EL SISTEMA GATT-OMC EN UN MUNDO DISTINTO
AL QUE LE DIO ORIGEN
¿Puede esperarse un impulso renovador de la Conferencia Ministerial
de Ginebra? |
por Félix Peña
Agosto 2011
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La necesidad de profundizar un debate sobre el futuro
de la OMC no podría estar ausente de la Conferencia Ministerial
de Ginebra en diciembre próximo. Es una ocasión sin igual
para dar un impulso renovador a un sistema que tiende a mostrar algunos
signos de obsolescencia, tanto en sus agendas como en sus métodos
de trabajos. Hay, sin embargo, cierto escepticismo sobre sus posibles
resultados.
De una forma u otra, la Ronda Doha estará presente
en esta Ministerial. Sea por la posibilidad -que ahora se percibe como
remota- de avanzar algunos resultados favorables para los países
menos desarrollados. O de enviar señales creíbles sobre
su futuro. O por la necesidad de abordar de frente el espectro de una
OMC con fuertes riesgos de perder eficacia, relevancia y, finalmente,
legitimidad.
Al menos tres preguntas parecen relevantes para el necesario debate
sobre el futuro de la OMC. Ellas son: ¿cómo sería
posible evitar el colapso definitivo de la Rueda Doha, aunque sea concluyéndola
en una versión menos ambiciosa que la prevista originalmente? Si
ello no fuera factible ¿cómo podría preservarse a
la OMC del eventual impacto negativo que tal colapso tendría sobre
su eficacia, credibilidad y relevancia? Y aún en caso de que la
Rueda Doha fuera rescatable ¿cómo se podría concentrar
energía política e imaginación técnica en
el diseño de una nueva etapa de la OMC, que permita capitalizar
las experiencias acumuladas, fortalecer sus funciones esenciales, e innovar
en su agenda de cuestiones prioritarias, sus métodos de trabajo
y sus modalidades negociadoras?
Tanto la próxima Cumbre del G20 en Cannes como la Ministerial
de la OMC en Ginebra, abren una oportunidad para que regiones organizadas
asuman un protagonismo activo en la redefinición de la arquitectura
del sistema comercial internacional. En ambas oportunidades, Argentina
y Brasil podrían incidir con propuestas en el rescate de la Rueda
Doha y en el diseño de la nueva etapa de la OMC. Lo razonable es
esperar que coordinen sus posiciones y que, en lo posible, también
reflejen los puntos de vista del Mercosur y de la región sudamericana.
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Las notorias dificultades para concluir las negociaciones de la Rueda
Doha están abriendo un saludable debate sobre el futuro de la Organización
Mundial del Comercio (OMC) y sus funciones en el comercio internacional.
Es un debate que no podría estar ausente de la Octava Conferencia
Ministerial a realizarse en Ginebra entre los días 15 y 17 de diciembre
próximo. Es el órgano principal de la OMC. Está previsto
que se reúna cada dos años.
Por un tiempo, se entendió que el interrogante principal relacionado
con el futuro de la OMC se refería a cómo concluir, teniendo
en cuenta los diferentes intereses en juego, una Rueda Doha "ambiciosa
y equilibrada" y con un claro impacto en el desarrollo económico,
en especial de los países en vías de desarrollo y menos
avanzados. Si bien sigue siendo ese un interrogante válido, es
difícil que encuentre respuesta satisfactoria en el actual contexto
económico -y político- mundial. Sobre todo teniendo en cuenta
la exigencia del denominado "single undertaking". Pocos esperan
ahora que la Rueda Doha culmine antes de que se inicie el próximo
período presidencial en los EEUU. Incluso el que se pueda cerrar
un acuerdo mínimo en la Ministerial de diciembre, es hoy considerado
como poco probable, aún por aquellos más optimistas.
Ahora el debate sobre el futuro de la OMC podría estar centrado
en muchas preguntas. Pero hay una que sobresale: ¿cómo adaptar
el sistema comercial global multilateral, institucionalizado en el GATT
primero y ahora en la OMC, a las realidades de un mundo profundamente
diferente al que les diera origen, cuyas características se observan
en múltiples hechos recientes, que impactan en las relaciones comerciales
internacionales, e incluso penetran hondo en la vida cotidiana de los
países miembros?
En ocasión de la próxima Conferencia Ministerial, mucha
atención estará concentrada entonces en observar si de las
deliberaciones surge un claro impulso renovador de un sistema que tiende
a mostrar algunos signos de obsolescencia, tanto en sus agendas como en
sus métodos de trabajos. Tal impulso podría traducirse en
un Plan de Acción, con señales claras de los pasos a estudiar
y eventualmente a encarar a fin de adaptar la OMC al nuevo contexto internacional.
Se observa, sin embargo, un cierto escepticismo sobre los resultados que
puedan lograrse en diciembre. Incluso se suele plantear el interrogante
sobre si se justifica en esta oportunidad el gasto de los fondos públicos
que tal tipo de encuentros internacionales requieren.
Los resultados de este tipo de reuniones ministeriales dependen de la
calidad del proceso preparatorio y del liderazgo político que se
ejerza por los países o grupos de países miembros en mejores
condiciones y con mayor legitimidad. Asimismo, puede depender de la calidad
del liderazgo que ejerza -o no- el país sede, si es que la reunión
se realizara -en el caso concreto de la OMC- fuera de la sede en Ginebra.
Y también depende de la eficacia del liderazgo técnico del
Director General.
El 27 de julio, antes del receso de agosto, el Presidente del Consejo
General de la OMC, Embajador Yonov Frederick Agah, se refirió a
los preparativos de la Conferencia Ministerial. Puso énfasis en
que en los trabajos preparatorios, a realizarse entre principios de septiembre
y el momento del inicio de la Conferencia, debería tenerse en cuenta
que "la OMC no se reduce a la Ronda de Doha: la OMC es más
que la Ronda" (ver el texto completo de su intervención en:
http://www.wto.org/).
Sin embargo, de una forma u otra, la Ronda Doha estará presente
en la Ministerial de diciembre. Sea por la posibilidad -que ahora se percibe
como remota- de avanzar algunos resultados favorables para los países
menos desarrollados. Sea por la posibilidad, que también aparece
como incierta, de enviar señales claras y creíbles sobre
su futuro. O sea por la necesidad de abordar de frente el espectro de
una OMC con fuertes riesgos de perder eficacia, relevancia y, finalmente,
legitimidad.
A medida que se aproxima la fecha de la Ministerial de Ginebra, cabe
tener presente tres preguntas concretas que parecen relevantes para el
necesario debate. No son, por cierto, las únicas posibles y cada
una puede ser objeto de múltiples desdoblamientos. Pero son las
que en cierta forma estuvieron presentes el 7 de julio pasado en la reunión
de un grupo de trabajo del Evian Group en Lausanne (ver al respecto http://www.imd.org/)
y las que se observan en las intervenciones de reconocidos expertos en
el TradeForum de CUTS International - Consumer Unity & Trust Society
(http://groups.google.com/).
Ellas son: ¿cómo sería posible evitar el colapso
definitivo de la Rueda Doha, aunque sea concluyéndola en una versión
menos ambiciosa que la prevista originalmente? Si ello no fuera factible
¿cómo podría preservarse a la OMC del eventual impacto
negativo que tal colapso tendría sobre su eficacia, credibilidad
y relevancia? Y aún en el caso que la Rueda Doha fuera rescatable
¿cómo se podría concentrar energía política
e imaginación técnica en el diseño de una nueva etapa
de la OMC, que permita capitalizar las experiencias acumuladas en estos
últimos diez años, fortalecerla en sus funciones esenciales,
e innovar en su agenda de cuestiones prioritarias, en sus métodos
de trabajo y en sus modalidades negociadoras? (ver al respecto mi columna
en el diario "El Cronista", Buenos Aires, 4 de agosto 2011,
"Aportes para un necesario debate sobre el futuro de la OMC",
en http://www.cronista.com/).
Al procurar respuestas a esas preguntas conviene tomar en cuenta tres
datos sobre la OMC.
El primer dato significativo es que en la actualidad la organización
se inserta en una realidad mundial distinta a la que le diera origen en
1994 y, en particular, a la que diera origen al GATT en 1947, del cual
provienen las principales reglas sustantivas del sistema comercial multilateral
global. Algunos hechos ilustran sobre la emergencia de un nuevo contexto.
Todo indica que sus efectos se acentuarán en los próximos
años. Sin perjuicio de otros que también son relevantes,
pueden mencionarse los siguientes: marcados desplazamientos del valor
relativo de los principales países miembros -especialmente por
la percepción prevaleciente en los mercados sobre su respectiva
incidencia actual y potencial en el comercio mundial de bienes y de servicios,
y en los flujos de inversión y de tecnologías-; protagonismo
asertivo de economías emergentes y re-emergentes -tal los casos
de China e India-; creciente relevancia de las múltiples modalidades
de redes internacionales de producción -que se refleja en el concepto
"hecho en el mundo" instalado con acierto por el Director General
de la OMC- (ver al respecto http://www.wto.org/)-;
y proliferación de acuerdos comerciales preferenciales -unos 300
según el Informe sobre el Comercio Mundial 2011, recientemente
publicado en Ginebra (ver http://www.wto.org/).
El segundo dato a destacar se relaciona con la vigencia y relevancia
de algunas de sus funciones esenciales, y que conviene fortalecer. Son
las de crear reglas que permitan lograr un grado razonable de disciplinas
colectivas en las políticas comerciales de los países miembros;
un ámbito para encausar distintas modalidades de negociaciones
comerciales internacionales -globales, plurilaterales, sectoriales, preferenciales-,
y un mecanismo eficiente de solución de controversias originadas
en la aplicación de sus reglas.
Y, finalmente, el tercer dato relevante es que, desde su creación,
el sistema GATT-OMC ha acumulado experiencias, incluso con la Rueda Doha,
que son útiles -en lo positivo y en lo negativo- para apreciar
la eficacia potencial de diferentes mecanismos e instrumentos orientados
al crecimiento del comercio mundial y a acentuar su impacto en el desarrollo
económico sustentable de sus países miembros, especialmente
aquellos en vías de desarrollo y menos avanzados.
Más que de un debate limitado a los medios diplomáticos
de Ginebra y de las respectivas capitales, e incluso al plano académico,
las respuestas a las preguntas antes formuladas -así como de otras
que vayan surgiendo del propio debate y del proceso preparatorio de la
Ministerial de diciembre próximo- deberían ser la resultante
también de la participación, en cada uno de los países
miembros de la OMC, de los múltiples protagonistas con intereses
creados en las relaciones comerciales internacionales, sean ellos gubernamentales
o no gubernamentales.
Podría ser un debate en el que las modernas tecnologías
de la información permitieran, si así se procurara, una
participación amplia de todos los interesados. Ello se lograría
en la medida en que ella sea valorada y facilitada al menos por los principales
países miembros de la OMC. Incluso se abriría, en tal caso,
el camino para avanzar hacia una OMC 2.0. Se puede aprovechar al respecto
el potencial que brinda la nueva e inteligente versión de la página
Web de la organización.
Una forma de abordar con nitidez el futuro del sistema comercial multilateral
global, institucionalizado en la OMC, sería reconocer la necesidad
de introducir nuevas cuestiones en su agenda de trabajo, renovar los métodos
de negociación y asimilar los cambios profundos que se han operado
en los últimos tiempos en el mapa de las relaciones comerciales
internacionales y de la competencia económica global. Un ejemplo
de las cuestiones que están adquiriendo una relevancia especial
en la agenda de las relaciones comerciales internacionales como consecuencia
del nuevo contexto mundial, es el de la relación entre las paridades
cambiarias y los instrumentos del comercio internacional, en especial
los que resultan de los compromisos asumidos en las negociaciones comerciales
en el ámbito de la OMC y de otros acuerdos preferenciales (ver
respecto el reciente informe del IPEA, referido en la Sección de
Lecturas Recomendadas de este Newsletter, que incluye los resultados de
una investigación realizada por un equipo que cuenta, entre otros
economistas destacados, con la participación de Vera Thorstensen,
prestigiosa especialista en asuntos del comercio internacional y de la
OMC).
No sería realista esperar que la Ministerial de Ginebra aporte
respuestas eficaces a todos los interrogantes que se pueden plantear sobre
el futuro de la OMC. Pero sí tendría sentido que, como mínimo,
los Ministros acuerden encomendar a un grupo de personas eminentes la
preparación de un informe conteniendo posibles respuestas a las
principales preguntas que ellos mismos formulen sobre una OMC posible
y eficaz. En tal caso, cabría prever una reunión ministerial
especial el próximo año para procurar alcanzar acuerdos
que den comienzo al proceso de metamorfosis de la actual OMC. Esta sugerencia
es una variante de la formulada este 12 de agosto por Jean-Pierre Lehmann,
en el debate sobre el tema de la OMC y su futuro, que se está desarrollando
en el antes mencionado TradeForum de CUTS International.
Algunos hechos pueden eventualmente contribuir a una Ministerial exitosa
en Ginebra. Uno es que semanas antes se reunirá en Cannes la Cumbre
del G20, esta vez presidida por Francia. Es una oportunidad para que se
den orientaciones políticas concretas a los Ministros que concurrirán
a la Ministerial de Ginebra. Otro hecho es que algunas de las regiones
representadas de una forma u otra en el G20, están desarrollando
sus propios análisis de las medidas que hay que abordar en distintos
frentes de acción, incluyendo el global multilateral, teniendo
en cuenta la profundización de la crisis económica y financiera
mundial, y sus notorios efectos en el plano político y social de
muchos países. Es el caso, por cierto, de la Unión Europea,
que está en el epicentro de la actual crisis. Pero también
lo es el de la región del sudeste asiático (ver al respecto
el comunicado final de la 43ª. Reunión de Ministros de Economía
de ASEAN, realizada en Manado, Indonesia, los días 10 y 11 de agosto
2011, en http://www.asean.org/)
y el de Sudamérica. Cabe destacarse como hecho novedoso, que la
UNASUR ha creado su Consejo de Economía y Finanzas. Tuvo su primer
reunión a nivel ministerial en Buenos Aires este 12 de agosto (no
se ha podido encontrar el texto completo del comunicado final en ninguna
página Web, pero además de las declaraciones de los Ministros
participantes reflejadas en la prensa, puede consultarse una versión
más detallada de lo acordado en http://www.telam.com.ar/).
Tanto en relación a la Cumbre del G20 como a la Ministerial de
la OMC en Ginebra, se ha abierto una oportunidad para que las regiones
organizadas asuman protagonismo en la definición de una nueva arquitectura
del sistema comercial internacional. En ambas oportunidades, Argentina
y Brasil podrían incidir con sus propuestas en el eventual rescate
de la Rueda Doha y en el diseño de una nueva etapa de la OMC. Lo
razonable es esperar que coordinen antes sus posiciones y que, en lo posible,
puedan también reflejar los puntos de vista del Mercosur y de la
región sudamericana. El nuevo Consejo creado en el ámbito
de la UNASUR brinda al respecto un ámbito apropiado.
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Lecturas recomendadas:
- Acharya, Amitav, "Whose Ideas Matter? Agency and Power in Asian
Regionalism", Cornell University Press, Ithaca and London 2011.
- ADB, "Institutions for Regional Integration. Toward an Asian
Economic Community", Asian Development Bank (ADB), Manila 2010,
en http://www.adb.org/.
- APEC, "Investing Across Borders - APEC. A benchmarking report
on foreign direct investment regulation in the APEC member economies
and other economies", APEC Investments Expert's Group - APEC Committee
on Trade and Investment - APEC Secretariat, Singapore May 2011, en http://publications.apec.org/.
- ASEAN, "Master Plan on ASEAN Connectivity", Association
of South East Nations (ASEAN), Hanoi, October 2010, en http://www.asean.org/.
- Bartesaghi, Ignacio, "El Mercado Común del Sur: 1991-2010.
Los resultados alcanzados en las reuniones del Consejo del Mercado Común
desde la perspectiva del sector industrial", Cámara de Industrias
del Uruguay, Montevideo 2011.
- Chase, Kerry A., "Trading Blocs. States, Firms, and Regions in
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Economy, The University of Michigan Press, Ann Arbor 2008.
- Chinnery, John, "Treasures of China. The Glories of the Kingdom
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- CRIES, "Los desafíos del multilateralismo en América
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de Ciencias Sociales de América Latina y el Caribe, Edición
especial CRIES-Universidad de Salamanca-Universidad Iberoamericana,
N° 33, Buenos Aires, Enero-Junio 2011 - Año 16.
- Deere Birkbeck, Carolyn (ed.), "Making Global Trade Governance
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Cambridge University Press, Cambridge 2011.
- Deere Birkbeck, Carolyn; Harbourd, Meg, "Developing Country Coalitions
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2011, en http://www.globaleconomicgovernance.org/.
- Durán Barba, Jaime; Nieto, Santiago, "Mujer, sexualidad,
internet y política. Los nuevos electores latinoamericanos",
Fondo de Cultura Económica, México 2006.
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Penguin Books, New York-London 1995.
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The Belknap Press of Harvard University Press, Cambridge-London 2006.
- Ford, Christopher A., "The Mind of Empire. China's History and
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2011, en http://idbdocs.iadb.org/.
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- Spence, Jonathan D., "The Search for Modern China", W.W.Norton
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- Warleigh-Lack, Alex; Robinson, Nick; Rosamond, Ben (eds.), "New
Regionalism and the European Union. Dialogues, comparisons and new research
directions", Routledge/ECPR Studies in European Political Science,
London and New York 2011.
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Félix Peña es Director
del Instituto de Comercio Internacional de la Fundación ICBC; Director
de la Maestría en Relaciones Comerciales Internacionales de la
Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF); Miembro del Comité
Ejecutivo del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI).
Miembro del Brains Trust del Evian Group. Ampliar
trayectoria.
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