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  Félix Peña

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INCERTIDUMBRES EN LAS NEGOCIACIONES COMERCIALES:
Efectos sobre los frentes negociadores de la Argentina y del Mercosur.

por Félix Peña
Octubre 2006


La combinación entre un planteamiento estratégico conteniendo una visión de largo plazo y, a la vez, una capacidad de adaptación a cambios continuos en el mapa de la competencia económica global, es hoy un desafío para la política comercial externa de cualquier país.

Ello es más necesario en el caso de un país como la Argentina, por su característica de ser a la vez un global trader -esto es, con una fuerte diversificación geográfica de su comercio exterior- y un protagonista con relativamente baja relevancia en la competencia económica global. Como se sabe, la participación del país en el intercambio global de bienes y de servicios es del orden de 0.40%. Junto con el Mercosur tal participación sigue siendo inferior al 2% del total.

Lo importante es, además, que la estrategia de largo plazo sea explicitada y difundida a fin de contribuir al propio planteamiento estratégico de las empresas que operan en un país. Es una información que forma parte integral de su gestión de inteligencia competitiva, como lo es también el mejor conocimiento de las estrategias comerciales de otros países con los cuales se compite en los mercados globales.

Un ejemplo al respecto, es la reciente publicación que ha hecho el nuevo gobierno de Chile - país que comparte con la Argentina las características antes mencionadas - de su estrategia comercial externa. Ella puede ser consultada en la página Web de su Cancillería (ver al respecto la presentación del Canciller Alejandro Foxley ante el Congreso Nacional, el 4 de abril 2006, titulada: "Visión estratégica de la inserción de Chile en el mundo", en www.direcon.cl).

Otro ejemplo lo constituye la publicación, el 4 de octubre de 2006, de la nueva estrategia comercial global de la Unión Europea. En ella se pone énfasis en los acuerdos comerciales preferenciales, los que son visualizados como no necesariamente contradictorios con el objetivo de fortalecer la Organización Mundial del Comercio y de concluir, tan pronto como posible, la actual Rueda Doha. El documento respectivo, titulado "Global Europe. Competing in the World. A Contribution to the EU's Growth and Jobs Strategy", puede ser consultado, junto con la presentación que efectuara Peter Mandelson, el Comisario de Comercio Internacional de la Comisión Europea, en la página Web de la Unión Europea (http://europa.eu/).

Tal documento de estrategia comercial europea, ha sido acompañado más recientemente por otro específico sobre las relaciones entre la Unión Europea y China (ver al respecto el documento de trabajo de la Comisión Europea titulado "Closer Partners, Growing Responsabilities. A Policy Paper on EU-China Trade: Competition and Partnership", COM (2006) 632 Final, del 24 de octubre de 2006, en http://europa.eu/; ver también Bridges Weekly Trade News Digest, vol. 10, nº 35, del 25 de octubre de 2006, en www.ictsd.org). El mensaje es claro: queremos competir, pero la competencia debe ser limpia. Estos es, China debe eliminar numerosas restricciones que afectan las exportaciones y las inversiones de origen europeo. Un corto anexo al mencionado documento, que puede ser interesante para los exportadores argentinos a China, es el titulado "What are the main problems facing EU exporters to China in the area of non-tariff barriers".

La definición de prioridades económicas internas y el correcto diagnóstico de las opciones que el contexto externo le ofrece a un país -o a un bloque económico, como es la Unión Europea y como aspira a ser el Mercosur-, son ingredientes fundamentales de un planteamiento estratégico de inserción internacional que sea realista y viable.

Pero en un mundo de "arenas movedizas", como el actual, en el que operan fuerzas profundas de cambio y en el que predominan incertidumbres e imprevistos, tal planteamiento estratégico requiere de ser continuamente adaptado a nuevas circunstancias.

Ello es así al menos por el juego combinado de dos factores. Por un lado, la complejidad de una competencia económica global con un número creciente de protagonistas relevantes -tanto países como redes transnacionales de producción y comercio-. Por el otro, la mayor velocidad en el desplazamiento de ventajas competitivas, que resulta ya no sólo de cambios tecnológicos, pero también de la proliferación de lo que se pueden denominar "clubes privados" del comercio internacional. Estos últimos, son una resultante de los múltiples y variados acuerdos comerciales preferenciales, que se están celebrando especialmente por los principales protagonistas del comercio mundial. De una forma u otra, son discriminatorios. Es decir, que privilegian a los socios frente a los terceros. Y es por ello que pueden producir efectos de desplazamiento de ventajas competitivas, a favor de las empresas que operan desde los países que son socios del respectivo acuerdo.

En tal contexto global, la paralización que ha afectado en los últimos dos meses a la Rueda Doha en el ámbito de la OMC, está dando lugar a un intenso debate sobre la suerte futura de las negociaciones comerciales multilaterales. La prensa internacional refleja tales debates.

Son muchos los interrogantes que se plantean sobre cómo y cuándo se restablecerán las condiciones para un eventual relanzamiento de la Rueda Doha. También se plantean interrogantes sobre los efectos que tendría en la propia OMC, el hecho que ello no pudiera lograrse para los primeros meses del año próximo - teniendo en cuenta el vencimiento del plazo para concretar negociaciones comerciales internacionales, otorgado al Presidente de los Estados Unidos por el Trade Promotion Authority -. Son interrogantes que en parte sólo podrían ser, al menos parcialmente, respondidos a la luz de los resultados de las elecciones americanas del mes de noviembre.

En tal sentido, resulta interesante consultar el online chat con Pascal Lamy, el Director General de la OMC, que tuviera lugar el pasado 18 de octubre. Durante más de una hora, empresarios, periodistas, ONG's y especialistas, dialogaron con Lamy formulando unas 150 preguntas. Se pusieron allí en evidencia las principales preocupaciones vinculadas con el relanzamiento de la Rueda Doha y sus posibilidades reales, así como sobre los efectos que un escenario de estancamiento prolongado tendría en el propio funcionamiento del sistema comercial global. Tales efectos podrían resultar, especialmente, por la proliferación de acuerdos comerciales preferenciales. Pero también se podrían producir por el impacto que eventualmente tendría en el desarrollo económico de los países más pobres y en el funcionamiento eficaz del mecanismo de solución de controversias. Puede consultarse el diálogo completo en el documento "Transcript of Internet Chat with WTO Director General, Pascal Lamy, 18 October 2006", en www.wto.org. Al respecto ver asimismo la presentación de Pascal Lamy en el Foro Público sobre "Qué OMC para el Siglo XXI", así como la de Ted Turner en la misma ocasión, también en www.wto.org. En tal oportunidad, Lamy reiteró lo planteado a los países miembros en la reunión del Consejo General de la OMC, el 10 de octubre, en el sentido que si se procura concluir a tiempo con la Rueda Doha, un compromiso entre los principales protagonistas debería ser alcanzado para la próxima primavera europea (ver su texto en www.wto.org y un comentario en Bridges Weekly Trade News Digest, vol. 10 nº 33, 11 de octubre de 2006, en www.ictsd.org).

La suerte incierta de la Rueda Doha tiene efectos múltiples sobre los frentes negociadores externos de la Argentina. El más inmediato, es el que se observa en relación al futuro de las negociaciones de un acuerdo de asociación estratégica entre la Unión Europea y el Mercosur. Al igual de lo que ocurre en el ámbito de las negociaciones de la OMC, en este plano bi-regional el planteamiento oficial de ambos lados es el de continuar procurando un acuerdo ambicioso y equilibrado en el menor plazo posible. Sobre si ello es posible o no, quedará más clarificado tras la reunión que los negociadores tendrán el 6 y 7 de noviembre en Río de Janeiro. A su vez, los empresarios de las dos regiones tendrán oportunidad de evaluar el futuro de las negociaciones, en la VI Reunión Plenaria del Foro Empresarial Mercosur-Unión Europea (MEBF) que se realizará en Buenos Aires, también el próximo 6 de noviembre. Sólo entonces y a la luz de sus resultados, será posible efectuar algún pronóstico sobre si finalmente un acuerdo de asociación bi-regional, conteniendo los tres pilares proyectados - el político, el de cooperación y el comercial -, sería factible incluso si no fueran relanzadas pronto las negociaciones en la OMC. Como se sabe, en la perspectiva de nuestro país y de sus socios en el Mercosur, los nudos principales de estas negociaciones bi-regionales continúan siendo el agrícola y el equilibrio de concesiones que tomen en cuenta las disparidades de desarrollo relativo entre ambas regiones.

El frente negociador del Mercosur con los Estados Unidos continúa paralizado en su componente de libre comercio y en el formato de la propuesta del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), lanzado originalmente en la Cumbre de Miami en 1994 y reformulado también en Miami, en la reunión ministerial del 2003. Nada indica por el momento que se puedan relanzar las negociaciones con tal formato. También ha quedado paralizado el formato de consultas sobre comercio e inversiones, conocido como "4+1" y acordado en 2001. Incluso el hecho que Uruguay formalmente esté negociando un acuerdo de consultas similar al "4+1" - conocido ahora con la sigla en inglés de TIFA -, contribuye a las fuertes dudas que existen sobre que el Mercosur - y especialmente ahora el Mercosur de 5 - pueda volver pronto a una mesa negociadora comercial con los Estados Unidos.

Tras las elecciones presidenciales del Brasil, habrá que observar cuál será la estrategia que la principal economía del Mercosur estará inclinada a impulsar en el plano de estos dos últimos frentes negociadores, tomando en cuenta la importancia de sus relaciones económicas, tanto con los Estados Unidos como con la Unión Europea.

Será ésta, muy probablemente, una de las cuestiones más relevantes que tendrán que examinar individualmente y entre sí los socios del Mercosur, en vísperas de su próxima Cumbre a realizarse precisamente en el Brasil.

Las definiciones que finalmente se adopten al respecto tendrán, sin dudas, efectos sobre el futuro planteamiento estratégico argentino en materia de negociaciones comerciales internacionales.


Félix Peña es Director del Instituto de Comercio Internacional de la Fundación ICBC; Director de la Maestría en Relaciones Comerciales Internacionales de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF); Miembro del Comité Ejecutivo del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI). Miembro del Brains Trust del Evian Group. Ampliar trayectoria.

http://www.felixpena.com.ar | info@felixpena.com.ar


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