
se inicia el presente libro expone el actual cuadro internacional, sus
características y las posibilidades que en él existen o
persisten para que los países subdesarrollados y dependientes logren
asegurarse condiciones autosustentables de continuado desarrollo y un
margen apropiado de autonomía internacional. Los estudios de casos
de la Argentina y del Brasil realizados, respectivamente, por Peña
y Lafer, ayudan en forma suscinta y objetiva a comprender las oscilaciones
de la política exterior de estos países entre su inclinación
hacia la dependencia y sus intentos de autonomía, estableciendo
las opciones que actualmente se les abren, sus requisitos, sus factores
determinantes y sus márgenes de posibilidad.
Las dos características centrales del presente sistema internacional,
observan Peña y Lafer, son la relativización de su bipolarismo
por el equilibrio nuclear y la importancia creciente de la bi-segmentación,
que enfrenta a las naciones subdesarrolladas del sur con las superdesarrolladas
del norte, en tránsito de la saciedad industrial a la postindustrial.
El bipolarismo persiste, en términos militares y estratégicos,
pero la impasse del equilibrio nuclear conduce a una amplia neutralización
ideológica del mundo, en donde la confrontación industrial-tecnológica
pasa a tomar el lugar de la antigua guerra fría. Lo que importa
es el acceso a los mercados y su dominio, así como la innovación
tecnológica y el control de la transferencia de tecnología.
Los Estados Unidos, en este cuadro, viven al mismo tiempo un período
de apogeo industrial-tecnológico y de profunda crisis político-cultural.
Está en crisis, internamente, el propio pluralismo sobre el cual
se fundó tradicionalmente la sociedad norteamericana, al revelarse
poco capaz de incorporar los nuevos sectores de la sociedad que exigen
condiciones más ecuánimes de participación. Y está
en crisis, externamente, el propio Imperio Norteamericano -ese imperio
sin fronteras y sin deliberado imperialismo- que expresa y realimenta
el éxito industrial-tecnológico de la sociedad norteamericana.
Las dos crisis son interdependientes: o reafirmación del pluralismo,
con mayor y efectiva igualdad interna y la construcción, externa,
de un commonwealth de naciones, estratificación de poder, interna
y externamente, con una sociedad de élites y masas tecnológicas,
en un sistema internacional de dominadores y dominados.
Frente a la debilidad que aún caracteriza a su conciencia política,
esta situación representa para América Latina un terrible
desafío, pero al mismo tiempo le proporciona una línea de
salida. La neutralización ideológica del mundo y el actual
compromiso que asumen los Estados Unidos ante su propia crisis abren,
por cierto plazo, un espacio de maniobra política industrial-tecnológica
que puede ser aprovechado por América Latina para lograr una rápida
promoción de su desarrollo. Pero es indispensable para ello que
se incremente el poder de negociación internacional de los países
de la región a través de una integración latinoamericana
sufi-cientemente operativa. Esta, a su vez, presenta como una de sus principales
condiciones previas una alianza para el desarrollo entre la Argentina
y el Brasil.
Frente a este análisis del cuadro internacional, de sus riesgos
y posibilidades, adquiere particular significación el estudio de
la política exterior de la Argentina y el Brasil. En efecto, resulta
claro que, dada la relevancia de los dos países en el cuadro latinoamericano
y particularmente en el subsistema sur de la región, sólo
si ambos optan por una política externa independiente y actúan
coordinadamente en pro del desarrollo integrado de América Latina,
podrá ésta realizar sus virtualidad es en el sistema internacional.
¿Puede esperarse una política externa independiente y lúcidamente
latinoamericana de parte de la Argentina y el Brasil?
Los dos estudios de caso que conforman este libro constituyen un aporte,
importante para la discusión de este tema crucial. Elaborados en
forma independiente, convergen singularmente en los métodos de
análisis y en las conclusiones a las que arriban. De estas conclusiones
se advierte, en última instancia, que ambos países presentan
en su pasado tanto una marcada propensión a la dependencia como
significativos intentos de autonomía. La Argentina, desde la época
de Roca a la crisis de 7930, vive una próspera y consentida dependencia.
La crisis del 30 perturba irremediablemente ese estado de cosas y conducirá,
con Perón, a una primera experiencia de independencia internacional.
El Brasil, con una tradición de independencia en el Imperio, sigue
con Río Branco una política de alianza táctica con
los Estados Unidos que se convertirá en dependencia tradicional
hasta la Segunda Guerra Mundial y en dependencia ideológica con
la guerra fría. Quadros y Santiago Dantas lanzan, con éxito,
una nueva político externa independiente. Pero la crisis del populismo,
tanto en la Argentina como en el Brasil, traerá en la onda de la
restauración conservadora un retorno ideológico a la dependencia.
Pero, entretanto, las estructuras socio-económicas de ambos países,
cuyo proceso de industrialización les impone, por encima de las
opciones y mitos ideológicos, demandas de autonomía solamente
alcanzables a través de una política exterior correspondiente,
se han modificado. Y surgen así, en la actualidad, nuevas condiciones
para una política externa independiente, guiada no por preferencias
dictadas por valores o estilos determinados, sino por exigencias internas
de orden pragmático. La misma neutralización ideológica
que prevaleció en las relaciones internacionales condujo, a nivel
de cada país, a una diferenciación entre las ideologías
internas y las demandas pragmáticas de las relaciones internacionales.
Séame permitido apuntar que esta nueva oportunidad para una política
externa independiente del Brasil y de la Argentina -y hay indicios de
que cautelosamente' algo· se está haciendo en esa dirección-,
además de ser un requisito sine qua non para el desarrollo de ambos
países y de la América Latina en general, es, por otro lado,
algo que sólo podrá alcanzar se a partir de una aproximación
verdaderamente pragmática y operacional. Es que en ambos países
-y sobre todo en Brasil- no será probablemente posible, en los
próximos años, lograr un elevado grado de coherencia interna
entre sus círculos dirigentes, sus ideologías de autolegitimación
y sus intereses o largo plazo. Cualquier intento de basar una política
externa independiente y lúcidamente latinoamericano en un sistema
político-ideológico coherente pondrá en jaque los
centros internos de poder y sus mitos legitimadores, forzándolos
a sacrificar los intereses de· largo plazo de sus respectivos países
en beneficio de sus inmediatos intereses de clase y de control del poder.
Por el contrario, una aproximación pragmático-operativa,
externamente coherente pero internamente auto-compartimentada y poco interesada
en compatibilizar entre sí todas sus premisas, tornada posible,
en lo Argentina y en el Brasil, una política exterior independiente,
orientada hacia el desarrollo y la integración del sistema latinoamericano,
aun cuando esos países continúen todavía por varios
años internamente dirigidos por tecnocracias de sentido conservador.
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